Prólogo a
Guerra del pueblo, ejército
del pueblo
[Prólogo al libro de Vo Nguyen Giap,
Guerra del pueblo, ejército del pueblo,
Editora Política, La Habana 1964
Consideramos un alto honor prologar este libro basado
en los escritos del vicegeneral Vo Nguyen Giap, actualmente Primer Ministro, Ministro
de la Defensa Nacional y Comandante en Jefe del Ejército Popular de la
República Democrática de Vietnam. El general Giap habla con la autoridad
que le confiere su larga experiencia personal y la del partido en la lucha de
liberación. La obra, que tiene de por sí una actualidad permanente,
reviste más interés, si cabe, debido a la tumultuosa serie de acontecimientos
ocurridos en los últimos tiempos en esta región de Asia, y a las
controversias surgidas sobre el uso adecuado de la lucha armada como medio de
resolver las contradicciones insalvables entre explotadores y explotados, en determinadas
condiciones históricas.
Los combates que, exitosamente, llevaran durante
largos años los heroicos ejércitos y el pueblo entero de Vietnam,
se repiten ahora; Vietnam del Sur está en pie de guerra; la parte del
país arrebatada a su legítimo dueño, el pueblo vietnamita,
está cada vez más cerca de la victoria. Aún cuando los
enemigos imperialistas amenacen con enviar miles de hombres, los desaforados
hablen del uso de la bomba atómica táctica y el general Taylor
sea nombrado embajador de la llamada «República de Vietnam del Sur» y,
tácitamente, comandante en jefe de los ejércitos que tratarán
de liquidar la guerra del pueblo, nada impedirá su derrota. Muy cerca,
en Laos, se ha encendido la guerra civil, provocada también por las maniobras
de los norteamericanos, apoyados de una manera u otra por sus aliados de siempre,
y el reino neutral de Cambodia, parte, como sus hermanos Laos y Vietnam, de
la antiguamente llamada lndochina Francesa, está sujeta a violaciones
de sus fronteras y a ataques permanentes, por su posición enhiesta en
defensa de la neutralidad y de su derecho a vivir como nación soberana.
Por todo esto, la obra que prologamos rebasa los
límites de un episodio histórico determinado y adquiere vigencia
para toda la zona; pero, además, los problemas que plantea tienen particular
importancia para la mayor parte de los pueblos de América Latina sometidos
al dominio del imperialismo norteamericano, sin contar con que sería
de extraordinario interés el conocimiento de ella para todos los pueblos
del Africa que día a día sostienen luchas cada vez más
duras, pero también repetidamente victoriosas, contra los colonialistas
de diversa índole.
Vietnam tiene características especiales;
una civilización muy vieja y una larga tradición como reino independiente
con particularidades propias y cultura autóctona. Dentro de su milenaria
historia, el episodio del colonialismo francés apenas es una gota de
agua. Sin embargo, sus cualidades fundamentales y las opuestas del agresor,
igualan, en términos generales, las contradicciones insalvables que se
presentan en todo el mundo dependiente, así como la forma de resolverlas:
Cuba, sin conocer estos escritos, así como tampoco otros que sobre el
tema se habían hecho narrando las experiencias de la Revolución
china, inició el camino de su liberación por métodos parecidos,
con el éxito que está hoy a la vista de todos.
Por tanto, esta obra plantea cuestiones de interés
general para el mundo en lucha por su liberación. Pueden resumirse así:
la factibilidad de la lucha armada, en condiciones especiales en que hayan fracasado
los métodos pacíficos de lucha de liberación; el tipo que
debe tener ésta, en lugares con grandes extensiones de terreno favorable
a la guerra de guerrillas y con población campesina mayoritaria o importante.
A pesar de que el libro está basado en una
recopilación de artículos, tiene buena ilación, y ciertas
repeticiones no hacen más que darle mayor vigor al conjunto.
Se trata en él de la guerra de liberación
del pueblo vietnamita; de la definición de esta lucha como guerra del
pueblo y de su brazo ejecutor como ejército del pueblo; de la exposición
de las grandes experiencias del partido en la dirección de la lucha armada
y la organización de las fuerzas armadas revolucionarias. El capítulo
final versa sobre el episodio definitivo de la contienda, Dien Bien Fu, en el
que ya las fuerzas de liberación ganan en calidad y pasan a la guerra
de posiciones, derrotando también en este terreno al enemigo imperialista.
Se empieza narrando cómo, después
de acabada la guerra mundial con el triunfo de la Unión Soviética
y de las potencias aliadas del Occidente, Francia burló todos los acuerdos
y llevó a una situación de extrema tensión a todo el país.
