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Hugo Alberto de Pedro

El nuevo disfraz del Kapitalismo argentino

por Hugo Alberto de Pedro http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm


El puntapié inicial del gobierno de Néstor Carlos Kirchner está basado en el Plan de Gobierno presentado a la sociedad y en el cual al decir del actual presidente de la Nación fue el resultado del trabajo de más de 8.000 profesionales técnicos. En esas propuestas se hace mención una sola vez al "capitalismo" y extrañamente en el apartado que trata sobre el Sector Agropecuario: "Hoy la Argentina se encuentra en condiciones ideales de encarar la tercera etapa del sector, la revolución de la competitividad agroalimentaria y agro industrial, que potencie el nacimiento de un capitalismo con decisión y con protagonistas nacionales". Nos extraña desde la mirada que éste sector el que mayor concentración económica ha logrado en los últimos años a manos de capitales transnacionales, que han destruido a la mayoría de los pequeños y medianos productores, y a los que todavía no han podido hacer desaparecer simplemente los han convertidos en sus empleados. Sometiéndolos a sus precios y condiciones de compra como también de tener que ser proveídos únicamente por ellos.
Deberíamos coincidir que los enunciados de una plataforma electoral nunca han sido respetados una vez que se toma el gobierno y con el también el poder, siempre convertido en hegemónico. Nos llama la atención que durante la campaña electoral el candidato, por entonces, no se haya referido al "capitalismo" que pensaba aplicar y que ahora invoca con tanta insistencia. Las crónicas periodísticas nos remiten a él en dos oportunidades: en julio del 2002 en el estadio de Obras Sanitarias de la Capital Federal "El país que quiere Menem no es el que nosotros queremos construir. Nosotros buscamos un capitalismo con decisión nacional, con mejor distribución de la riqueza, y Menem plantea un modelo con mayor exclusión social" y en marzo del 2003 decía en Tucumán "En la década del ´90 hubo estabilidad pero con exclusión social. Nosotros, en cambio, promovemos un capitalismo que incluya a la gente y que, además, tenga productividad y decisión nacional".
En ambas ocasiones, como en la plataforma electoral nada nos informaba sobre el momento y la forma que los ciudadanos alcanzaríamos el estado del bienestar general, esa piedra angular enunciada desde los mentores y los prácticos del capitalismo.
El capitalismo no busca asegurar la satisfacción de las necesidades sino realizar la mayor ganancias posible, de la misma forma que nunca ajusta la producción a la demanda. Las necesidades satisfechas son las que pueden ser pagadas a los precios impuestos por los empresarios. Es por eso que en el capitalismo se sacrifican las necesidades vitales de la población -alimentación, vestimenta, salud, educación y vivienda- en beneficio de las superfluas que producen un mayor beneficio económico y financiero.
Si estas menciones no alcanzarían para comprender hacia donde va el país podríamos supletoriamente buscar lo que sucedió en la provincia de Santa Cruz durante los doce años de poder ininterrumpidos con reelección y elección indefinida de por medio. Un estado provincial que contó con abultados presupuestos más los fondos cobrados por el juicio de las regalías mal liquidadas por el Estado Nacional y que, sin embargo, no pudieron hacer posible la implementación del mentado capitalismo. El modelo llevado adelante fue el de la concentración económica, los bajos salarios, la política prebendaria, el empleo estado-dependiente, el funcionariato enriquecido, la inexistente inversión productiva privada, la obra pública asignada a dos empresas manejadas por los amigos, etc. Sobre estos temas ya nos hemos referido en anteriores opiniones.
La ola del capitalismo que se quiere imprimir ha sido puesta en escena mediática desde el mismo día de la asunción el 25 de mayo del 2003 "En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente".
En julio del 2003 le garantizaba personalmente al hijo de .... George Bush que en la Argentina habría paz y que se acabaría la inestabilidad al restaurar "un capitalismo normal y sano".
En setiembre del 2003 le pidió a la Unión Industrial Argentina "un capitalismo serio" y reclamaba que los banqueros "apliquen la liquidez disponible en créditos para la producción", y en la Casa Central del Imperio norteamericano insistía con que "se está construyendo un país serio y previsible, con reglas de un capitalismo serio", mientras que el magnate financiero George Soros, muy conocido en estas pampas por sus inversiones especulativas, de dudosa proveniencia y aliente a tráficos de cualquier tipo, sostenía "nunca en ningún otro país se ha visto la evolución que tuvo la Argentina en los últimos meses". Desde ya que no se refería a la pobreza impuesta desde el Gobierno Nacional.
En el mes de octubre del 2003 la apuesta iría creciendo al sostener que su gestión tiene el compromiso, no sabemos aún ante quién, de "promover un capitalismo serio, nacional y competitivo" y frente al presidente de la República Federativa del Brasil, Luís Inácio "Lula" da Silva, aclaraba que "construiría un capitalismo serio y que no esté aislado del mundo con plena sustentabilidad interna".
En éste mes de noviembre ante la Cámara Argentina de la Construcción establecía que "debemos diseñar un nuevo modelo de país, con un capitalismo pujante e inteligente. Ubicamos al consumo en el centro de esa estrategia de expansión". Debemos aclarar que el consumo puede solamente verificarse a través de un mayor ingreso de la población, cuestión ésta que brilla por su ausencia en los primeros seis meses de gestión presidencial.
