Conferencia en el ciclo
«Economía y Planificación»
de la Universidad Popular
30 de abril de 1961
Empezamos este nuevo ciclo de conferencias de la Universidad Popular, ciclo económico,
como lo ha dicho el compañero Anillo, en momentos que quizás no
sean los más adecuados, emocionalmente hablando, para estas tareas.
Todavía está fresca en la tierra de Cuba la sangre de todos los
mártires que defendieron nuestra independencia, nuestra integridad territorial,
nuestro derechos a ser libres, y también la sangre de los traidores que
trataron de hollar nuestra tierra amparados en el poder extranjero.
Además, estamos en víspera de un día que, por primera vez,
tiene su significación total en América, como es el Primero de Mayo,
este Primero de Mayo en que las fuerzas productivas del país ya han avanzado
hasta tomar totalmente el poder político, ostentarlo y decretar esta Revolución,
a través de sus avances, como la primer revolución socialista que
hay en América.
Sin embargo, tenemos que volver a la tarea económica, que muchas veces
es siempre más árida que la tarea política y que la tarea
inflamada del combate por la defensa nacional, pero que es la necesidad cotidiana,
y en definitiva es la base del triunfo de nuestro país y del sistema que
estamos defendiendo.
El Ministerio de Industrias ha surgido hace relativamente poco tiempo, como expresión
de una necesidad que ya se hacía sentir en la Cuba revolucionaria. Tuvo
algunos antecedentes. En realidad, toda la tarea económica libre de Cuba
empieza desde el momento en que se instala el Instituto Nacional de la Reforma
Agraria.
Se previó que el dar a los campesinos sus tierras, aumentar los mercados
y aumentar la producción agrícola, traería aparejada la necesidad
de industrias para recoger las materias primas creadas, y además, industrias
para hacer los nuevos artículos de consumo que esa masa que ingresaba en
el mercado necesitaría.
Así se creó el Departamento de Industrialización dependiente
del Instituto Nacional de la Reforma Agraria. Fue al principio un apéndice
de este Instituto, pero poco a poco fue creciendo y adquiriendo características
tan importantes que en los primeros meses de este año se separó
como Ministerio.
El Ministerio de Industrias de Cuba está hecho contemplando la dinámica
de nuestro desarrollo económico, lo fresco de nuestras instituciones y
lo cambiante del panorama, de tal forma que no es, de ninguna manera, ni rígido
ni esquemático, cambia totalmente, y el organigrama que presentará
ahora quizás dentro de algunos meses ya haya sido cambiado, porque constantemente
estamos avanzando en nuestras necesidades, que nos impone nuestra tarea difícil
que es la industrialización.
Más difícil aún, porque nosotros, los jefes de este Ministerio,
los directores de este Ministerio, más una gran mayoría de los obreros
de Cuba estamos aprendiendo en el curso de la acción. Y naturalmente, los
aprendizajes se hacen con errores, y los errores hay que corregirlos.
El balance, de más está decirlo, es inmensamente favorable a favor
del pueblo. La suma de todos los errores que el pueblo y los dirigentes de ese
Ministerio pueden hacer es apenas una milésima parte de los errores que
se hacían en épocas pasadas, y, sobre todo, de lo que se dejaba
de hacer.
El Ministerio de Industrias no rige todas las industrias del país ni está
encargado de toda la industrialización del país. Hay dos ramas,
una de ellas muy importante, que están fuera de su administración,
que es la parte de la industrialización de los productos agropecuarios
directamente producidos en Cuba, que es administrada por un Departamento especial
del Instituto Nacional de la Reforma Agraria, que es como si dijéramos
el heredero de este primer Departamento de Industrialización.
Además, el Ministerio de Obras Públicas tiene a su cargo las industrias
conexas con la construcción del país, con la construcción
material, y toda la edificación.
Sin embargo, el tamaño del Ministerio, aun quitándole esas dos ramas
industriales, es considerable.
Es una pequeña explicación para que se conozca exactamente cómo
funcionan los nuevos ministerios, porque los ministerios actuales no se han hecho
–ya por fin en Cuba– para dar puestos, sino que están hechos para cumplir
una función que está relacionada con todas las funciones de un plan
global.
Por supuesto, la cabeza es el Ministro, que está asistido –y esto es digamos,
una innovación en Cuba, aunque es recogida de la experiencia de los países
socialistas– por un Consejo de Dirección integrado por todos los directores
de las distintas dependencias del Ministerio, y por los cuatro subsecretarios,
Consejo de Dirección que asesora al Ministro y que se reúne una
vez por semana discutiendo todos los problemas de ese Ministerio.
