Discurso en la entrega de premios
a obreros destacados
del Ministerio de Industrias
30 de abril de 1962
Compañeros:
Compañeros trabajadores de todas nuestras industrias; compañeros
trabajadores componentes del coro de la CTC, que nos ha dado una demostración
del avance cultural de nuestro pueblo con sus magníficas interpretaciones;
compañeros todos:
Realmente quisiera decirles que es un momento emocionante para mí el
hablar ante esta asamblea. Hemos visto muchos actos de desprendimiento de la
clase obrera, muchos actos de amor por su trabajo, por su patria y por su clase,
y vemos cada momento que pasa como no hay otra salida, no hay otra manera de
interpretar los hechos, no hay otra forma de actuar para un verdadero revolucionario
consciente de sus deberes y, al mismo tiempo, deseoso de arribar al triunfo
en el menor tiempo posible, no hay otro camino que el apoyo total, irrestricto
en la clase obrera, siguiendo sus orientaciones, pulsando sus opiniones, pulsando
sus emociones y tratando !a lo más en algún momento-, de interpretar,
quizá un ápice mejor la realidad, para ordenar o para insinuar
algún pequeño cambio en el camino. Pero quien hace la historia,
quien la hace día a día mediante el trabajo y la lucha cotidiana,
quien la firma y la convierte en realidad en los grandes momentos, es la clase
trabajadora, son los obreros, son los campesinos, son ustedes, compañeros,
los creadores de esta Revolución, los creadores y sostenedores de todo
lo que tiene de bueno; y es para ustedes, pues, para todo el pueblo trabajador,
mi saludo más emocionado y más encendido en esta jornada. (Aplausos.)
Quisiera, ante ustedes, lamentar la omisión por la cual otros organismos
productores, otros Ministerios que poseen empresas y que poseen centros de trabajo
vitales para la nación, no han podido concurrir aquí a premiar
a sus trabajadores, a aquellos miembros de otros sectores que tan bien, tan
brillantemente como los compañeros premiados por el Ministerio de Industrias,
han sabido defender a la revolución en su trinchera con una producción
cada vez mejor.
Pero voy a cumplir un deber con la parte agrícola de nuestra industria
más fuerte, y de la que debe ser la base de nuestro desarrollo en los
años subsiguientes, con la parte agrícola de la industria azucarera,
con los cortadores de caña. Quisiera citar aquí, y poner como
ejemplo ante ustedes, a los compañeros Reynaldo Castro Yedra y José
Martín Alayón. (Aplausos.) Quisiera decirles, compañeros,
que el compañero José Martín Alayón, de la Cooperativa
Cañera «Josué País», Matanzas, en 56 días de trabajo
ha cortado 31.812 arrobas (aplausos), promediando 568 arrobas diarias
(aplausos) y el compañero Reynaldo Castro Yedra, de la Cooperativa
Cañera «Enrique Noda», Agrupación Manguito, Matanzas, en 71 días
efectivos ha cortado 54.224 arrobas (aplausos), y su promedio durante
estos días es de 749 arrobas diarias. (Aplausos.)
Quisiera decirles, sin embargo, compañeros !y por algo estos compañeros
están aquí- que no ha sido ese el promedio nacional de nuestros
cortadores ni mucho menos. Quisiera decirles que la zafra azucarera no ha sido
un éxito este año, que falta todavía bastante que hacer
y mucho que pelear, que nuestra advertencia anterior sigue en pie, y que todavía
Camagüey sigue siendo «el hombre más lento de la guerrilla», como
dijéramos hace un mes. Hay que reforzar más el corte de caña.
Pero para entender bien el proceso adonde nosotros vamos, quiero decirles que
esta es una de las partes importantísimas del trabajo y del desarrollo
de los obreros. Yo, a estos compañeros, no les diría que han hecho
un culto a la producción sino más bien que han hecho un gran desarrollo
de su conciencia política. La producción a esos niveles fantásticos
significa el gran desarrollo político.
Nosotros tenemos que trabajar para que todos nuestros obreros hagan en cada
momento de su trabajo todo lo que de ellos se puede pedir, y un poquito más,
para que en los momentos difíciles la clase obrera demuestre su capacidad
y sea el puntal de nuestra Revolución.
Sin embargo, ustedes tienen aquí a dos de los hombres que han cortado
más caña en Cuba en un período determinado de tiempo. Yo
quisiera decirles, por ejemplo, que han cortado tres, cuatro veces más
que el promedio de los macheteros, sin embargo, una máquina cualquiera
de cortar caña, de las más «cobarditas» que estamos desarrollando,
corta diez mil arrobas en ocho horas de trabajo (aplausos), y esa es
la otra parte, la otra fase de la construcción del socialismo.
