Conferencia en el ciclo
«Economía y Planificación»
de la Universidad Popular
30 de abril de 1961

Empezamos este nuevo ciclo de conferencias de la Universidad Popular, ciclo económico, como lo ha dicho el compañero Anillo, en momentos que quizás no sean los más adecuados, emocionalmente hablando, para estas tareas.
Todavía está fresca en la tierra de Cuba la sangre de todos los mártires que defendieron nuestra independencia, nuestra integridad territorial, nuestro derechos a ser libres, y también la sangre de los traidores que trataron de hollar nuestra tierra amparados en el poder extranjero.
Además, estamos en víspera de un día que, por primera vez, tiene su significación total en América, como es el Primero de Mayo, este Primero de Mayo en que las fuerzas productivas del país ya han avanzado hasta tomar totalmente el poder político, ostentarlo y decretar esta Revolución, a través de sus avances, como la primer revolución socialista que hay en América.
Sin embargo, tenemos que volver a la tarea económica, que muchas veces es siempre más árida que la tarea política y que la tarea inflamada del combate por la defensa nacional, pero que es la necesidad cotidiana, y en definitiva es la base del triunfo de nuestro país y del sistema que estamos defendiendo.
El Ministerio de Industrias ha surgido hace relativamente poco tiempo, como expresión de una necesidad que ya se hacía sentir en la Cuba revolucionaria. Tuvo algunos antecedentes. En realidad, toda la tarea económica libre de Cuba empieza desde el momento en que se instala el Instituto Nacional de la Reforma Agraria.
Se previó que el dar a los campesinos sus tierras, aumentar los mercados y aumentar la producción agrícola, traería aparejada la necesidad de industrias para recoger las materias primas creadas, y además, industrias para hacer los nuevos artículos de consumo que esa masa que ingresaba en el mercado necesitaría.
Así se creó el Departamento de Industrialización dependiente del Instituto Nacional de la Reforma Agraria. Fue al principio un apéndice de este Instituto, pero poco a poco fue creciendo y adquiriendo características tan importantes que en los primeros meses de este año se separó como Ministerio.
El Ministerio de Industrias de Cuba está hecho contemplando la dinámica de nuestro desarrollo económico, lo fresco de nuestras instituciones y lo cambiante del panorama, de tal forma que no es, de ninguna manera, ni rígido ni esquemático, cambia totalmente, y el organigrama que presentará ahora quizás dentro de algunos meses ya haya sido cambiado, porque constantemente estamos avanzando en nuestras necesidades, que nos impone nuestra tarea difícil que es la industrialización.
Más difícil aún, porque nosotros, los jefes de este Ministerio, los directores de este Ministerio, más una gran mayoría de los obreros de Cuba estamos aprendiendo en el curso de la acción. Y naturalmente, los aprendizajes se hacen con errores, y los errores hay que corregirlos.
El balance, de más está decirlo, es inmensamente favorable a favor del pueblo. La suma de todos los errores que el pueblo y los dirigentes de ese Ministerio pueden hacer es apenas una milésima parte de los errores que se hacían en épocas pasadas, y, sobre todo, de lo que se dejaba de hacer.
El Ministerio de Industrias no rige todas las industrias del país ni está encargado de toda la industrialización del país. Hay dos ramas, una de ellas muy importante, que están fuera de su administración, que es la parte de la industrialización de los productos agropecuarios directamente producidos en Cuba, que es administrada por un Departamento especial del Instituto Nacional de la Reforma Agraria, que es como si dijéramos el heredero de este primer Departamento de Industrialización.
Además, el Ministerio de Obras Públicas tiene a su cargo las industrias conexas con la construcción del país, con la construcción material, y toda la edificación.
Sin embargo, el tamaño del Ministerio, aun quitándole esas dos ramas industriales, es considerable.
Es una pequeña explicación para que se conozca exactamente cómo funcionan los nuevos ministerios, porque los ministerios actuales no se han hecho –ya por fin en Cuba– para dar puestos, sino que están hechos para cumplir una función que está relacionada con todas las funciones de un plan global.
Por supuesto, la cabeza es el Ministro, que está asistido –y esto es digamos, una innovación en Cuba, aunque es recogida de la experiencia de los países socialistas– por un Consejo de Dirección integrado por todos los directores de las distintas dependencias del Ministerio, y por los cuatro subsecretarios, Consejo de Dirección que asesora al Ministro y que se reúne una vez por semana discutiendo todos los problemas de ese Ministerio.
La Oficina de Divulgación. La divulgación es una cosa muy importante en un régimen en el cual el conocimiento por parte del pueblo de lo que se va hacer es fundamental para que se haga; no solamente el conocimiento, sino el conocimiento y la aprobación.
Característica fundamental de este intento de industrialización, y de esta planificación global del país que intentamos, es que el pueblo la conozca y que el pueblo la apruebe.
Vienen después algunos servicios administrativos, y las cuatro sub-secretarías, que es importante. El Ministerio de Industrias tiene dos funciones fundamentales. Una función dada por las dos sub-secretarías que se ocupan de la administración directa de las empresas del país, es decir, la función de la producción de todo lo que está creado; el preocuparse del aprovechamiento máximo de la capacidad instalada del país; la coordinación de todos los medios de producción, para que se haga de acuerdo con las necesidades del país y sacándole el máximo provecho. Y la que está relacionada con los planes económicos: la Sub-secretaría Económica, que prevé, a través de su Dirección de Planificación, las futuras inversiones en el país, y la Sub-Secretaría para la construcción industrial, que se encarga directamente de la construcción de esas nuevas industrias.
Las sub-secretarías que se encargan de las empresas se han dividido en dos partes fundamentales: la Sub-Secretaría para la Industria Básica, para la industria pesada del país, y la Sub-Secretaría para la Industria Ligera.
En esto, como en la mayoría de nuestras cosas, hemos adaptado experiencias anteriores a nuestra realidad y a nuestro estado actual de desarrollo. Por ejemplo, en Industria Básica tenemos nosotros el papel, que en los países desarrollados no es, de ninguna manera, una industria básica. Para nosotros sí lo es. El papel sobre todo por la promesa que puede dar a través de la utilización del bagazo, para la pulpa de bagazo, es una industria básica; y, por supuesto, el azúcar, que en un país desarrollado sería una industria ligera, para nosotros es una industria básica, y más que eso, la industria fundamental de Cuba.
Es decir, que la Sub-Secretaría de la Industria Básica atiende las industrias que para Cuba tienen un peso específico considerable. Esas industrias se dividen en grupos industriales, que tienen una función parecida, y se llama a cada uno de esos grupos «Empresa Consolidada».
De acuerdo con eso, ustedes pueden ver las empresas consolidadas que tiene la Sub-Secretaría de Industria Básica. La Empresa Consolidada de Azúcar, de la electricidad, del cemento, de la cerámica; la Empresa Consolidada Automotriz, la Empresa Consolidada de la Mecánica, de la metalurgia ferrosa, de la no ferrosa, de la minería en general –del níquel, especialmente–, de la sal, de la madera artificial, del papel, del petróleo, de los fertilizantes, fibras sintéticas y de la química básica.
La Sub-Secretaría para la Industria Ligera se hace también considerando el peso relativo de esas industrias, y puede decirse que es más convencional de acuerdo con lo que se hace en otros países.
Todavía hay aquí algunas industrias de la alimentación, que en un futuro pasarán al ramo correspondiente en el departamento que tiene el INRA para administrar ese tipo de industrias. Así, tenemos las empresas consolidadas de aguas minerales y refrescos, cervezas y maltas, cigarros, licores y vinos, tabaco torcido, harina, derivados del cuero –tenerías para los extranjeros, tenería es la industria del curtido del cuero–, las convertidoras de papel y cartón, envases metálicos, equipos eléctricos, de la goma, de la madera, del plástico, del fósforo, jabonería y perfumería, de la pintura, de los productos farmacéuticos, de los tejidos planos y confecciones, de las fibras duras, de hilados y tejidos planos, de tejidos de punto y sus confecciones, y del vidrio.
Además, la práctica nos fue mostrando que había una serie de pequeñas empresas que ha ido recolectando, se puede llamar así, el Ministerio de Industrias. Esas empresas, que se llaman en Cuba «chinchales», tienen problemas de administración, son muy pequeñas, muy deficientes, tienen pocos obreros, y solamente el Ministerio las administra y las mantiene funcionando porque hay un problema grave de desempleo que atender. Esas empresas, es decir esas pequeñas fábricas, se reúnen, aunque tengan características diferentes, en las distintas delegaciones provinciales. Cada provincia, entonces, tiene un Delegado Provincial, que además de sus funciones específicas de coordinación de toda la producción de la provincia, con un organismo dependiente de la Junta Central de Planificación, que se llama, abreviadamente, el «JUCEP», que tiene la función de administrar, digamos, para poner un ejemplo, en la provincia de Las Villas, una pequeña tabaquería que queda fuera del consolidado, dos zapaterías, un tejar, puede tener una pequeña fábrica de medias, toda una serie de pequeñas empresas, o pequeñas fábricas, que se reúnen indiscriminadamente bajo la dirección de la Delegación Provincial.
Esto necesita una explicación del porqué el Ministerio de Industrias de Cuba tiene ese tipo de empresas en su organización, que tiene, para los términos de Cuba, cosas tan colosales como los ingenios azucareros, que son ciento sesenta, la producción total, el petróleo y la minería. El hecho es que el proceso de apropiación por el Estado de los medios de producción sigue dos caminos más o menos paralelos: uno es el camino lógico y consciente de un Estado que va hacia metas definidas y que, por medio de decretos y leyes, ha nacionalizado las principales industrias; otra es el producto de los medios colectivos de una clase en derrota y de las conmociones políticas que se han mantenido constantemente en estos dos años en Cuba.
Hay una serie de leyes, entre ellas unas leyes que aplica el Ministerio de Hacienda a través de su Sub-Secretaría de Recuperación de Bienes, que primero confiscó los bienes malversados, que también era indiscriminados, había grandes, pequeños y actualmente confisca los bienes de todo individuo que realiza actos contra la seguridad del Estado.
De tal forma que, al producirse la gran escisión en la pequeña burguesía, una de cuyas partes, más consciente, ideológicamente más alerta, más patriótica, más valiente, sin medios de producción ni pequeños siquiera en sus manos, se pone del lado del Estado, del lado de la Revolución, del lado de la justicia, y comienza a trabajar, a integrarse en la Revolución; otra parte, mantiene las relaciones de dependencia, sobre todo ideológica y muchas veces económica, con la burguesía que está en proceso de derrota, empieza las conspiración, otras veces empieza directamente la huida hacia el extranjero, y va quedando un rosario de empresas pequeñas que el Ministerio tiene que recoger para dar trabajo a los obreros.
Ese es un proceso continuo. Desgraciadamente, nosotros hemos tratado de pararlo, dando seguridades, pero la tentación del poder norteamericano ha sido mayor que nuestras seguridades, y el pequeño industrial y el pequeño comerciante, a veces tentado por la idea de volver como conquistador, otras veces simplemente por miedo, otras veces internamente, pensando conquistar algún galón, en alguna Sierra, o en las tareas clandestinas, pues se dedicó a estas tareas conspirativas, fue descubierto por el inmenso servicio de inteligencia que tenemos nosotros que es el pueblo entero de Cuba. (Aplausos.)
Pues resulta entonces que nosotros recibimos el regalo nada grato de un galpón con siete obreros, donde no hay ni servicios sanitarios, donde no hay la más pequeña maquinización, donde no hay el más pequeño sentido de organización, pero son siete hombres que tienen que trabajar, porque tienen que dar de comer a sus familias. Naturalmente, los recogemos, en la forma que podemos, y tratamos de ir racionalizando la industria.
Esta es una tarea, la racionalización de las industrias irracionalmente colocadas en Cuba, y no solamente en Cuba, es una característica del sistema capitalista, es un problema serio en nuestro país, porque el gran desempleo que existía, uno de los más grandes de América, sobre todo agravado por un desempleo ocasional muy grande provocado cuando acaba la zafra, hacía que se crearan una serie de subterfugios, prácticamente, para trabajar algunos días del año, y todas las industrias menores estaban saturadas de gente.
Por ejemplo, el calzado. El calzado tiene cerca de quince mil trabajadores –tal vez un poco más, no recuerdo exactamente la cifra, tal vez un poco más–, o diecisiete mil, pero todo eso es una forma absolutamente rudimentaria, trabajando en un banco de zapatero, con un cuchillo, unos clavos, un martillo, y una horma; en esa forma se hacían los zapatos. Una productividad de un par de años, más o menos.
Naturalmente que si Cuba quiere hacer, y puede hacer, un industria del cuero, tiene que mecanizar; pero si Cuba mecaniza en los momentos actuales, con dos mil o tres mil obreros puede hacer todos los pares de zapatos que hace actualmente, más el doble, o más el triple, y el resto queda desempleado. Eso es imposible, porque este es un Gobierno que va hacia el desarrollo y al desarrollo acelerado, pero al desarrollo acelerado para responder a las necesidades de la población, al beneficio material de la población y a su beneficio espiritual. Es decir que es, pues, imposible pensar que este Gobierno va a asentar su desarrollo sobre el sacrificio y el hambre del pueblo.
De tal forma que tenemos que limitar nuestra racionalización en algunos rubros importantes de empleo en Cuba, como es el caso de los zapatos, que ya he nombrado, y como es también, por ejemplo, el caso del tabaco, que se hace en forma absolutamente artesanal en Cuba, muy bien hecho, el mejor tabaco del mundo, pero, sin embargo, ya existen máquinas que desplazan, cada una de ellas, a decenas y decenas de trabajadores. Y, lógicamente, para competir en los mercados mundiales, con el alto precio de nuestra rama, no hay más remedio que mecanizar.
Estamos pues en que dos de las fuentes de trabajo mayores de Cuba... estas dos que he nombrado tienen esos problemas, pero las tienen todas, por ejemplo, el azúcar. El azúcar, nosotros tenemos que ir a un desarrollo mayor todavía; ahora estamos produciendo seis millones, entre siete millones y cinco millones y medio de toneladas. Tenemos aspiraciones de superar los nueve millones de toneladas, en los años próximos, pero para eso hay que abaratar el azúcar, para poder competir en todos los mercados, y para eso –siempre es lo mismo– hay que mecanizar, mecanizar a nivel de la zafra, a nivel de la recolección, que en este momento es fácil, porque –todo el pueblo de Cuba lo sabe, y los visitantes extranjeros tendrán oportunidad de verlo– faltan brazos en Cuba en este momento para recoger la caña, y no se ha podido seguir al ritmo vertiginoso de la parte industrial porque la gente dedicada a otros menesteres, prefiere trabajar en otra cosa y no en la caña, que es un trabajo muy duro, y mal retribuido, en realidad.