Ahora bien, si los argentinos hacemos un poco de memoria y fundamentalmente miramos a nuestro alrededor encontramos que el país está quebrado, endeudado, desindustrializado, sin crédito público ni privado y con reservas financieras no imaginadas después de la fuga de capitales realizada bajo, y con el permiso, de los gobiernos de Carlos Saúl Menem hacedor junto a todos los gobernadores provinciales del capitalismo salvaje, del aliancista Fernando de la Rúa quien huyó después de una masacre popular y del peronista Eduardo Alberto Duhalde que ejerció el poder sin que un solo ciudadano lo haya votado para tal función, sino que fueron las manos de la partidocracia las que se alzaron para colocarlo en la presidencia.
La recuperación de la recaudación impositiva de estos meses es por efecto de las retenciones a las exportaciones, soja y petróleo principalmente, y no porque la presión impositiva se haya aplicado a quienes detentan loas mayores rentas, riquezas y patrimonios, como se hace en los países donde el capitalismo de mercado es aplicado también con serias inequidades. La reforma impositiva está ausente en la impronta gubernamental y el presupuesto nacional para el año 2004 es una mera copia del anterior, con tímidas e insignificantes variantes que no señalan ningún cambio de rumbo ni modificación del modelo del capitalismo imperante.
Si tomamos los índices de pobreza e indigencia, el desempleo y subempleo, el empleo marginal, los salarios convencionales de hambre gracias a la inacción de los engordados sindicalistas, las jubilaciones y pensiones que condenan al sufrimiento a nuestros mayores, entre otras barbaridades más que existen; podemos advertir un panorama aterrador bajo el imperio del capitalismo, al que ahora se lo quiere intentar maquillar semánticamente, aunque su rostro de terror está siempre ahí y condena a las grandes mayorías populares.
Al analizar la concentración de la riqueza en pocas manos no podemos más que seguir alzando nuestras voces y protestas en contra de la distribución inequitativa del ingreso y la renta nacional que imponen las practicas del capitalismo.
La fuga de divisas, capitales e inversiones especulativas que fueron autorizadas a salir de nuestras reservas desde el Estado Nacional y de las compensaciones asimétricas que todo un pueblo tuvo y tiene que pagar a la banca privada nacional e internacional de la mano de las directivas del capitalismo local y externo demuestran que productividad, crecimiento y bienestar son algunas de sus mentirosas premisas.
El no haber tomado una posición de enfrentamiento y negación con el proyecto imperial para las Américas, ALCA, hace que estemos esperando que con acuerdos bilaterales nos impongan más capitalismo. Desde la ampliación del MERCOSUR y de una verdadera unión de los países latinoamericanos que se nos viene negando realizar vamos permitiendo que el avasallamiento del capitalismo imperial siga apretando y condicionando a los países del centro y sur de nuestra América Latina.
La entrega de las empresas nacionales, rematadas a vil precio y concesionadas convenientemente, a manos de capitales e intereses privados nacionales e internacionales durante el "menemato" han demostrado la ineficacia del capitalismo, sin embargo, éste gobierno solamente llama a nuevas licitaciones que tienen como beneficiarios a los mismos de siempre y ni siquiera tiene el pudor de intentar administrar a las empresas de servicios públicos que en otros países son eficientemente administrados por el Estado y que cumplen una función social irrenunciable.
La salud y la educación públicas están atravesando la peor y más macabras de las crisis y desamparos históricos, la falta de expectativas para el desarrollo de nuestros hijos es sencillamente un callejón sin salida por culpa de todas y cada una de las políticas del capitalismo que nos ha gobernado y nos gobierna, siendo en las últimas décadas llevado delante de forma impúdica y temeraria.
Por lo expresado es imposible pensar, y menos creer, porque no nos gustan las medidas y las mentiras, que el problema está en no haber hecho y realizado un capitalismo diferente.
Aquellos que se rasgan las vestiduras hablando, promoviendo y proponiendo el capitalismo provienen de esa clase política que les ha permitido ir haciéndose del poder como gobernantes y legisladores, a la que le han dado dedicación exclusiva, se han enriquecido con sus sueldos, dietas, gastos de representación, corrupciones de todo tipo, manejos espurios de los fondos públicos y han obtenido fortunas que a nadie pueden explicar ni justificar. Ellos lo han logrado sin el trabajo personal y la inversión productiva dentro de ese capitalismo que tanto defienden ciegamente y el cual garantiza su bienestar mientras más de la mitad de la población argentina está debajo de la línea de pobreza.
Entonces, żA quiénes pueden convencer o conmover con las siguientes palabrejas que lo adjetivan?
Capitalismo con decisión nacional
Capitalismo con protagonistas nacionales
Capitalismo inclusivo
Capitalismo productivista
Capitalismo normal
Capitalismo sano
Capitalismo nacional
Capitalismo con movilidad social
Capitalismo serio
Capitalismo sustentable internamente
Capitalismo pujante
Capitalismo inteligente
El tema central que hoy debemos discutir es cómo se debe hacer para acabar con el capitalismo. No es un problema de adjetivaciones. Lo único que hacen es postergar el verdadero cambio que se debe realizar, no solo en el país sino en el mundo entero. La humanidad se debate en la pobreza en todas las regiones del orbe bajo la hegemonía política y económica impuestas desde el capitalismo.
Ese cambio que necesariamente, más temprano que tarde, deberá ser progresista, solidario, humanista, socialista y revolucionario, si es que deseamos recobrar nuestra dignidad, soberanía, independencia y autodeterminación para que los que nos continúen puedan ser mujeres y hombres libres el día de mañana. Y no simples esclavos, miserablemente humillados ante el capitalismo que concentra riquezas, empresas, poder, corrupción, narcotráfico, terrorismo, muerte y exclusión social por doquier.
No queremos más capitalismo, ni siquiera el que se viene bajo el eslogan de la presidencia de la Nación, "Argentina, un país en serio", y que está disfrazado simplemente como Kapitalismo.
25 de noviembre del 2003