Podemos decir que la definición del socialismo es muy sencilla; se define
por la productividad que está dada por la mecanización, por el
empleo adecuado de las máquinas al servicio de la sociedad, y por un
creciente aumento de la productividad y la conciencia, que está dada
por el poner los trabajadores todo lo que de sí tienen, en beneficio
de la sociedad; productividad, es decir, mayor producción, más
conciencia; eso es socialismo, y nosotros, lo que tenemos ahora, es que construir
el socialismo, aumentar la productividad y aumentar la conciencia día
a día.
Muchos casos podríamos citar. No quisiera caer ante ustedes en exceso,
pero permítaseme leer también la carta que me enviara el compañero
Néstor Diago (aplausos); es el compañero que estará
junto a Fidel.
«Compañeros: En días pasados recibí la sorpresa de que
en una asamblea, el compañero Administrador de mi centro de trabajo,
Empresa Consolidada de Licores y Vinos, Unidad de Producción H-01,
sito en Alejandro Ramírez número 66, Cerro, se me había
seleccionado como el mejor obrero del año por mis esfuerzos en la producción.
Esto para mí constituyó una gran alegría.
Días después recibí un telegrama de la Reforma Urbana citándome
en la misma con el compañero Daniel Vázquez, según tengo
entendido para correr los trámites de entrega de una casa, como premio
a esa selección en la cual me escogieron. A dicha citación no
pude concurrir por estar realizando trabajos voluntarios, por lo que asistí
dos o tres días después, explicándole a dicho compañero
que yo por el momento no tenía necesidad de una casa y que, por el contrario,
lo que quería era que se me arreglara un poco la que tengo; asimismo
que como Responsable de Personal de mi Departamento, conocía de varios
casos entre mis compañeros muchísimo más graves de lo normal,
y que deseaba que se les resolviera primero a ellos (aplausos) y, cuando
ya todos tuvieran su casita, pensar entonces -si fuera posible, de acuerdo con
las ideas de nuestro Gobierno revolucionario- en mejorar de condiciones.
Creo asimismo, y me gustaría más que mi premio consistiera en
un distintivo o emblema, el cual al verlo mis compañeros fuera para ellos
un estímulo para trabajar más y mejor cada día, ahorrando,
planificando, aumentando el ritmo de la productividad y sintiéndose cada
día más en su condición de dueños de sus centros
de trabajo.
Sin más por el momento, considero su atención a que en ningún
momento he pensado se me premiara mi actuación, ya que ha sido mi norma
de siempre, y más ahora que somos dueños de nuestro destino. Sólo
quisiera que toda la clase obrera cooperara desinteresadamente como yo lo hago,
sin personalismo de ninguna clase.
Con saludos revolucionarios,
Néstor Diago Goy.» (Aplausos.)
Compañeros: Creo que sería obvio explicar el porqué del
acto, y también el porqué de este acto en vísperas del
Día Internacional de los Trabajadores. Nunca ninguna fecha más
honrosa, ninguna fecha mejor recibida por los trabajadores del mundo entero,
aun en las peores condiciones de dominio imperialista, que el Primero de Mayo.
Con esta reunión hemos pretendido, compañeros, nada más
y nada menos que la dignificación plena del trabajo y la colocación
del trabajo productivo en bien de la sociedad como tarea fundamental, digna
del más alto elogio y al lado mismo de las otras dos grandes tareas revolucionarias
de este momento !que se aúnan y complementan-: la defensa del poder conquistado
y el estudio preparándose para nuevas tareas en el porvenir.
Mes a mes hemos ido conociendo las caras de los compañeros que llegaban,
a veces desde lejanas regiones del país, cuando lo permitían las
circunstancias, en un pequeño diálogo en que hacíamos algunas
preguntas y en que hablábamos algunos minutos de las tareas del momento.
Constantemente, desde los últimos meses, alarmados por cierta situación
que no sabíamos definir bien, preguntábamos a los compañeros
premiados cuántos de ellos eran miembros de los Núcleos Revolucionarios
Activos; y siempre obteníamos la respuesta de que muy pocos, un diez
por ciento, un doce quizás. Y nos preguntábamos siempre por qué
no se nutrían los núcleos de revolucionarios activos de la mayoría
de los compañeros premiados; no diré que todos, porque ser el
obrero del mes no siempre significa, y en todos los casos, ser un ejemplo de
moral revolucionaria, un ejemplo de revolucionario. Hay otros que, simplemente,
no tienen una extraordinaria simpatía por la Revolución o consideran
que su deber es trabajar por recibir un salario, y que no quieren meterse en
política, digamos. Es decir, no todos los trabajadores van a ser miembros
del Núcleo.
Pero, nos preguntábamos nosotros desde hace varios meses, por qué
razón no se aprovechaba lo que evidentemente era la vanguardia de la
producción en el lugar, uno de los lugares más difíciles
como son todos los centros de trabajo; era la vanguardia de la Revolución
allí, cumplían la recomendación de Lenin cuando decía
que «todo revolucionario debe ser siempre el mejor en cualquier tarea que se
le encomiende». Y los trabajadores premiados cumplían con el mandato
de Lenin, siendo los mejores en sus lugares de trabajo.