Esto hay que mecanizarlo, estamos trabajando para eso, pero además hay que mecanizar los puertos. Ya la Unión Soviética, que es nuestro principal comprador en el momento actual, ha desarrollado detergentes que limpian los barcos petroleros y los hacen aptos para recibir carga a granel, de tal forma que sería para nosotros y para ellos económicamente muy útil poder cargar a granel un barco petrolero con azúcar, como si fuera petróleo. Es decir, la Unión Soviética nos vende a nosotros cuatro millones de toneladas de petróleo anuales, nos compra ese año dos millones setecientas mil toneladas de azúcar, puede mandar sus barcos con petróleo y llevarlos con azúcar.
Para eso es necesario, además de una serie de preparativos industriales a nivel de los puertos, también eliminar una serie de brazos que están en este momento comiendo de un trabajo que es un trabajo absolutamente de épocas pasadas, no de esta época de viajes interplanetarios.
Ese es un problema vital de Cuba y tendremos que afrontar en los momentos actuales, y lo afrontaremos, naturalmente, garantizando la subsistencia de todas las personas que puedan ser afectadas en su trabajo, que es la norma fundamental de nuestro Gobierno.
Esta es la tarea que tiene la parte ejecutiva de ese Ministerio, es decir, la administración de las empresas.
La Sub-Secretaría Económica está dividida en su Dirección de Planificación, que es la que prevé, de acuerdo con la Junta Central de Planificación, se basa en sus orientaciones, naturalmente, todo el desarrollo industrial del país; desarrollo industrial del país a nivel de las ramas administradas por este Ministerio, pues hay otros ministerios, como el de Obras Públicas y el Instituto Nacional de Reforma Agraria, que también tienen sus propios planes y que se coordinan en la Junta Central de Planificación.
Tenemos, pues, la Dirección de Abastecimiento y Ventas, que, fácilmente de comprender, se ocupa del abastecimiento de todas las materias primas y de las ventas a las distintas industrias, al Ministerio de Comercio Interior, del producto.
La Dirección de Trabajo y Salario, que se ocupa de los salarios y de la mano de obra de la fuerza de trabajo; la Dirección de Costos y Precios que analiza, precisamente, costo de los productos y los precios a que se pueden entregar; la Dirección de Finanzas que establece el control financiero del plan de producción que tiene cada empresa; la Dirección de Colaboración Técnica-Económica que es un nombre eufemístico, porque en realidad es la Dirección de Recepción de Colaboración Técnico-Económica de los países Socialistas; y la Dirección de Relaciones con Industrias Privadas –muy pequeñita todavía–; la Dirección de Organización que se encarga de racionalizar lo más posible todo ese aparato.
En honor de la verdad hay que recalcar constantemente, para que no se nos suban nunca los triunfos a la cabeza, que todo ese aparato está creado desconociendo realmente las tareas de cada uno. Y, por tanto, constantemente, surgen dentro del aparato de Ministerio, como dentro de todo el aparato estatal, conflictos, y esos conflictos hay que superarlos racionalizando nuevamente, dando a cada uno, es decir, dividiendo nuevamente el trabajo para que no se produzcan, y de todo eso se encarga la Dirección de Organización, que en estos momentos juega un gran papel, aunque es una Dirección transitoria, porque cuando tengamos organizado todo el aparato será innecesaria. Cuando toda la planificación se ha realizado, se ha decidido hacer las nuevas industrias, pasan a la Subsecretaría para la Construcción Industrial, que a través de su Dirección de Inversiones decide quién, cómo y dónde se va a hacer la inversión, la fábrica; pasa a la Dirección de Proyectos que hace el proyecto, los discute, cuando es con los países socialistas, y la Dirección de Ejecución de Proyectos se encarga de hacerlos.
Para todo eso cuentan con la ayuda de una Dirección de Investigaciones Tecnológicas que reúne todo lo que hay en Cuba de investigación tecnológica, desgraciadamente hay poco, pero en algunos rubros muy importantes, muy meritorios y lo pone a disposición de las nuevas industrias.
Explicado todo esto queda por explicar solamente una parte fundamental del Ministerio que es la Empresa Consolidada. La Empresa Consolidada es un ente de algunas características propias, pero que fundamentalmente responde al concepto de la empresa o del combinado que tienen los países socialistas.
La Empresa Consolidada del Azúcar, para poner un ejemplo y hacerlo más claro, reúne en sí la administración de los 160 ingenios que están en estos momentos trabajando en el país. Tiene un aparato central radicado en La Habana de administración, y responde directamente ante el Ministro y ante el Subsecretario correspondiente del funcionamiento de la Industria.
Hay además otros medios de control del plan, porque naturalmente cada empresa consolidada tiene un plan, que se expresa a través de un presupuesto, y el control se hace no solamente directamente por la Subsecretaría interesada, sino el control se hace a través de la Dirección de Finanzas que controla financieramente el plan, se hace a través del Banco Nacional, que controla fuera del Ministerio el plan y a través del Ministerio de Hacienda. Porque la Empresa Consolidada considerada en las condiciones de Cuba, es solamente un centro de producción. Tiene un presupuesto, un presupuesto de producción; debe cumplir metas de producción y entregar todo su producto al Ministerio de Comercio Interior, o a las otras industrias del aparato estatal. De tal forma que esa empresa no tiene ganancias, no cuenta con dinero; toda la ganancia, toda la diferencia entre lo que ha vendido, digamos, y lo que le ha costado producir pertenece al Estado cubano. Ella solamente se limita a producir. Del análisis de la producción, de la productividad que tenga y de la cantidad producida, se harán luego cálculos para premiar a cada empresa y premiar también individualmente a obreros.
Es decir, que en un sentido material se contempla en Cuba y se le da la importancia que requiere, pero se lo hace como, digamos, como un premio administrativo, en vez de ser parte de la administración de cada empresa como sucede en algunos países socialistas.
Les explico esto porque en los países socialistas la empresa tiene un crédito bancario, recibe el dinero, fabrica con el dinero que recibe, vende su producción, entrega después al Estado parte de esa ganancia y una parte se la reserva para su distribución interna. La diferencia es que nosotros hacemos que la empresa no venda, sino que simplemente entregue productos y se premia directamente a los obreros a través del Estado.
Por supuesto, todo esto es algo que se está cambiando todos los días; la práctica va enseñando en cada momento que es lo más justo, y en todo este aparato no hay nada que sea dogma, todo continuamente, dialécticamente va cambiando con las circunstancias.
Quería explicar en muy pocas palabras, mostrar un esquema de la producción industrial para tratar de dar una idea de cómo es el proceso en la línea general. Yo no sé si se va a ver por televisión esto. A ver, ¿se ve? [se refiere al esquema.]
Bien, lo importante es que en muy pocos trazos se puede explicar todo el sistema globalmente.
Digamos, está dividido en cinco secciones. La sección 1) es la producción de materias primas agropecuarias y de materias primas no agropecuarias. Es decir, la producción del INRA y la producción de materias primas no agropecuarias que se hacen en minería, por ejemplo, petróleo. Ahora, esta producción de materias primas agropecuarias y no agropecuarias, pueden servir para que pasen a un segundo o a una segunda fase, que es la transformación primaria de las materias primas o pueden en algunos casos directamente ir al consumo.
Por ejemplo, una materia prima agropecuaria, ponemos por caso la caña de azúcar, pasa a la transformación primaria de las materias primas agropecuarias para convertirse en azúcar; pero otro, por ejemplo, la piña, puede pasar directamente al consumidor.
Las materias primas no agropecuarias, puede suceder, por ejemplo, el petróleo; el petróleo puede ir en algunos casos directamente al consumidor, o pasa a una transformación primaria de materias primas no agropecuarias para transformarse en otro tipo de producto, gasolina, fuel-oil, &c.
Ya al producirse la segunda transformación, es decir, ya se ha transformado primariamente la materia prima, van a la tercera y cuarta fase que es la industria de la construcción, obras públicas, edificación, &c., y la producción de maquinarias y equipos para los demás sectores y para la expansión del mismo, es decir, las máquinas herramientas. Aquí es donde va el grueso de toda la producción, y de aquí se pasa, y también del doce, es decir, la transformación primaria, a la producción de bienes manufacturados finales de consumo: alimentos, vestuario, calzado, los productos duraderos y semi-duraderos.
Todo esto está unido con dos cosas importantes que es el sistema de transporte, el sistema de comunicaciones y la producción de energía.
Este pequeño cuadro es lo que da una idea de todo el proceso de la producción industrial, desde su primera fase agrícola, minera, a través de las materias primas, hasta su última fase que es entregar el producto terminado.
En todo eso nosotros estamos desarrollándonos mucho; tenemos un punto atrasado, digamos el producto cuatro, producción de maquinarias y equipos para los demás sectores y para la expansión del mismo, que es, digamos, la etapa final, la etapa en que un país realmente se ha desarrollado. Es decir, cuando puede ir por su propio esfuerzo aumentando su capacidad de producción.
Bien, hemos analizado lo que es, perfectamente –bueno, perfectamente, no, con las limitaciones del exponente–, lo que es la empresa, la parte productiva de ese organismo. La otra función del Ministerio es la planificación, es decir, el calcular, el prever el futuro. Para eso, prever el futuro, hay que entrar entonces en un plan. Y se plantea el interrogatorio de qué es un plan.
En primer lugar no vamos a hacer disquisiciones sobre lo que es un plan, y mucho menos hacer comparaciones teóricas. Al hablar, hablamos de lo que es un plan económico en un país socialista. Podemos decir cuáles son las condiciones fundamentales para el plan.
Primera condición para hacer un plan: el dominio de los medios de producción; es decir, la condición sine qua non para que un plan sea realmente un plan económico es que el Estado domine la mayoría de los medios de producción, y si es posible y mejor, la totalidad de los medios de producción.
Es decir, eso está sentando que un verdadero plan económico es un plan de Gobierno centralizado de concepción socialista de la economía. Pero todo esto puede, naturalmente, y en nuestro caso se dio, es una etapa; nosotros tenemos ya el control de los medios de producción, ¿podemos hacer el plan con el control de los medios de producción solamente? No es posible. Para hacer un plan hay que tener un conocimiento claro de la realidad nacional; es decir, hay que tener un conocimiento estadístico fuerte, preciso, meticuloso, de todos los factores económicos, y eso es una dificultad, porque todos sabemos en Cuba, todos los visitantes extranjeros saben, que la característica fundamental del colonialismo económico, y también del capitalismo, es la anarquía y es la ausencia de cifras estadísticas verdaderas que nos permitan hacernos ideas claras de la situación.
El Gobierno Revolucionario en todo el Estado está trabajando activamente para cumplir esta etapa, y ya está prácticamente cumplida, es decir, la etapa de conocimiento estadístico. Una vez tenido el conocimiento estadístico, y el dominio de los medios de producción, hay que tener una certeza de las metas a lograr; hay que tener claridad de las metas, adónde se quiere llegar, por qué medios y qué velocidad se piensa emplear para llegar a esa meta. Y luego de tener esa certeza, tener un balance adecuado, porque hay una realidad, se puede decir, para decirlo en términos prácticos, para hacerlo más comprensible: vamos a hacer tal número de escuelas, que en cinco años no falte una sola escuela en Cuba; vamos a hacer tal número de casas, que en cinco años no falte una sola casa en Cuba; vamos a hacer una flota mercante de tal tipo, que en cinco años no haga falta un solo barco más en Cuba; vamos a hacer una flota de aviación de tal tipo, que en cinco años no sea necesario un solo avión extranjero en Cuba. Y seguimos haciendo planes de ese tipo, pero cuando llegamos a hacer el balance, es decir, a comparar todo lo que queremos con lo que podemos, vemos que es imposible, porque no es posible materialmente, en cinco años, satisfacer todas las necesidades de pueblos que han estado anhelando hasta pedazos de pan durante siglos.
Entonces, viene la etapa de sentarse y hacer el balance del plan, y quitar por aquí, y quitar por allá, tratando de que ese plan de desarrollo tenga el énfasis necesario en los puntos que le señalaba, el punto cuatro del diagrama, es decir, en la creación de empresas que sean a su vez creadoras de nuevos medios de producción, pero sin descuidar los otros puntos, es decir: la creación, propiamente dicha, de medios de producción, la compra en el extranjero de medios de producción, aunque se limite un poquito la velocidad del desarrollo industrial del país.
Cuando se tienen todas esas cosas, todavía no está el plan. Hacen falta, por lo menos, dos importantísimos factores adicionales. Uno de ellos es la unidad de conducción. Es decir, en la anarquía capitalista es imposible un plan: donde dos empresarios luchan por un mercado, y sacrifican cualquier cosa para obtener ese mercado, un mercado interno, no se puede hacer un plan. El plan necesita imprescindiblemente de una unidad de conducción, una unidad y una rigidez en la conducción. Esa unidad, en el país, está dada por la Junta Central de Planificación, cuyo Presidente es el propio Primer Ministro, y cuyo Vice-Presidente es, pudiéramos decir, nuestro Vice-Primer Ministro, el Comandante Raúl Castro. Es decir, las más altas autoridades políticas del país están directamente dirigiendo el plan, conduciéndolo y dándole la unidad del mando necesaria para que el plan se cumpla.
Yo recuerdo que estamos en las tareas preliminares del plan. El plan empieza en el año 62. Estamos recogiendo datos, percatándonos bien de lo que queremos, y de cómo podemos llegar haciendo los balances.
Falta el último punto, sin el cual un plan económico de desarrollo en un sistema socialista es imposible, y es el conocimiento y apoyo por parte del pueblo de ese plan. Es decir, que el plan no es una cosa mecánica que se crea por elucubraciones de laboratorio, semimetafísica en un buró, y se transmite hacia abajo. El plan es una cosa dura, que está destinado fundamentalmente a sacar del país la reservas dormidas hasta este momento, y ponerlas al servicio de la producción. Para eso hay que despertar el gran factor de producción que es el pueblo, es decir, que el pueblo tiene que conocer qué es lo que queremos, discutir lo que queremos en cada caso, presentar sus contraposiciones, aprobarlo después de entenderlo, y entonces un plan puede ir hacia adelante. Es decir, que el plan tiene un camino que, naturalmente, empieza desde arriba, y va desde arriba hacia abajo, pero vuelve de abajo hacia arriba.
