Intervención
en la Asamblea General
de las Naciones Unidas
en uso del derecho de replica
11 de diciembre de 1964
Pido disculpas por tener que ocupar por
segunda vez esta tribuna. Lo hago haciendo uso del derecho de réplica.
Naturalmente, aunque no estamos interesados especialmente en ello, esto que podría
llamarse ahora la contrarréplica, podríamos seguir extendiéndola
haciendo la contrarréplica y así hasta el infinito.
Nosotros contestaremos una por una las afirmaciones de los delegados que impugnaron
la intervención de Cuba, y lo hacemos en el espíritu en que cada
uno de ellos lo hizo, aproximadamente.
Empezaré contestando al delegado de Costa Rica, quien lamentó
que Cuba se haya dejado llevar por algunos infundios de la prensa sensacionalista,
y manifestó que su Gobierno tomó inmediatamente algunas medidas
de inspección cuando la prensa libre de Costa Rica, muy distinta a la
prensa esclava de Cuba, hizo algunas denuncias.
Quizás el delegado de Costa Rica tenga razón. Nosotros no podemos
hacer una afirmación absoluta basada en los reportajes que la prensa
imperialista, sobre todo de los Estados Unidos, ha hecho repetidas veces a los
contrarrevolucionarios cubanos. Pero si Artime fue jefe de la fracasada invasión
de Playa Girón, lo fue con algún intermedio, porque fue jefe hasta
llegar a las costas cubanas y sufrir las primeras caídas, volviendo a
los Estados Unidos. En el intermedio, como la mayoría de los miembros
de aquella «heroica expedición libertadora», fue «cocinero o sanitario»,
porque ésa fue la forma en que llegaron a Cuba después de estar
presos, según sus declaraciones, todos los «libertadores» de Cuba. Artime,
que ahora vuelve a ser jefe, se indignó contra la acusación. ¿De
qué? De contrabando de whisky, porque en sus bases de Costa Rica y Nicaragua,
según informó, no hay contrabando de whisky: «hay preparación
de revolucionarios para liberar a Cuba.» Esas declaraciones han sido hechas
a las agencias noticieras y han recorrido el mundo.
En Costa Rica se ha denunciado esto repetidas veces. Patriotas costarricenses
nos han informado de la existencia de esas bases en la zona de Tortugueras y
zonas aledañas, y el Gobierno de Costa Rica debe saber bien si esto es
verdad o no.
Nosotros estamos absolutamente seguros de la certeza de estas informaciones,
como también estamos seguros de que el señor Artime, entre sus
múltiples ocupaciones «revolucionarias», tuvo tiempo también para
contrabandear whisky, porque son cosas naturales en la clase de libertadores
que el Gobierno de Costa Rica protege, aunque sea a medias.
Nosotros sostenemos, una y mil veces, que las revoluciones no se exportan.
Las revoluciones nacen en el seno de los pueblos. Las revoluciones las engendran
las explotaciones que los gobiernos -como el de Costa Rica, el de Nicaragua,
el de Panamá o el de Venezuela- ejercen sobre sus pueblos. Después,
puede ayudarse o no a los movimientos de liberación; sobre todo se les
puede ayudar moralmente. Pero, la realidad es que no se pueden exportar revoluciones.
Lo decimos no como una justificación ante esta Asamblea; lo decimos
simplemente como la expresión de un hecho científicamente conocido
desde hace muchos años. Por eso, mal haríamos en pretender exportar
revoluciones y menos, naturalmente, a Costa Rica, en donde en honor a la verdad
existe un régimen con el cual no tenemos absolutamente comunión
de ningún tipo y que no es de los que se distinguen en América
por la opresión directa indiscriminada contra su pueblo.
Con respecto a Nicaragua queríamos decir a su representante, aunque
no entendí bien con exactitud toda su argumentación en cuanto
a los acentos -creo que se refirió a Cuba, a Argentina y quizás
también a la Unión Soviética- espero en todo caso que el
representante de Nicaragua no haya encontrado acento norteamericano en mi alocución
porque eso sí que sería peligroso. Efectivamente, puede ser que
en el acento y que utilizara al hablar se escapara algo de la Argentina. He
nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también
soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías
de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de
cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en
el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida
por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica,
sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie. Y así
en esa disposición de ánimo, no está solamente este representante
transitorio ante esta Asamblea. El pueblo de Cuba entero está con esa
disposición. El pueblo de Cuba entero vibra cada vez que se comete una
injusticia, no solamente en América, sino en el mundo entro. Nosotros
podemos decir lo que tantas veces hemos dicho del apotegma maravilloso de Martí,
de que todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier
mejilla de hombre. Eso, el pueblo entero de Cuba, lo siente así, señores
representantes.
