VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Salvador Allende

El combate en La Moneda


Algunos días parecen más intensos que otros. Una hora de esos días depara cien acciones, mil pensamientos, un millón de emociones diferentes. Este es el relato de uno de los escolta del Presidente Allende, que sobrevivió las 24 horas cargadas de tensión y de angustia, el 11 de septiembre de 1973
Antes del 11
"...había una situación tan tensa, que yo no hallaba la hora de que llegara el momento del enfrentamiento para definir la situación. Las contradicciones se habían agudizado tanto desde un punto de vista político, social y militar, que nosotros como escolta de Allende estábamos muy tensionados. Eramos muy permeables a la situación política del Estado. Eramos como membranas."
"...en mi fuero interno, yo deseaba que esa cosa llegara luego, o sea, entrar a definir y entrar a definir significaba...aunque un grupo de combatientes paráramos la bandera solos, la parábamos, pero que definiéramos..."
Las primera horas del 11
"El 11 de septiembre, cumplía las funciones como miembro del dispositivo de seguridad del Presidente Salvador Allende. Ese día era muy importante para mí porque era el día en que me iba a casar."
"...estuve de guardia al lado del dormitorio del doctor Allende hasta las dos de la mañana. Luego, alguien me relevó. Me acuerdo que cuando me fui a acostar, unos compañeros tenían unos vasos de bebida de Coca Cola y unos sandwichs para hacerme la despedida de soltero."
"...nosotros captábamos que la situación política y militar se iba complicando cada vez más y yo tenía claro que en mi casamiento no podía estar más de media hora...o sea, lo que iba a demorar el trámite. Teníamos hora a las 9.30."

Alerta de golpe en el Puerto (5.30 de la madrugada)
"...a las cinco y media me despertaron. Viene un compañero, Eladio, y me dice que se había levantado la Armada en Valparaíso. El nos dio la orden de ponernos ropa de combate porque íbamos a bajar a La Moneda."
"Con Hernán, dormíamos en el camarote. Hernán, mi compañero y amigo, dormía abajo y yo dormía arriba. Hernán murió, Hernán desapareció. Lo desaparecieron de la Posta Central."
"...cuando ese día en la mañana nos llega la alarma del golpe, nos levantamos, y me acuerdo que entre toda esa locura colectiva que se desató, eché al lado de unas balas, junto a un armamento, una camisa y una corbata, como un reflejo condicionado de lo que tenía que ser ese día para mí: un día importante."
"...en las primeras horas asumí una doble función: la persona que está cumpliendo instrucciones de una determinada estructura en la defensa de un palacio presidencial, y por otro lado, el pensamiento opuesto: este era mi gran día, el día que yo me casaba."
Urgente hacia La Moneda (7.00 de la mañana)
"...empezamos a bajar a las siete. La comitiva presidencial, que normalmente estaba compuesta por cuatro autos, la reforzamos con dos camionetas de doble cabina a las que le empotramos dos subametralladoras punto 30. Yo iba en el auto cuatro, el auto artillero..."
"...era un día que estaba nublado. Me impresionó que no había movimiento en la ciudad. Era una ciudad que se había quedado parada. No tengo registro de autos, de cosas, sino de una ciudad silenciosa."
Comienza el enfrentamiento
"El primer sonido del combate fue espeluznante. Fue el tableteo de una ametralladora pesada. Yo estaba en Morandé 80. Mi misión era cuidar la puerta."
"...rompimos vidrios y empezamos a responder el fuego. Veíamos un tanque y la tropa atrás. Nos tocó ver escenas en que los pelaos no querían avanzar y los suboficiales los apuntaban con pistolas para ir avanzando. Para ellos también había terror... había miedo..."
"...me acuerdo que con Eladio pasamos todo el tiempo juntos hasta que caímos. El tenía la edad mía, un año menos...yo había cumplido recién 23 años..."
"...había un ascensor y tenía un espejo. Nos mirábamos en el espejo a ver cómo estábamos. Teníamos los pelos parados, los brazos llenos de pólvora y nos reíamos en esa situación. Era como una manera de soltar la tremenda tensión en la que vivíamos."
"...estábamos mojados porque inundamos La Moneda debido a que el bombardeo provocó un incendio grande. Teníamos que mojarnos para poder soportar el calor."
Intuición de muerte (2.30 de la tarde)
"...como a las dos y media me di cuenta de que estaba viviendo un absurdo, o sea, estaba ya en un enfrentamiento a tiros con los militares, había una balacera tremenda y me decidí a llamar a Catalina y decirle derechamente que ese día no podíamos casarnos, que había un pequeño problema y que nos veríamos a la noche. Estaba tirado en el suelo debajo de un escritorio, con el teléfono amarrado y con un fusil al lado..."
"...ella vivía frente a Correos, en Puente, y se escuchaban todas las ráfagas y los balazos. Entonces, su primera reacción fue decirme "te vas a morir". Le dije "dame con tu hermano". El hermano mayor, un compañero, un extraordinario amigo, me dice "hermano, qué pasa". Le digo, "mira, estamos en el golpe". Entonces, él me plantea partir con todos los compañeros que están ahí a La Moneda para reforzar. "Házte el loco, quédate allá. Es imposible. Estamos aislados", le respondí, porque había tres círculos militares. "Quédate ahí, no se muevan, aquí se terminó, aquí morimos nosotros, no te preocupes, chao"...Fue una despedida."
"...después de eso como que me despejé. Me sentí nuevamente apropiado de mi misión."
"...el combate fue una fase en la cual nosotros estábamos insertos en una situación de una violencia física extrema, en la cual todos tus sentidos están pendientes de que estás combatiendo y puedes morirte en cualquier momento. O sea, no tienes tiempo para pensar en que ha sido de tu vida. No hay tiempo."