Ahí está la fuerza de donde pueden surgir núcleos pujantes,
que cada vez impulsen más nuestra Revolución desde la base; porque
el Núcleo de Revolucionarios Activos no es nada más que el germen
de donde saldrá el Partido Unido de la Revolución Socialista (aplausos).
Partido que es necesario porque es la vanguardia de la vanguardia; es lo mejor
de la clase obrera, que es lo mejor de nuestro pueblo.
Por eso buscábamos, a veces sin tener conciencia exacta de lo que pasaba,
y queríamos lo mejor de la clase obrera para esos núcleos de revolucionarios
que serían el origen de nuestro Partido Unido de la Revolución.
Un día nos dimos cuenta de la enorme carga de subjetividad que había
en la constitución de los núcleos, de la forma sectaria y dogmática
en que se habían creado, del divorcio que existía entre los núcleos
revolucionarios y la masa de trabajadores. Insistimos una y otra vez en la explicación,
porque es importante, porque nos aclaró a nosotros mucho las ideas. Esa
falta de contacto de lo que debe ser la vértebra de la Revolución
con la masa del pueblo, hacía inútiles las voces de orientación
que se pudieran dar desde los ministerios, desde la dirección política,
y hacían sordos nuestros oídos a los llamados de la masa, porque
había una falta de continuidad entre el pueblo y la dirección
central que hacían que las voces de ambos, que siempre han marchado unidas,
de pronto no encontraran la forma de comprenderse mutuamente. Tal parecía
que estuviéramos hablando dos idiomas diferentes.
Cuando comprendimos lo que pasaba, cuando nos dimos cuenta recibiendo casi
directamente nosotros y quizá, primero que nadie, con su gran sensibilidad
hacia los movimientos del pueblo, hacia las ansias y las aspiraciones del pueblo,
el compañero Fidel Castro (aplausos), nos dimos entonces, compañeros,
a la tarea de arreglar aquello que estaba un poco contrahecho, de modificar
nuestro estilo de trabajo, de entrar en contacto directo con la masa y recibir
de la masa de los trabajadores, en todos los lugares donde sea posible, sus
opiniones, sus sugerencias, sus orientaciones, su voz de mando, porque el pueblo
es quien tiene el mando, el pueblo es quien hace la historia.
Así, estamos en la tarea de enmendar errores. ¿Y es que estos errores
se reflejan solamente, compañeros, en que un partido en formación
tenga núcleos burocráticos en que haya cierta separación
formal entre la masa y sus dirigentes? No, fue mucho más lejos el daño,
porque el subjetivismo aplicado en forma consecuente a todos los actos de la
vida económica hizo que se confundieran las fuerzas reales de nuestro
pueblo, que se confundieran su [ilegible] para cada momento, que no se tomaran
las previsiones necesarias para cada momento, y que cayéramos en ese
pequeño «bache» en que hemos caído hoy, donde una buena parte
de los alimentos principales deben ser racionados a la población.
Es evidente que los alimentos son racionados, solamente, porque aquí
no funciona a plenitud ni mucho menos la gran defensa de los regímenes
capitalistas que es el precio, porque aquí defendemos el precio de las
mercancías contra todas las presiones, para que la distribución
sea lo más equitativa posible.
Esta tarea de la distribución de los bienes del país, la más
difícil, la más engorrosa, es en la que nosotros estamos en este
momento, para repartir equitativamente nuestra pobreza, para que no haya ninguno
que deje de comer, de vestirse, de recibir educación, de recibir medicinas,
pero que tampoco haya ninguno que lo reciba en demasía. Es una tarea
del pueblo entero también, y nacional, que se refleja en todos los rincones
del país, tarea en la que a veces tenemos un buen éxito, tarea
en la que a veces tenemos tropiezos momentáneos; productos que hemos
podido asegurar mejor, productos que no hemos podido arreglar totalmente, pero
se ha dado la voz de alarma, el camino falso por el que transcurríamos
ya ha sido dejado de lado, el verdadero camino, el de contacto con las masas,
que es como decir el contacto con la realidad, ha sido tomado.
Ahora hay que repartir la pobreza, enmendar los errores por sobre todas las
cosas, compañeros, ustedes, compañeros obreros industriales y
sobre todo los obreros agrícolas, la consigna del momento debe ser ¡producir
y producir y producir, cada día con más entusiasmo! (Aplausos.)
Cortar caña, como ustedes, compañeros, sembrar como siembran otros
obreros destacados, trabajar en la producción como los compañeros
más destacados de cada empresa, esa debe ser nuestra consigna de hoy.