Por si el representante de Nicaragua quiere hacer alguna pequeña revisión
de su carta geográfica o inspeccionar ocularmente lugares de difícil
acceso, puede ir además de a Puerto Cabezas -de donde creo que no negará
salió parte, o gran parte, o toda la expedición de Playa Girón-
a Blue Fields y Monkey Point, que creo que se debería llamar Punto Mono,
y que no sé por qué extraño accidente histórico,
estando en Nicaragua, figura como Monkey Point. Allí podrá encontrar
algunos contrarrevolucionarios o revolucionarios cubanos, como ustedes prefieren
llamarles, señores representantes de Nicaragua. Los hay de todos los
colores. Hay también bastantes whisky, no sé si contrabandeado
o si directamente importado. Conocemos de la existencia de esas bases. Y, naturalmente,
no vamos a exigir que la OEA investigue si las hay o no. Conocemos la ceguera
colectiva de la OEA demasiado bien para pedir tal absurdo.
Se dice que nosotros hemos reconocido tener armas atómicas. No hay tal.
Creo que ha sido una pequeña equivocación del representante de
Nicaragua. Nosotros solamente hemos defendido el derecho a tener las armas que
pudiéramos conseguir para nuestra defensa, y hemos negado el derecho
de ningún país a determinar qué tipos de armas vamos a
tener.
El representante de Panamá, que ha tenido la gentileza de apodarme Che,
como me apoda el pueblo de Cuba, empezó hablando de la Revolución
mexicana. La delegación de Cuba hablaba de la masacre norteamericana
contra el pueblo de Panamá, y la delegación de Panamá empieza
hablando de la Revolución mexicana y siguió en este mismo estilo,
sin referirse para nada a la masacre norteamericana por la que el Gobierno de
Panamá rompió relaciones con los Estados Unidos. Tal vez en el
lenguaje de la política entreguista, esto se llame táctica; en
el lenguaje revolucionario, esto, señores, se llama abyección,
con todas las letras. Se refirió a la invasión del año
1959. Un grupo de aventureros, encabezados por un barbudo de café, que
nunca había estado en la Sierra Maestra y que ahora está en Miami,
o en alguna base o en algún lugar, logró entusiasmar a un grupo
de muchachos y realizar aquella aventura. Oficiales del Gobierno cubano trabajaron
conjuntamente con el Gobierno panameño para liquidar aquello. Es verdad
que salieron de puerto cubano, y también es verdad que discutimos en
un plano amistoso en aquella oportunidad.
De todas las intervenciones que hay aquí contra la delegación
de Cuba, la que parece inexcusable en todo sentido es la intervención
de la delegación de Panamá. No tuvimos la menor intención
de ofenderla ni de ofender a su Gobierno. Pero también es verdad otra
cosa: no tuvimos tampoco la menor intención de defender al Gobierno de
Panamá. Queríamos defender al pueblo de Panamá con una
denuncia ante las Naciones Unidas, ya que su Gobierno no tiene el valor, no
tiene la dignidad de plantear aquí las cosas con su verdadero nombre.
No quisimos ofender al Gobierno de Panamá, ni tampoco lo quisimos defender.
Para el pueblo de Panamá, nuestro pueblo hermano, va nuestra simpatía
y tratamos de defenderlo con nuestra denuncia.
Entre las afirmaciones del representante de Panamá se encuentra una
muy interesante. Dice que, a pesar de las bravatas cubanas, todavía está
allí la base. En la intervención, que estará fresca en
la memoria de los representantes, tiene que reconocerse que hemos denunciado
más de 1.300 provocaciones de la base de todo tipo, que van de algunas
nimias hasta disparos de armas de fuego. Hemos explicado cómo no queremos
caer en provocaciones, porque conocemos las consecuencias que ellas pueden traer
para nuestro pueblo; hemos planteado el problemas de la base de Guantánamo
en todas las conferencias internacionales y siempre hemos reclamado el derecho
del pueblo de Cuba a recobrar esa base por medios pacíficos. No hemos
echado nunca bravatas, porque no las echamos, señor representante de
Panamá, porque los hombres como nosotros, que están dispuestos
a morir, que dirigen un pueblo entero dispuesto a morir por defender su causa,
nunca necesitan echar bravatas.