La caída (4.00 de la tarde)
"...al final, subimos a cubrir arriba, cuando ya nos estábamos incendiando. En el segundo piso, tipo cuatro de la tarde, caímos los últimos."
"...me iban a matar, pero un sargento dijo que había que sacarme como escudo p’afuera, porque los nuestros estaban disparando...cuando llegué abajo, tenían a mis compañeros como escudo..."
"...me sacaron a patadas y caí en la calle de espaldas."
"...usábamos un brazalete blanco para identificarnos de lejos dentro de La Moneda. Estábamos en una situación combativa y no sabías si se podían infiltrar civiles."
"...uno de los milicos me dice que me saque el brazalete y le haga señales a mis compañeros de que nos rendimos..."estái loco hueón, conch’e tu madre" , le dije..."
"Nuestros compañeros del frente seguían disparando. Nosotros sentíamos las balas que pegaban en el muro y yo pensaba ahora, ahora, porque me había muerto como 20 veces ya. Y sentía que me moría de un balazo en la columna. Esa fue mi sensación."
Regimiento Tacna, pensamientos de muerte
"...estábamos botados afuera y pensamos que el tanque iba a pasar sobre la cabeza nuestra. De repente, aparece un oficial joven de porte aspecto, guantes de cuero nuevos y nos dice: "señores ¿tienen ustedes heridos?. He mandado a buscar una ambulancia para que retire a sus heridos y les den el cuidado necesario". Me pareció correcto, sincero, porque apareció la ambulancia."
"...los compañeros estuvimos botados en Morandé largo tiempo y ahí nos tienen hasta tarde. Llegó una micro de los navales y nos subieron arriba de esa micro, y nos llevaron al Regimiento Tacna."
"...cuando me bajo de la micro de los navales en el Regimiento un oficial me toma del codo y me ayuda a bajar, y después se saca un vendaje de guerra y le venda la mano a un compañero con la mano herida..."
"...ese fue el único oficial que nos permitió en una noche ir al baño. Los demás todos nos torturaban y cuando le tocó estar de guardia, nos dijo: señores, el que desea el baño se levanta de a uno y van con un clase..."
"Ahí nos vuelven a pegar y nos hacen cruzar de rodillas casi todo el regimiento, con las manos en la nuca..."
"...a mí me pegaron mucho y me dejaron cojo..."
"...fuimos llevados a unos galpones, a unas caballerizas y nos pusieron con la gente de Presidencia de la República. Nos botaron ahí, manos en la nuca, piernas abiertas, y nos dijeron que nos iban a fusilar a medianoche. Después nos dijeron que a las cinco de la mañana, y así se fue cambiando. Ese fue el lapso de pensamiento..."
"...había cambio de guardia cada dos horas y cada cambio de guardia significaba una paliza. Cada dos horas permitía pensar. Tenía tiempo para preguntarme qué iba a pasar conmigo. Era injusto que muriera a los 23 años. Lo que más me dolía en ese instante, era que no tenía una descendencia. Haber tenido un hijo, una hija que pudiera dar un testimonio, no sé de qué tipo, porque tan elaborado no es el pensamiento..."
"...el pensar esto se termina aquí. ¿Voy a vivir el después de ahora?..."



Fuente: Chile Vive