En otras palabras, los gobernantes de un país identificados con su pueblo, piensan qué es lo mejor para ese pueblo, lo ponen en números más o menos arbitrarios, pero naturalmente con una base lógica, sensata, y lo van mandando de arriba hacia abajo, por ejemplo, desde la Junta Central de Planificación al Ministerio de Industrias, donde el Ministerio de Industrias le hace ya las rectificaciones que estima conveniente, porque está más cerca de una realidad que aquella otra oficina. De allí sigue pasando hacia abajo, hacia las empresas, que le hacen otras rectificaciones; de las empresas pasa a las fábricas, donde se hacen otras rectificaciones; y de las fábricas pasa a los obreros, donde ellos tienen que decir la palabra final en cuanto al plan.
Es decir, que un plan es profundamente democrático en su realización, y es la base esencial para ello. Cuando uno se plantea qué es lo que quiere con un plan de desarrollo, nadie pretende en este país, ni en ningún país de justicia social, desarrollarse para lograr mejores ingresos personales, ni para lograr un triunfo personal. El desarrollo será para que el país mejore, para que cada hombre individualmente obtenga mejores ingresos y una vida mejor. Si es así, entonces cada hombre, cada habitante del país, está interesado en ese plan, y debe estarlo. Por eso es que debe conocerse minuciosamente, llegar a las bases, discutirse, y no aprobarse mecánicamente, sino estudiarlo.
Yo puedo dar aquí un ejemplo de cómo se aprueba mecánicamente una iniciativa, que puede lastimar a algunos compañeros, pero es bueno que se haga con un espíritu constructivo, porque es la síntesis de lo que debe ser un plan. Debo decir, que es provocado ese error por el entusiasmo, la euforia del triunfo, la cercanía del Primero de Mayo, &c., pero en términos de lo que debe ser un plan económico, digamos, es la antítesis. Por ejemplo, hace unos días, los compañeros de la Federación del Azúcar establecieron la consigna: «El Primero de Mayo seis millones de toneladas de azúcar.»
Cuando yo escuché esa noticia hace unos días –diez, doce días– me quedé asombrado, porque tengo conocimientos de cómo marcha la zafra. Llamé al administrador General de Ingenios, que es el jefe de la Empresa Consolidada del Azúcar, el compañero Menéndez, y él me dijo que había sido una iniciativa obrera, que no se le había consultado, y que se había lanzado a las masas. Ahora bien, eso es imposible de lograr: hoy es 30 de abril; mañana es Primero de Mayo, y habría que hacer cuatrocientas mil toneladas en el día de hoy, para llegar mañana a los seis millones de toneladas. No se puede hacer.
¿Por qué se ha cometido ese error? Porque no fue, cualquiera que sea el plan, no llegó hasta las masas, porque cuando uno dice seis millones de toneladas, y hace un cálculo: bueno, tenemos cinco millones y medio, necesitamos hacer quinientas mil toneladas, ¿cuánto debe hacer cada central? Entonces se saca la cuenta de cuánto debe hacer cada central. Llega al central, y el obrero del central le dice: yo no puedo hacer esa cantidad; de aquí al Primero de Mayo es imposible hacer esa cantidad. Automáticamente el plan hubiera caído, y se hubiera evitado la cosa penosa de que la Revolución, los obreros, que son voceros importantísimos de la Revolución, digan cosas que no se cumplen, que dan la idea de que hay cierta superficialidad en las afirmaciones del Gobierno.
Por eso, es que hay que averiguar bien qué es lo que se puede hacer en cada caso –y entiéndase bien que esta crítica a los compañeros es totalmente constructiva–, hay que averiguar bien qué es lo que se puede hacer en cada caso, y de allí entonces tratar de hacerlo, y llevar, movilizar a las masas lo más posible, para hacer eso.
El plan, por supuesto, es un plan económico general, un plan que abarca el total de la economía del país. Dentro de ese plan, está la industrialización del país. La industrialización está basada sobre cosas positivas.
También, como en el caso del plan, podemos hablar de muchas industrializaciones, y puede haber una teoría de la industrialización. Nosotros somos gente muy práctica, todo lo he aprendido haciéndolo, de modo que las elucubraciones teóricas las dejaremos para gente más entendida, más sabia. Nosotros podemos decir exactamente lo que es la industrialización en nuestro país, y cuáles son las bases de esa industrialización en un país de economía socializada, con un plan de desarrollo.
Además, hay que analizar las circunstancias especialísimas de Cuba. Cuba era un país sin flota, sin recursos, en realidad, del comercio exterior, pero con un comercio exterior fabuloso, que estaba basado simplemente en la productividad, en términos mundiales, de una sola materia, que era el azúcar. Con eso sólo, Cuba, durante años mantuvo un comercio de ochocientos millones de pesos de importación, y aproximadamente otro tanto de exportación. Que para dar una idea de lo que es eso, les puede decir, por ejemplo, que Brasil, ocho millones de kilómetros cuadrados, Cuba, cien mil kilómetros cuadrados; Brasil, sesenta millones de habitantes, Cuba, seis millones de habitantes, tiene un comercio exterior que no creo que llegue a ser el doble del cubano, en todo caso, será el doble del cubano, con esa inmensidad de territorio, con esa inmensidad de recursos, y ya con un desarrollo industrial que lo coloca a la cabeza de América.
Es decir, que Cuba era un país que vivía hacia afuera. Hacía azúcar, y con el azúcar pagaba todos los otros artículos; el azúcar era la forma de esclavizar a Cuba, a través de la productividad de ese producto; productividad, es decir, que era un producto que en términos de mercado mundial se hacía barato, de modo que daba ganancias al venderlo en el mercado mundial. A todo eso hay que agregar que había un contrato especial con los norteamericanos: nos compraban más caro el azúcar, no nos cobraban un arancel especial, y nos vendían todos los productos sin que nosotros les cobráramos arancel, y a precios muy caros. El resultado fue ese estancamiento en el desarrollo.
Al crearse la Reforma Agraria, al empezar la tarea de la independencia del país, pues nosotros nos vimos en la necesidad de, en el primer momento, centrar nuestro desarrollo, nuestra industrialización, en la sustitución de las importaciones. Es decir, el primer énfasis que había que dar era sustituir todas las importaciones que venían del extranjero y que fueran posibles hacer en Cuba; esa sustitución se habría considerado, no solamente la... digamos el antecedente histórico de la importación, sino además, considerando que ahora teníamos un nuevo mercado, dado por nuestros guajiros, nuestra gente de campo, nuestros obreros, que sí ingresaban, al tener dinero, ingresaban en nuestro mercado.
Así se empezó entonces la primera etapa acelerada de la industrialización, que llevó a contratar más de cien fábricas de ese tipo de sustitución de importaciones, predominantemente con los países socialistas.
Ahora, la industrialización hay que hacerla, naturalmente, sobre las bases técnicas. Hay que tener una técnica para saber buscar la materia prima, para saber situar las fábricas, para saber calcular los costos; hay que tener técnica para saber trabajar en cada industria, a nivel de ingeniero, a nivel de, digamos, de técnicos de mediana calificación, a nivel de obrero calificado. Es decir, que la técnica es algo que condiciona, en cierto modo, la industrialización, y que en los países de economía capitalista es una de las trabas fundamentales que impide que los países atrasados caminen hacia adelante. No fundamental, estoy exagerando la importancia; fundamental es la opresión colonial.
El otro sector importante de la industrialización es la materia prima necesaria para crear el producto elaborado. Cuba es un país de enorme riqueza. En primer lugar, no hay producto tropical o semitropical que Cuba no pueda producir –de tipo agrícola– que Cuba no pueda producir en condiciones tan ventajosas como el que más, y está situada en un lugar privilegiado, cerca de las grandes vías de comunicación, mares, buenos puertos, &c. Tenemos todas esas condiciones para la industrialización.
Hay algo que siempre se considera, que es el capital. Yo creo que el capital es..., es muy difícil meterse en la discusión teórica de cómo debe aplicarse el capital, y qué es el capital. En definitiva, lo importante es que nosotros hemos, en términos reales, convertido esa palabra capital en ayuda de los países socialistas. Hemos contado con una ayuda poderosa, entusiasta, muy seria, que ya nos ha colocado en el plano de las realizaciones concretas, y estamos trabajando para desarrollar nuestro país de tal forma que en pocos años deje esa situación de país agrícola, para convertirse, por lo menos, en un país agrícola-industrial.
¿Cuáles son esas posibilidades que tiene Cuba? Ya lo dijimos: Cuba es un país que solamente tenía azúcar. Ahora, al crearse las nuevas condiciones, no quiere decir que Cuba vaya a dejar el azúcar, que vaya a adjurar de su único producto. Nosotros pensamos con lógica, me parece, que podemos no solamente desarrollar el azúcar, sino desarrollarlo mucho y aumentar mucho las ventas actuales.
No se podría decir, dentro del plan cuatrienal que vamos a empezar en el 62, no se podría decir exactamente qué cantidad de azúcar vamos nosotros a hacer en el año 65, porque eso depende de contratos a largo plazo; fundamentalmente esos contratos se hacen con los países socialistas –son los únicos que hacen contratos a largo plazo–, y eso depende de negociaciones, en fin, conversaciones que no es el caso exponerlas por adelantado.
Pero el azúcar debe seguir siendo uno de los importantes productos de nuestro desarrollo. Tenemos todas las facilidades para producirlo y una capacidad instalada muy grande para producirlo. Pero además, somos muy ricos en minería. ¿En qué productos? Podemos decir que nosotros tenemos, por lo menos tres productos fundamentales de la minería: el hierro, el níquel y el cobre.
Además, tenemos cobalto, que es junto con el níquel, un mineral estratégico; estratégico y medicinal, ya entramos en la etapa en que medicinal es más importante que estratégico. Tenemos cromo, muy importante en la siderurgia; manganeso, muy importante en la siderurgia; y otra serie de minerales de menor importancia.
¿Cómo nosotros hemos desarrollado la minería? Es decir, ¿cómo hemos superado el principal problema, o los dos principales problemas, que eran: la falta de conocimiento de nuestro territorio nacional absolutamente, y falta de técnicos en forma total? Eso lo hemos superado, hasta ahora y lo estamos superando, con la ayuda de los países socialistas. Fundamentalmente la Unión Soviética es el país que nos ha brindado ayuda, dentro de la división del trabajo que se ha hecho con respecto a Cuba. La Unión Soviética se ha ocupado de la prospección minera a largo plazo.
Para dar una idea de cómo se trabaja en la Unión Soviética, es decir, un país tecnificado, cómo se trabaja en Cuba, puedo decir esto: el jefe de los geólogos soviéticos pertenece a una República soviética del sur, que tiene nueve millones de habitantes –no digo el nombre, porque no recuerdo exactamente cuál es–, pues nueve millones de habitantes. Ellos tienen 15.000 geólogos; nosotros tenemos seis millones de habitantes, y considerando todos los geólogos importados –los soviéticos, chilenos, peruanos, mexicanos, &c.–, nosotros tenemos doscientos. Si contamos los cubanos solos, yo creo que entre una mano y dos manos alcanzan para contarlos.
Es decir, estábamos nosotros absolutamente huérfanos de técnica y otra vez se vuelve a insistir, sobre todo, ya que tenemos la visita de tantos distinguidos visitantes extranjeros, insistir en por qué es eso. Sencillamente, porque al imperio no le interesaba en absoluto, o mejor dicho, le interesaba que no se conociera lo que hay en Cuba. A ellos les interesaba mantenernos en ese estado en que estábamos, de tal forma que, por ejemplo, la Moa –hoy se llama «Compañía de Níquel Pedro Soto», en recuerdo de un mártir de nuestra gesta revolucionaria que vino en el «Gramma»–, pero es una compañía norteamericana, la Moa Bay Mining Company, muy tecnificada, muy moderna, que se ocupa de la extracción del níquel.
Esa compañía tenía una serie de ingenieros cubanos trabajando allí. Ahora, no había un solo cubano que fuera jefe en ninguno de los departamentos de la mina: todos eran norteamericanos; los cubanos recibían órdenes, podían mal que mal hacer algunas cosas, pero no tenían acceso a los secretos.
Hoy los cubanos son jefes de todos los departamentos, ayudados por la técnica soviética.
La minería es una de las bases del desarrollo de un país, sobre todo se puede decir que un país tiene muchas dificultades en su desarrollo si no tiene hierro, es decir, si no puede desarrollar una siderurgia adecuada.
Este es un pequeño mapa que muestra las principales líneas de desarrollo minero, que hemos previsto. Primero, tengo que decirles que nosotros hemos firmado contrato con la Unión Soviética, para que se haga la prospección geológica, es decir, el estudio geológico de la cuarta parte del territorio nacional, y empiezan ahora por seis mil kilómetros de territorio, es decir, un cinco por ciento más o menos.
Bien, nosotros ya tenemos resultados concretos de las investigaciones. Hay tres cosas fundamentales para el país que están más o menos ubicadas, sobre las que se han tomado decisiones. Una de las riquezas potenciales más grandes son las lateritas que están al norte de Oriente, en la zona de Nicaro, la Moa, y que llegan hasta determinada distancia de Baracoa; estas lateritas son una combinación de hierro de baja ley, que contienen además cromo, níquel y cobalto.
En este momento se está haciendo la extracción del níquel que constituye el uno al dos por ciento de cada tonelada extraída, y el cobalto, que constituye un cero uno por ciento de cada tonelada.
El cobalto no se extrae en Cuba hasta este momento. Nosotros tenemos dos plantas de níquel; la Nicaro, vieja planta norteamericana, y la Moa, nueva planta norteamericana que empieza a funcionar en julio probablemente, es decir, en este año, se puede decir más exactamente, como una realización del Gobierno Revolucionario, porque nunca funcionó; se acabó, tuvieron la mala suerte de acabar esa obra maestra de exacción imperialista justo en el momento en que se liberaba el país, y entonces no funcionó: funciona ahora o funcionará.
La vieja, la Nicaro, no produce, es decir, no separa el cobalto, es penada la producción por el cobalto que tenga, y solamente vende un óxido de níquel quemado. La Moa producirá en el futuro níquel metálico.
Toda esa zona tiene una inmensa riqueza de hierro, calculada en unos tres mil millones de toneladas; para Cuba es muy importante. Tiene un problema tecnológico: es muy fácil separar, naturalmente, el azufre, es fácil separar el níquel y el cobalto, eso se separa; pero queda el cromo. El hierro y el cromo son difíciles de separar, aunque se están haciendo experiencias y se va, seguramente, tengo la absoluta seguridad, de que se va a resolver ese problema, hoy por hoy no se puede decir todavía que está solucionado el problema tecnológico, de tal forma que aquí están las grandes reservas de Cuba en hierro, pero no será el lugar donde asiente la próxima siderúrgica.
