Discurso en el Ministerio de Industrias
9 de mayo de 1964
Compañeros:
Hace un tiempo fui invitado por la organización de la juventud, para cerrar
un ciclo de conferencias, de actos con que la juventud daba señales visible
digamos de vida en el marco político de la acción política
del Ministerio.
Me interesaba hablar con ustedes, expresarles algunos puntos de vista, porque
muchas veces he tenido actitud crítica frente a la juventud, no como juventud
sino como organización, y esa actitud crítica no se ha visto respaldada
en general por la proposición de soluciones prácticas; es decir,
que ha sido un poco tarea del franco tirador, tarea que no concuerda con otras
series de deberes que tengo incluso como miembro de la dirección del Secretariado
del Partido, &c. Había algunos problemas de concepto de lo que debe
ser una organización juvenil, con los cuales nunca hemos estado totalmente
de acuerdo. Y siempre hemos encontrado en la juventud como organización
un aspecto mecanicista, que es en nuestro concepto lo que le impedía ser
la verdadera vanguardia. Después, naturalmente, todos estos problemas han
venido discutiéndose durante mucho tiempo.
La juventud incluso nació bajo nuestra jefatura directa, en su primer embrión
cuando se organizaron «los Jóvenes Rebeldes» dependientes del Departamento
de Instrucción del Ejército.
Después se separó adquiriendo una característica política
propia. Habíamos tenido una actitud crítica de la juventud y que
esa actitud siempre no había estado unida a la proposición de un
sistema de trabajo concreto. El problema es bastante complejo porque está
relacionado con todo lo que es la organización del Partido. No solamente
con respecto a la juventud, todavía nosotros tenemos algunas dudas pero
que no hemos resuelto totalmente desde el punto de vista teórico. ¿Cuál
es la función del Partido? No en términos generales, abstracto donde
todos los conocemos, ¿cuál debe ser la actitud del Partido en cada uno
de los distintos frentes en los cuales debe actuar? ¿Cuál es sus grado
de participación en la administración pública? ¿Cuál
el grado de responsabilidad que debe tener? ¿Cómo deben ser las relaciones
entre los distintos niveles de la administración pública, por ejemplo,
y del Partido?
Son problemas que no están reglamentados y que todos conocemos, que crean
roces a determinados niveles. Saliendo de la Dirección Nacional y el Consejo
de Ministros donde está clara la dependencia de uno a otro, y donde muchas
veces las figuras son las mismas, después cada uno adquiere su independencia
en el trabajo y se crean hábitos de trabajo, concepciones que chocan en
la vida y que no han sido resueltas en forma práctica todavía por
nosotros. Evidentemente esto responde también a que hay concepciones distintas,
ninguna de las cuales ha podido demostrar su eficacia superior, su razón
superior sobre otra. Concepciones que vienen incluso de análisis de los
profundos problemas que han habido en el campo socialista, desde el momento que
triunfa la primera revolución socialista, la Revolución de Octubre,
de 1917 hasta ahora.
Y concepciones que deben ser analizadas y estudiadas muy profundamente incluso
por las características de nuestra Revolución. Revolución
que empezó al principio como un movimiento de masa apoyando una lucha insurreccional
sin la formación de un partido orgánico del proletariado, que llegó
después a la unificación con el partido representante del proletariado,
con el Partido Socialista Popular, que no había encabezado la lucha en
ese momento.
Por esas características nuestro movimiento está muy impregnado
de la pequeña burguesía en cuanto a las personas físicas
y de la ideología de la pequeña burguesía también.
En el proceso de la lucha y la revolución cada uno de nosotros fue evolucionando
porque incluso la mayoría de los dirigentes de la Revolución por
su extracción personal pertenece también a la pequeña burguesía,
incluyo la burguesía.