Nosotros mientras tanto, ¿qué ofrecemos? Porque esta Revolución
ha sido generosa en dar en los primeros años y hoy ya no puede dar con
la misma generosidad. Fue quizás algo dispendiosa en sus bienes, pero
de eso si no nos arrepentimos, no podemos arrepentirnos de nuestros hospitales
y de nuestras escuelas; no podemos arrepentirnos de nuestros becados y de la
cantidad de campesinos que reciben, ahora sí, medicinas y atención
médica en todos los rincones del país. Podemos quizás arrepentirnos
de algún centro turístico demasiado elegante !pero en realidad
también de los trabajadores-, podemos quizá lamentar algún
dinero invertido en una construcción que no era de las más necesarias.
Sin embargo, en lo fundamental todo el dinero del pueblo ha ido a construcción
de bienes sociales para el pueblo, bienes materiales que no se cuentan en pesos
y centavos todos los días, pero que alivian el presupuesto familiar en
todos los rincones del país.
Ahora, en este momento, tenemos que organizar uno de los lugares más
difíciles, uno de los puntos más difíciles, más
conflictivos para todos nosotros, un punto donde los capitalistas trabajan siempre
para dividir a la clase obrera: es el salario. Ahora, teníamos que ir
nosotros a regularlo otra vez, hacer que los menos, los menos «agraciados» digamos,
los que tenían los salarios menores y las condiciones más difíciles,
pudieran asegurar condiciones mínimas. Y para el futuro, para los nuevos
ingresos de trabajadores, no para los actuales, planteamos, y lo planteamos
ahora aquí y lo planteamos hace unos días también y lo
plantearemos ante el pueblo entero de Cuba, ante todos los Sindicatos Nacionales
y ante todos los Comités Sindicales, en cada lugar, donde haya obreros
trabajando, plantearemos nuestra demanda de una regulación total del
salario en Cuba, por lo menos en los sectores industriales del Ministerio de
Industrias, y en poco tiempo en los otros sectores de la producción.
¿Y en qué consiste esta escala de salario? Hoy, en el día de
hoy, significa que algunos ganarán algo más, y que nadie ganará
menos. Esa es la línea fundamental en este momento. Pero ya no calificaremos,
compañeros, a los trabajadores por fábricas más o menos
rentables, ni siquiera por ramas de la producción más o menos
rentables; los trabajadores deben agruparse ahora en categorías iguales,
de tal manera que el mecánico sea mecánico así trabaje
en la Empresa Consolidada de la Mecánica o en la de Cigarros o en la
de la Madera o en cualquier otra.
No habrá diferencias en el futuro para los compañeros que trabajen
en una rama u otra, porque partimos de la base que todo el conjunto de la producción
industrial es un bien social, es un fondo básico de los trabajadores,
y que no debe cargar sobre los trabajadores ni la desgracia de tener que trabajar
en una industria poco rentable, ni la gracia excesiva de tener que trabajar
en una industria de las muy rentables.
Simplemente, ahora todas las industrias son del pueblo y la rentabilidad media
que se logre en ellas será el grado de nuestro desarrollo y medirá
el grado de nuestro avance hacia el futuro.
De tal forma que, en líneas generales, en doce diferentes sectores se
agrupará toda la escala de los salarios de Cuba, y tres secciones diferentes,
de acuerdo con el sacrificio necesario para realizar el trabajo.
Estableceremos la escala por hora de trabajo, y debemos establecer, compañeros,
en discusiones francas, lo antes posible, las normas necesarias de calidad y
cantidad que califiquen cada uno de los miles y miles de trabajos diferentes
que se hacen en Cuba.
¿Dónde puede estar aquí la línea de fricción, el
punto de conflicto? Ya lo hemos dicho una vez, y es que los trabajadores que
hoy tienen salarios por encima de la norma media que se pueda pagar en Cuba,
tendrán sus salarios congelados, y el próximo trabajador que ingrese
a la producción pasará a trabajar en un puesto de trabajo similar,
no con el salario de aquel compañero que había adquirido su derecho
anteriormente, sino con el nuevo salario. (Aplausos.)
Quiero dar la noticia hoy, compañeros, porque tenemos un compromiso
con la clase obrera toda, que es el de sacar para el Primero de Mayo las bases
generales de los salarios.
Hemos trabajado intensamente, hemos buscado y rebuscado, hasta que al final
tenemos una solución que a nosotros se nos ocurre buena para todo el
problema salarial de Cuba.
Por eso es que queríamos presentarla hoy, para decirles que si no hemos
cumplido enteramente nuestra promesa, porque también pecamos de subjetivismo,
es decir, pensamos que era más fácil el trabajo, sin embargo hemos
trabajado días y días y en las últimas jornadas los compañeros
encargados directamente de esta tarea, encabezados por el compañero Ministro
de Trabajo, han trabajado !diría yo-, días y noches y sábados
y domingos, en fin, como casi siempre lo hacemos, para tratar de resolver el
problema. Luce sencillo y es sumamente complicado. Todo lo que logramos hacer
hasta ahora es colocar todos los casos posibles en Cuba dentro de un cartabón;
después tienen que venir las discusiones, ya lo digo, primero con los
Sindicatos Nacionales y después en cada centro de trabajo.