No echamos bravatas en Playa Girón; no echamos bravatas cuando la Crisis
de Octubre, cuando todo el pueblo estuvo enfrente del hongo atómico con
el cual los norteamericanos amenazan a nuestra Isla, y todo el pueblo marchó
a las trincheras, marchó a las fábricas, para aumentar la producción.
No hubo un solo paso atrás; no hubo un solo quejido, y miles y miles
de hombres que no pertenecían a nuestras milicias entraron voluntariamente
a ellas en momentos en que el imperialismo norteamericano amenazaba con echar
una bomba o varias bombas atómicas o un ataque atómico sobre Cuba.
Ese es nuestro país. Y un país así, cuyos dirigentes y
cuyo pueblo -lo puedo decir aquí con la frente muy alta- no tienen el
más mínimo miedo a la muerte y conocen bien la responsabilidad
de sus actos, nunca echa bravatas. Eso sí: lucha hasta la muerte, señor
representante de Panamá, si es necesario, y luchará hasta la muerte,
con su Gobierno, todo el pueblo de Cuba si es agredido.
El señor representante de Colombia manifiesta, en todo medido -yo también
tengo que cambiar el tono- que hay dos aseveraciones inexactas: una, la invasión
yanqui en 1948 a raíz del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán; y,
por el tono de voz del señor representante de Colombia, se advierte que
siente muchísimo aquella muerte: está profundamente apenado.
Nosotros nos referimos, en nuestro discurso, a otra intervención anterior
que, tal vez, el señor representante de Colombia olvidó: la intervención
norteamericana sobre la segregación de Panamá. Después,
manifestó que no hay tropas de liberación en Colombia, porque
no hay nada que liberar. En Colombia, donde se habla con tanta naturalidad de
la democracia representativa y sólo hay dos partidos políticos
que se distribuyen el poder mitad y mitad durante años, de acuerdo con
una democracia fantástica, la oligarquía colombiana ha llegado
al summum de la democracia, podemos decir. Se divide en liberales y conservadores
y en conservadores y liberales; cuatro años uno y cuatro años
otros. Nada cambia. Esas son las democracias de elecciones; ésas son
las democracias representativas que defiende, probablemente con todo entusiasmo,
el señor representante de Colombia, en ese país donde se dice
que hay 200.000 o 300.000 muertos a raíz de la guerra civil que incendiara
a Colombia después de la muerte de Gaitán. Y, sin embargo, se
dice que no hay nada que liberar. No habrá nada que vengar, tampoco;
no habrá miles de muertos que vengar; no habrá habido ejércitos
masacrando pueblos y no será ese mismo ejército el que masacra
el pueblo desde el año 1948. Lo que está ahí lo han cambiado
algo, o sus generales son distintos, o sus mandos son distintos u obedecen a
otra clase distinta de la que masacró al pueblo durante cuatro años
de una larga lucha y lo siguió masacrando intermitentemente durante varios
años más. Y se dice que no hay que liberar nada. ¿No recuerda
el señor representante de Colombia que en Marquetalia hay fuerzas a las
cuales los propios periódicos colombianos han llamado «la República
Independiente de Marquetalia» y a uno de cuyos dirigentes se le ha puesto el
apodo de Tiro Fijo para tratar de convertirlo en un vulgar bandolero?
¿Y no sabe que allí se hizo una gran operación por parte de 16.000
hombres del ejército colombiano, asesorados por militares norteamericanos,
y con la utilización de una serie de elementos, como helicópteros
y, probablemente -aunque no puedo asegurarlo- con aviones, también del
ejército norteamericano?
Parece que el señor representante de Colombia tiene mala información
por estar alejado de su país o su memoria es un poco deficiente. Además,
el señor representante de Colombia manifestó con toda soltura
que si Cuba hubiera seguido en la órbita de los estados americanos otra
cosa sería. Nosotros no sabemos bien a qué se referirá
con esto de la órbita; pero órbita tienen los satélites
y nosotros no somos satélites. No estamos en ninguna órbita; estamos
fuera de órbita. Naturalmente que si hubiéramos hecho aquí
un melifluo discurso de algunas cuartillas en un español naturalmente
mucho más fino, mucho más sustancioso y adjetivado, y hubiéramos
hablado de las bellezas del sistema interamericano y de nuestra defensa firme,
inconmovible, del mundo libre dirigido por el centro de la órbita que
todos ustedes saben quién es. No necesito nombrarlo.