Estos son los lastres que se arrastran durante mucho tiempo, que no pueden cortarse
en la mente de los hombres directamente de un día para otro. Incluso cuando
se declara el carácter socialista de la Revolución, carácter
que es en su declaración posterior al hecho real que ya existía
una revolución socialista porque habíamos tomado la mayoría
de los medios de producción fundamentales en nuestras manos; sin embargo,
la ideología no caminaba parejamente en todo con los avances que la Revolución
había realizado en el terreno económico y en algunos aspectos del
terreno ideológico.
Esa característica de nuestra Revolución nos hace que debamos ser
muy cautos en la caracterización del Partido como dirigentes de toda la
clase obrera y sobre todo en sus relaciones específicas con cada uno de
los distintos organismos administrativos, el ejército, la seguridad, &c.
Todavía nuestro Partido no tiene estatutos; todavía nuestro Partido
no está íntegramente formado siquiera. Entonces la pregunta es por
qué no hay estatutos. Experiencia hay mucha; es decir, experiencia que
ya tiene casi 50 años de práctica, ¿qué es lo que pasa? Que
hay algunas interrogantes de esta experiencia que nosotros quisiéramos
resolver, y que no podemos resolver en una forma espontánea, o digamos
con algunas características de superficialidad, porque hay determinaciones
muy importantes para el porvenir de la Revolución.
La ideología de las clases anteriormente dominantes está siempre
presente en Cuba a través de esos reflejos de que les hablaba, en la conciencia
de las gentes. Pero además está presente porque es continuamente
exportada desde los Estados Unidos que es el centro organizador de la reacción
mundial, y que exporta físicamente saboteadores, bandidos, propagandistas
de diversas formas y penetra prácticamente el territorio nacional salvo
La Habana con las emisiones que constantemente lanza sobre nosotros.
Es decir, todo el pueblo de Cuba está en contacto perenne con la ideología
de los imperialistas, que se transforma naturalmente aquí a través
de aparatos de propaganda científicamente organizados para presentar la
imagen oscura de un régimen que como el nuestro tiene que tener necesariamente
imágenes oscuras, porque estamos en un período de transición
y porque no hemos sido profesionales de la economía y la política
con una amplia experiencia y con todo un equipo detrás, los que hemos dirigido
la Revolución.
Y al mismo tiempo presenta la característica más alucinante, más
fetiches, del régimen capitalista. Todo eso se introduce en el país
y a veces encuentra eco en el subconsciente de mucha gente. Despierta además
cosas dormidas que han sido apenas aplacadas por la rapidez del proceso, por la
enorme cantidad de descargas emotivas que hemos tenido que hacer nosotros para
defender nuestra Revolución donde la palabra revolución se ha unido
a la palabra Patria, a la defensa de todos los intereses, para lo que cada individuo
es más sagrado independientemente incluso ya de su extracción social.
Frente a la amenaza de una agresión termonuclear, como en octubre, la unificación
del pueblo era automática. Muchas gentes que incluso nunca habían
hecho guardias en las milicias se presentaron para luchar. Hubo una transformación
de todo el mundo ante la injusticia evidente; era en fin, el deseo de todo el
mundo de demostrar su decisión de luchar en definitiva por su Patria y
era también la decisión de la gente que está frente a un
peligro del cual no puede huir de ninguna manera con ninguna actitud neutral porque
frente a bombas atómicas no hay neutral ni embajadas, ni nada, lo aniquilan
todo.
Así hemos ido caminando nosotros; a saltos y a saltos disparejos, como
caminan todas las revoluciones, profundizando nuestra ideología en determinados
aspectos, aprendiendo más, desarrollando escuelas de marxismos.