En los primeros días del mes de mayo, con el Ministro de Trabajo y todos
los jefes de los Sindicatos Nacionales, nos reuniremos para discutir el problema
en líneas generales; después probablemente haya una intervención
en Mesa Redonda para explicar estos principios al pueblo, y después iremos
ya a discutirlo en cada lugar.
Hay que preparar las condiciones rama por rama. Y hasta ahora para cumplir
una vieja promesa, es preciso confesarlo, varias veces no cumplida, para cumplir
una promesa con un sector de la producción que figura entre los más
sacrificados de Cuba, hemos preparado primero, y estamos dispuestos ya a discutir
con las secciones sindicales, en los primeros días del mes de mayo, todo
lo referente a las condiciones laborales para la rama de la minería.
(Aplausos.)
En días posteriores podrá ir la mecánica, y así...
No me animo a precisar una fecha compañeros, para no volver a pecar de
subjetivismo, pero en el más corto tiempo posible, dependiendo de nuestra
capacidad, dependiendo de las conversaciones recíprocas podremos llegar
a acuerdos generales en todo el país.
Debo decirles, compañeros, que si podemos ponernos de acuerdo en todo
esto que proponemos, y que después se verá detalladamente, habremos
dado un paso de avance que nos coloca entre los primeros países del mundo
capaces de afrontar el problema de los salarios. Porque el salario es un viejo
mal, es un mal que nace con el establecimiento del capitalismo cuando la burguesía
toma el poder destrozando al feudalismo, y no muere siquiera en la etapa socialista.
Se acaba, como último resto, se agota digamos, cuando el dinero cese
de circular, cuando se llegue a la etapa ideal, al comunismo. (Aplausos.)
En salario, es decir, en dinero, se mide la distinta calificación de
todos los que reciben algo por trabajar. En dinero se mide también el
espíritu de trabajo de cada uno de los que trabajan en sus distintas
calificaciones. El dinero es la única medida que puede abarcarlo todo,
y en la época de la construcción del socialismo, en que todavía
existen relaciones mercantiles, nosotros tenemos que trabajar con el dinero.
Eso sí, tenemos que llevar los salarios a un lenguaje lo más
racional posible. Sería vano que yo tratara de explicarles a ustedes
lo irracional de los salarios en Cuba, porque ustedes lo conocen mejor que yo,
mucho mejor que yo, porque han vivido la injusticia de los salarios, porque
saben, con la injusticia inmanente a la clase obrera, que a pesar de que a veces
hay compañeros que reciben salarios muy remunerativos por alguna tarea,
sin embargo, ha habido grandes sectores de la población que han recibido
salarios de miseria durante muchos años.
Cuando nosotros nos quejamos ahora de la falta de cortadores de caña
y nos olvidamos de lo duro que ha sido ese trabajo, del odio que ha generado
el trabajador cubano hacia esa forma de explotación terrible que era
el corte de caña; del hambre que seguía en el tiempo muerto; de
las esperanzas cada año siempre frustradas de la clase obrera al llegar
la época de la zafra. Nos olvidamos de que hoy los trabajadores quieren
hacer cualquier cosa, ir a cooperativas o granjas, a cualquier lugar donde a
veces el salario es más alto y donde las condiciones de trabajo son diferentes
o donde, por lo menos, se olvidan un poco de hambres pasadas.
Y debemos recordar también el trabajo de los mineros en regiones separadas
del país, en regiones aisladas, trabajando bajo tierra en condiciones
insalubres, y que en el momento actual han unido a todas las incomodidades propias
de su profesión el problema de los abastecimientos.
Y si recorremos así cada uno de los distintos sindicatos nacionales,
veremos que la mayoría de los trabajadores de Cuba no tienen motivo ninguno
de agradecimiento al capitalismo, ni tienen motivo alguno para recordar con
nostalgias tiempos idos; en este presente de hoy, lleno de sacrificios, pero
también lleno de esperanzas y de dignidad, es una etapa nueva en la historia
de Cuba y es una etapa nueva en la historia de América, en la cual nos
ha tocado la enorme dignidad de ser la vanguardia de la liberación. (Aplausos.)
Y cuando pensamos, compañeros, no ya en nuestra situación de
antes, no en la situación de la mayoría de los trabajadores de
Cuba hace años, víctimas de la explotación, víctimas
de la fluctuación de los mercados, obligados a ser felices cuando un
conflicto internacional aumentaba el precio del azúcar, quizás
tristes y alicaídos cuando la paz amenazaba el mundo capitalista.