Hay hierro, además, en otros lados. ¿Dónde hay hierro? En la zona de Pinar del Río, en el otro extremo, también en forma de lateritas, y algunos lados como minerales convencionales, digamos. Pero, fundamentalmente, hay hierro en la zona sur de Oriente, a ambos lados de Santiago, en las minas de Antoña y la Cristiana –me parece que no están aquí los nombres–, son minas ya viejas, desarrolladas por los norteamericanos precisamente, y algunas minas nuevas que estamos viendo.
Con estas minas conocidas, sin esperar a conocer más, con el yacimiento de hierro de Magarabomba, en Camagüey, y con el yacimiento de hierro de la zona cercana a Cienfuegos, en Las Villas, se puede garantizar una producción de sesenta años para una siderurgia pequeña, digamos de unas doscientas cincuenta mil toneladas anuales, y de treinta años para una siderurgia de quinientas mil toneladas anuales.
Nosotros tenemos contratado con la Unión Soviética el desarrollo de una planta siderúrgica de un millón trescientas mil toneladas, a hacer en varios pasos, el primero de los cuales, doscientas cincuenta mil toneladas anuales, queda terminado en el año 1965, es decir, dentro del Plan Cuatrienal nuestro. De tal forma que la zona de Santiago de Cuba ha sido ya definitivamente considerada como apta para el desarrollo de nuestra primera siderúrgica de altos hornos.
El níquel y el hierro han sido analizados. Tenemos, en la zona de Pinar del Río fundamentalmente, aunque hay otros lugares del país, una riqueza potencial muy grande, es decir, una riqueza potencialmente explotable, que estamos en eso, de cobre. Toda la zona de las montañas de Pinar del Río son montañas cupríferas, ustedes saben que allí existe la vieja Mina de Matahambre, una mina sumamente profunda, que ha sido explotada al máximo, pero que todavía tiene yacimientos y en las cercanías hay más yacimientos de cobre.
La tarea es ahora desarrollar todos los yacimientos conocidos y buscar nuevos, y esas son las riquezas fundamentales en las que se asentará el desarrollo minero de Cuba; pero, además, tenemos algunas cosas interesantes: tenemos manganeso, en buenas cantidades, en la zona cercana al hierro, en la zona de Santiago de Cuba, es decir en la zona sur de Oriente, cuya mina más importante es la de Charco Redondo, cerca de Santa Rita, Bayamo, y tenemos cromo. El cromo está en Cuba cercano a la lateritas, es decir, la zona de cromo está en Oriente, principalmente en el norte, cerca de Moa; también está en la zona central de Camagüey, cerca de Nuevitas, y hay algo en la zona de Pinar del Río.
Tenemos, además, turba, que se está estudiando. La turba es un energético de poco poder calórico, que solamente es utilizado cuando no hay otro combustible, y nosotros estamos haciendo estudios para tratar de utilizarla en la generación de corriente eléctrica, por turbogeneradores.
Eso es lo que hay de riqueza minera fundamental en Cuba, y ya les digo que las grandes líneas de desarrollo, son el cobre, las lateritas, a través del níquel, y después el hierro, y el hierro en la zona sur. Secundariamente, el manganeso y el cromo, y después otra serie de minerales de menor importancia.
En este mapa [señala un mapa] falta una cosa muy importante de la minería, que es el petróleo. Ustedes saben que aquí había muchas compañías norteamericanas, con todo equipo de exploración, y además los grandes colosos de refinerías; sin embargo, se han dedicado siempre a la refinería. Cuba era una factoría muy importante, en el medio del Caribe: buenos puertos, buenas comunicaciones, bajos impuestos, gobiernos muy «amables» (risas); de tal forma que aquí los tres colosos tenían instaladas sus refinerías: la «Shell», inglesa... un poquito inglesa, los demás norteamericanos, y alemanes, e irlandeses: la «Esso», de Rockefeller, «buen amigo»; y después la «Texaco», también emparentada.
Entonces, no había una preocupación; es decir, «Esso» ¿qué es lo que hacía?: recibía el petróleo de Venezuela, lo refinaba aquí y lo llevaba a los Estados Unidos, lo vendía aquí dentro, lo vendía a otros lugares del Caribe. Cuando el Gobierno Revolucionario tomó el camino del desarrollo, en Cuba había una producción de petróleo mínima, no llega al uno por ciento de las necesidades del país, pozos artesanales y en una forma de explotación absurda. Había, o poco interés en desarrollar el petróleo en el país, o tal vez interés en ocultar lo que hubiera de riqueza petrolera.
Nosotros aquí hemos iniciado una emulación interesante, desde el punto de vista técnico, entre nuestros pocos técnicos cubanos, técnicos de los países latinoamericanos, por un lado, y los técnicos soviéticos por otro. Los técnicos soviéticos han señalado dos lugares de probable ubicación de grandes cantidades de petróleo y van a desarrollar toda su técnica, totalmente, en estos lugares; nuestros técnicos –yo me permito decir «nuestros técnicos», que están identificados y unidos a la Revolución cubana y, en este caso especial de luchar por nuestra soberanía y nuestro desarrollo son nuestros técnicos– han elegido otros lugares del país. Han empezado a trabajar primero, con medios mucho más rudimentarios, los que teníamos, pero ya se ven algunos resultados prometedores.
El petróleo es una cosa lenta, no es tan espectacular como se pretende, ver un chorro de petróleo que sale y ya está la riqueza hecha; son estudios lentos, trabajos pacientes, muchos fracasos, hasta lograr realizaciones concretas. Pero, ya hay indicios claros de que por lo menos nuestra pobreza en petróleo es mucho menor que lo que en el primer momento parecía en Cuba, y por lo menos tendremos, en los próximos años, una participación mayor en la economía cubana de nuestro propio petróleo. El tanto por ciento no lo podemos decir, sería profetizar en el vacío, pero nuestros esfuerzos, los esfuerzos de esos técnicos, de esos países amigos, serán para que la mayor cantidad posible sea suministrada directamente de nuestro subsuelo.
En siderurgia, nuestro plan, ¿cuál es? Ya dijimos que la Unión Soviética ha contratado con nosotros una planta que estará lista en 1965, de doscientas cincuenta mil toneladas, que esa planta estará complementada por el desarrollo de una planta nuestra, que encontramos en Cuba, producto del desarrollo capitalista anárquico, una planta «La Antillana de Acero», hecha con capitales del Estado y usufructuada por empresarios privados, con alguna capacidad técnica; es una planta norteamericana, pero mal diseñada, mal aprovechada su capacidad, de modo que ahora hay un contrato para llevarla, en el curso de los dos años que vienen, a doscientas mil toneladas.
Ahora, la base de nuestro desarrollo, durante algún tiempo todavía, será la agricultura. Naturalmente, llega un momento en que todos los campos son utilizados, tenemos una ganadería muy extensiva, que nos ocupa mucho espacio; tenemos que recurrir a obras de irrigación, que son un producto nuestro, y a fertilizantes. Es decir, que los fertilizantes son uno de los puntos importantes del desarrollo de Cuba.
Actualmente, los fertilizantes son todos químicos y se hacen de materias primas que existen en todos lados, fácilmente de conseguir. De estos fertilizantes se consumirán en Cuba, en el año 1965, en cifras que todavía no están bien especificadas, pero deben ser alrededor del millón de toneladas, no están completos los estudios.
Para un millón de toneladas, nosotros tenemos que hacer las fábricas correspondientes, y tenerlas aquí, todas las fábricas. Para dar una idea de lo que significa eso, nuestro enorme complejo actual de fertilizantes de «Cubanitro» tiene sesenta mil toneladas. Es decir, que si nosotros pretendemos abastecernos totalmente de fertilizantes, deben de hacerse realmente inmensas instalaciones industriales, para lo cual contamos también con apoyo de los países socialistas.
Es decir que aquí, en todo momento, vemos que una de las determinantes del desarrollo aceleradísimo que está realizando Cuba es la ayuda, los créditos y la ayuda técnica, el apoyo constante, de los países socialistas.
Para hacer todo ese desarrollo siderúrgico, minero, industrial en general es necesario el abastecimiento de energía eléctrica. Nosotros actualmente tenemos instalados en Cuba unos seiscientos veinte mil kilowatts, y además unos trescientos mil kilowatts instalados, que se hicieron de una forma muy deficiente, en los centrales y en compañías particulares menores.
Nosotros pensamos, en el curso del quinquenio siguiente, adquirir cerca de seiscientos mil kilowatts más, de los cuales quinientos sesenta y cinco mil van con los países socialistas y algunos más con algún país del área del dólar. Es decir, que en el curso de los próximos cinco años doblaremos nuestra capacidad instalada real de energía eléctrica, descontando la de los centrales, que funcionan simplemente una parte del año, y es generada la energía por el bagazo que se consume para producir el vapor de las calderas, de modo que es una cosa transitoria y para ese lugar nada más, y en las que, por supuesto, es muy ineficiente la forma de trabajo.
Es decir, la electrificación del país se produce en este momento, su ritmo es prácticamente doblar la capacidad instalada en el curso de cinco años.
Para desarrollar todo el complejo, tarea industrial, es necesaria la producción de materiales de construcción, digamos que hay tres tales: la cerámica, los ladrillos, y tenemos un plan de desarrollo, el cemento, tenemos un plan de desarrollo grande actualmente; y, para dar una idea, actualmente tenemos cerca de un millón de toneladas de capacidad, y estamos tratando de trabajar a todo ritmo para que ese millón de toneladas de capacidad sea totalmente utilizado por nuestras tres industrias de cemento.
Ha habido problemas, hemos tenido paralizados dos hornos, debido al cerco imperialista, no pudimos traer ladrillos refractarios. Pero, de todas maneras, la capacidad instalada que era la misma hace tres años, cuando la Revolución todavía no había tomado el Poder, utilizaban un sesenta por ciento y las tres plantas solamente producían unas seiscientas o seiscientas cincuenta mil toneladas de cemento. Hoy, la producción total de cemento de novecientas mil a un millón de toneladas, no alcanza para el consumo nacional. Y, en los próximos cinco años, se contempla la casi duplicación de la capacidad instalada, de probablemente un millón ochocientas mil toneladas aquí, en el año 65, de cemento.
En cuanto a los artículos de consumo, voy a hablar de pasada. Los alimentos no es la parte que corresponde a este Ministerio de Industrias, pero no puede quedar claro un cuadro de las industrias del país si no se dice que el criterio de los próximos cinco años es la... digamos, el autoabastecimiento de los productos agrícolas que se puedan cultivar en el país, quedarían fuera algunos como el trigo que no conviene, el aceite de oliva; por ejemplo, el vino de aquí no se consume, es decir, pocos productos. Los demás se producirían en el país, y una adecuada industrialización de esos productos para la utilización de los alimentos envasados y, además, el desarrollo de las industrias ligeras derivadas del campo que no son de la alimentación. Fundamentalmente en un desarrollo muy acelerado de la industria textil del algodón.
Nosotros prácticamente no teníamos algodón cuando el Gobierno Revolucionario llegó al Poder. En pocos años tendremos el algodón necesario para todas nuestras necesidades y doblaremos, además, nuestra capacidad instalada en cuanto a telares e hilanderías, para también adecuarlas a nuestras necesidades.
En el momento actual, por ejemplo, nosotros tenemos en textiles, hablando en términos un poco globales, ¿no?... En el año 60, digamos, teníamos unos ciento treinta y dos mil husos, unos tres mil novecientos telares. Estos telares absolutamente insuficientes para la capacidad de consumo del pueblo cubano; aproximadamente podría existir un 60%.
Sin embargo, en el momento actual se pudieron mejorar haciéndolos más racionales, porque no solamente eran insuficientes, sino que, además, estaban irracionalmente utilizados. Se pudo elevar la efectividad de esos telares racionalizándolos, a pesar de que hemos tenido problemas serios con el cerco imperialista, que hemos tenido que cambiar los abastecimientos de algodón, los tipos de hilaza en fin –y a veces no hemos tenido hilaza–, de modo que se han paralizado parcialmente las fábricas durante determinado tiempo.
Sin embargo, dentro del plan de los cinco años, contando el 61 donde ya se empieza a recibir, tendremos en pocos meses más... en pocos días empieza a funcionar la hilandería de Gibara con quince mil husos y se reciben doscientos mil husos más; cincuenta mil husos vendrán de la República Popular China y ciento cincuenta mil de la República Democrática Alemana en el curso del cuatrienio. Además, tres mil quinientos nuevos telares.
Es decir, que prácticamente se duplica la cantidad de telares y se triplica la de husos. Con esto, a fines del quinquenio, alcanzaremos aproximadamente nuestro abastecimiento en cuanto a textiles.
En cuero, la relación es diferente. Nosotros somos un país ganadero; muy mala técnica de la ganadería, extensiva; mala raza de ganado y malos pastos. Pero pensamos desarrollar muy activamente esa rama y convertirnos en exportadores de carne, de cueros y de productos elaborados del cuero. Es una tarea a más o menos largo plazo, también relacionada con el mercado exterior que pensamos empezar a desarrollar en el curso de este quinquenio, y que alcance su plenitud en el quinquenio siguiente.
Queda, pues, como parte fundamental del desarrollo industrial, la mecánica. Mecánica en cuanto, digamos, a las dos ramas fundamentales: la automotriz, es decir, la creación de vehículos que permitan un adecuado transporte, comunicación interna, y la creación de máquina-herramientas. Para la automotriz tenemos contratado con Checoslovaquia una fábrica completa para hacer dos mil tractores; después voy a leer exactamente la cifra, creo que son dos mil tractores en un turno, cinco mil camiones, quince mil motores estacionarios, tres mil motores de motonetas y motocicletas, todo eso en un turno; y tres mil tractores en un año, tres mil tractores en un turno; cinco mil en dos turnos, en un año.
Esto nos da naturalmente ya la base para la producción de nuestros vehículos. A partir del año 65 empezamos a producir automóviles. Esta primera parte de nuestro desarrollo la hemos dedicado a la producción de vehículos de importancia industrial.
De las otras grandes ramas del transporte actual... naturalmente en la aviación no podemos aspirar a hacer nada; país pequeño, sin ningún recurso técnico, compraremos aviones. Nada más que dejaremos los mercados tradicionales para utilizar los mercados de los países que ahora están a la cabeza de la tecnología en todos estos problemas. Y en cuanto al transporte marítimo, empezaremos la tarea de hacernos un país marinero, con la contratación en estos días probablemente, con la República Popular Polaca, de un astillero con todas las fábricas conexas.
