Discurso en la inauguración
de la Planta Mecánica de Las Villas
3 de mayo de 1964

Compañeros:
Como primer acto, debemos felicitar a su Excelencia el Embajador de la República Socialista Soviética, por su magnífico discurso (aplausos), aunque en verdad, cuando habla entre nosotros, se expresa mucho mejor en castellano, pero parece que el público y la televisión, lo cortó un poquito, ¡eh! De todas maneras, entendemos perfectamente su mensaje, y agradecemos mucho ese mensaje de la Unión Soviética, por lo que vale en estos momentos para nuestro país. (Aplausos.)
Agradecemos igualmente, al ingeniero jefe de la construcción de esta obra, el ingeniero soviético, Vladimir Shukov, que además nos hizo una demostración de buen español y de internacionalismo proletario. Aquí. (Aplausos.) Al compañero Shukov, nosotros lo hemos tenido que sufrir mucho, porque cada vez que faltaba una pieza, cada vez que había cualquier problema, en esta planta, recurría a todos los niveles posibles, cuando le fallaba alguno, llegaba a mi despacho, «a parquear la tiñosa», como se dice en cubano, y como empuja mucho más que un tractor, siempre conseguía su propósito, y su propósito era el más noble de todos. Propósito que incluso, mucho de nuestros propios técnicos, no pudieron llevar a cabo, claro que faltaban las condiciones técnicas y la gran ayuda que nos ha prestado la Unión Soviética, pero el entusiasmo que el ingeniero Shukov, y todos sus colaboradores soviéticos, han puesto en la construcción de esta obra, es digno de nuestro más sentido agradecimiento, es una verdadera prueba de lo que es el internacionalismo proletario.
Esta planta se ha construido en 16 meses de trabajo, como él se los dijera, para Cuba, en una planta de esta magnitud es el tiempo más corto en que hemos podido echar a funcionar una fábrica. Siempre han existido una gran cantidad de problemas de orden técnico, organizativo y de abastecimiento, que han impedido que fábricas, incluso más pequeñas, e incluso iniciadas mucho antes que ésta, pudieran entrar en producción. Además, ésta es una de las plantas que inician el verdadero proceso de industrialización en Cuba.
Varias veces nos hemos referido a que en nuestras primeras armas, en esta difícil tarea de la industrialización de un país, cometimos errores de conceptos que nos llevaron a comprar y construir fábricas que no eran las más indicadas para el proceso de desarrollo. Sin embargo, esta planta mecánica marca precisamente uno de los jalones más importantes en esta primera etapa de la industrialización. Es una planta pesada, construida con equipos muy modernos suministrados todos por la Unión Soviética.
Además, constará durante toda la primera época de trabajo con la ayuda técnica de los ingenieros soviéticos. Estará destinada a, dar piezas de repuesto para la industria azucarera, y para otras industrias importantes del país.
El valor de la inversión llega a los nueve millones y medio de pesos y el área de la fábrica es de 16.000 metros cuadrados. Actualmente trabajan, trabajarán en este primer momento, 380 trabajadores, cuando haya alcanzado el máximo de producción y esté con todos sus turnos y toda su plantilla completa, habrá 950 trabajadores, un gran número de ellos, obreros, técnicos e ingenieros, su producción total alcanzará las 4 000 toneladas anuales y podrá hacer piezas desde un kilogramo hasta 5 toneladas métricas.
El montaje e instalación de esta planta también marca un récord para Cuba, se inició en febrero del año 1963 y ha acabado solamente hace unos días. En el corto lapso de un poco más de un año ha sido posible realizar las instalaciones completas de la fábrica, y esto, como lo dijera el compañero responsable de la construcción, por el Ministerio de la Construcción, en medio de los problemas que crea el construir una fábrica y montarla al mismo tiempo. Proceso que no es el normal, pero que se llevó a cabo, para tratar de hacerlo en el menor tiempo posible.
Aquí trabajarán, en el primer momento, los muchachos que desde hace ya tiempo estuvieron instruyéndose en diversas plantas y algunos trabajadores de más vasta experiencia de esta provincia y de algunas otras provincias, que vendrán aquí, a dar sus conocimientos y su trabajo. Esta planta en su tipo es la más importante de la República. Para quien conozca otras plantas similares, se podrá dar cuenta de la enorme distancia que hay entre aquellos verdaderos chinchales, museo de maquinarias viejas en realidad, y esta planta moderna.