Pero si recordamos también que nos ha tocado esta dignidad enorme de
ser la vanguardia de América, y si pensamos por un momento en la realidad
trágica de la América de hoy; América, que sin excepción
alguna vive en un estado de conmoción, esperando las masas populares
el momento para lanzarse a la lucha y tomar el poder por cualquier vía
que sea, esperando las masas explotadoras la ayuda del imperialismo para sofocar
a sangre y fuego cualquier movimiento popular.
En Guatemala (aplausos) las guerrillas dominan sectores del país,
y los estudiantes y obreros ponen en jaque a las fuerzas represivas en su misma
capital. (Aplausos.)
En Venezuela (aplausos), las fuerzas del pueblo parece que estuvieran
en todos los rincones y cada vez fueran más fuertes y más audaces
en uno de los reductos que parecía más sólido al imperialismo.
En Colombia (aplausos), las fuerzas del pueblo luchan y se organizan
una y otra vez, a pesar de que muchos héroes han pagado con la vida el
atrevimiento de oponerse a que dos castas oligárquicas se distribuyan
el poder cada cuatro años durante toda una eternidad.
En Paraguay, a pesar de la opresión del imperialismo (aplausos)
las fuerzas del pueblo eligen el camino guerrillero, y en los campos del Paraguay
no dominan las fuerzas represivas.
En los demás países se está generando un volcán,
cuyos ruidos subterráneos están inundando al mundo; un volcán
que el imperialismo, a pesar de sus oídos sordos, a pesar de su desprecio
por los pueblos, a pesar de su falso sentido de superioridad, ha escuchado.
En Panamá se preparan las fuerzas contraguerrilleras (aplausos);
es verdad que hay que aplaudirlos, después de todo son inteligentes,
han sabido !o están sabiendo- que de todas maneras el volcán va
a estallar (aplausos); lo que no podrá suceder, lo que ellos no
saben, es que nunca será lo mismo un guerrillero del pueblo que un contraguerrillero.
(Aplausos.)
Cuando nosotros aquí, compañeros, escuchamos esos ruidos precursores
de una erupción que se avecina, cuando vemos cómo el imperialismo
tiene que arrojar por la borda hasta la pequeña hojita de parra con que
cubría su desnudez, cuando Frondizi ya ni siquiera sirve para tapar las
desnudeces del imperialismo y tienen, directamente, que recurrir a la represión
sin tapujos, cuando Betancourt está tambaleándose en la cuerda
floja, dando tumbos cada vez más violentos y peligrosos, cuando toda
América se siente poseída de un espíritu nuevo, y nosotros
escuchamos todo eso, nos tiene que dar un sentimiento de justificado orgullo,
porque todo eso que se genera allí no es, digamos, el producto de la
Revolución cubana, pero sí está regido por las mismas causas
históricas que provocaron el estallido de la Revolución cubana,
y nos sentimos los precursores y los que mostramos el camino. (Aplausos.)
A veces algún compañero de la América Latina nos pregunta
que qué opinamos de tal o de más cual lugar, que cómo se
tomará el poder en tal o cual lugar, y nosotros contestamos siempre que
no hay forma tal o cual de tomar el poder, y que la clase obrera, auxiliada,
fortalecida por la clase campesina, no debe buscar nunca la batalla más
sangrienta; porque costará miles y miles y miles, y millones de vidas
de sus hijos, pero que la toma del poder por la clase obrera es una necesidad
histórica, y que no se puede nadie oponer a la historia de tal manera
que aquellos que no quieran ceder ante las razones y ante las fuerzas unificadas
de la clase obrera, deben apretarse y defender sus malas razones con las armas,
y deben también, después, aprestarse a sucumbir ante una fuerza
histórica que ya no reconoce límites a su poder, a su expansión,
a su capacidad de ascenso continuo.
Eso es lo que nosotros le decimos a los hermanos de América; eso es
lo que a veces pudiera escuchar algún hermano del Asia o del Africa,
a pesar de que grandes y luminosos ejemplos hay también por esas regiones
del Globo; y en estos días Argelia independiente demuestra lo que puede
un pueblo. (Aplausos prolongados.)
Compañeros, el día de mañana, el día Primero de
Mayo está ligado y todos lo sabemos, a la clase obrera del mundo entero.
A veces nos olvidamos o nos olvidamos por un momento, de la significación
de esa fecha. A veces nos olvidamos que Martí mismo fue testigo de la
infamia que ha perdurado durante decenas de años, y que se ha convertido
después en el símbolo de la lucha de los trabajadores por sus
conquistas y por el poder.
El imperialismo naciente asesinaba a obreros un Primero de Mayo para afianzar
la dominación de su clase, pero desde aquel Primero de Mayo hasta hoy
la humanidad ha caminado muy rápido. Los mártires de Chicago,
cada uno de ellos, al morir sentía y lo proclamaba, que estaban muriendo
por la construcción de una sociedad nueva, sentían y lo proclamaban
que su sacrificio no era en vano, que esa bandera de lucha sería recogida
por los trabajadores de su país; y quizás alguno de ellos intuyera
que su bandera, su ejemplo y su memoria, sería recogida por los trabajadores
del mundo entero.