El señor representante de Venezuela también empleó un
tono moderado, aunque enfático. Manifestó que son infames las
acusaciones de genocidio y que realmente era increíble que el Gobierno
cubano se ocupara de estas cosas de Venezuela existiendo tal represión
contra su pueblo. Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad
conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí,
hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra
lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado
de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál
es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba. En esas condiciones nosotros
vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano. Pero, eso
sí: asesinatos no cometemos, como está cometiendo ahora en estos
momentos, la policía venezolana que creo recibe el nombre de Digepol,
si no estoy mal informado. Esa policía ha cometido una serie de actos
de barbarie, de fusilamientos, es decir, asesinatos y después ha tirado
los cadáveres en algunos lugares. Esto ha ocurrido contra la persona,
por ejemplo, de estudiantes, etcétera.
La prensa libre de Venezuela fue suspendida varias veces en estos últimos
tiempos por dar una serie de datos de este tipo. Los aviones militares venezolanos,
con la asesoría yanqui, sí, bombardean zonas extensas de campesinos,
matan campesinos; sí, crece la rebelión popular en Venezuela,
y sí, veremos el resultado después de algún tiempo.
El señor representante de Venezuela está indignado. Yo recuerdo
la indignación de los señores representantes de Venezuela cuando
la delegación cubana en Punta del Este leyó los informes secretos
que los voceros de los Estados Unidos de América tuvieron a bien hacernos
llegar en una forma indirecta, naturalmente. En aquel momento leímos
ante la asamblea de Punta del Este la opinión que tenían los señores
representantes de los Estados Unidos del Gobierno venezolano. Anunciaban algo
interesantísimo que -perdonen la inexactitud porque no puedo citar ahora
textualmente- podría ser más o menos así: «O esta gente
cambia o aquí todos van a ir al paredón.» El paredón es
la forma en que se pretende definir la Revolución Cubana; el paredón
de fusilamiento.
Los miembros de la embajada norteamericana anunciaban, en documentos irrefutables,
que ése era el destino de la oligarquía venezolana si no cambiaba
sus métodos, y así se le acusaba de latrocinio y, en fin, se le
hacían toda una serie de terribles acusaciones de ese orden.
La delegación venezolana se indignó muchísimo; naturalmente,
no se indignó con los Estados Unidos; se indignó con la representación
cubana que tuvo a bien leerle las opiniones que los Estados Unidos tenían
de su Gobierno y, también de su pueblo. Si, la única respuesta
que hubo a todo esto es que el señor Moscoso, que fue quien graciosamente
cedió documentos en forma indirecta, fue cambiado de cargo.
Le recordamos esto al señor representante de Venezuela porque las revoluciones
no se exportan; las revoluciones actúan y la Revolución venezolana
actuará en su momento, y los que no tengan avión listo -como hubo
en Cuba- para huir hacia Miami o hacia otros lugares, tendrán que afrontar
allí lo que el pueblo venezolano decida. No echen culpas a otros pueblos,
a otros gobiernos, de lo que pueda suceder allí. Quiero recomendar al
señor representante de Venezuela, que, si tiene interés, lea algunas
interesantísimas opiniones sobre lo que es la guerra guerrillera y cómo
combatirla, que algunos de los elementos más inteligentes del COPEI han
escrito y publicado en la prensa de su país... Verá que no es
con bombas y asesinatos como se puede combatir a un pueblo en armas. Precisamente,
esto es lo que hace más revolucionarios a los pueblos. Lo conocemos bien.
Está mal que a un enemigo declarado le hagamos el favor de mostrarle
la estrategia contraguerrillera, pero lo hacemos porque sabemos que su ceguera
es tanta que no la seguirá.
Queda el señor Stevenson. Lamentablemente no está aquí
presente. Comprendemos perfectamente bien que el señor Stevenson no esté
presente.
Hemos escuchado, una vez más, sus declaraciones medulares y serias,
dignas de un intelectual de su categoría. Declaraciones iguales, enfáticas,
medulares y serias fueron hechas en la primera comisión, el 15 de abril
de 1961, durante la sesión 1.149, precisamente, el día en que
aviones piratas norteamericanos con insignias cubanas -que salieron de Puerto
Cabezas, según creo recordar, de Nicaragua o tal vez de Guatemala, no
está bien precisado- bombardearon los aeropuertos cubanos y casi reducen
a cero nuestra fuerza aérea. Los aviones, después de realizar
su «hazaña» a mansalva, aterrizan en Estados Unidos. Frente a nuestra
denuncia el señor Stevenson dice cosas muy interesantes.