La Oficina de Divulgación. La divulgación es una cosa muy importante
en un régimen en el cual el conocimiento por parte del pueblo de lo que
se va hacer es fundamental para que se haga; no solamente el conocimiento, sino
el conocimiento y la aprobación.
Característica fundamental de este intento de industrialización,
y de esta planificación global del país que intentamos, es que el
pueblo la conozca y que el pueblo la apruebe.
Vienen después algunos servicios administrativos, y las cuatro sub-secretarías,
que es importante. El Ministerio de Industrias tiene dos funciones fundamentales.
Una función dada por las dos sub-secretarías que se ocupan de la
administración directa de las empresas del país, es decir, la función
de la producción de todo lo que está creado; el preocuparse del
aprovechamiento máximo de la capacidad instalada del país; la coordinación
de todos los medios de producción, para que se haga de acuerdo con las
necesidades del país y sacándole el máximo provecho. Y la
que está relacionada con los planes económicos: la Sub-secretaría
Económica, que prevé, a través de su Dirección de
Planificación, las futuras inversiones en el país, y la Sub-Secretaría
para la construcción industrial, que se encarga directamente de la construcción
de esas nuevas industrias.
Las sub-secretarías que se encargan de las empresas se han dividido en
dos partes fundamentales: la Sub-Secretaría para la Industria Básica,
para la industria pesada del país, y la Sub-Secretaría para la Industria
Ligera.
En esto, como en la mayoría de nuestras cosas, hemos adaptado experiencias
anteriores a nuestra realidad y a nuestro estado actual de desarrollo. Por ejemplo,
en Industria Básica tenemos nosotros el papel, que en los países
desarrollados no es, de ninguna manera, una industria básica. Para nosotros
sí lo es. El papel sobre todo por la promesa que puede dar a través
de la utilización del bagazo, para la pulpa de bagazo, es una industria
básica; y, por supuesto, el azúcar, que en un país desarrollado
sería una industria ligera, para nosotros es una industria básica,
y más que eso, la industria fundamental de Cuba.
Es decir, que la Sub-Secretaría de la Industria Básica atiende las
industrias que para Cuba tienen un peso específico considerable. Esas industrias
se dividen en grupos industriales, que tienen una función parecida, y se
llama a cada uno de esos grupos «Empresa Consolidada».
De acuerdo con eso, ustedes pueden ver las empresas consolidadas que tiene la
Sub-Secretaría de Industria Básica. La Empresa Consolidada de Azúcar,
de la electricidad, del cemento, de la cerámica; la Empresa Consolidada
Automotriz, la Empresa Consolidada de la Mecánica, de la metalurgia ferrosa,
de la no ferrosa, de la minería en general –del níquel, especialmente–,
de la sal, de la madera artificial, del papel, del petróleo, de los fertilizantes,
fibras sintéticas y de la química básica.
La Sub-Secretaría para la Industria Ligera se hace también considerando
el peso relativo de esas industrias, y puede decirse que es más convencional
de acuerdo con lo que se hace en otros países.
Todavía hay aquí algunas industrias de la alimentación, que
en un futuro pasarán al ramo correspondiente en el departamento que tiene
el INRA para administrar ese tipo de industrias. Así, tenemos las empresas
consolidadas de aguas minerales y refrescos, cervezas y maltas, cigarros, licores
y vinos, tabaco torcido, harina, derivados del cuero –tenerías para los
extranjeros, tenería es la industria del curtido del cuero–, las convertidoras
de papel y cartón, envases metálicos, equipos eléctricos,
de la goma, de la madera, del plástico, del fósforo, jabonería
y perfumería, de la pintura, de los productos farmacéuticos, de
los tejidos planos y confecciones, de las fibras duras, de hilados y tejidos planos,
de tejidos de punto y sus confecciones, y del vidrio.
Además, la práctica nos fue mostrando que había una serie
de pequeñas empresas que ha ido recolectando, se puede llamar así,
el Ministerio de Industrias. Esas empresas, que se llaman en Cuba «chinchales»,
tienen problemas de administración, son muy pequeñas, muy deficientes,
tienen pocos obreros, y solamente el Ministerio las administra y las mantiene
funcionando porque hay un problema grave de desempleo que atender. Esas empresas,
es decir esas pequeñas fábricas, se reúnen, aunque tengan
características diferentes, en las distintas delegaciones provinciales.