Pero cuando parecía que todavía por delante del imperialismo
había muchos años de dominio completo del mundo, y que sólo
éste sería testigo de las luchas entre imperialismos opuestos,
entre la Alemania Imperial o la Inglaterra de aquellas épocas, o la Francia,
o los Estados Unidos, al final de la primera gran Guerra Mundial surgió
el primer Estado Socialista. Desde ese momento todo ha cambiado.
De pronto, los trabajadores de Rusia, dirigidos por el genio de Lenin... (Ovación),
los trabajadores de Rusia, compañeros, pudieron tomar el poder y después
de años de sacrificio sin cuento, al lado de los cuales nuestra situación
actual es más que lo que pudieron soñar en aquellos momentos los
luchadores soviéticos que defendían su libertad y el nuevo Estado
obrero. Logró la Unión Soviética salir de aquella situación
embarazosa, y tras cuatro años de guerra civil ya establecerse y ser
reconocida definitivamente como un Estado soberano en el mundo. No lo logró
nadie más que la fuerza y la decisión de los obreros. No había
nadie que ayudara la decisión de los obreros soviéticos y el espíritu
internacional de los obreros del mundo era la única fuerza, mal armada,
mal comida, sin armas casi, sin vestidos, teniendo que soportar condiciones
de miseria terrible, la clase obrera de la Unión Soviética fue
forjando su porvenir allí.
Después de la gran Guerra Mundial -la Segunda- un rosario de países
socialistas ya empezaron a hacer comprender al mundo que la era del capitalismo
estaba tocando a su fin. La gran revolución china, después de
veinte años de lucha de la misma intensidad (aplausos) también
conquistaba el poder, aunque divididas, hermanas suyas en el Asia eran las repúblicas
de Corea y Vietnam. (Aplausos.) Y el primer día de enero de 1959
huía un dictador de una pequeña isla del Caribe (aplausos),
un grupo de guerrilleros románticos, sin ideología, barbudos como
única... (Aplausos prolongados.) La barba y el fusil de mirilla
eran la única representación que veía el imperialismo de
este nuevo movimiento; muchachos jóvenes, fáciles de dominar;
un cambio de nombre de los que se suceden a diario en los ámbitos de
nuestra pobre América, digamos, una relación Frondizi-Guido (risas)
¡y todos contentos! Sin embargo, compañeros, esta vez los ojos sagaces
del imperialismo se enturbiaron completamente (risas), no supieron ver
detrás de aquel grupo de jóvenes sucios y barbudos, que entraban
a la Habana, la gran avalancha de pueblo (aplausos) y todos nuestros
hermanos de América, compañeros, cuando decían que no se
podía en estos momentos hacer nada porque las condiciones no estaban
maduras, la Revolución cubana les impulsaba al combate, gritándoles:
¡se maduran en el camino las condiciones! (Aplausos.)
Y cuando los compañeros de América razonaban: nuestro ejército
es enormemente poderoso, está armado con las armas más modernas
y tiene detrás el imperialismo, en la misma América la voz de
la Revolución cubana les decía: ¡no hay ejército por poderoso
que sea que pueda oponerse a un pueblo en armas! (Aplausos.)
Y cuando nos preguntan, compañeros, en qué pensaba Fidel pocos
días después del desastre de Alegría de Pío, la
voz de la Revolución cubana les contestaba: ¡pensaba en el poder para
la clase obrera! (Aplausos.)
Y repetía nuestro líder una y otra vez: la clase obrera no debe
luchar por migajas que le arrojan desde el banquete, la clase obrera tiene que
luchar por el poder. (Aplausos.)
Obreros, campesinos, intelectuales de América, ven hoy en la Segunda
Declaración de La Habana (aplausos) una declaración de
principios de toda esta masa humana sometida a las misma presiones, viviendo
siempre bajo la misma opresión de imperialismo, que también es
el mismo de una hasta la otra punta de América, y ve en la Declaración
de La Habana el pueblo todo de América su declaración de lucha
por la libertad definitiva.
Las grandes batallas del pueblo por la conquista del poder se están
empezando a producir. Los años venideros, compañeros, serán
escenario en toda América de luchas constantes y fratricidas, serán
escenario de mucha sangre y de mucho dolor. La fatalidad histórica, el
empecinamiento de las clases oligárquicas, de las clases explotadoras,
que prefieren aliarse con el imperialismo antes de abandonar el poder en la
mayoría de los países de América, obligarán a nuestros
pueblos a tomar este camino de Cuba o uno similar, obligarán a los pueblos
de América a luchar con las armas en la mano contra la opresión
imperialista.
Y nosotros, compañeros, ¿seremos espectadores tranquilos de esa contienda?