Los métodos pacíficos y racionales de resolver las controversias
fueron demostrando su inutilidad, hasta que el pueblo tomó la vía
de la lucha armada; en ésta, por las características del país,
el peso fundamental recaía en el campesinado. Era una guerra de características
campesinas, por los lugares fundamentales de acción y por la composición
fundamental del ejército, pero estaba dirigida por la ideología
del proletariado, haciendo válida una vez más la alianza obrero-campesina
como factor fundamental de la victoria. Aunque en los primeros momentos, por
la característica de la lucha anticolonialista y antiimperialista, era
una guerra de todo el pueblo, y una gran cantidad de gentes cuya extracción
no respondía exáctamente a las definiciones clásicas de
campesino pobre o de obrero, se incorporaba también a la lucha de liberación;
poco a poco se definían los campos y comenzaba la lucha antifeudal, logrando
entonces su verdadero carácter de antiimperialista, anticolonialista,
antifeudal, dando como resultado el establecimiento de una revolución
socialista.
La lucha de masas fue utilizada durante todo el
transcurso de la guerra por el partido vietnamita. Fue utilizada, en primer
lugar, porque la guerra de guerrilla no es sino una expresión de la lucha
de masas y no se puede pensar en ella cuando ésta está aislada
de su medio natural, que es el pueblo; la guerrilla significa, en este caso,
la avanzada numéricamente inferior de la gran mayoría del pueblo
que no tiene armas pero que expresa en su vanguardia la voluntad de triunfo.
Además, la lucha de masas fue utilizada en las ciudades en todo momento
como arma imprescindible para el desarrollo de la lucha; es bien importante
significar que nunca en el transcurso de la acción por la liberación
del pueblo vietnamita, la lucha de masas nada entregó de sus derechos
para acogerse a determinadas concesiones del régimen; no parlamentó
sobre concesiones mutuas, planteó la necesidad de obtener determinadas
libertades y garantías sin contrapartida alguna, evitando así
que, en muchos sectores, la guerra se hiciera más cruel aún de
lo que la hacían los colonialistas franceses. Este significado de la
lucha de masas en su carácter dinámico, sin compromisos, le da
una importancia fundamental a la comprensión del problema de la lucha
por la liberación en Latinoamérica.
El marxismo fue aplicado consecuentemente a la
situación histórica concreta de Vietnam, y por ello, guiados por
un partido de vanguardia, fiel a su pueblo y consecuente en su doctrina, lograron
tan sonada victoria sobre los imperialistas.
Las características de la lucha, en donde
hubo que ceder terreno y esperar muchos años para ver el resultado final
de la victoria, con vaivenes, flujos y reflujos, le dan el carácter de
guerra prolongada.
Durante todo el tiempo de la lucha se pudo decir
que el frente estaba donde estaba el enemigo; en un momento dado, éste
ocupaba casi todo el país y el frente estaba diseminado por donde el
enemigo estuviera; después hubo una delimitación de líneas
de combate y allí había un frente principal, pero la retaguardia
enemiga constituía constantemente otro escenario para los bandos en lucha,
de manera que la guerra fue total y que nunca los colonialistas pudieron movilizar
cómodamente, en un terreno de base sólida, sus tropas de agresión
contra las zonas liberadas.
La consigna «dinamismo, iniciativa, movilidad,
decisión rápida ante situaciones nuevas», es síntesis suma
de la táctica guerrillera, y en esas pocas palabras está expresado
todo el dificilísimo arte de la guerra popular.
En ciertos momentos, las nuevas guerrillas, alzadas
bajo la dirección del partido, estaban todavía en lugares en los
cuales la penetración francesa era muy fuerte y la población estaba
aterrorizada; en esos casos, practicaban constantemente lo que los vietnamitas
llaman la «propaganda armada». La propaganda armada es simplemente la presencia
de fuerzas de liberación en determinados lugares, que van mostrando su
poderío y su embatibilidad, sumidos en el gran mar del pueblo como el
pez en el agua. La propaganda armada, al perpetuarse en la zona, catalizaba
las masas con su presencia y revolucionaba inmediatamente la región,
agregando nuevos territorios a los ya obtenidos por el ejército del pueblo.
Es así como proliferan las bases y las zonas guerrilleras en todo el
territorio vietnamita; la táctica, en este caso, estaba resumida en una
consigna que se expresa así: Si el enemigo se concentra, pierde terreno,
si se diluye, pierde fuerza, en el momento en que el enemigo se concentra para
atacar duramente, hay que contraatacar en todos los lugares donde renunció
al empleo disperso de sus fuerzas; si el enemigo vuelve a ocupar determinados
lugares con pequeños grupos, el contraataque se hará de acuerdo
con la correlación existente en cada lugar, pero la fuerza fundamental
de choque del enemigo se habrá diluido una vez más. Esta es otra
de las enseñanzas fundamentales de la guerra de liberación del
pueblo vietnamita.
En la lucha se ha pasado por tres etapas que caracterizan,
en general, el desarrollo de la guerra del pueblo; se inicia con guerrillas
de pequeño tamaño, de extraordinaria movilidad, diluibles completamente
en la geografía física y humana de la región: con el correr
del tiempo se producen procesos cuantitativos que, en un momento dado, den paso
al gran salto cualitativo que es la guerra de movimientos. Aquí son grupos
más compactos los que actúan, dominando zonas enteras; aunque
sus medios son mayores y su capacidad de golpear al enemigo mucho más
fuerte, la movilidad es su característica fundamental. Después
de otro período, cuando maduran las condiciones, se llega a la etapa
final de la lucha en que el ejército se consolida e, incluso, a la guerra
de posiciones, como sucedió en Dien Bien Fu, puntillazo a la dictadura
colonial.