Ustedes saben que el astillero es un problema, ya cuando se trata de barcos de cierta categoría; problema delicado porque se necesita toda una serie de fábricas anexas que vayan dando los distintos elementos para la construcción de un barco. Pensamos desarrollar nuestro programa con una primera fase de navíos pesqueros de tonelaje pequeño y, en una segunda etapa, llegar hasta navíos de diez mil toneladas que son los que necesitamos para nuestro comercio trasatlántico.
Bien. Hay un problema práctico que a mucha gente le interesa; he recibido varias cartas, sobre todo muchas cartas muy angustiadas de Cienfuegos preguntando sobre la localización de las industrias, a qué es lo que le tocaba a Cienfuegos en el reparto éste. Pero, además, en otros lados hay la misma inquietud.
Hay que analizar para la localización de las industrias toda una serie de factores. Localizar industrias no debe ser una cosa fortuita, no debe dejarse caer una industria en el mapa de Cuba como quien hace una suerte cualquiera, sino que deben tomarse en consideración una serie de factores. Los factores más importantes son, por ejemplo, la fuerza de trabajo, la población, considerando como fuerza de trabajo, pues la gente que está desocupada; factores políticos muchas veces. Es necesario a poblaciones, aunque no estén tan necesitadas desde el punto de vista de trabajo, por cuestiones políticas, porque han sufrido alguna conmoción, por que han tenido una respuesta valiente localmente a algún problema, es necesario dar algo; por ejemplo, ahora en la zona de Playa Girón, la zona de los campesinos de la Ciénaga, que han resistido fundamentalmente el peso de la destrucción enemiga, han visto sus casas destruidas, sus familias destruidas, asesinados mujeres y niños. Hay que ir a estas zonas y atenderlas especialmente. (Aplausos.)
También hay factores económicos muy importantes que son los que regulan la localización. Por ejemplo: la electricidad. Claro, para hacer una gran industria se localiza la industria en el mejor lugar y se le pone la electricidad al lado. Pero para hacer muchas de las industrias pequeñas que nosotros desarrollamos conjuntamente con este grupo grande de industrias de taller, para hacer esto, se necesita contar con la electricidad porque es una cuestión de meses establecer una industria, y entonces en este punto la electricidad juega su papel; sobre todo, nosotros estamos actualmente sobre el límite de nuestra capacidad de generación de energía, y cada día se crean nuevas industrias, nuevas necesidades de energía.
El agua es muy importante a las industrias. Aunque parezca mentira, Cuba tiene problemas de agua, no tiene grandes recursos de agua superficiales, es decir, ríos grandes. Hay que hacer un estudio completo de los mapas hidrológicos del país y saber utilizarla para que no se produzca en una isla tan pequeña desequilibrios que produzcan la salinidad de las aguas, traen problemas muy graves como, incluso, salinidad de terrenos, y se inutilicen terrenos si no se utiliza adecuadamente el agua subterránea.
Las comunicaciones, a pesar de que este es un país privilegiado en cuanto a las comunicaciones, está, digamos, una columna vertebral de una carretera central y dos de ferrocarriles, y tiene buenas carreteras troncales y buenos puertos; a pesar de todo hay lugares mejores que otros para las comunicaciones.
Además, una cosa muy importante que regula en muchos casos, da el lugar exacto, es la materia prima. Es decir, todas las industrias extractivas, todas las industrias dependientes de una materia prima no elaborada, dan su localización de acuerdo con el lugar donde esa materia prima se produzca.
De acuerdo con eso voy a dar una leve idea de cómo va a ser la distribución de las empresas nuevas en Cuba, haciendo estas tres advertencias:
Primero: que estas empresas no son todas las que se van a hacer en Cuba, mejor que empresas son fábricas; que estas fábricas no van a ser todas las que se hagan en Cuba, ni siquiera son todas las que actualmente están programadas. Hay algunas que no están localizadas, y otras están en discusión, y no hemos querido ponerlas. Además, una cosa muy importante: que nosotros, por satisfacer una curiosidad general, vamos a dar una idea aquí de cómo será la localización, pero si es necesario tendremos, en definitiva, que ajustar esa localización y cambiarla. Hago esta advertencia para que la gente no se ponga brava si de pronto apareció en un lugar una empresa, y después, por condiciones especiales tuvo que cambiarse. En realidad, no es lo más prudente dar este mapa, pero lo damos para satisfacer esa curiosidad pública, y con la esperanza de que haya pocos cambios.
Además, y no sé si se alcanza a ver en televisión... hay unos centros... Bien estos centros indican, si van en zonas de desarrollo, zonas de desarrollo industrial que van a producir centros donde se harán combinadas. Establecimos prácticamente... las ciudades importantes de Cuba, casi todas son consideradas aquí, pero no todas las ciudades tienen actualmente su industria calculada, porque ya les digo: no son todas las industrias las que están aquí, y además, por otras dos razones importantes: todavía en algunos lugares no hemos podido colocar industrias por problemas técnicos, por ejemplo, Pinar del Río, que no tiene electricidad; y en otras, como Camagüey ha sido elegido, como en general la provincia, como un centro agropecuario, y aquí están consideradas solamente las industrias no agropecuarias. Las industrias agropecuarias se distribuyen, sobre todo, en Camagüey y Oriente, pero hay también en las otras provincias. No tuve precaución de traer un cuadro de eso.
De acuerdo con esto, podemos empezar, digamos, de oeste a este. En Pinar del Río, en la zona de Sábalo, en la pequeña región de... cerca de la Ensenada de Cortés, una planta para procesar fibra. Es decir, aquí vemos como la localización está dada directamente por la materia prima, es decir, la arena silicia que existe en esta zona.
En Isla de Pinos, en las mismas circunstancias, una planta para procesar kaolín; el kaolín de Isla de Pinos ya ha sido probado, y está siendo utilizado por nuestras industrias, pero se procesa en forma rudimentaria. Hemos adquirido dos plantas: una en Alemania Occidental, más pequeña, y una grande en la República Democrática Alemana.
También en Pinar del Río, en la zona de Artemisa, existirá la cerámica, es decir, el combinado de la cerámica, constituido por una fábrica de cerámica doméstica y porcelana, para aisladores eléctricos y bujías de encendido, bujías de automóviles. Y en la zona de Mariel, Guanajay, el aluminio, constituido por fundición, y laminación de aluminio; y el combinado de vidrio, número dos, constituido por fábrica de vidrio, fábrica de bombillos y tubos fluorescentes, fábrica de unidades selladas incandescentes para vehículos, y fábricas de filtros para aire acondicionado –son filtros de lana de vidrio–.
En la provincia de La Habana. Nosotros no hemos desarrollado mucho las industrias en La Habana, para tratar, precisamente, de equilibrar lo más posible el mapa del país, donde actualmente todas las subsidiarias de todas las compañías extranjeras se instalaban en las cercanías de La Habana. Nosotros en La Habana hemos puesto las más importantes industrias, desde el punto de vista estratégico, y de la técnica, de la necesidad de técnicos, pero hemos tratado de que la industria pesada se traslade hacia las fuentes de materia prima, o a los lugares donde va a ser utilizada. En la zona de San José de las Lajas, apoyándose en la anterior «Owens Illinois», es decir, la fábrica de la «Owens Illinois» se va a ampliar para hacer una fábrica de vidrios planos además. Eso constituye lo que llamamos el combinado del vidrio número uno; y la ampliación de la industria siderúrgica, con «Antillana de Acero», que va a ir de las actuales treinta mil toneladas, a unas doscientas mil toneladas de acero de producción; cabillas cubanas produce cabillas y acero fundido de tubo.
En la misma provincia de La Habana está un combinado electrotécnico, constituido por fábrica de radios y televisores. Es decir, lo que yo decía, se necesita una mano de obra muy especializada para radios y televisores; por eso es La Habana el lugar elegido.
Productos ligeros de goma. Aquí los productos ligeros de goma van en La Habana, porque tienen que estar cercanos a las fábricas de gomas, que están todas en la provincia de La Habana. Estos productos ligeros tendrán fábricas de correas para transmisión, mangueras para vehículos, y gomas de borrar, gomas de escritorio.
Habrá una fábrica de pilas, una fábrica de carburo de calcio, montaje de máquinas de escribir. El laboratorio industrial centralizado estará en la provincia de La Habana. La ampliación de la industria siderúrgica, ya lo dijimos, está por aquí arriba. La fábrica, la tubería de cobre sin costura, en Santiago de las Vegas. La ampliación de las hilanderías del Wajay, donde está la Acetafil y Mayabeque, y una hilandería de cincuenta mil husos –hilandería y textilería– en la zona de Alquízar, para aprovechar la mano de obra especializada de la zona de Ariguanabo.
En Batabanó están los artículos de escritorio, fábrica de lápices, que ha sido inaugurada, el primer hollín que echa el Ministerio de Industrias, y bolígrafos y plumas fuente. En la zona esta es un típico ejemplo de cómo las condiciones políticas determinan, en algunos casos, la localización. Esas son plantas que no necesitan una localización muy exacta, no tiene importancia; tienen alto costo de mano de obra, y tienen bajo costo de transporte: muy livianas, muy pequeñas. En tal forma, se estableció en esa zona, para dar trabajo a los obreros portuarios y para cumplir una vieja promesa –vieja en términos revolucionarios, pero es un promesa de un año y pico– del Primer Ministro Fidel Castro, de que se iba a hacer una industria allí para compensar a los obreros de los muelles, que habían perdido ciertas prerrogativas en Batabanó. Ustedes saben que en aquella época del primer auge turístico, el problema de llevar los carros de Batabanó, por el ferry, a Isla de Pinos, era muy grande, porque los obreros cobraban mucho y se negaban... Es decir, tenían una serie de conquistas laborales realizadas contra los gobiernos anteriores y la administración capitalista anterior, que en el momento actual no se podían mantener. Los obreros comprendieron muy bien esa situación; fueron subsidiados durante un tiempo. Ahora empiezan a trabajar ya como obreros fijos, en otro trabajo mucho menos fuerte, por supuesto, y bien pagado.
En la zona de Matanzas está el combinado número uno de fertilizantes, que es una ampliación de «Cubanitro», probablemente con una fábrica de urea, que está en trato. Digo probablemente, porque la fábrica de urea no está en tratos, por lo menos la actual, con los países socialistas, sino con una empresa, una empresa que ha trabajado muy bien con nosotros, que es una empresa capitalista, y como allí hay problemas de dólares, estamos en discusiones a ver cómo se hacen los pagos, &c.
La planta de sosa cloro y sus derivados, también está calculada para Matanzas. Fertilizantes fosfóricos, que también está en discusión, y una hilandería similar a la de Alquízar, es decir, calculada para esta primera etapa de cincuenta mil husos, y mil telares... quinientos telares en la primera etapa.
En Cárdenas está la cerrajería liviana; fábrica de cerraduras y candados, fundición de metales no ferrosos, bombas de gasolina, válvulas de chequeo, trampas para vapor y válvulas de globo.
En Sagua la Grande, que aquí está marcado, hay un problema eléctrico considerable, y estamos considerando la gran mano de obra especializada que hay en la «Fundición McFarland», quizás la mejor mano de obra mecánica de ese tipo en Cuba, pues tal vez deba trasladarse, en las condiciones actuales, a Santa Clara, aunque todavía no está en proceso de discusión futura.
Para satisfacer las curiosidades de un pueblo: En Cienfuegos se establecerá el combinado de la madera, el combinado mecánico, que tiene fundición mecanizada de hierro, fábrica de motores Diessel y compresores, y fábrica de máquinas de coser. Además, el combinado electrotécnico número tres, con fábrica de motores eléctricos, fábrica de ventiladores, taladros, &c., fábrica de carbones para escobillas, y fábrica de bombas de agua.
En Santa Clara se establecen varias de las industrias más adelantadas: el combinado de la producción de utensilios domésticos, «INCUIT», se llama hasta ahora por lo menos, para la misma ciudad de Santa Clara. También la fábrica de sacos de kenaf, en Santa Clara; la escuela para aprendices; y se ha pensado en el Centro Nacional de Troqueles, en Santa Clara; un combinado mecánico, adquirido a la Unión Soviética, que es una planta mecánica; una fundición de acero por arco eléctrico. La fundición de acero por arco eléctrico es de Polonia, pero se une al combinado de mecánica. La fábrica de prensas y de máquinas de herramientas pequeñas. Además, una fábrica de plásticos y un pequeño ensamblaje de máquinas fotográficas, que en realidad no tiene mayor importancia; no es esta la etapa nuestra para dedicarnos a la fotografía. Simplemente es una pequeña fabriquita que ensambla máquinas.
Trinidad y Sancti Spíritus están considerados en estos planes. En Sancti Spíritus hay cierta certeza de lo que se va a colocar allí; no lo quiero decir, porque está en discusión, después se crean falsas esperanzas. En Trinidad estamos buscando, y algo localizaremos. En el momento actual no hay nada.
En Morón se piensa el combinado papelero número uno, apoyado en el bagazo de los centrales de esa zona, que tiene fábrica de pulpa para papel, pulpa para cartón, fábrica de papel diario, de papeles varios, de cartón gris y cartulina. Todo, en la zona de Morón.
En Ciego de Avila se ha pensado en una fábrica de tejido fibroso. Camagüey, como ya les dije, es un centro agropecuario. Nuevitas, hay hasta ahora fábrica de alambre de púas y fábrica de electrodos para soldar. Manzanillo, industrias varias para vehículos, amortiguadores, empaquetaduras y juntas, y reconstrucción de dos fundiciones viejas, nacionalizadas, que se están modernizando.
En Holguín, la electrotécnica número uno, con la fábrica de transformadores de todos tipos, procesadora de feldespato y tesmatites, como productos necesarios para el vidrio. Y cerca de Gibara, la hilandería que se inaugurará en los meses venideros. Además, en esa zona se ha pensado, si no es ahora será en los próximos años, en hacer una de las fábricas de cemento nuevas.
En Sagua de Tánamo, pues ahora hay una manufactura ligera de alambre, hay fábrica de agujas, zippers y alfileres, y fábricas de puntillas y tachuelas para zapatos. Sagua de Tánamo es un lugar donde se le ha dado atención y se ha buscado algunas fábricas, porque ustedes recuerdan que fue salvajemente bombardeado por la dictadura, y no habíamos podido todavía cumplir a satisfacción con el pueblo de Sagua. Todavía no hemos cumplido con eso y con los sacrificios que demandó la guerra, pero seguiremos trabajando para el futuro.