Es que nosotros, compañeros, tenemos responsabilidades enormes; hemos
dado el primer grito en América, hemos sido los actores de esta nueva
época histórica para nuestro Continente; somos un ejemplo y tenemos
responsabilidades de ejemplo. Debemos ser cada vez más firmes, cada vez
más conscientes, defender todos nuestros frentes de lucha del enemigo
que ataca día a día.
Porque no crea nadie que el enemigo imperialista estará quieto en Cuba
porque tenga otra frontera de su largo bastión de iniquidades amenazado
por allá por América, o en el otro lado, por el Asia, por el Africa.
El enemigo imperialista atacará aquí en una forma u otra, pero
atacará. Está buscando a cada momento la oportunidad para destruir
a la Revolución.
Un día es un fuego, en un edificio en construcción; otro día
un almacén de materias primas. Eso nos costó la vida de uno de
los tantos jóvenes que fueron a darla sin pensar en nada (aplausos),
para defender los bienes del pueblo. Otro día es alguien asesinado, algún
obrero o campesino; otro día aparecen armas tiradas desde un avión;
otro día armas bajadas desde un submarino, otras desembarcadas de una
lancha; otro día salta la cerca un agente de la CIA y otro día
se equivoca un grupo de marinos yanquis que viene a buscar tesoros cerca de
nuestras costas. Todos los días el imperialismo acecha; acecha con la
más negra de las intenciones y puede sufrir aquí una de las más
terribles de las equivocaciones. (Aplausos.)
Y nuestra misión, compañeros, es cerrar filas, unificarnos más,
adquirir más conciencia, pensar en nuestros deberes. Recuerden que hoy
no es un día del año 17 ó 18 de esta centuria; que ahora
estamos en el año 1962, que ya lleva 44 años la primera revolución
socialista; que ya la fuerza del pueblo ha rebasado los límites de un
país y está todos los días adquiriendo más fuerza.
Recuerden que las fuerzas que defienden la paz, que las fuerzas que defienden
a todo trance el derecho de la Humanidad a tener un mundo mejor sin pasar por
el sangriento holocausto que significaría una nueva guerra mundial, está
cada día más fuerte.
Recuerden, compañeros, que en este año de 1962 no estamos solos,
que no hemos estado solos en estos últimos años, que hemos recibido
siempre a tiempo la mano que ayuda, a tiempo el consejo sabio, a tiempo la advertencia
tremenda a los que amenazan nuestras fronteras. (Aplausos.)
Debemos de seguir serenos, debemos mantener nuestro paso, debemos luchar por
mantener y acrecentar nuestras conquistas y debemos luchar con todas nuestras
fuerzas para que las fuerzas de la paz se impongan; debemos mostrar nuestra
potencia para que no se equivoquen con nosotros, para que no pongan en peligro
la paz del mundo aquí, por nuestra propia seguridad y por todos los pueblos
del mundo. La imagen de fuerza que dé Cuba al mundo entero debe ser una
advertencia para los imperialistas y debe ser un faro para todos los pueblos
semicoloniales. Es decir, compañeros, nuestra responsabilidad es enorme.
Pero para aquel que dude, que tenga dudas de la posibilidad de cumplir nuestro
esfuerzo y de seguir nuestro camino, le recomendamos que por un momento eche
la mirada hacia atrás y piense sólo en los tres aniversarios como
este, los tres Primero de Mayo que antecedieron a este.
Recuerden como cada uno significó un aumento en la fuerza y en la profundidad
de la Revolución, un aumento en la cohesión y en la organización
de la clase obrera, un aumento considerable cada vez de las fuerzas del pueblo;
cómo el Estado fue poco a poco adueñándose de los medios
de producción y poniéndolos al servicio de los trabajadores; cómo
pocos días antes del anterior Primero de Mayo, cuando la agresión
imperialista estaba por desencadenarse sobre Cuba, se declaró el carácter
socialista de esta Revolución. (Aplausos.)
Recuerden los tímidos, o los escépticos, el camino enorme que
ha recorrido la Revolución cubana, el paso seguro con que ha transcurrido,
la misma fuerza que le permite reconocer sus errores ante la opinión
pública, mostrar ante los trabajadores sus errores y aprestarse a corregirlos
con ellos mismos, con el pueblo entero.
Recuerden, compañeros, ese largo camino; recuerden también que
tenemos una fuerza militar organizada para defendernos de cualquier agresión;
recuerden los miles y miles de becados que estudian preparándose para
el porvenir, y cuando veamos todo eso tendremos una visión cada vez más
clara de lo que nos espera, del gran porvenir de la Revolución cubana
al lado de todos los pueblos del mundo, y juntos podremos gritar ahora como
hemos gritado durante estos últimos años, con todas nuestras fuerzas
desde la explosión de La Coubre: ¡Venceremos! (Ovación.)
Comisión para perpetuar la memoria del comandante Ernesto Guevara
Tomado de: Escritos y discursos, tomo 6 , Editorial de Ciencias Sociales,
La Habana 1977
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