Ahora sí podremos iniciar el proceso del abastecimiento de toda una serie de piezas de repuesto que han mantenido en jaque a nuestras industrias durante los cinco años de Gobierno Revolucionario. Pero para ello naturalmente, será necesario también, el que todos nuestros trabajadores se superen, no es lo mismo manejar una máquina-herramienta vieja, con deficiencias para construir piezas que admiten una serie de diferencias en su construcción, que el manejar maquinaria moderna de absoluta precisión, maquinaria en muchos casos automatizadas.
Los equipos de proyección, una de las grandes fallas que ha tenido Cuba hasta este momento, deberán entrenarse, porque serán el corazón de la fábrica, igualmente los equipos de control de la calidad y los ingenieros encargados de la conducción del proceso de producción. Es decir, con esta planta se inicia de verdad, y es ciertamente simbólico, el que se haya, aquí, en esta planta encendido la antorcha de la revolución técnica porque con esta planta se inicia, el proceso de una revolución técnica en la construcción de la mecánica. No podemos aspirar a que ella funcione manteniendo los viejos métodos organizativos y las viejas concepciones que han primado en nuestra organización hasta ahora. Y naturalmente, tenemos que triunfar, es una tarea en la cual estamos comprometidos con todo el pueblo de Cuba. En el menor tiempo posible debemos llevarla a su máximo de producción, y 4 000 toneladas de piezas de repuesto, selectivamente distribuidas, pueden resolver la mayoría de los ingentes problemas que tenemos. Es decir, aquí con esta fábrica se inicia el imperativo que exige el que la revolución técnica sea un hecho y no solamente una consigna. Es decir, que sea una consigna traducida en hecho.
Los trabajadores de esta planta, deben de estar conscientes de que su deber, es fundamentalmente, el de prepararse cada vez más, deben de estar consciente de que todavía falta mucho para que estén capacitados para hacerla trabajar al máximo y que además, deben preparar, ayudar a prepararse a los nuevos compañeros que ingresaran en ella, para llegar al total de 980 trabajadores que exige la plantilla.
Si nosotros pensamos un momento en la productividad que tiene esta planta, en la cantidad de equipos automáticos y semiautomáticos y en la precisión de todo el aparato organizativo convendremos en que ésta es una de las plantas más importantes del país, en el momento actual. Hay muy pocas en el país que tengan más de 1 000 obreros, pero además, aquellas que tienen más de 1 000 obreros, casi todas, están en las ramas que exigen menos entrenamiento técnico, de manera que hoy inauguramos realmente, y quizás por primera vez en Cuba, una planta de primera magnitud.
Ya me he referido al empezar estas palabras a que esta planta es un ejemplo del internacionalismo proletario. No solamente por lo que significa el crédito y la ayuda técnica que nos suministra la Unión Soviética, sino y fundamentalmente, pienso, por el entusiasmo increíble, que los trabajadores técnicos soviéticos, han desplegado en esta planta, para cumplir con esa obligación que se habían impuesto para con el pueblo de Cuba. Y ese entusiasmo ha sido igualmente notable en los trabajadores del Ministerio de la Construcción y en los trabajadores del Ministerio de Industrias, encargados de la tarea práctica del montaje. De tal manera, que realmente podemos decir, sin ningún temor a equivocarnos, que es un verdadero éxito el haber puesto a funcionar esta unidad en un año y medio, en menos de un año y medio, y que, se abre ahora, una nueva perspectiva en cuanto a plantas técnicamente montadas, con todas las exigencias de la técnica moderna, para Cuba.
Al mismo tiempo, queremos señalar una vez más, las calurosas palabras del compañero Embajador, que representa en nuestro país a la Unión Soviética, y que evidentemente a nombre de su gobierno, nos ha dado la seguridad de una amistad que no solamente se traduce en los hechos concretos de la ayuda a nuestro desarrollo, en los hechos concretos que significan su magnífico ejemplo durante 46 años, en la construcción de la sociedad socialista y ahora de la sociedad comunista, sino también, la seguridad de que el pueblo y el gobierno soviético estarán junto a nosotros, en todas y cada una de las distintas alternativas que tengamos que afrontar en nuestro proceso de construcción del socialismo como trinchera de avanzada, una de las trincheras de avanzada del socialismo mundial, a 150 kilómetros de las costas norteamericanas, con nuestro suelo, nuestro cielo hollado casi todos los días por los aviones incursionistas yanquis, con nuestro suelo hollado por la planta extranjera en la base de Guantánamo, con la amenaza constante de invasiones, de agresiones de todo tipo y que en estas alternativas peligrosas que debe pasar la patria cubana, podremos contar siempre con la ayuda, la comprensión, hasta sus últimos límites, del pueblo y del gobierno soviético. (Aplausos.)
