Discurso en Minas del Frío
3 de abril de 1963

Compañeros profesores y alumnos, al pasar por aquí cerca, quisimos venir a este lugar, que fue escenario de la primera escuela que fundó la Revolución en esta zona. Aquella escuela tenía motivos tácticos diferentes, pero tenía el mismo fin que ésta de ahora, en aquella época no había mujeres, apenas un pequeño grupito de compañeras, pero aquí aprendieron los hombres que después tuvieron que hacer una de las marchas más difíciles de la revolución, la Columna Invasora, tuvo su prueba de fuego, precisamente en este lugar. Ya han desaparecido la mayoría de los primeros edificios que construimos, pero muy distinto a como está ahora. En aquella época hacíamos al revés que ahora, ahora tratamos de mostrar con todo orgullo este centro a todo el mundo y no nos preocupa y más bien nos alegra que se vea desde el aire, en aquella época, la aviación del enemigo dominaba los aires de Cuba. La primera construcción se hizo en la zona que tienen ustedes enfrente, aquella zona donde ahora creo que hay la planta eléctrica, había más árboles, pero el enemigo lo descubrió a los 15 días de construido, de allí en adelante todos los días mañana y tarde durante tres meses sufrimos bombardeos diarios. Y ésa fue la prueba de fuego que tuvo nuestra Columna. Allí también los muchachos aprendían las primeras letras. En nuestra columna había un maestro cuyo nombre de guerra era Moisés pero que se llamaba Pablo, está hoy en nuestro ejército, fue con nosotros en la columna y daba las primeras letras a los compañeros.
Nuestra columna tenía un 90% de analfabetos cuando salió de Las Mercedes para Las Villas. Entra la tarea educacional, la tarea de educación política y las bombas nos educamos para la victoria. Allí todos nos forjamos, aquí, todos nos forjamos, aprendimos a despreciar al enemigo por lo débil que era a pesar de su fuerzas; comprendíamos que había cosa más importantes que las armas, había fuerzas más grandes que las fuerzas de las armas y que la victoria sería del pueblo, nuestra moral crecía todos los días, no había comida tampoco. Ustedes hoy tienen una comida de campaña, una comida que los prepara para una vida de abnegación, aquellas épocas eran mucho peor. Cuando había, era una lata de leche condensada, de frijoles negros a veces sin sal. Así pasamos varios meses, el ejército llegó justamente hasta aquí, tomó esta escuela, la línea defensiva pasaba por aquellas lomas todas las cuales las conozco perfectamente, y en cada una de ellas prácticamente hemos tenido que combatir y allí murió la ofensiva del ejército, la Mina del Frío fue el último punto que tomó el ejército en su última ofensiva también. La tuvo en sus manos 20 días y se retiró sin combatir porque había sido ya rodeado en una zona, las Vegas de Jibacoa, se retiraron entonces a Las Mercedes. De allí en adelante se prepararon muchos grupos de combatientes y de aquí surgió la gran fuerza ideológica del Ejército Rebelde, Ejército que tenía su propia fuerza, la desarrollada en el combate, en las privaciones pero que la metodizó aquí, aquí se hicieron también conjuntamente con las obras que hacía el compañero Raúl en el Segundo Frente las primeras cartillas que enseñaban a los compañeros cuáles eran nuestras aspiraciones. Hoy cuando volvemos aquí vemos un espectáculo distinto, si se entornan los ojos, cada una de esas lomas trae recuerdos de acciones de guerra, cada una ellas, todas éstas, fue recorrida muchas veces por nosotros, casi conocíamos cada árbol, todos los días teníamos nuestros propios lugares para correr a escondernos cuando venían los aviones enemigos, sin embargo, el espectáculo es totalmente distinto, hay una juventud nueva, hay toda una construcción, es la Revolución en marcha que está en las mismas lomas con los mismos propósitos pero preparándose ahora para una tarea muchos más linda, mucho más hermosa que aquella tarea de matar, con todo lo que tuviera de significación, porque hay que matar para lograr la victoria. Hoy la victoria es nuestra, hoy tenemos un ejército que consolida la victoria, pero sin embargo, tenemos que consolidarlo en el plano cultural y ustedes serán los encargados de eso y serán en la mejor forma posible; no llegarán como maestros dentro de algunos años solamente a verter a sus alumnos la experiencia lograda en los libros, la historia de los mártires, de los héroes de la Revolución, los que forjaron la nacionalidad aprendida en los libros, ustedes conocerán una parte viva de esta última etapa de la historia. Conocerán los sacrificios, conocerán el contacto con el pueblo, conocerán el contacto con la privaciones de los campesinos que todavía hoy subsisten en esta zona, aunque no es ni siguiera un reflejo de lo que ocurría en aquella época. Ustedes serán verdadero maestros revolucionarios, conscientes de su tarea, conscientes de la importancia que tiene esta tarea, conscientes de que ustedes miembros de la sociedad, se deben a ella y deben darle lo más puro de su ser a todos esos alumnos pequeños que tendrán a su cargo dentro de algunos años. Probablemente en aquella época ya hayan desaparecido las huellas de todos esos catarros que me están saludando aquí por todos lados (risas), pero se acordarán siempre de esta experiencia, siempre se acordarán de esta época de Minas de Frío, así como nosotros nos acordaremos siempre y cada vez que andamos cerca de la Sierra no podemos resistir la tentación de volver a ver aquellos lugares donde casi podría decirse que soñábamos simplemente, porque la correlación de fuerza era tan grande en contra nuestra que parecía sólo un sueño el de la victoria y el de la Revolución socialista.