Cada provincia, entonces, tiene un Delegado Provincial, que además de sus
funciones específicas de coordinación de toda la producción
de la provincia, con un organismo dependiente de la Junta Central de Planificación,
que se llama, abreviadamente, el «JUCEP», que tiene la función de administrar,
digamos, para poner un ejemplo, en la provincia de Las Villas, una pequeña
tabaquería que queda fuera del consolidado, dos zapaterías, un tejar,
puede tener una pequeña fábrica de medias, toda una serie de pequeñas
empresas, o pequeñas fábricas, que se reúnen indiscriminadamente
bajo la dirección de la Delegación Provincial.
Esto necesita una explicación del porqué el Ministerio de Industrias
de Cuba tiene ese tipo de empresas en su organización, que tiene, para
los términos de Cuba, cosas tan colosales como los ingenios azucareros,
que son ciento sesenta, la producción total, el petróleo y la minería.
El hecho es que el proceso de apropiación por el Estado de los medios de
producción sigue dos caminos más o menos paralelos: uno es el camino
lógico y consciente de un Estado que va hacia metas definidas y que, por
medio de decretos y leyes, ha nacionalizado las principales industrias; otra es
el producto de los medios colectivos de una clase en derrota y de las conmociones
políticas que se han mantenido constantemente en estos dos años
en Cuba.
Hay una serie de leyes, entre ellas unas leyes que aplica el Ministerio de Hacienda
a través de su Sub-Secretaría de Recuperación de Bienes,
que primero confiscó los bienes malversados, que también era indiscriminados,
había grandes, pequeños y actualmente confisca los bienes de todo
individuo que realiza actos contra la seguridad del Estado.
De tal forma que, al producirse la gran escisión en la pequeña burguesía,
una de cuyas partes, más consciente, ideológicamente más
alerta, más patriótica, más valiente, sin medios de producción
ni pequeños siquiera en sus manos, se pone del lado del Estado, del lado
de la Revolución, del lado de la justicia, y comienza a trabajar, a integrarse
en la Revolución; otra parte, mantiene las relaciones de dependencia, sobre
todo ideológica y muchas veces económica, con la burguesía
que está en proceso de derrota, empieza las conspiración, otras
veces empieza directamente la huida hacia el extranjero, y va quedando un rosario
de empresas pequeñas que el Ministerio tiene que recoger para dar trabajo
a los obreros.
Ese es un proceso continuo. Desgraciadamente, nosotros hemos tratado de pararlo,
dando seguridades, pero la tentación del poder norteamericano ha sido mayor
que nuestras seguridades, y el pequeño industrial y el pequeño comerciante,
a veces tentado por la idea de volver como conquistador, otras veces simplemente
por miedo, otras veces internamente, pensando conquistar algún galón,
en alguna Sierra, o en las tareas clandestinas, pues se dedicó a estas
tareas conspirativas, fue descubierto por el inmenso servicio de inteligencia
que tenemos nosotros que es el pueblo entero de Cuba. (Aplausos.)
Pues resulta entonces que nosotros recibimos el regalo nada grato de un galpón
con siete obreros, donde no hay ni servicios sanitarios, donde no hay la más
pequeña maquinización, donde no hay el más pequeño
sentido de organización, pero son siete hombres que tienen que trabajar,
porque tienen que dar de comer a sus familias. Naturalmente, los recogemos, en
la forma que podemos, y tratamos de ir racionalizando la industria.
Esta es una tarea, la racionalización de las industrias irracionalmente
colocadas en Cuba, y no solamente en Cuba, es una característica del sistema
capitalista, es un problema serio en nuestro país, porque el gran desempleo
que existía, uno de los más grandes de América, sobre todo
agravado por un desempleo ocasional muy grande provocado cuando acaba la zafra,
hacía que se crearan una serie de subterfugios, prácticamente, para
trabajar algunos días del año, y todas las industrias menores estaban
saturadas de gente.
Por ejemplo, el calzado. El calzado tiene cerca de quince mil trabajadores –tal
vez un poco más, no recuerdo exactamente la cifra, tal vez un poco más–,
o diecisiete mil, pero todo eso es una forma absolutamente rudimentaria, trabajando
en un banco de zapatero, con un cuchillo, unos clavos, un martillo, y una horma;
en esa forma se hacían los zapatos. Una productividad de un par de años,
más o menos.
Naturalmente que si Cuba quiere hacer, y puede hacer, un industria del cuero,
tiene que mecanizar; pero si Cuba mecaniza en los momentos actuales, con dos mil
o tres mil obreros puede hacer todos los pares de zapatos que hace actualmente,
más el doble, o más el triple, y el resto queda desempleado. Eso
es imposible, porque este es un Gobierno que va hacia el desarrollo y al desarrollo
acelerado, pero al desarrollo acelerado para responder a las necesidades de la
población, al beneficio material de la población y a su beneficio
espiritual. Es decir que es, pues, imposible pensar que este Gobierno va a asentar
su desarrollo sobre el sacrificio y el hambre del pueblo.
