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Feminicidio: genocidio contra mujeres


Colectivo Indymedia Género

El feminicidio es el genocidio contra mujeres y es posible cuando las condiciones históricas generan prácticas y discursos sociales que permiten y naturalizan los atentados contra la integridad, la salud, las libertades, la dignidad y, finalmente, la vida de las mujeres. Estos asesinatos aparecen en el discurso de los medios masivos de comunicación como hechos aislados, frutos de raptos de locura de los asesinos, calificados -y de alguna manera, atenuados- como "dramas pasionales". Esta visión de lo "pasional" tomó un giro inesperado con los hechos de Ciudad Juárez- México, cuando las estadísticas revelaron índices verdaderamente alarmantes en el asesinato y desaparición de mujeres, como así también con los casos de asesinatos de mujeres en Mar del Plata, atribuídos a un supuesto "loco de la ruta" que resultó no ser más que una intrincada red de prostitución en la que se mezclaban mafias policiales y judiciales.
Los asesinatos de mujeres no son producidos por asesinos seriales; cuando no se trata de grupos mafiosos, los asesinos no son sino los novios, maridos, amantes, etc. Según un estudio realizado en Provincia de Buenos Aires sobre asesinatos ocurridos entre 1997 y 2003, en casi el 70% de los casos de muertes de mujeres, éstas muertes son a manos de un conocido. Muchos de estos sucesos cuentan con denuncias previas que no fueron escuchadas.
Tanto en el caso de las mafias, como en la mayoría de los mal llamados "crímenes pasionales", el común denominador es que para los asesinos y para la sociedad que los ampara o minimiza sus actos, las mujeres son usables, prescindidles, maltratables, desechables; los crímenes suelen tener la característica de ser de una gran crueldad y son, en su esencia, crímenes de odio contra las mujeres. Se dan en un marco de silencio, omisión y pactos de impunidad.
Desde los movimientos defensores de los derechos de las mujeres, estas muertes se plantean como la continuidad y el desenlace extremo de las situaciones estructurales de desigualdad y violencia hacia las mujeres, que tienen expresiones que van desde el lenguaje, la violencia simbólica, la violencia psíquica y la violencia ejercida desde las instituciones, hasta la agresión física. El problema de las muertes de mujeres –y de la violencia hacia las mujeres- no puede continuar viéndose como un problema de índole privado. Es necesario politizarlo, plantearlo a escala social y entender que la violencia hacia las mujeres, y su expresión extrema, el feminicidio, no se erradicarán hasta que no logremos transformar las relaciones de desigualdad, opresión, y "propiedad" entre los géneros, es decir, la cultura del patriarcado, que justifica y naturaliza las agresiones de parte de los machos heterosexuales hacia todo lo considerado inferior, e incorpora a los seres humanos a estos sistemas estructurales de dominación desde la socialización más temprana.
Algunas estadísticas:
Uruguay: Cada cinco días hay una mujer muerta por violencia domestica. (fuente: La Republica).
Chile: Desde 1990 al 2000 se registraron 581 asesinatos de mujeres (fuente: Diario La Cuarta)
El Salvador: Desde enero al 10 de mayo de 2003, 42 asesinatos de mujeres los métodos utilizados golpes, lapidaciones, armas blanca y armas de fuego. (fuente: Acción Femenina)
Honduras: Datos del 2001 al 2004, 357 mujeres asesinadas. (fuente: Centro de derecho de las mujeres)
México: entre los años 1993 y 1997, el 48 % de los asesinatos de mujeres se produjeron en un marco de violencia familiar.