Todo esto se ha logrado, sin embargo, volvemos aquí. Y este va a ser un lugar al que ustedes volverán dentro del algunos años. Reconocerán también, como yo reconozco hoy, cada uno de estos montes que ustedes habrán caminado ya muchas veces. Y reconocerán en este lugar el lugar donde se ha forjado lo mejor de su ser, lo más puro, aquello que tiene el hombre que lo incita a darse para la sociedad, a darse para los demás y a trabajar por ser más perfecto y por comunicar todo su saber, todos sus anhelos a otros hombres, a otros seres humanos. Por eso tendrá tanta significación para ustedes. Es seguro de que no lo olvidarán. Cuando vuelvan de aquí a algunos años tendrán ya a lo mejor mucha experiencia, habrán pasado por sus manos muchos alumnos, sin embargo, volverán a sentir una emoción nueva que hoy quizás no puedan conocer ni puedan palpar, ésa es para el futuro, cuando uno madura un poquito más, porque uno va madurando todos los días y después ustedes, llegarán a un momento en que sientan la necesidad de recordar algunas de las cosas.
Tengo que decirles que su tarea y por tanto sus recuerdos serán todavía más lindos que los que pueda sentir uno, ustedes serán constructores de un mundo nuevo, verán surgido de sus manos a los hombres que van a construir el comunismo, a los hombre que van a hacer desaparecer las clases de Cuba y con ellos la lucha de clase, que van a hacer desaparecer todas las lacras del pasado, será apenas un recuerdo en el pasado todo esto que hoy estamos viviendo, incluso las agresiones de los imperialistas y entonces podrán decir como nosotros hoy, que por lo menos una parte, una etapa de la gran tarea ha sido construida, pero no tendrán deseos de detenerse, porque siempre habrá más tarea, siempre habrá nuevas cosas que hacer y junto con ello habrá que superarse más, seguir adelante.
Muchos serán solamente maestros, otros seguirán estudiando, se perfeccionarán en la Universidad, seguirán estas mismas carreras relacionadas con la Pedagogía, otros pasarán a otras carreras. La consigna del momento para toda nuestra juventud es no detenerse un minuto en la tarea de la cultura, seguir siempre adelante, aprender siempre algo nuevo y estar siempre dispuesto a dar eso nuevo que hemos aprendido en beneficio de todos, y todo eso lo lograrán porque ha habido una Revolución que triunfó, una Revolución cuyo jefe Fidel Castro -una vez por aquí, cuando tenía apenas un grupito de hombres a su mando-, supo ver y supo soñar con ella y supo casi producirla en cada una de sus etapas, y lo tendrán también porque ustedes han pasado por esta escuela de sacrificio y se han forjado como hombres y mujeres nuevos. Eso es todo lo que quería decirles. (Aplausos.) Acuérdense compañeros que entre las necesidades del hombre está el comer y ustedes tienen que comer, tienen que estudiar, tienen que dormir y tienen que levantarse mañana dispuestos de nuevo a otra jornada, ¿eh? ¿estamos de acuerdo? (Sí, gritan del público.) De modo que yo le comunicaré al compañero Fidel el deseo que tienen ustedes de verlo aquí entre ustedes (aplausos) y espero que cuando él llegue lo reciban con el mismo, no con el mismo no, con muchísimo más entusiasmo (exclamaciones) pero con un poquito más de disciplina (exclamaciones), ¿eh? para que no lo ahoguen, porque a mí casi me ahogaron ahí en el pantano. Bien, compañeros, yo me tengo que retirar, ustedes tienen que seguir en sus quehaceres de modo que será hasta siempre.
¡Patria o muerte!
Comisión para perpetuar la memoria del Comandante Ernesto Guevara
Tomado de: Escritos y discursos, tomo 7 , Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1977

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