VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Salvador Allende


27 de agosto del 2003

Compañero presidente

Dax Toscano Segovia
Rebelión
Compañero Presidente Allende, en estos momentos en que el imperialismo, la extrema derecha y el fascismo militarista han desatado nuevamente una brutal agresión para imponer sus odiosos regímenes de violencia y terror en el mundo entero, tu pensamiento y acción revolucionarios continúan vigentes y cada día se vuelven más significativos.

Fueron las hordas fascistas, los gorilas comandados por el repudiable y repugnante cobarde Pinochet, traidores a la Patria por la cual luchó Bernardo O´Higgins y Riquelme, los que perpetraron el genocidio contra el pueblo chileno y contra el proyecto de construcción de un régimen popular, al servicio de las grandes mayorías.

Estos espantosos monstruos, que recibieron el respaldado del gobierno de EE.UU., de los organismos de espionaje del imperio, como la terrorista Agencia Central de Inteligencia (CIA), de nefastos dirigentes del águila del norte como Henry Kissinger, así como también de los dictadorzuelos del Cono Sur a través del criminal Plan Cóndor, de la Democracia Cristiana, de los grupos paramilitares de la extrema derecha como Patria y Libertad, de los sectores poderosos económicamente, de los gremios de profesionales al servicio del fascismo, de los sindicalistas pagados por la CIA como los transportistas, pretendieron liquidar mediante el asesinato, la tortura, las desapariciones y la instauración de un régimen de terror permanente, como otrora lo hicieran los criminales de la Gestapo, de las SS de Hitler con la resistencia antifascista en Alemania y en toda Europa, el espíritu revolucionario del pueblo chileno.

"La historia no se detiene con la represión y el crimen"fueron tus palabras el día del golpe fascista, el 11 de septiembre de 1.973. "Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza", sentenciaste.

Tres mil asesinados-desaparecidos fue el saldo trágico de la barbarie pinochetista. Mediante la tortura física y psicológica pretendían doblegar a la gente: descargas eléctricas en los genitales, violaciones, golpes, insultos, amenazas de todo tipo fueron realizadas por los criminales gorilas del ejército chileno, contra un pueblo que aspiraba a construir una sociedad más justa y más humana.

Pese a esto, la resistencia contra el fascismo ha continuado hasta hoy día. En la memoria de las y los revolucionarios chilenos está la lucha permanente de Víctor Jara, de Miguel Enríquez, de Augusto Olivares, de Hortensia Bossy de Allende y demás hombres y mujeres que entregaron su vida por la defensa de la democracia, del gobierno de la Unidad Popular y por el sueño de crear una Patria de las y los trabajadores, de las y los campesinos, de las y los humildes como anhelaba el Compañero Presidente. Sueños que durante el gobierno de la UP fueron realizados gracias a las medidas tomadas por Salvador Allende, como la nacionalización del cobre, la reforma agraria que beneficio a los campesinos, a los indígenas, al pueblo mapuche, la elevación de los ingresos salariales, de las pensiones, de las jubilaciones. El período en el que gobernó la Unidad Popular fue además de florecimiento de la cultura, del pensamiento crítico donde las y los jóvenes desempeñaron un papel trascendental.

Contra todo esto arremetieron los fascistas para instaurar un régimen tiránico, despótico al servicio de las transnacionales del imperialismo, que se apoderaron nuevamente de la riqueza de los chilenos. Fueron los organismos económicos internacionales del sistema capitalista los que sustentaron a la dictadura, que se convirtió en sirviente de los designios del FMI y en el mejor exponente del modelo neoliberal privatizador.

"Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor." Este fue tu mensaje al pueblo chileno y al mundo, Compañero Presidente, mientras los fascistas bombardeaban La Moneda.

Jamás te acobardaste. Cobardes fueron, y lo siguen siendo, aquellos que con tanques, aviones de combate, armamento sofisticado, gases lacrimógenos atacaron el Palacio de Gobierno y la Residencia Presidencial de Tomás Moro. Valientes fueron, y lo son todavía, los miembros del GAP (Grupos de Amigos Personales, guardia de seguridad de Salvador Allende), el pueblo armado, las mujeres y hombres que en los barrios, en las fábricas, en los campos lucharon en condiciones de desventaja material, cumpliendo con el deber sagrado de defender la Patria y las conquistas del gobierno revolucionario de las garras del fascismo. Este fue el ejemplo que dio el Compañero Salvador Allende y los valerosos defensores de La Moneda, Tomás Moro y los revolucionarios que se hallaban en el Ministerio de Obras Públicas.

"No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo." Tu valentía no es sino la observancia fiel del legado de O´Higgins: "Vivir con honor o morir con gloria".

Nunca perdiste la confianza en el pueblo trabajador, en la juventud y en un mañana mejor. Tampoco claudicaste frente a las circunstancias difíciles que se presentaron en la lucha permanente contra la reacción. Fuiste y eres ejemplo de que en los momentos de mayor dolor y sufrimiento, hay que tener siempre la certeza de que un presente y un futuro más humano será un hecho posible.

"Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor."

Tu voz se escucha alto en cada rincón de la tierra, en las minas de cobre y de salitre, en el campo, en las fábricas, en las escuelas, en las universidades. No pudieron acallarte y el metal tranquilo de tu voz continúa oyéndose, porque tú estás con nosotros y seguirás estándolo ˇhasta la victoria siempre!

A aquellos traidores que hoy hablan de perdón y olvido, que pretenden acallar la voz del pueblo victimado con dinero y compensaciones, aquellos que le hacen el juego al fascismo y al imperialismo, a los concertadores cabe recordarles el mensaje final del Compañero Allende al pueblo de Chile: "Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."

Como manifestará Fidel: "Salvador Allende demostró más dignidad, más honor, más valor y más heroísmo que todos los militares fascistas juntos. Su gesto de grandeza incomparable, hundió para siempre en la ignominia a Pinochet y sus cómplices."

Una lección de honor a los cobardes de ayer y a los de hoy.

Por eso Compañero Presidente, te saludamos, a ti hombre nuevo que estás vivo en la memoria de los pueblos oprimidos, y juramos defender con honor el camino revolucionario que tú nos trazaste con tus enseñanzas.

26 de agosto de 2003