Perdóneseme lo largo de esta intervención, pero creo que es digno
recordar una vez más las frases medulares de un intelectual tan distinguido
como el señor Stevenson, pronunciadas apenas cuatro o cinco días
antes de que el señor Kennedy dijera tranquilamente, a la faz del mundo,
que asumía toda responsabilidad de los hechos ocurridos en Cuba. Esta
es, creo una simple reseña, porque dado el poco tiempo de que disponíamos
no hemos podido recolectar actas precisas de cada una de las reuniones. Dicen
así:
«Las acusaciones formuladas contra los Estados Unidos por el representante
de Cuba, con respecto a los bombardeos, que, según se informa, se han
realizado contra los aeropuertos de La Habana y Santiago y sobre el cuartel
general de la fuerza aérea cubana en San Antonio de los Baños,
son totalmente infundadas.»
Y el señor Stevenson las rechaza categóricamente.
«Como lo declaró el Presidente de los Estados Unidos, las fuerzas armadas
de los Estados Unidos no intervendrán en circunstancia alguna en Cuba
y los Estados Unidos harán todo lo que sea posible a fin de que ningún
norteamericano participe en acción alguna contra Cuba.»
Un año y pico después tuvimos la gentileza de devolverle el cadáver
de un piloto que cayó en tierras cubanas. No el del mayor Anderson; otro
de aquella época.
«En cuanto a los acontecimientos que según se dice han ocurrido esta
mañana y en el día de ayer, los Estados Unidos estudiarán
las peticiones de asilo político de conformidad con los procedimientos
habituales.»
Le iban a dar asilo político a la gente que ello habían mandado.
«Quienes creen en la libertad y buscan asilo contra la tiranía y la opresión
encontrarán siempre comprensión y acogida favorable de parte del
pueblo norteamericano y del Gobierno de los Estados Unidos.»
Así sigue el señor Stevenson su larga perorata.
Dos días después, desembarcan en Playa Girón las huestes
de la Brigada 2506 conocida por su heroísmo seguramente en los anales
de la historia de América. Dos días después se rinde la
brigada heroica sin perder casi ni un hombre y entonces empieza aquel torneo
-que algunos de ustedes habrán conocido- de hombres vestidos con el uniforme
de gusanos que tiene el ejército de los Estados Unidos, diciendo que
eran cocineros y enfermeros o que habían venido de marineros en aquella
expedición.
Fue entonces cuando el presidente Kennedy tuvo un gesto digno. No pretendió
mantener una falsa política que nadie creía y dijo claramente
que se responsabilizaba de todo aquello que había ocurrido en Cuba. Se
responsabilizó, sí; pero la Organización de Estados Americanos
no lo responsabilizó ni le exigió responsabilidades de ningún
tipo que nosotros recordemos. Fue una responsabilidad ante su propia historia
y ante la historia de los Estados Unidos, porque la Organización de Estados
Americanos estaba en la órbita. No tenía tiempo de ocuparse de
estas cosas.
Agradezco al señor Stevenson su referencia histórica a mi larga
vida como comunista y revolucionario que culmina en Cuba. Como siempre, las
agencias norteamericanas, no sólo en noticias, sino de espionaje, confunden
las cosas. Mi historia de revolucionario es corta y realmente empieza en el
Granma y sigue hasta este momento.
No pertenecía al Partido Comunista hasta ahora que estoy en Cuba y podemos
proclamar todos ante esta Asamblea el marxismo-leninismo que sigue como teoría
de acción la Revolución cubana. Lo importante no son las referencias
personales; lo importante es que el señor Stevenson una vez más
dice que no hoy violación de las leyes, que los aviones no salen de aquí,
como tampoco los barcos, por supuesto; que los ataques piratas surgen de la
nada, que todo surge de la nada. Utiliza él la misma voz, la misma seguridad,
el mismo acento de intelectual serio y firme que usara en 1961 para sostener,
enfáticamente, que aquellos aviones cubanos habían salido de territorio
cubano y que se trataba de exilados políticos, antes de ser desmentido.
Naturalmente, me explico, una vez más, que el distinguido colega, el
señor Stevenson, haya tenido a bien retirarse de esta Asamblea.