Y al mismo tiempo por el continuo temor de no llegar a posiciones que vayan a
detener la Revolución e introducir por esa vía rectal los conceptos
pequeño-burgueses, o la ideología del imperialismo a través
de esas actitudes críticas frente a la tarea del Partido en toda la organización
del Estado. Por eso todavía hoy no tenemos organizado debidamente el Partido,
por eso hoy todavía no se ha llegado a cierto grado de institucionalización
en cuanto a la alta dirección del estado que es necesario. Pero nosotros
también nos planteamos algunos problemas. Hay que instrumentar algo nuevo
que en nuestro concepto puede reflejar exactamente las relaciones que tienen que
existir entre la masa y los gobernantes directamente y a través del Partido.
Así se han empezado a hacer distintas pruebas, pruebas piloto de administraciones
locales de distintos tipos, en El Cano en una forma, en Güines de otra, en
Matanzas de otra. En donde constantemente vamos viendo las ventajas y desventajas
de todos esos sistemas en los cuales existe la célula de una organización
de tipo superior y lo que representan para el desarrollo de la Revolución
y sobre todo para el desarrollo de la planificación centralizada.
Dentro de todo este mare magnum, de estas luchas ideológicas entre distintos
sostenedores por lo menos de ideas distintas aunque no haya tendencias o corrientes
definidas, se fijó el trabajo de la juventud que empezó a funcionar,
primero como desprendimiento del Ejército Rebelde, después adquiriendo
una profundidad ideológica mayor y después transformándose
en la Unión de Jóvenes Comunistas, ya digamos de antesala del hombre
de partido, y necesariamente con la obligación de adquirir una formación
ideológica superior.
Frente a estos problemas no había ninguna discusión, pero había
algunas discusiones frente a cuál era el papel de la juventud práctica,
real. ¿La juventud debe reunirse tres, cuatro, cinco horas a discutir sabios temas
filosóficos? Puede hacerlo, no está negado el que se haga eso. Es
simplemente un problema de balance y de actitud, frente a la Revolución,
frente al Partido y sobre todo frente al pueblo. El plantearse la discusión
de problemas teóricos indica una profundidad teórica alcanzada ya
por la juventud. Pero plantearse solamente problemas teóricos indica que
la juventud no ha podido escapar del mecanicismo y confunde los términos.
Así también se ha hablado de la necesaria espontaneidad, la alegría
de la juventud, entonces la juventud y no digo yo este grupo del Ministerio, sino
como general, ha organizado la alegría. Entonces los jóvenes dirigentes
se han puesto a pensar qué es lo que debe hacer la juventud, porque debe
ser alegre, según definición. Y eso precisamente es lo que convertía
en viejos a los jóvenes. ¿Cómo un joven tiene que ponerse a pensar
qué es lo que debe ser la juventud?
Simplemente haga lo que piense y eso tiene que ser lo que hace la juventud. Pero
eso es lo que no sucedía, porque había todo un grupo de dirigentes
que realmente estaban envejecidos. Ahora esa alegría y esa espontaneidad
de la juventud, es superficialidad. Una vez más también hay que
tener cuidado con eso.
Y no confundir lo que la juventud de todo el mundo y sobre todo la juventud cubana
por las características de su pueblo tiene de alegre, de fresco, de espontáneo,
y la superficialidad. Son dos cosas absolutamente distintas. Se puede ser y se
debe ser espontáneo y alegre, pero se debe ser profundo al mismo tiempo.
Entonces aquí se plantea uno de los problemas más difíciles
de resolver, cuando se plantea como discusión teórica. Porque sencillamente
así es como debe ser la juventud comunista. Y no deben pensar en cómo
ser, porque deben nacer de su interior.
Yo no sé si me estoy metiendo en honduras semifilosóficas, pero
es uno de los problemas que más hemos discutido. El aspecto fundamental
en el cual la juventud debe señalar camino es precisamente en el aspecto
de ser vanguardia en cada uno de los trabajos que le compete.