Por la zona de Baracoa hay una serie de obras del INRA, que le ha dado una atención preferente a esa zona también, una de las más olvidadas de Cuba, pero la misma situación, en un extremo de Cuba con muy malas comunicaciones, ha hecho que no podamos establecer por ahora centros industriales grandes.
En la zona de Bahía de Nipe están las dos plantas de níquel, una de las cuales, la Moa, será convertida en una planta de níquel metálico; es decir, no saldrá un producto semielaborado, sino que saldrá el níquel metálico directamente para ser vendido a todo el mundo.
En Guantánamo hay las herramientas agrícolas y fábricas de picos, de hachas, martillos y palas, y fábrica de limas; una serie de fábricas relacionadas con la agricultura.
En Santiago, Santiago se va a convertir en uno de los grandes centros industriales del país; actualmente está considerado una de las industrias siderúrgicas; dijimos que la otra está cerca de La Habana, la actual; la próxima se pondrá en Santiago. Tendrá, en su primera etapa, doscientas cincuenta mil toneladas anuales de producción. Combinado automotriz; fábrica de automóviles, después del 65; fábrica de camiones, de tractores, de motocicletas y motores refraccionarios, de pistones y camisas de cilindros, de cajas de cambio y engranaje, y de aros para pistones. Una nueva refinería de petróleo, que ha sido adquirida en la Unión Soviética, de un millón de toneladas anuales más o menos, para completar las necesidades que serán en el año 65 de alrededor de cinco millones y medio de toneladas; nuestra capacidad de refinación actual es alrededor de cuatro millones.
Utensilios e instrumentos: una fábrica de herramientas de mano, de cubiertos de mesa, de barrenas y escariadoras, de tornillos y arandelas, y una fábrica de bicicletas. Además, una fábrica de alambres y de mallas de tela de alambre; fábrica de tubos de acero con costura y una fábrica de material de hierro galvanizado para instalaciones eléctricas.
Este es el mapa de lo que hoy hay. Faltan algunas localizaciones de textileras, faltan localizaciones de cemento, que en estos días se van a precisar también, y faltan una serie de pequeñas fábricas –digo pequeñas, por lo menos en cuanto a la importancia relativa de su producción, pero que a veces dan trabajo a muchos obreros. (Aplausos.)
Esto es el panorama de lo que va a ser el país, o lo que piensa ser el país en los años venideros, panorama que ha sido construido en una forma optimista, considerando siempre el desarrollo pacífico del país, y que el aumento progresivo de las fuerzas de la paz hagan cada vez más improbable una agresión.
En nuestra aspiración, es un pensamiento lógico, son nuestros más caros deseos.
Sin embargo, hay que contar con que la realidad es otra. Es decir, que al analizar nuestros problemas, los problemas que hay para la industrialización, uno de los primeros que hay que considerar es la agresión imperialista. ¿Hasta qué punto puede llegar esa agresión? No lo puedo decir.
Las frases del señor Kennedy, llenas de un profundo convencimiento de un destino especial, llenas de un engolamiento fascista; además, llenas de soberbia y de una rabia concentrada por no haber podido cumplir, por primera vez en América, fácilmente sus designios, hacen que nosotros no sepamos cuál va a ser la actitud posterior de los Estados Unidos.
Y eso es muy importante también, desde el punto de vista de la construcción industrial, porque a la construcción a lo mejor habrá que unir la reconstrucción. Lo que sí es seguro que la victoria será nuestra, pero no sabemos qué grado de destrucción puede alcanzar el ataque imperialista.
Esta vez se cebó sobre familias indefensas, y murieron nuestros milicianos y nuestro ejército en la lucha en la zona de la Playa Girón, además de nuestros aviadores. Es decir, fue algo muy militar, si uno quiere. Sin embargo, entre los planes nuevos figuran la destrucción de industrias, que puede ser por sabotaje, incluso podemos calcular que pueden llegar hasta aviones enemigos a bombardear, porque ya lo han hecho con todo descaro.
Y en ese sentido, no se puede calcular lo que haya que reconstruir. Lo que sí podemos nosotros apuntar es que hemos sido testigos presenciales por ejemplo de lo ocurrido en Corea, donde la superioridad aérea norteamericana destruyó hasta los más leves indicios de vida sobre la superficie de la tierra; no dejó una sola casa en pie, mataba su ganado. Y después, a los pocos años, ya Corea es hoy un país que se apresta a producir dos millones y medio de toneladas de acero, es decir, mucho más de lo que nosotros produciremos a fines de este plan quinquenal. Es decir, el resurgimiento fue extraordinario, y todos los malos momentos crean en la conciencia del pueblo la necesidad de un trabajo intensivo, fortifican al pueblo, se sacan nuevas fuerzas cuando se tiene el convencimiento de que hay un ideal y que hay una justicia por delante, que lo llevan a afrontar al individuo si es necesario hasta la muerte, y se trabaja con redoblado entusiasmo.
Además, aquella era una época diferente. En aquel momento, la Unión Soviética salía de una guerra poderosa, la más bestial que haya conocido la humanidad; no tenía o apenas había perfeccionado su bomba atómica; sus aviones eran inferiores a los norteamericanos; el deseo de paz de un pueblo que había perdido veinte millones de habitantes era muy grande. Y Corea tuvo que sostenerse en condiciones diferentes a las actuales.
Creo que no será lo mismo, si se produce otra agresión de ese tipo, y se pretende crear una Corea aquí en Cuba. Pero todo eso es materia de adivinación más bien; da la impresión hoy, la triste impresión, de que el mundo y la paz del mundo dependen de los arrebatos, de los histerismos de un gobernante fascista, y de un país que está directamente en el fascismo.
Nosotros esto, por eso, lo tenemos que apuntar como un problema de la industrialización. Entre los grandes problemas está el qué cantidad de nuestra riqueza industrial tenemos que reconstruir, y calcular eso en términos de tiempo, de dinero, de empleo, de mano de obra y de material.
Naturalmente, no es el único problema. Tenemos problemas internos, serios. Uno de ellos lo hemos apuntado al hablar de que hay falta de conocimientos básicos; un país donde la técnica nunca se desarrolló, que no conocía ni siquiera sus propias riquezas, que era dependiente absolutamente del gigante norteamericano, de la gran capacidad técnica norteamericana, y de la infabilidad norteamericana, y qué aprendía... sus conocimientos técnicos llegaban a conocer perfectamente los catálogos para pedir las piezas que se rompían.
Eso ha influido mucho en nosotros; no solamente en ese orden técnico, no solamente limitando la capacidad de nuestro técnicos en el sentido práctico, sino también limitándolos ideológicamente. Y ese es un punto importante. El técnico en Estados Unidos tiene una característica muy diferente a la que nosotros pretendemos darle en Cuba.
En Cuba el técnico debe ser el más calificado en su categoría, de los hombres del pueblo; en Estados Unidos el técnico es una categoría aparte, situada entre la gran masa de los explotados y el pequeño grupo de los explotadores; recibe más migajas del festín que los obreros, en términos cualitativos.
De esta manera, se creó en Cuba una conciencia del técnico, separado totalmente de la vida. Aquí es frecuente oír decir, incluso a los técnicos nuestros, a los que están de acuerdo con el Gobierno Revolucionario, por lo menos convivir con Cuba: «yo soy técnico.» Y eso es como una justificación de que él puede trabajar lo mismo bajo Batista, que bajo el Gobierno socialista cubano, que bajo Prío, que bajo cualquiera, porque pertenece a esa categoría especial de gente desligada de la sociedad, que es una creación del imperialismo.
Nosotros hemos debido luchar contra eso, y tratar de modificar esa conciencia, por una cosa muy importante: el técnico, a secas, en esa forma, el individuo que dice: «yo soy técnico, trabajo con éste, con aquél, con el de más allá, y cumplo mi trabajo», es un hombre que trabaja ocho horas y pone sus conocimientos mecánicos en el trabajo. Y para construir un país no se puede trabajar ocho horas, ni poner conocimientos mecánicos.
La construcción de un país es el producto del trabajo de todas las horas del día, y de una pasión puesta en esa construcción; por eso hay que sentir eso que se está haciendo. No se puede construir un país en una obra de laboratorio, fría, analítica; se construye con la fuerza del pueblo, uniéndose al pueblo.
Y por eso nosotros queremos hacer que cada uno de los técnicos se sienta parte del pueblo. Por eso en este momento tenemos dificultades; no es que la gente no comprenda y aprenda, sí comprende y sí aprende, y aunque resulta capaz de aguantar todos los grandes choques, las conmociones que incluso tiene individualmente cada persona, porque ha habido cambios muy profundos en Cuba, y el que se adapta honestamente va mejorando pero, naturalmente, siempre se conservan vestigios de lo anterior.
Por eso estamos empeñados en crear totalmente lo nuevo, es decir, el hombre que venga de la clase obrera, de la clase campesina, que sea un producto de la Revolución. Esos niños que salieron de la Sierra Maestra, que no sabían lo que era la luz eléctrica, que se están convirtiendo en operarios y en trabajadores agrícolas calificados, en las escuelas como la «Camilo Cienfuegos», serán la base de ese nuevo técnico futuro, que se sentirá totalmente unido al pueblo, que no tendrá el más mínimo sentimiento de inferioridad o de superioridad ante nadie. (Aplausos.)
Además, el técnico ha tenido sus defectos pero, a pesar de todo, a pesar de que ese tipo de técnico no es el ideal, nosotros hubiéramos preferido ese técnico y no ninguno, y en muchos casos hemos tenido que conformarnos con ninguno porque, o no los había –en general había muchos menos que los necesarios– o se fueron, y todos los días se van. No es un secreto para nadie que todos los días algún hombre comprado o, simplemente, para no ser injustos también, pues no resisten el «clima» de Cuba, un nuevo clima, y toma el camino del exilio, que yo no creo que sea tan blando como presumen muchos, pero eso es lo real.
De esta forma, hemos tenido toda esa serie de problemas, es decir: falta de conocimientos técnicos, baja conciencia ideológica de los técnicos y, además, no hemos tenido tantos. De modo que la construcción ha sido difícil, y sigue siendo difícil; tenemos que recurrir a la calificación en masa, a la semicalificación en masa, de los compañeros que han tenido una mala base en cuanto a conocimientos, y con los cuales... alfabetizar a la gente rápidamente, inmediatamente que están alfabetizados darles cargos que necesitarían conocer bien, por lo menos saber leer, escribir y las operaciones, pero todo tiene que crearse así. ésa es la gran tarea de la construcción, ese es el milagro que puede hacer el pueblo cuando está tocado por esa idea sagrada de la producción, de la revitalización de todo su espíritu, cuando está realmente colocado en el trance de la creación de un mundo nuevo en condiciones desfavorables y a una velocidad grande, como es el caso nuestro.
Esos son los problemas fundamentales que hemos tenido.
Ahora, como problema secundario, nuestros escasos técnicos, nuestros escasos obreros calificados, han tenido también que pasar por las diferencias de terminologías. Por ejemplo, los Estados Unidos utilizan todavía la rémora de la pulgada, la vara, la yarda, la libra, y en casi todos los países del mundo se utiliza el sistema métrico decimal, mucho más lógico. Esto parece ser una cosa mínima, pero, sin embargo, llevado a cada uno de los aparatos y cada uno de los individuos trae sus complicaciones. Además, no es solamente la cuestión sencilla de trasladar yardas a metros o libras a kilogramos, sino que también son una serie de medidas más complejas y de técnicas asentadas en todas o diferentes sistemas de medidas y diferentes terminologías incluso, que los obreros y los técnicos nuestros tienen que adaptarse.
Sobre todo hay una diferencia fundamental entre los países socialistas, que son quienes nos suministran materias primas en este momento, y los Estados Unidos: Estados Unidos es un país de una extraordinariamente desarrollada industria de consumo, y los países socialistas se dedican fundamentalmente a desarrollar su industria pesada. Es decir que el terminado, la finalización del producto, la presentación del producto, lo que se llama «fino», es a lo que en los países capitalistas se da un énfasis grande, y es lo que crea en el mercado la competencia.
En los países socialistas, donde todo está planificado, y donde si se necesita un millón de vasos se hace un millón de vasos, pero los vasos se hacen todos iguales, la materia prima para los vasos es parecida, digamos iguales, es una caricatura, pero parecidos. De tal forma que este vaso con ser más bonito que otro no gana el mercado, porque en definitiva tienen que comprarse todos los vasos que hay, porque hay la cantidad de vasos para las necesidades de las gentes.
En esa forma, nuestras maquinarias, adaptadas al tipo de acabado fino, digamos, a veces han tenido que sufrir ciertas modificaciones o a veces no han podido funcionar adecuadamente con el producto que está destinado a satisfacer las grandes necesidades de la población y no buscar competencia en el mercado.
Además, hemos tenido el problema del cerco imperialista a las materias primas. Bueno, hay materias primas... ahora acabo de apuntar, por ejemplo, que hay materias que no servían a nuestras maquinarias, que ha habido que adaptarlas, en fin... Pero, todo eso ¿por qué se produce? Porque hay un cerco imperialista. Ese cerco no es parejo, por muchas razones. No es parejo, porque a veces a ellos mismos les conviene vender; no es parejo, también, porque a veces el conflicto antimperialista es tan grande que no pueden impedir que se vendan algunos productos; y no es parejo porque ellos regulan mucho cómo hacen el daño, porque como el daño se trata de no vender, es un daño que ellos sienten, lo sienten en sus ganancias. Entonces, eligen determinados productos estratégicos, y sobre ellos trabajan.
Por ejemplo, trabajaron en un momento sobre los productos salitivos para hacer aceites, sobre un antidetonante, para el petróleo, el tetracloruro de carbono; sobre el negro de humo para hacer gomas... es decir productos específicos que si faltan paralizan la industria. Y, en esa forma, hemos tenido plantas paralizadas, y las tenemos actualmente, pues, por ejemplo, no nos venden amoníaco y entonces «Cubanitro», que todavía no ha acabado su planta de amoníaco propia, la que está haciendo, no puede importar en este momento de la Unión Soviética de golpe el amoníaco, saben que el amoníaco es una materia prima industrial muy cotizada, muy apetecida, y en tales condiciones, se ha visto paralizada.
Así ha sucedido con muchas otras, algunas funcionan a media máquina, es decir, en general nuestros ambiciosos planes, no se cumplieron. Nosotros hicimos planes de producción, basados en que íbamos a tener toda la materia prima necesaria y todos los productos de repuesto necesarios, nos pusimos con todo entusiasmo a realizar el plan, un plan que no se ha anunciado, porque era, digamos, un plan preliminar para preparar el plan real de desarrollo, que empieza en el 1962.