En el transcurso de la contienda que, dialécticamente,
se va desarrollando hasta culminar, en el ataque de Dien Bien Fu, en guerra
de posiciones, se crean zonas liberadas, o semiliberadas del enemigo, que constituyen
territorios de autodefensa. La autodefensa es concebida por los vietnamitas
también en un sentido activo como parte de una lucha única contra
el enemigo; las zonas de autodefensa pueden defenderse ellas mismas de ataques
limitados, suministran hombres al ejército del pueblo, mantienen la seguridad
interna de la región, mantienen la producción y aseguran él
abastecimiento del frente. La autodefensa no es nada más que una parte
mínima de un todo, con características especiales; nunca puede
concebirse una zona de autodefensa como un todo en sí, es decir, una
región donde las fuerzas populares traten de defenderse del ataque del
enemigo mientras todo el territorio exterior a dicha zona permanece sin convulsiones.
Si así sucediera, el foco sería localizado, atenazado y abatido,
a menos que pasara inmediatamente a la fase primera de la guerra del pueblo,
es decir, a la lucha de guerrillas.
Como ya hemos dicho, todo el proceso de la lucha
vietnamita debió basarse fundamentalmente en el campesinado.
En un primer momento, sin una definición
clara de los contornos de la lucha, ésta se hacía solamente por
el interés de la liberación nacional, pero poco a poco se delimitaban
los campos, se transformaban en una típica guerra campesina y la reforma
agraria se establecía en el curso de la lucha, cuando se profundizaban
las contradicciones y a la vez, la fuerza del ejército del pueblo; es
la manifestación de la lucha de clases dentro de la sociedad en guerra.
Esta era dirigida por el partido con el fin de anular a la mayor cantidad posible
de enemigos y de utilizar al máximo las contradicciones con el colonialismo
de los amigos poco firmes. Así, conjugando acertadamente las contradicciones,
pudo el partido aprovechar todas las fuerzas emanadas de estos choques y alcanzar
el triunfo en el menor tiempo posible.
Nos narra también el compañero Vo
Nguyen Giap, la estrecha ligazón que existe entre el partido y el ejército,
cómo, en esta lucha, el ejército no es sino una parte del partido
dirigente de la lucha. De la estrecha ligazón que existe a su vez entre
el ejército y el pueblo; cómo ejército y pueblo no son
sino la misma cosa, lo que una vez más se ve corroborado en la síntesis
magnífica que hiciera Camilo: «el ejército es el pueblo uniformado.»
El cuerpo armado, durante la lucha y después de ella, ha debido adquirir
una técnica nueva, técnica que le permita superar las nuevas armas
del enemigo y rechazar cualquier tipo de ofensiva.
El soldado revolucionario tiene una disciplina
consciente. Durante todo el proceso se caracteriza fundamentalmente por su autodisciplina.
A su vez, en el ejército del pueblo, respetando todas las reglas de los
códigos militares, debe haber una gran democracia interna y una gran
igualdad en la obtención de los bienes necesarios a los hombres en lucha.
En todas estas manifestaciones, el general Nguyen
Giap, señala lo que nosotros conocemos por nuestra propia experiencia,
experiencia que se realiza algunos años después de logrado el
triunfo por las fuerzas populares vietnamitas, pero que refuerza la idea de
la necesidad del análisis profundo de los procesos históricos
del momento actual. Este debe ser hecho a la luz del marxismo, utilizando toda
su capacidad creadora, para poder adaptarlo a las cambiantes circunstancias
de países, disímiles en todo el aspecto exterior de su conformación,
pero iguales en la estructura colonizada, la existencia de un poder imperialista
opresor y de una clase asociada a él por vínculos muy estrechos.
Después de un análisis certero, llega el general Giap a la siguiente
conclusión: «En la coyuntura actual del mundo, una nación, aunque
sea pequeña y débil, que se alce como un solo hombre bajo la dirección
de la clase obrera para luchar resueltamente por su independencia y la democracia,
tiene la posibilidad moral y material de vencer a todos los agresores, no importa
quienes sean. En condiciones históricas determinadas, esta lucha por
la liberación nacional puede pasar por una lucha armada de larga duración
-la resistencia prolongada- para alcanzar el triunfo.» Estas palabras sintetizan
las características generales que debe asumir la guerra de liberación
en los territorios dependientes.
Creemos que la mejor declaración para acabar
el prólogo, es la misma que utilizan los editores de este libro y con
la que estamos identificados: «Ojalá que todos nuestros amigos que, como
nosotros, sufren todavía los ataques y las amenazas del imperialismo,
puedan encontrar en Guerra del pueblo, ejército del pueblo, lo
que hemos hallados nosotros mismos: nuevos motivos de fe y esperanzas.»
[Prólogo al libro de Vo
Nguyen Giap, Guerra del pueblo, ejército del pueblo, Editora Política,
La Habana 1964.]
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