Por eso muchas veces hemos tenido algunos problemitas con la juventud porque no
cortaba toda la caña que debía, porque no iba al trabajo voluntario
lo suficiente. En definitiva, porque no se puede dirigir con teoría, y
menos puede haber un ejército de generales. El ejército puede tener
un general, si es muy grande varios generales, o un comandante en jefe, pero si
no hay quien vaya al campo de batalla, no hay ejército. Y si en el campo
de batalla el ejército no está dirigido por quienes van al frente
a luchar, ese ejército no sirve. Y esa característica que tenía
nuestro Ejército Rebelde, la característica de que los hombres que
había tenido, se habían distinguido en alguna forma en el campo
de batalla por sus propias virtudes, eran los que eran ascendidos a algunos de
los tres únicos grados que había en el Ejército Rebelde:
teniente, capitán o comandante.
Y por lo menos en esas dos primeras categorías: teniente o capitán,
eran quienes dirigían el combate. Entonces esto es lo que nosotros necesitamos:
tenientes, capitanes, como se nos quiera llamar, quitarles los títulos
militares si quieren, pero la gente que vaya adelante, que muestre con su ejemplo,
seguir o hacerse seguir es una tarea que puede hacerse a veces difícil,
pero que es enormemente más fácil que empujar para que otros caminen,
por un camino inexplorado todavía, sobre el cual nadie ha dado el primer
paso.
A la juventud le faltada recoger entonces los grandes problemas que se planteaba
el gobierno, como problema de decisión de masa, convertirlos en su propio
anhelo y marchar por ese camino a la vanguardia. Dirigida y orientada por el Partido,
debe marchar a la vanguardia.
Al cambiarse todos los malos métodos de dirección y establecer la
elección de los trabajadores ejemplares, trabajadores de vanguardia, trabajadores
que en el frente del trabajo eran los que realmente podían hablar con autoridad
y los que iban en el frente, se produce el primer cambio cualitativo importante
en nuestro Partido, cambio que no es único y que debe ser seguido de toda
una serie de medidas organizativas, pero que marca el aspecto más importante
de nuestra transformación. Y en la juventud ha habido también una
serie de cambios. Ahora, la insistencia mía en este punto, la insistencia
que continuamente les he hecho, es para que no dejen de ser jóvenes, no
se transformen en viejos teóricos, o teorizantes, conserven la frescura
de la juventud- Sean capaces de recibir las grandes consignas del Gobierno, transformarlas
internamente, y convertirse en motores impulsores de todo el movimiento de masa
marchando a la vanguardia. Para eso hay que saber seleccionar cuáles son
los grandes aspectos sobre los cuales el Gobierno insiste, Gobierno que es representación
del pueblo y es Partido al mismo tiempo por otro.
Por otra parte hay que balancear y jerarquizar. Estas son las tareas que debe
cumplir la juventud. Ahora ustedes han hablado de la Revolución Técnica.
Este es uno de los aspectos más importantes, de las tareas más concretas,
más adaptadas a la mentalidad de la juventud. Pero a la Revolución
Técnica no puede irse sola, porque Revolución Técnica está
sucediendo en el mundo, en todos los países, socialistas y no socialistas,
avanzados, naturalmente.
En los Estados Unidos hay una Revolución Técnica, en Francia hay
una tremenda Revolución Técnica, en Inglaterra, en la RFA, y no
tienen nada de países socialistas. Entonces la Revolución Técnica
debe tener un contenido de clase; un contenido socialista, y para eso se necesita
que haya en la juventud una transformación necesaria para que sea auténtico
ese motor impulsor; es decir, todos los resabios se vayan liquidando, todos los
resabios de la vieja sociedad que ha muerto. No se puede pensar en la Revolución
Técnica sin pensar al mismo tiempo en una actitud comunista ante el trabajo,
y eso es sumamente importante. Si no hay una actitud comunista frente al trabajo,
no hable de Revolución Técnica Socialista.