Nosotros adolecimos de un defecto parecido al que apuntamos hace un rato a los compañeros dirigentes del sector azucarero y trabajadores: no fuimos a las masas, hicimos un plan de laboratorio: calculamos la capacidad instalada, calculamos la producción, vimos lo que podíamos aumentar, y ese fue nuestro plan de trabajo, que yo he hecho público hoy, que las metas no han salido, porque precisamente eran experimentales, pero que tenía ese defecto. Hoy lo vemos claramente: no participó la masa en esa concepción del plan, y plan donde la masa no participa es un plan que está amenazado seriamente de fracaso.
En esas condiciones, nosotros no hemos podido cumplir nuestros planes. A pesar de ello, en las cosas fundamentales, para dar una idea, por ejemplo, de la magnitud de nuestros planes, de las aspiraciones tan grandes que teníamos este año. En siderúrgica –es decir, en mecánica más bien la siderúrgica en general– nosotros no cumplimos nuestros planes. Nosotros solamente realizamos nuestro plan en un veinticinco por ciento; es decir, realizamos la cuarta parte del plan. Sin embargo, ese plan, realizado a una cuarta parte, es un ciento setenta y cinco, y consideramos como cien el año 1960; es decir, que, un plan que fracasó en sus tres cuartas partes, sin embargo, ha dado un aumento de un setenta y cinco por ciento en un año, que es una cifra fabulosa. Eso qué nos enseña, fundamentalmente una cosa: la extraordinaria capacidad instalada que hay en Cuba ociosa. Y uno de los grandes problemas del mundo capitalista, la competencia, va creando nuevas fuentes, nuevos medios de producción que en determinados momentos permanecen ociosos.
La tarea nuestra era poner en tensión toda nuestra capacidad ociosa, ponerla a trabajar al ciento por ciento. Eso hubiera significado subir la producción, de un año para otro, varias veces. Es decir, cuando se habla en términos económicos de un desarrollo, por ejemplo, que la Unión Soviética tiene un desarrollo fabuloso, tiene un desarrollo del nueve o diez por ciento, tener un desarrollo de un trescientos cincuenta por ciento es una cifra astronómica, se puede lograr solamente ese milagro cuando está la capacidad instalada, no puede ser de otra manera.
Nosotros fracasamos en nuestro intento de poner toda nuestra capacidad instalada a producir porque no tuvimos la materia prima suficiente y porque no bajamos suficientemente a la masa para discutir nuestros planes, aun estos planes limitados. Todo esto, pues, nos sirve de experiencia para el gran plan cuatrienal.
También los otros problemas, por ejemplo la coordinación con la agricultura, es muy importante. También tenemos allí que perfeccionar nuestro sistema de comunicación con los compañeros del INRA, para poder sacarnos mutuamente el máximo provecho y, por ejemplo, la importancia que tienen las textileras, ¿dónde se colocan las textileras?, porque hay que colocarlas cerca donde haya algodón; ¿dónde se coloca la planta de kenaf?, donde se cultiva el kenaf; ¿dónde se colocan las plantas de cualquier tipo de procesamiento?, donde se vaya a desarrollar la producción agrícola. Por eso es que es tan importante la coordinación. También estamos trabajando, ahora con el JUCEPLAN, estamos entendiéndonos mucho mejor.
Pues, ya hemos hablado prácticamente de todos los productos de la industrialización. Quiero insistir en las relaciones con los obreros.
Las relaciones con la masa, ya hemos visto la necesidad imperiosa que hay; pero, naturalmente, este no es un pecado, digamos un pecado unilateral, el que cometemos nosotros, es un pecado bilateral. Todavía a la clase obrera le falta conciencia exacta de su fuerza, de su potencialidad, de sus deberes y de sus derechos. De tal forma que, por ejemplo, tenemos dos cosas: el trabajo voluntario, para dar un ejemplo. Se hizo una gran propaganda, una gran divulgación del trabajo voluntario, el Primer Ministro cortó caña, cortó caña el Consejo de Ministros, el Presidente, cortaron cañas, digamos, toda la serie de gentes que no interviene directamente en la producción. Eso es lo importante de recalcar que el trabajo voluntario..., claro, es un ejemplo que el Primer Ministro corte caña; tiene muchas horas de trabajo diario, está muy agotado por el tipo de vida que lleva y, además, corta caña; es un gran ejemplo. Pero ni las cañas que corta el Primer Ministro ni que corta el Consejo de Ministros van a resolver el problema de Cuba. El problema de la falta de «cortadera» se resuelve cuando la conciencia de los trabajadores llega hasta el punto en que sabe que cortar caña es una necesidad imperiosa de Cuba, y cuando los trabajadores mismos crean sus tiempecitos libres para producir, porque la gente que dirige es poca, la gente que trabaja en oficinas y en otros centros es poca, y no toda trabaja además en el trabajo voluntario; los obreros son los que podrían solucionar ese problema.
Yo he mostrado este pequeño gráfico que es demostrativo de que en Cuba todavía se vive una vida un poquito muelle. Vamos a ver si lo podemos pasar por televisión. Es un cuadro muy sencillo y está relacionado con el estudio comparativo de la molida por vía de semana; es un promedio nacional de molida.
La molida de la caña ustedes saben que produce..., una parte de la caña cortada se muele el mismo día, la otra parte el día siguiente. Entonces, ¿qué es lo que nosotros tendremos aquí? éste es el día domingo. El día domingo se muele la caña cortada ese mismo día domingo y cortada el día sábado; éste es el promedio de capacidad del ingenio, lo que realmente debe cortar, lo que puede ser cortado y que puede obtener fácilmente esta capacidad de molida.
El domingo queda por debajo porque tiene caña del sábado, pero ya la del mismo domingo baja mucho; el lunes, donde se corta la caña del lunes... además, la del domingo es el día más bajo de la semana; el martes empieza a recuperar, porque ya el cortador de caña –ese no es el voluntario, ese es el que vive del corte de caña– ha sentido los efectos del descanso dominical y la reposición del día lunes y tiene que volver a trabajar, porque tiene que comer, tienen que comer sus hijos; entonces el miércoles, el jueves, el viernes, perfecta la cosa; el sábado baja un poquitico porque ya el sábado la resistencia no es la misma, y hay veces que deja de trabajar. Vuelve el domingo. Todo lo que está indicando eso es que hay un descanso efectivo de un fin de semana y que no es ni siquiera de un día, es un descanso de más de un día. ¿Qué está indicando? Que hay una serie de fuerzas de trabajo del país que no están dedicadas efectivamente a la producción porque han alcanzado un nivel de vida suficiente para satisfacer sus necesidades más apremiantes y se conforma con eso.
¿Qué nos indica? Dos cosas: que hay una falta de espíritu de superación personal del obrero que realiza esta falta algunos días de la semana, y, además, que hay una falta de comprensión de las necesidades de la Revolución al dejar el trabajo durante algunos días.
Para consuelo de nosotros, los cortadores de cañas dominicales de La Habana, les diré que en la provincia de La Habana, es la única de Cuba donde el domingo se muele más que en ningún día; es decir que nuestro pequeño esfuerzo, nuestra pequeña pilita hace su efecto, y en La Habana el promedio diario semanal mejora fundamentalmente; es la única provincia. Naturalmente está la Capital que tiene muchos habitantes y que puede nutrir mejor los campos y, además, La Habana no es una gran productora de azúcar.
Eso es lo que quería indicar con respecto a que a la clase obrera le falta todavía hacer más esfuerzo; sinceramente falta hacer más esfuerzo. Estamos en un época, en una Revolución que se ha proclamado socialista, y el socialismo no es palabra, sino que es el resultado de hechos económicos y de hechos de conciencia. Por eso es que todavía falta trabajar mucho en este aspecto.
Por ejemplo, tenemos una creación de la Revolución: hace unos días estábamos leyendo un pequeño periodiquito que hay aquí, no vale mucho la pena referirse a él, pero es un periódico trotskista, no sé bien cómo se llama... Voz Proletaria, hacía una crítica de los Consejos Técnicos Asesores, desde el punto de vista trotskista. Entonces decía que los Consejos Técnicos Asesores habían sido creados por esta pequeña burguesía timorata que hay en el Gobierno como un intento de darle algo a las masas que están reclamando la dirección de las fábricas, sin entregar nada en realidad.
Y eso desde el punto de vista teórico es un absurdo, pero desde el punto de vista práctico es una infamia o una equivocación garrafal. Precisamente el pecado que tienen los Comités Técnicos Asesores es que no fueron creados por la presión de las masas, fue una creación burocrática de arriba hacia abajo para darle a las masas un vehículo que no había pedido; y es donde está el pecado de las masas. Nosotros, «pequeña burguesía timorata» fuimos a buscar el conducto para poder escuchar la voz de las masas y creamos, bien o mal, con las imperfecciones que muy probablemente tengan porque es idea nuestra, creación nuestra, de gente que les falta experiencia en estos problemas, los Consejos Técnicos Asesores. De lo que sí no hay de ninguna manera es que haya sido la presión de las masas y es en lo que quiero insistir. Porque sí tiene que haber presión de las masas en una serie de cosas, porque las masas tienen que tener interés en saber lo que es un plan económico, lo que es la industrialización, lo que le toca hacer a cada fábrica, lo que es su deber, cómo ese deber lo puede aumentar o cómo lo puede disminuir, lo que son los intereses de la clase obrera dentro de cada fábrica. Todos esos son problemas que tienen que agitar a las masas.
La masa tiene que estar constantemente pendiente de lo que pasa en su centro de trabajo y relacionarlo con la vida total de la Nación.
Pensamos nosotros seguir en conversaciones para ir aumentando la efectividad de los Comités Técnicos Asesores, que tienen hoy una importancia aumentada por el hecho de que están trabajando en los Comités de Piezas de Repuesto, también creación de la Revolución de arriba hacia abajo para ir creando los vínculos más estrechos –no los vínculos, porque los vínculos son muy estrechos–, los vehículos de expresión que permitan que la masa se haba oír automáticamente hacia arriba. Porque es cierto, uno arriba en un Ministerio, encerrado, con aire acondicionado y todas esas cosas, no puede escuchar la palpitación del obrero; por eso estamos buscando los vehículos de expresión.
Estamos tratando por todos los medios de superar esta situación de hacer que la clase obrera sienta profundamente su Revolución. Y para ello nosotros tenemos dos planes muy importantes, uno de los cuales en estos días será expresado, saldrá al público, son el plan de la emulación nacional y el plan educacional de los obreros.
¿En qué consiste... –puedo adelantar–; el plan de la emulación nacional se divide en dos etapas: una segunda etapa que ha sido anunciada anteriormente, será un plan, digamos, técnico, donde habrá normas de trabajo, se premiarán las normas, en fin, será una perfecta sincronización entre la producción, la productividad y el premio; premio que es un estímulo moral fundamentalmente y que además tiene su estímulo material.
La primera etapa de la emulación, que es la importante, es la etapa de organización. ¿Qué es hoy lo que debe ser la emulación del obrero? Tener su fábrica limpia, tener su máquina en perfectas condiciones, preocuparse de las piezas de repuesto, de ver cómo se crean; preocuparse de que la materia prima se consiga, de que nunca falte materia prima, de sustituir materia prima cuando es importada; cuidar su centro de trabajo, no solamente su máquina, sino su centro de trabajo como órgano colectivo de producción de cualquier intento de sabotaje; ingresar en las organizaciones revolucionarias que defienden la revolución, tecnificarse, tecnificarse por sobre todas las cosas; contribuir con su trabajo, con su cabeza, con su estudio a la producción del país.
Todo eso será elaborado en un plan, ya le digo, de dos etapas: la primera etapa que es, digamos, la etapa de la organización del plan de emulación; y la segunda etapa que es la emulación propiamente dicha o técnicamente realizada.
Y el plan educacional que comprende desde las más bajas esferas, no vamos a dividir esto en esferas eso son también resabios burgueses, como dicen los compañeros trotskistas; desde las más bajas capacidades técnicas hasta las superiores.
Por ejemplo, empezamos por el mínimo técnico. ¿Qué será el mínimo técnico? La capacitación que hará que el individuo tenga la mínima capacidad técnica requerida para la utilización de las máquinas en su trabajo. Entonces se irán creando una serie de... primero escuelas, institutos después, universidades, que hagan que el obrero continúe, en una cadena ininterrumpida; desde ese obrero analfabeto que recibe el mínimo técnico, hasta un ingeniero de alta calificación, o hasta el Presidente de la República o hasta lo que sea, a través de una cadena continua que haga que el trabajo y el estudio unidos vayan tecnificando al obrero y culturizándolo en todo sentido.
Esa es la tarea grande que no es solamente de este Ministerio de Industrias; el Ministerio de Industrias tiene, digamos, la parte primera de ese plan; es decir buscar el obrero que tiene inquietudes, darle las primeras enseñanzas, crear las escuelas de administradores en una primera etapa, naturalmente, y después ya pasa al Ministerio de Educación, incluso al Consejo de Ministros, o algún organismo superior, la Junta Central de Planificación, para determinadas categorías de estudio superior.
Todo esto en el papel está bonito, muchas de las cosas se hacen en la práctica, como todas las cosas no salen tan bien como explicadas en un papel, pero hay una cosa fundamental de todo esto, y es que todo ese trabajo no podría hacerse sin dos cosas: una es la decisión interna del país, total, de hacerlo, y otra es la ayuda de los países socialistas. Ambas están perfectamente unidas, complementadas, porque naturalmente la ayuda de los países socialistas se brinda porque se ve en el país el ansia de superación, de liberación del país, el ansia de hacer las cosas; y, al sentirse ayudado por los países socialistas, el país se siente más seguro y demuestra más firmeza, más ansia de hacer las cosas, y viene más ayuda de los países socialistas.
Pero son dos cosas sumamente coordinadas. Una lucha de contragolpe muy veloz llevó al pueblo cubano, desde aquella Revolución de altos ideales, que tuvo unos pocos, pero algunos meses de inocuidad frente al imperialismo, hasta la profundísima Revolución actual socialista, poseedora de los medios de producción, planificadora de la economía total. Y todo ese es un camino que recorrió nuestro país, del cual hemos sido actores tan directos, que muchas veces no hemos podido ni regular ni calibrar las etapas.
