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Estados Unidos
La larga lucha de las mujeres por el aborto

Dianne Feeley
Against the Current

Está claro que las mujeres pueden tomar decisiones inteligentes para sus vidas cuando son apoyadas en sus metas y animadas a considerar su completo abanico de opciones. Esto comienza con la libertad de reproducción, pero necesita incluir el acceso a la educación y a los cuidados sanitarios, el derecho a un trabajo decente y con sentido, el derecho a tener una familia y desarrollarla en un ambiente sano. Incluye cuidados de calidad diario para los padres que lo necesitan, la mayoría. No importa cuantos obstáculos intente interponer la derecha radical a las mujeres, las mujeres tienen un objetivo y tienen que evitar esos obstáculos.
Ya en el 2006 los adversarios de los derechos de reproducción han continuado actuando en diversos frentes:
En Marzo los parlamentarios de Dakota del Sur aprobaron una ley que seguidamente fue refrendada por el gobernador Mike Rounds, prohibiendo el aborto en el estado. Desafiando la decisión de Roe v. Wade de 1973, esta ley no incluye provisiones para proteger la salud de las mujeres embarazadas. Antes de la intervención de los activistas que se oponían a la prohibición, se programó la ley para su entrada en vigor el 1 de julio.
Este verano la Organización Jackson para la Salud de las Mujeres, la única clínica que quedaba donde se practicaban abortos, se enfrentó a dos olas de protestas anti-aborto.
Con una clara votación de 65 votos contra 34, el Senado recientemente aprobó un proyecto de ley para convertir en crimen federal el hecho de que un adulto traspasara las fronteras estatales con una menor embarazada para realizar un aborto sin el consentimiento de sus padres. La cámara baja aprobó incluso una versión más estricta el año pasado de manera que si las dos cámaras pueden pactar un proyecto de ley de compromiso, el presidente Bush estaría encantado de sancionarlo como ley.
El 1 de agosto la Administración de Alimentación y Medicamentos (FDA, siglas en inglés) anunciaron sus planes de hacer de la pastilla del día después, conocida como Plan B, adquirible sin receta para las mujeres de 18 años o mayores. Esta es la primera vez que la FDA propone un estatus separado por edad para un medicamento que no necesita receta. El Plan B, que contiene cantidades concentradas de la hormona progestina, es la forma más común de contracepción de emergencia. Disponible en algunos países europeos desde hace más de 20 años, la píldora del día después puede prevenir el embarazo en un plazo de unas 72 horas pero es más efectiva en las primeras 24. Como medicamento sin receta restringido según la edad, las oportunidades de adquirirla se reducen a la presencia del farmacéutico
En cada caso los partidarios de la libertad de reproducción se han organizado para oponerse a estas acciones.
En el caso de Dakota del Sur, 38000 personas firmaron una petición para detener las leyes anti-aborto antes de aprobarse y solicitaron que la cuestión fuera sometida a voto secreto en noviembre. El Presidente del Tribunal Sioux Oglala, Cecelia Trueno de Fuego, anunció en aquel momento: "estableceré personalmente una clínica de planificación familiar en mi propio terreno, que está en los límites de la Reserva Pine Ridge en la que el estado de Dakota del Sur no tiene ningún tipo de jurisdicción".
La clínica Jackson ha acumulado una red de partidarios para defender el derecho de las mujeres a decidir el aborto.
Cartas al editor en cientos de periódicos a lo largo del país han debatido el tema de criminalizar a los adultos que ayudan a menores embarazadas, con la vastedad de las cartas señalando la realidad de que la mayoría de las adolescentes se lo explican al menos a su madre. Las más problemáticas, no se lo explican a sus padres porque deben haber visto qué hicieron éstos con una hermana mayor y quieren protegerse de las posibles consecuencias.
Tanto los profesionales como las redes de partidarios de los derechos de reproducción se han opuesto a la restricción según edad de la FDA a la píldora del día después.
Años antes la derecha decidió que la mejor manera de atacar la educación sexual era pedir que esos programas enseñaran la abstinencia como el único método efectivo de control anticonceptivo. Insistían en que los preservativos llevaban a enfermedades venéreas mientras que el aborto incrementaba el riesgo de cáncer de pecho y de infertilidad. A pesar de la falta de evidencias para semejantes reclamos, varios estados han legislado estos programas de educación sexual. Para muchas mujeres jóvenes, especialmente en estados conservadores como Mississippi, existen muy pocas fuentes de información sobre planificación familiar.
Aunque la política educativa de EEUU está descentralizada, las prioridades establecidas por los fondos federales tienen un gran impacto en los presupuestos locales escolares. Actualmente, Washington destina aproximadamente 80 millones de dólares para promover políticas centradas en la abstinencia y los estados proveen de otros 38 millones en fondos similares. El 51 % de los programas de educación sexual muestran la abstinencia como opción preferencial, pese a que la información sobre anticoncepción está permitida, otro 35 %, incluyendo la mitad de los distritos del sur, se decantan por un programa exclusivo de abstinencia.

