VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Hugo Alberto de Pedro

Impronta parcializada, temeraria y fascista en Argentina

 

Raras veces quedan impunes la inercia o ambición

de los que forjaron el infortunio de los pueblos

Mariano Moreno

 

por Hugo Alberto de Pedro

 

Según una encuesta de la consultora Graciela Römer & Asociados realizada durante el mes de noviembre del 2003 surge la siguiente opinión sobre los siguientes cuatro temas:

 
51% (15) de la “gente” quiere que el Gobierno se ponga firme con los piqueteros;
42% (81) de la “gente” quiere que exista negociación con los piqueteros;
62% (35) de la “gente” considera que los desocupados son manipulados por activistas; y
33% (56) de la “gente” entiende que es un reclamo legítimo de los desocupados.
 
los valores entre paréntesis representaba la opinión en el año 2001 sobre esos mismos puntos. La “gente” encuestada han sido 300 personas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pertenecientes a la clase media (“la gente”) y se realizó con la intención de conocer “el humor social” frente a los piqueteros y desocupados.
Esta información que ha circulado en estos días por los medios escritos, radiales y televisivos no merece ser descalificada, en tanto y en cuanto uno debe confiar que surgen de un trabajo profesional serio, pero me asiste el derecho de considerarlo tendencioso desde la mirada y el análisis que ha sido efectuado. Son  tiempos y momentos que toda la batería de información pública y privada ha estado batiendo parches para crear el clima propicio en la opinión sobre el “caos reinante”.

Presentado a la sociedad como cierto, determinante y preocupante para los sectores medios de la población de la Capital Federal.
No será mi intención, en esta oportunidad por lo menos, salir en defensa de las organizaciones y movimientos de desocupados ya que la he realizado en varias oportunidades desde una posición solidaria y humanitaria.
Sí creo que forma parte de un momento en el cual los medios de comunicación, con sus comunicadores adentro, están imponiendo el tema desde una impronta parcializada, temeraria y fascista.

Impronta Parcializada

Es parcial porque no se ha realizado un trabajo de investigación periodística lo suficientemente serio para dar a conocer la realidad por la que están atravesando vastos sectores de nuestra sociedad, su hambre, su desesperación y la ansiada espera de que desde los gobiernos se de una pronta respuesta en el sentido de salir de inmediato de esta crisis que no es solamente económica y de trabajo. Es una crisis que golpea con esas detestables garras de la muerte, la desnutrición, el analfabetismo, las enfermedades físicas y psíquicas, la humillación, el futuro incierto de niños, jóvenes y ancianos, etc.
Que unos pocos, y que quede bien en claro mi afirmación de unos pocos, tengan problemas de tránsito en oportunidad que se realizan movilizaciones y cortes de rutas, avenidas y calles no es motivo necesario ni suficiente para establecer una parafernalia tal que lleve al enfrentamiento de pobres con “casi pobres” o “en camino de ser pobres”, o sea una gran parte de la clase media. Y esto es lo que justamente se busca tanto desde el ámbito político como periodístico que no escatiman ningún medio para presentarlo como el gran problema nacional, de esos tipos de problemas que necesitan inmediatas y alocadas soluciones.
Los argentinos conocemos en demasía las diferentes puestas en escena que se nos han presentado a lo largo de nuestra historia, aquella lejana y la reciente también, impulsada desde sectores retrógrados y acomodados de una parte de nuestra sociedad que encuentra siempre en el sálvese quien pueda una forma de vivir y también convivir junto a las aberraciones que se les imponen a millones.
Esta parcialidad encuentra unidas a las opiniones de sectores burgueses que son los primeros que pierden la calma cuando cualquiera de sus derechos son tocados, ahí están encolumnados políticos enriquecidos con la democracia representativa y bipartidista, empresarios multifacéticos y prebendarios de militares, radicales y justicialistas, sindicalistas alejados de las bases que los alimentan hasta el punto de engordar grosera y mafiosamente, religiosos no solamente alejados del pueblo sino de los principios que dicen profesar y hacer profesar, periodistas embriagados de mentiras y operaciones de prensa que están al servicio del mejor postor y uniformados de todos los colores que siempre están agazapados y al acecho de cargarse a la República al primer guiño de los mismos de siempre.

Impronta Temeraria

De forma totalmente imprudente y sin ningún tipo de fundamento se busca enfrentar, por el enfrentamiento en sí. De no serlo así deberíamos observar que toda la carga de mensajes, columnas de opinión, programas enteros de esta idea-opinión antipiquetera deberían estar dispuestas en el sentido de obligar a las autoridades políticas para que hagan justamente lo que la Constitución les obliga; que no es justamente reprimir o ponerse duros con los que padecen infinidad de necesidades. Los políticos cobran sueldos, dietas y otros variados adicionales monetarios y económicos para cumplir con la carta magna. Podría decir simplemente que al hacer cumplir con los artículos 14 y 14 bis alcanzaría para que Argentina sea el país que muchos deseamos.
Son menesterosos de cualquier mínima moral y ética al propiciar que la “opinión pública” cambie el eje al mirar la realidad de nuestro país. Es decir, abandonando las denuncias sobre las causas y las consecuencias del actual estado de situación y exigir todos los cambios que sean necesarios realizar para pasar a la acción delatora, botona para mi gusto, hacia quienes tienen en la desesperación y el hambre su única compañía.
Las voces y dedos acusadores son los mismos y en muchos casos reproducidos a la imagen y la semejanza, porque son parte de su riñón y creación, de quienes hace casi tres décadas crearon el ambiente necesario para la represión, exilio, tortura, desaparición y muerte.

Impronta Fascista

Al propiciar la intervención del Estado en el control represivo de los desocupados van llevando a la sociedad a la convalidación de las mismas prácticas que otrora se realizaron contra obreros y peones del campo, anarquistas, socialistas, trabajadores, estudiantes, profesores, religiosos, profesionales, sindicalistas, desempleados, desocupados, piqueteros y demás reprimidos por gobiernos de toda índole, pertenencia y complicidad con los modelos políticos y económicos de usurpación de nuestra nacionalidad.
Sería imposible no pensar que cualquier método de acción y coacción sería presentado como la única salida posible para contener a las hordas empobrecidas, desesperadas y para peor de males con pensamientos de izquierda. Luego, claro está, encontraría a muchos justificando de la forma más cobarde que conocemos todos al decir “por algo será” o “en algo andarían”. Ahora un poco más refinado el comentario podría ser “no quieren trabajar”, “son unos vagos” o “quieren que todos los mantengamos”.
No puedo menos que advertirlo y condenarlo. Simplemente porque lo veo venir, cualquiera puede sentirlo e indudablemente está demasiado claro que no lo deseo y que de producirse me encontrará al lado de los reprimidos y perseguidos sencillamente porque sería una violación de los Derechos Humanos que siempre he defendido.
Espero fervientemente que aquellos que tienen la oportunidad y la obligación que la democracia representativa les otorgó lo hagan. Ellos están ahí producto de sus promesas electores y comprometidos con miles de empalagosos discursos políticos que prometían llevarnos por un camino seguro, a un estado de bienestar y hacia un país serio.

7 de diciembre del 2003