Eso es simplemente el reflejo en Cuba de la Revolución Técnica que
se está operando por los grandes cambios ocurridos a raíz de los
últimos inventos y descubrimientos de la ciencia. Estas son cosas que no
pueden estar separadas y la actitud comunista ante el trabajo consiste en los
cambios que van ocurriendo en la mente del individuo, cambios que necesariamente
serán largos y que no se puede aspirar a que sean completos en un corto
período en los cuales el trabajo ha de ser lo que todavía es hoy;
esa obligatoriedad compulsiva social para transformarse en una necesidad social.
Es decir, la transformación, la Revolución Técnica, dará
la oportunidad de llegar aproximadamente a lo que más le interesa en la
vida, en sus trabajos, investigaciones, estudios de todo tipo. Y la actitud frente
a este trabajo será una actitud totalmente nueva. El trabajo será
el día domingo de hoy, no el domingo del corte de caña, sino el
domingo de un corte de caña. Es decir, tendrán la representación
de lo necesario de las sanciones obligadas.
Pero para eso hay que pasar un proceso largo, y ese proceso se va creando en hábitos
adquiridos mediante el trabajo voluntario, por ejemplo. ¿Por qué insistimos
tanto en trabajo voluntario? Económicamente significa casi nada; los voluntarios
incluso que van a cortar caña, que es la tarea más importante que
realizan desde el punto de vista económico, no dan resultado. Un cortador
de caña del Ministerio corta cuatro o cinco veces menos que un cortador
de caña que ha hecho eso habitualmente toda su vida. Pero que hoy tiene
una importancia económica por la escasez de brazos que hay. Ahora lo importante
es que una parte del la vida del individuo que se entrega a la sociedad sin esperar
nada, sin retribución de ningún tipo y solamente en cumplimiento
del deber social. Allí empieza a crearse lo que después, por el
avance de la técnica, por el avance de la producción y de las relaciones
de producción, alcanzará un tipo más elevado, se convertirá
en la necesidad social.
Si todos son capaces de unir en cada momento la capacidad para transformarse internamente
en cuanto a los estudios ante la actitud frente a la nueva técnica, y al
mismo tiempo la capacidad para rendir en su puesto de trabajo como vanguardia,
avanzaremos. Y acostumbrarse a hacer del trabajo productivo poco a poco, algo
que significa tanto que se convierte de momento, y a través del tiempo,
en una necesidad, entonces serán automáticamente vanguardias dirigentes
de la juventud, y no tendrán nunca que plantearse qué hacer. Harán
simplemente lo que en un momento dado luzca lo más lógico. No tendrán
que buscar qué es lo que a la juventud le va a gustar.
Ustedes serán automáticamente juventud y representación de
los más avanzados de la juventud. No tengan nunca miedo, los que son jóvenes,
jóvenes de espíritu sobre todo, preocuparse de lo que hay que hacer
para agradar. Simplemente hacer lo que sea necesario, lo que luzca lógico
en un momento dado. Allí la juventud será dirigente.
Hoy se ha iniciado todo ese proceso, digamos de politización de este Ministerio,
que verdaderamente es frío, que es bastante burocrático, un nido
de burócratas meticulosos, y machacones, del Ministro para abajo, que están
ahí constantemente peleando con tareas concretas para ir buscando nuevas
relaciones y nuevas actitudes.
Ahora, ustedes se quejaban, la juventud, de que habían organizado, en los
días que yo no vine estaba vacío, y entonces que dijera esto. Bueno,
yo lo puedo decir, pero lo que yo no puedo decir a nadie que venga aquí.
¿Qué es lo que pasa? Aquí pasa simplemente que hay una falta de
comunicación, o una falta de interés, que no ha sido vencida por
la gente encargada de vencerla. Y esa es una tarea concreta del Ministerio. Es
una tarea de la juventud, vencer la indiferencia del Ministerio. Claro que siempre
cabe la autocrítica y siempre cabe el análisis de que no se ha hecho
lo suficiente para estar en comunicación con la gente, constantemente.