Restricciones al aborto

Desde 1973 tras la decisión de Roe v. Wade de legalizar el aborto, la derecha ha tratado de entorpecer a los hospitales, cambiando los procesos, introduciendo una serie de regulaciones y acosando al personal médico tanto en las clínicas como en sus casas. A nivel federal, el gobierno excluye el aborto de la cobertura médica para las mujeres en el ejército, niega el procedimiento a la mayoría de mujeres que reciben asistencia pública y ha restado financiación a programas de planificación familiar que proveían servicios de aborto.
Dado que el aborto no es posible en el 90 % de los condados a lo largo de EEUU (y nunca lo ha sido), las mujeres en áreas rurales son forzadas a viajar varias horas hasta una clínica. Mientras el 35 % de las mujeres tienen un aborto en algún momento de su vida reproductiva, un tercio vive en los condados en los que no hay clínicas. La falta de acceso supone que la mujer no consiga el aborto tan pronto como ella quisiera en su ciclo de embarazo. Esto puede significar un segundo semestre de aborto más caro además de un incremento de las posibilidades de complicaciones médicas.
En 1992 la Corte Suprema introdujo importantes restricciones a los derechos de aborto. En el Plan de Paternidad v. Casey del sureste de Pennsylvania la Corte estableció que los estados tienen el derecho de aprobar leyes que no recreen una "carga indebida". Tanto los partidarios de derechos de las mujeres como sus oponentes vieron el caso como un revés – la derecha esperaba revocar el derecho de aborto legal mientras que los partidarios de la libertad reproductiva de las mujeres se dieron cuenta de que la batalla sobre qué restricciones serían consideradas "indebidas" acababa de comenzar.
En el pasado año aproximadamente 500 proyectos de ley anti – aborto fueron introducidos en las legislaturas estatales y un par de docenas fueron aprobadas como leyes. Este año se han introducido más. Toda esta legislación de acoso tiene un impacto para las clínicas; hay hoy aproximadamente un 10% menos clínicas que hace una década.
Hoy 32 estados y el Distrito de Columbia prohíben el uso de fondos federales excepto cuando estén disponibles; 46 permiten al personal sanitario rehusar el participar en abortos y 43 a las instituciones el rechazo a la práctica abortiva. 22 estados requieren el consentimiento paterno para una adolescente que busque un aborto. Sólo dos exigen la firma de los dos padres; la mayoría proveen de mecanismos adicionales por si la joven necesitase un bypass. 11 estados piden una notificación paterna; otros siete han aprobado legislación pero es permanentemente obstaculizada. (95.000 mujeres de 18 años o más jóvenes tuvieron un aborto en el 2000).
28 estados ordenan que la mujer sea "aconsejada" antes de un aborto cosa que incluye: la supuesta relación entre aborto y cáncer de pecho (3 estados), la capacidad del feto de sentir dolor (4 estados), consecuencias psíquicas a largo plazo para las mujeres (3 estados) o la disponibilidad de fondos y servicios para la mujer en caso de que decida tener el niño (26 estados). 24 requieren el periodo de un día de espera; este es un problema particular de las mujeres que viajan cierta distancia, estadísticas recientes indican que el 25 % de las mujeres que tienen un aborto viajan más de 50 millas y un 8 % más de 100.