Todo el mundo sabe que aquí las primeras medidas que se tomaron fueron medidas que provocaron cierto escozor a los norteamericanos: fue la rebaja a la tarifa eléctrica, telefónica, y algunos aumentos en sectores obreros imperialistas que estaban en conflictos, es decir, sectores obreros de industrias imperialistas que estaban en conflicto con sus patrones, pero empieza toda esta lucha con la Reforma Agraria.
Estoy hablando por Televisión para todo el pueblo de Cuba, pero me permito enfatizar este punto para la distinguida audiencia de los países hermanos de América, porque éste es, digamos, el primer punto del plano inclinado, si es que se puede llamar plano inclinado, que lleva al socialismo: es la Reforma Agraria.
Quien entra en la Reforma Agraria con un sentido de recuperación nacional, con un sentido honrado, un sentido de justicia social, va indefectiblemente... en condiciones, naturalmente, estamos hablando en condiciones de América colonial, va indefectiblemente a una economía socialista, porque se producen automáticamente una serie de contradicciones tan grandes con los latifundios internos, pero muy aliados, estrechamente aliados con los grandes capitalistas monopolistas, que es necesario tomar medidas cada vez más drásticas para preservar ese gobierno que ha hecho la primera Ley, la Ley Agraria. En tal forma, que nosotros, eso ha sido una cosa muy clara: empezó la Ley de Reforma Agraria, y en Cuba la Ley de Reforma Agraria afectó muchos miles de caballerías de empresas monopolistas norteamericanas, sobre todo centrales azucareros, y algunas ganaderas; algunas tabacaleras menores, pero de mucho valor.
Eso inmediatamente provocó la reacción del imperio, que no buscó de ninguna manera una componenda; lo que buscó inmediatamente fue reducir a ese gobierno que había cometido la osadía de tocar sus intereses. Y entonces, en ese primer momento ya se planteó el dilema, dilema clarito, que era: seguimos por este camino o caemos de rodillas.
Al seguir por ese camino, vinieron nuevos cercos imperialistas, vino entonces rápidamente la Ley de Minas, la Ley del Petróleo; después vino el cerco petrolero, la confiscación de las compañías de petróleo; siguió aumentando el cerco; quitaron la cuota azucarera; nacionalizamos los centrales, nacionalizamos la compañía eléctrica. Fueron unos cambios de golpes muy espectaculares, muy rápidos, que llegaron a que a principios de este año se pudiera ya anunciar por nuestro Primer Ministro, que estábamos en una época socialista. (Aplausos.)
Naturalmente, no es el momento, de ninguna manera, de hacer una definición del socialismo. Para nosotros, para nuestro deber y nuestro trabajo en Industrias, debemos saber que el socialismo se caracteriza por la posesión por el pueblo de los medios de producción, y su puesta al servicio del pueblo. Naturalmente, tendremos que hablar mucho sobre esos problemas de la nueva etapa histórica que estamos viviendo, explicar muy claramente que, además de esta fase puramente económica, hay una fase de conciencia, que es sumamente importante.
Yo espero que personalmente... creo que el Primer Ministro es quien cierra este ciclo de conferencias, dé una clara explicación de todos estos problemas, o algún otro compañero. Pero es importante recalcar que sin esta conciencia clara de los derechos y deberes del pueblo en la nueva etapa, no se puede entrar realmente, y trabajar realmente en una sociedad socialista, como nosotros aspiramos, una sociedad socialista que es absolutamente democrática, que es democrática por definición, porque se basa en las necesidades, en las aspiraciones del pueblo, y en que el pueblo tiene una participación definitiva en todos los puntos de decisión.
Para acabar quiero leer rápidamente los contratos que se han firmado en los países socialistas, los que se van a firmar y la ayuda técnica recibida, que ha hecho posible que a sólo un poco más de un año del primer contacto directo con la Unión Soviética, representada en ese caso por el vice-primer ministro Anastas Mikoyan, que vino a Cuba, y todos recordamos con mucho cariño, solamente un año y algo más –fue en febrero que se firmó aquel primer convenio– nosotros ya tengamos más de cien fábricas programadas para este quinquenio, sigamos trabajando activamente, y tengamos, a pesar del cerco imperialista, a pesar del enorme trabajo que significó, las enormes dificultades que significaron cambiar totalmente los mercados, del mercado tradicional cercano, al mercado nuevo y lejano, con todas las implicaciones que trajo en cambio de tecnología, en almacenaje que no teníamos, en barcos que no había, en fin, en el cúmulo de problemas que fue, a pesar de todo hemos mantenido nuestra producción a un ritmo aceptable, y vamos a mejorar al final del año. Naturalmente pueden surgir ciertos inconvenientes de tipos no previsibles, pero también nos vamos a sobreponer a cualquier inconveniente de ese tipo.
Todo esto es el producto del pueblo en armas, decididos a mantener su soberanía, a perfeccionarla, a perfeccionar su sistema social, a hacer más profunda su Revolución, y también a las nuevas condiciones del mundo en que los países amantes de la paz, cada vez más fuertes económicamente, nos brindaron una gran ayuda.
Ya se han firmado contratos del siguiente tipo: con la Unión Soviética, una fábrica de limas, una siderúrgica, una planta mecánica, la reconstrucción de la industria metalúrgica, el anteproyecto de la refinería de petróleo, que ya pasó a ser proyecto como vimos, para Santiago de Cuba; la estación eléctrica de cien mil kilowatts, y otra estación eléctrica de doscientos mil kilowatts.
Con Checoslovaquia se firmaron los contratos para las fábricas de cerraduras, de embutidos y candados, para el Incuit [Impud] que es la Industria de utensilios para el hogar, en Santa Clara; fábricas de tornillos negros y de precisión; picos, hachas, hachuelas, martillos, azadas, cubiertos de mesa inoxidables, talleres de fundición bajo presión; palas, bicicletas, bujías y encendido, lápices, motores Diessel y compresores.
Con la República Federal Alemana está ya firmado el contrato para la planta de kaolín y la planta beneficiadora de sílice.
República Democrática Alemana: electrodos para soldar, envases metálicos, cepillos y brochas, máquinas de coser hilanderías y tejeduría.
La República de Polonia: herramientas de mano, fundición de acero, ampliación de la «Owens Illinois», vidrio plano. Además, el INRA, la Sección de Producción Industrial del INRA ha instalado fábricas de catsup, jugo de salsa de tomate, despulpadora, en Colón, Majagua, Batabanó, Bahía Honda, Jatibonico, Los Arabos, y el Caney. Estas plantas fueron adquiridas en Yugoeslavia y faltan por localizar dos plantas. Además están: plantas de pienso en Colón, Victoria de las Tunas, La Maya y Baire, que son de construcción nacional.
Además, una fábrica procesadora de calzado, que está ubicada en Baracoa, que es de la República Democrática Alemana, y una fábrica de aceite palmiche que no pertenece a los países socialistas. Además, se está negociando con los países socialistas, las siguientes fábricas que no está firmado definitivamente el contrato; en algunas de ellas está anunciado de que ya se han firmado los protocolos. Protocolo es una... es decir, en las relaciones con los países socialistas se firman convenios, por lo general, un protocolo que especifica más las condiciones, y un contrato que ya especifica para cada producto y cada fábrica. En general, ésas están en nivel de protocolo, pero ya está puestas; así que falta nada más que precisar el detalle.
Con la República Democrática Alemana, en el año 62: veinticinco mil husos y quinientos telares; en el 63: cincuenta mil husos y mil telares; en el 64: sesenta y cinco mil husos y mil quinientos telares. Con esto, y los chinos, completamos nuestras necesidades de textiles para el quinquenio.
Taller de enseñanza para la industria metalúrgica y plantillería, planta para transfilación de alambrón y cables de acero; fábrica de loza y porcelana de un uso doméstico; instalación para procesar kaolín; fábrica de cemento blanco y gris; fábrica de planta de bagazo; fábrica de aparatos fotográficos; fábricas de motores eléctricos; montaje de máquinas de escribir.
República Popular China: plantas para producir cloro sosa, DDT y otros productos de cloro; policloruro de vinilo; cloruro férrico y cloral; mangueras de goma para la industria automotriz; correas de transmisión; unidades selladas incandescentes para vehículos; amortiguadores; accesorios para encendido motorizados; aros para pistones; embragues y forros para frenos; bombas de gasolina; válvulas para industrias, cheques y trampas de vapor; carbón para escobillas; plantas para pulpa de bagazo en papeles de escribir, planta de pulpa de bagazo para cartones, fábricas para plumas estilográficas –bolígrafos–; alfileres textiles; planta para producir dinamita, planta textil de cincuenta mil husos.
Unión Soviética: Una fábrica de amoníaco cuya capacidad no está determinada; dos fábricas de ácido nítrico; dos fábricas de urea, una de nitrato de amoníaco, dos de abonos complejos, una de superfosfato triple, que está en discusión por algunos problemas técnicos; una de papel de diario y otra de otros papeles. Además el desarrollo de la industria del níquel y conexos y fábrica de elementos pre-prensados; es decir, elementos pre-prensados son elementos de cemento que se hacen en una forma especial, con unas cabillas, ya se pone el alambre en forma tensa, en forma tal que el cemento va en el molde y rápidamente fragua y tiene una serie de condiciones especiales de flexibilidad, son postes para líneas, traviesas y toda esa serie de cosas.
República Popular de Polonia: materiales refractarios, pilas secas y conexos, prensas pequeñas, astilleros: ésta es la base de nuestra industria de construcción de naves que será muy importante en el futuro; fundición de hierro gris y maleable; ácido cítrico, es a partir de la caña de azúcar; butanol, también a partir de la caña de azúcar; radios y televisores.
República Popular de Bulgaria: planta de carburo de calcio, de arena sílice, de feldespato y planta de ultramarino.
República Popular de Hungría: vidrio de seguridad, vidrio hueco, varillas de vidrio –hay una planta–. Planta para bombillos eléctricos y tubos fluorescentes; combinado de talleres para reparaciones y fabricación de partes de maquinaria agrícola y centros para enseñanza de fabricación de máquinas-herramientas, maquinaria agrícola, maquinaria eléctrica y manejo de máquinas-herramientas: esos son centros de enseñanza que producen al mismo tiempo. Una planta para producir heparina –un producto medicinal anticoagulante-.
Esas son las plantas que los países socialistas hasta estos momentos han firmado sus contratos con nosotros y están en discusiones para firmarlos. Los nombres de las plantas y algunas cifras pueden cambiarse, están en discusión.
Actualmente la asistencia técnica prestada por los países socialistas en técnicos de alta categoría, hacen para la Unión Soviética, asistencia recibida hasta el momento –tal vez falten algunos porque están distribuidos en muchos organismos–: para el Instituto Cubano de la Minería: 53 ingenieros y técnicos, un empleado y cinco traductores, total 59; para Electricidad: 9 ingenieros especialistas en diseño de plantas termo-eléctricas; para el Instituto Cubano del Petróleo: un experto en planificación de energía y un ingeniero de planificación de la industria petrolera, un ingeniero de industrias químicas, un economista, un especialista en estadísticas, especialista en cuestiones de mano de obra, dos traductores y tres intérpretes; total, para la Unión Soviética: 69.
República Socialista de Checoslovaquia: para el Instituto Cubano de Minería, ingenieros técnicos en minas y geólogos: 14; para Electricidad: seis técnicos para tecnología de la energía eléctrica y producción de maquinaria y equipos eléctricos; para el Azúcar, cuatro especialistas de cristalización, planificación, maquinaria y desarrollo de la industria azucarera; y otros expertos en varias ramas de la industria. El total hace, para la República checoslovaca, 62 técnicos.
Para Polonia: tres técnicos hasta ahora, pero vienen más, geólogos los tres.
Yugoeslavia: ha venido un técnico, en plan agropecuario.
De la República Popular de Hungría, un químico y vienen ahora más para los vidrios; en Alemania, igual pasa: hay uno en cerámica, pero vienen más.
Además, diez obreros técnicos chinos especializados. Ustedes saben que la República Popular China nos hizo obsequio de toda la maquinaria que había en la Exposición del Desarrollo de la República Popular China. (Aplausos.) Estas son máquinas de mucha precisión, delicadas, y entonces se quedaron diez operarios especializados para montar esas máquinas y enseñar a nuestros operarios y nos los dejaron hasta que nosotros quisiéramos. Estamos tratando de que se casen aquí para que se queden... (Risas y aplausos.)
Bien. Han faltado en la relación de las industrias, han faltado algunas que están ya en proceso de construcción y que muy pronto empiezan a producir. Algunas de ellas se quedaron fuera porque son esas fábricas absurdas que hizo la dictadura para robar dinero; bueno... en la época de la dictadura, no las hicieron ellos, las hicieron algunos «paniaguados» para robar dinero; pero naturalmente eran centros de producción donde hubo una gran cantidad de dinero invertido, nosotros hemos mantenido esas fábricas y probablemente entre el mes de mayo y el mes de junio empiece a funcionar una de las mayores, que de todas maneras a pesar de que, como he dicho, es un absurdo en las condiciones de Cuba hacer esas fábricas, es un verdadero alarde de técnica, hecho por la fábrica Krebs de Francia y es la antigua Rometales, que nosotros proponemos para esa fábrica el nombre de «Patricio Lumumba». (Aplausos.) Es una fábrica muy completa, muy técnica: demasiado, digamos, para nuestro actual grado de desarrollo; por eso es que decía que era absurdo, pero dentro, como fábrica es realmente un alarde técnico. Está situada en el norte de Pinar del Río, en un pequeño puerto que se llama Santa Lucía.
Además, hay algunas otras que quedaron también olvidadas, como es una refinería de sal en la que tuvimos un accidente, no acabamos de recibir la maquinaria de los Estados Unidos, entonces la mitad llegó aquí y la otra mitad quedó embargada. Estamos viendo cómo hacemos para que funcione. Esta refinería está situada en la provincia de Matanzas.
Y no hemos dado la cifra de los obreros que van a entrar en la producción porque son cifras que no están perfectamente analizadas todavía, pueden estar sujetas a muchos cambios y de todas maneras las cifras de los obreros que entran directamente a la producción no tienen mayor importancia, son pequeñas; lo que importa es la vida que da a la comunidad donde él ingresa a trabajar; pero de todas maneras, para las fábricas que en este año 61 empiezan a trabajar, las menos, será alrededor de dos mil nuevos empleos; alta remuneración, relativamente alta remuneración.
Y en los años venideros ya ustedes sumarán por miles y decenas de miles la gente que ingrese a la producción.
Eso es todo. (Aplausos.)
Comisión para perpetuar la memoria del comandante Ernesto Guevara.
 

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