Es verdad, pero también cuando uno hace la autocrítica debe hacerla
completa, porque la autocrítica no es flagelación, sino análisis
de la actitud de cada uno. Y también el enorme trabajo que uno tiene sobre
los hombros, uno tras otro y todos amontonados, impide que se pueda tener otro
tipo de relación e impulsar una relación digamos más humana,
menos dirigida por los canales burocráticos a través de los papeles.
Eso vendrá con el tiempo, cuando el trabajo no sea tan imperioso y también
cuando se logre toda una serie de cuadros donde descansar, donde todos los trabajos
sean cumplidos siempre, donde la desconfianza en el trabajo no tenga que ser una
de las características desgraciadas de toda esta época de la Revolución.
Donde hay que chequear personalmente los papeles, hacer cuentas personalmente
en las estadísticas, y donde todavía se encuentran errores a cada
rato. Entonces, cuando toda esa época desaparezca, y va en camino de desaparecer,
y desaparecerá pronto, todos los cuadros estén más fortalecidos,
todos hayamos avanzado un poquito más, naturalmente que habrá tiempo
para otro tipo de contacto, contacto que no quiere decir el hecho de que vaya
un ministro, un director a decir cómo le va la familia a fulano o a mengano,
sino a organizar contactos que nos permitan a todos trabajar mejor aquí
y afuera y conocernos mejor.
Porque el socialismo ahora en esta etapa de construcción de socialismo
y comunismo, no se han hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes,
se están haciendo para el hombre integral, el hombre debe transformarse
conjuntamente con la producción que avance y no haríamos una tarea
adecuada si solamente fuéramos a la vez productores de artículos,
de materia prima y no fuéramos a la vez productores de hombres.
Aquí está una de las tareas de la juventud, impulsar, dirigir con
el ejemplo de la producción del hombre del mañana, y en esa producción
y en la dirección está incluida la producción propia, porque
nadie es perfecto, ni mucho menos y todo el mundo debe ir mejorando sus cualidades
mediante el trabajo, las relaciones humanas, el estudio profundo, las discusiones
críticas, todo eso es lo que va transformando a la gente. Todo lo sabemos
porque han pasado cinco años largos desde que nuestra Revolución
triunfó, siete años también largos desde que desembarcamos
los primeros y empezaron las luchas de la última etapa y cualquiera que
mire atrás y piense lo que era siete años antes se da cuenta de
que el camino que se ha recorrido es mucho, muy grande, pero todavía falta
mucho.
Esas son las tareas, y lo fundamental es que la juventud comprenda dónde
está situada y cuál va a ser su tarea fundamental. Que no la jerarquice
más allá de lo que deba, que no se considere el centro de todo el
universo socialista, pero sí se analice un eslabón importante, y
muy importante que es el eslabón que apunta al porvenir. Nosotros ya vamos
en declinación, a pesar de que todavía perteneceríamos geográficamente
digamos a la juventud, hemos pasado por muchos trabajos duros, hemos tenido las
responsabilidades de dirigir un país en momentos tremendamente difíciles,
y todo eso envejece naturalmente, gasta, y dentro de unos años nuestra
tarea será ya a los que quedemos el retirarnos a cuarteles de invierno
para que las nuevas generaciones ocupen nuestro lugar. De todas maneras creo que
hemos cumplido con cierta dignidad un papel importante, pero no estaría
completa nuestra tarea si no supiéramos retirarnos a tiempo. Y también
otra tarea de ustedes es crear la gente que nos reemplace, de manera que el hecho
de que nosotros seamos dejados en el olvido como cosa del pasado, pasa a ser uno
de los índices más importantes de la tarea de toda la juventud y
de todo el pueblo.
Discurso pronunciado por
el comandante Ernesto Che Guevara el 9 de mayo de 1964 en el Ministerio de Industrias
Periódico Granma, 20 de octubre de 1967
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