Los Estados Unidos pretenden que pueden realizar los vuelos de vigilancia porque
los aprobó la Organización de Estados Americanos. ¿Quién
es la Organización de los Estados Americanos para aprobar vuelos de vigilancia
sobre el territorio de un país? ¿Cuál es el papel que juegan las
Naciones Unidas? ¿Para qué está la Organización si nuestro
destino va a depender de la órbita, como tan bien ha definido el señor
representante de Colombia, de la Organización de Estados Americanos?
Esta es una pregunta muy seria y muy importante, que hay que hacer ante esta
Asamblea. Porque nosotros, país pequeño, no podemos aceptar, de
ninguna manera, el derecho de un país grande a violar nuestro espacio
aéreo; muchísimo menos con la pretensión insólita
de que sus actos tienen la juridicidad que le da la Organización de Estados
Americanos, la que nos expulsó de su seno y con la cual no nos liga vínculo
alguno. Son muy serias las afirmaciones del representante de los Estados Unidos.
Quiero decir únicamente dos pequeñas cosas. No pienso ocupar
todo el tiempo de la Asamblea en estas réplicas y contrarréplicas.
Dice el señor representante de los Estados Unidos que Cuba echa la culpa
de su desastre económico al bloqueo, cuando ése es un problema
a consecuencia de la mala administración del Gobierno. Cuando nada de
esto había ocurrido, cuando empezaron las primeras leyes nacionales en
Cuba, los Estados Unidos comenzaron a tomar acciones económicas represivas
tales como la supresión unilateral, sin distinción alguna, de
la cuota de azúcar, que tradicionalmente vendíamos al mercado
norteamericano. Asimismo, se negaron a refinar el petróleo que habíamos
comprado a la Unión Soviética en uso de legítimo derecho
y amparados en todas las leyes posibles.
No repetiré la larga historia de las agresiones económicas de
los Estados Unidos. Sí diré, que a pesar de esas agresiones, con
la ayuda fraterna de los países socialistas, sobre todo de la Unión
Soviética, nosotros hemos salido adelante y continuaremos haciéndolo;
que aun cuando condenamos el bloqueo económico, él no nos detendrá
y, pase lo que pase, seguiremos constituyendo un pequeño dolor de cabeza
cuando lleguemos a esta Asamblea o a cualquier otra, para llamar a las cosas
por su nombre y a los representantes de los Estados Unidos gendarmes de la represión
en el mundo entero.
Por último, sí hubo embargo de medicinas contra Cuba.
Pero sin no es así, nuestro Gobierno en los próximos meses pondrá
un pedido de medicinas aquí en los Estados Unidos, y le mandará
un telegrama al señor Stevenson, que nuestro representante leerá
en la comisión o en el lugar que sea conveniente, para que sepa bien
si son o no ciertas las imputaciones que Cuba hace. En todo caso, hasta ahora
lo han sido. La última vez que pretendimos comprar medicinas por valor
de 1.500.000 dólares, medicinas que no se fabrican en Cuba y que son
necesarias únicamente para salvar vidas, el Gobierno norteamericano intervino
e impidió esa venta.
Hace poco el Presidente de Bolivia le dijo a nuestros delegados, con lágrimas
en los ojos, que tenía que romper con Cuba porque los Estados Unidos
lo obligaban a ello. Así, despidieron de La Paz a nuestros delegados.
No puedo afirmar que esa aseveración del Presidente de Bolivia fuera
cierta. Lo que sí es cierto, es que nosotros le dijimos que esa transacción
con el enemigo no le valdría de nada, porque ya estaba condenado.
El Presidente de Bolivia, con el cual no teníamos ni tenemos ningún
vínculo, con cuyo Gobierno no hicimos nada más que mantener las
relaciones que se deben mantener con los pueblos de América, ha sido
derrocado por un golpe militar. Ahora se ha establecido allí una Junta
de Gobierno.
En todo caso, para gente como ésta, que no sabe caer con dignidad, vale
la pena recordar lo que le dijo, creo que la madre del último califa
de Granada a su hijo, que lloraba al perder la ciudad: «Haces bien en llorar
como mujer lo que no supiste defender como hombre.»
Tomado del folleto Ha sonado la hora postrera del colonialismo, Ministerio
de Relaciones Exteriores.
Tomado de: Escritos y discursos, tomo 9 , Editorial de Ciencias Sociales,
La Habana 1977
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