Y eso es, realmente, internacionalismo proletario. Tampoco debemos olvidar, compañeros, que así como hemos recibido ayuda de todo tipo de la Unión Soviética y de otros países socialistas, que todavía tienen que construir mucho para el bienestar de su propio pueblo, que aman la paz, como solamente la pueden amar aquellos pueblos que han sufrido guerras devastadoras en su territorio, y que a pesar de todo, están dispuestos a correr los peligros, por apoyar a nuestro pueblo, asimismo, debemos pensar nosotros en nuestra propia responsabilidad, en las palabras que ha dicho Fidel en sus dos últimos discursos, «que al valor no le faltará el valor», y que en todas estas etapas en la cual incluso la vida física de todos nosotros está en peligro y solamente resta como algo permanente e inmortal nuestra Revolución, debemos sin embargo, mantener nuestro espíritu de tal manera que nos sea fácil al estar dispuestos a defender nuestro territorio hasta el último hombre y el estar dispuestos a rendir cada día el máximo de nuestro esfuerzo para la producción. Porque el socialismo se construye dando más y mejores productos al pueblo, repartiendo más entre el pueblo, el socialismo no es una palabra, no es un concepto desligado de la realidad, está directamente llevado hacia el bienestar del pueblo, por eso nosotros tenemos que luchar día tras día para que nuestro pueblo pueda conseguir, mediante el esfuerzo de todos, la enorme cantidad de productos que todavía nos faltan, de los cuales carecemos o tenemos en cantidades insuficientes, y además, no podemos olvidar nunca el hecho de que somos un ejemplo cada vez más brillante y luminoso para todos los pueblos del mundo y especialmente para los pueblos de América.
Y que ese ejemplo, que hoy se traduce solamente en nuestra actitud, de no permitir que se viole nuestra soberanía, que se mancille nuestra soberanía, de no permitirle a ningún enemigo por poderoso que sea, que vaya a jugar con nuestra Revolución, también debe traducirse un día en técnicos y en fábricas, que vayan desde Cuba hasta otros países de América que obtengan su libertad, después de luchas quizás, todavía más cruentas que las que nosotros debíamos soportar, en un futuro que cada día luce más cercano.
Es decir, que nuestro deber es múltiple, es un deber para con nosotros mismos, para nuestro pueblo, el deber de mantenernos firmes y construir el socialismo al mismo tiempo, es el deber de gratitud y de solidaridad con todo el campo socialista, que nos apoya en cada momento que sea necesario, y es nuestro deber, par todos los pueblos de América y del mundo, que están luchando en este momento por obtener algo parecido a lo que nosotros hoy vivimos. Por todo eso, nuestra actitud debe ser cada día más consciente, cada fábrica nueva que inauguremos, cada éxito de la producción agrícola o industrial, cada escuela o cada hospital, nos debe incitar a trabajar más, a estudiar más, a ser más conscientes, a profundizar nuestra ideología hasta el máximo, y a perfeccionar nuestra calidad de ejemplo para nuestra América irredenta.
Al agradecer, una vez más, a los compañeros soviéticos, y al pedirle que trasmitan a su gobierno y a su representante máximo, el jefe del gobierno, el Primer Ministro Nikita Jruschov (aplausos), nuestro agradecimiento, debemos decirle una vez más, con la voz más alta que tengamos, con la voz que se ha hecho oír, en América y en el mundo, «amigos soviéticos, amigos socialistas, pueblos del mundo: Cuba no fallará (aplausos), Cuba sabrá defender su ideología revolucionaria y sabrá defender su territorio, hasta la última gota de sangre si fuera preciso», y mientras tanto, Cuba construirá el socialismo y se convertirá cada vez más, en un ejemplo para todos y en un digno país miembro de la comunidad de los países socialistas.
¡Que viva el Internacionalismo Proletario! (Aplausos.)
¡Que viva la amistad de los pueblos soviético y cubano! (Aplausos.)
¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (Aplausos.)
Comisión para perpetuar la memoria del Comandante Ernesto Guevara
 
 

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