Bloqueos a clínicas

Estas estrategias institucionales son acompañadas de las acciones de la derecha ante las propias clínicas. Hace 20 años fueron capaces de movilizar protestas de una semana de varios miles de personas; los partidarios de los derechos de las mujeres organizaron contra piquetes. Pero la derecha radical no sólo hizo piquetes. Intentaron "salvar" a las mujeres de los abortos, acechando al personal médico, pintando las chapas de licencia de cualquier coche que fuera a la clínica y colgando pósters con la palabra "buscado". Al final el Congreso estuvo forzado a establecer legislación de protección a las clínicas, pero no antes de los asesinatos de doctores que practicaban abortos como los doctores George Tiller (Witchita KS), Barnett Slepian (Buffalo, NY) y David Gunn (Pensacola, FL) y el escolta de Gunn, John Britton.
Este verano la organización Operación Salvemos América (descendiente de Operación Rescate) y Oh Saratoga hicieron piquetes en la Organización de Salud de Mujeres Jackson, que se mantuvo abierta. Los manifestantes, entre 25 y 100, mostraron su firma con ampliaciones de fotos de fetos. Los manifestantes de Operación Salvemos América fijaron como objetivo el barrio del ginecólogo de la clínica, Dr. Joseph Booker. Fueron puerta por puerta diciéndoles a sus vecinos que Booker era un asesino de bebés. Durante las protestas Booker, un afro-americano de 62 años, tuvo una escolta policial, pero como otros médicos de aborto se lo tomó con cierta tranquilidad.

Restringir la píldora

Como con el aborto, la derecha ha convertido la pastilla de contracepción de emergencia en otra materia de batalla. La derecha se opone a la pastilla porque representa una "pendiente resbaladiza". Algunos se quejan de que la pastilla actúa como un aborto y por lo tanto "se está llevando una vida".
En diciembre de 2003 el consejo consultivo de la FDA votó por 28-0 que el plan B era "seguro para un uso sin receta, con una votación de 23-4 a favor de concederlo más allá del contra - estatus. Pero seguidamente a la votación del 2003, el Dr. David Hager, un conservador cristiano asignado por Bush al consejo, expresó su temor de que si el Plan B fuera de disposición libre, incrementaría la promiscuidad sexual entre los adolescentes.
En mayo de 2004 la FDA denegó el uso del medicamento, basándose en algunos razonamientos de Hager. Dos meses después los fabricantes solicitaron permiso para venderla a mujeres de 16 años en adelante. Cuando en agosto de 2005 la FDA anuncia que se retrasará en la toma de una decisión, la doctora Susan F. Word, directora de la Oficina de Salud de la Mujer en la FDA, renuncia como protesta.
En respuesta a este intencionado retraso, la conspiración de la pastilla del día después, una coalición de organizaciones feministas de base, se lanzan a la desobediencia civil. Unas 4000 mujeres firman un acuerdo para distribuir pastillas a aquellas que la necesiten. Annie Tummino lidera un proceso civil contra las afirmaciones de la FDA "si eres suficientemente mayor para quedar embarazada, también lo eres para decidir que no quieres estarlo".
De acuerdo con un estudio del 2006 del Instituto Guttmacher, hay 6’4 millones de embarazos al año en EEUU, 3’1 de los cuales no son planificados y 1’3 acaban en aborto. En los últimos 7 años de estudios semejantes, la ratio de embarazos no buscados (alrededor de la mitad de todos los embarazos) se ha mantenido sin cambios, pero las mujeres por debajo del umbral de la pobreza tienen cuatro veces más probabilidades de tener un embarazo no deseado y cinco de tener un bebé no deseado. Sin embargo, la extrema derecha tiene una solución para todo: las mujeres pobres no casadas deben ser animadas a contraer matrimonio!
Mientras, la mayoría de las retóricas de extrema derecha en contra del cuerpo de las mujeres se han vuelto sobre opiniones de restricción del aborto y atacan a lesbianas y a otras mujeres que son vistas como sexualmente desviadas. Su agenda es más amplia; buscan reestablecer la "familia tradicional" como ellos la imaginan y con sus "valores" y "estabilidad" solucionar todos los problemas sociales y económicos a los que se enfrentan hoy en día los EEUU. Simplemente, esta ideología no está en sintonía con la realidad.

* Diane Feeley es una activista feminista y sindicalista de Detroit. Pertenece al consejo editorial de Against the Current.
Traducción de Txomin Martino y Samanta Ascaso - www.sinpermiso.info

Fuente: lafogata.org