De tal forma que tenemos que limitar nuestra racionalización en algunos
rubros importantes de empleo en Cuba, como es el caso de los zapatos, que ya he
nombrado, y como es también, por ejemplo, el caso del tabaco, que se hace
en forma absolutamente artesanal en Cuba, muy bien hecho, el mejor tabaco del
mundo, pero, sin embargo, ya existen máquinas que desplazan, cada una de
ellas, a decenas y decenas de trabajadores. Y, lógicamente, para competir
en los mercados mundiales, con el alto precio de nuestra rama, no hay más
remedio que mecanizar.
Estamos pues en que dos de las fuentes de trabajo mayores de Cuba... estas dos
que he nombrado tienen esos problemas, pero las tienen todas, por ejemplo, el
azúcar. El azúcar, nosotros tenemos que ir a un desarrollo mayor
todavía; ahora estamos produciendo seis millones, entre siete millones
y cinco millones y medio de toneladas. Tenemos aspiraciones de superar los nueve
millones de toneladas, en los años próximos, pero para eso hay que
abaratar el azúcar, para poder competir en todos los mercados, y para eso
–siempre es lo mismo– hay que mecanizar, mecanizar a nivel de la zafra, a nivel
de la recolección, que en este momento es fácil, porque –todo el
pueblo de Cuba lo sabe, y los visitantes extranjeros tendrán oportunidad
de verlo– faltan brazos en Cuba en este momento para recoger la caña, y
no se ha podido seguir al ritmo vertiginoso de la parte industrial porque la gente
dedicada a otros menesteres, prefiere trabajar en otra cosa y no en la caña,
que es un trabajo muy duro, y mal retribuido, en realidad.
Esto hay que mecanizarlo, estamos trabajando para eso, pero además hay
que mecanizar los puertos. Ya la Unión Soviética, que es nuestro
principal comprador en el momento actual, ha desarrollado detergentes que limpian
los barcos petroleros y los hacen aptos para recibir carga a granel, de tal forma
que sería para nosotros y para ellos económicamente muy útil
poder cargar a granel un barco petrolero con azúcar, como si fuera petróleo.
Es decir, la Unión Soviética nos vende a nosotros cuatro millones
de toneladas de petróleo anuales, nos compra ese año dos millones
setecientas mil toneladas de azúcar, puede mandar sus barcos con petróleo
y llevarlos con azúcar.
Para eso es necesario, además de una serie de preparativos industriales
a nivel de los puertos, también eliminar una serie de brazos que están
en este momento comiendo de un trabajo que es un trabajo absolutamente de épocas
pasadas, no de esta época de viajes interplanetarios.
Ese es un problema vital de Cuba y tendremos que afrontar en los momentos actuales,
y lo afrontaremos, naturalmente, garantizando la subsistencia de todas las personas
que puedan ser afectadas en su trabajo, que es la norma fundamental de nuestro
Gobierno.
Esta es la tarea que tiene la parte ejecutiva de ese Ministerio, es decir, la
administración de las empresas.
La Sub-Secretaría Económica está dividida en su Dirección
de Planificación, que es la que prevé, de acuerdo con la Junta Central
de Planificación, se basa en sus orientaciones, naturalmente, todo el desarrollo
industrial del país; desarrollo industrial del país a nivel de las
ramas administradas por este Ministerio, pues hay otros ministerios, como el de
Obras Públicas y el Instituto Nacional de Reforma Agraria, que también
tienen sus propios planes y que se coordinan en la Junta Central de Planificación.
Tenemos, pues, la Dirección de Abastecimiento y Ventas, que, fácilmente
de comprender, se ocupa del abastecimiento de todas las materias primas y de las
ventas a las distintas industrias, al Ministerio de Comercio Interior, del producto.
La Dirección de Trabajo y Salario, que se ocupa de los salarios y de la
mano de obra de la fuerza de trabajo; la Dirección de Costos y Precios
que analiza, precisamente, costo de los productos y los precios a que se pueden
entregar; la Dirección de Finanzas que establece el control financiero
del plan de producción que tiene cada empresa; la Dirección de Colaboración
Técnica-Económica que es un nombre eufemístico, porque en
realidad es la Dirección de Recepción de Colaboración Técnico-Económica
de los países Socialistas; y la Dirección de Relaciones con Industrias
Privadas –muy pequeñita todavía–; la Dirección de Organización
que se encarga de racionalizar lo más posible todo ese aparato.
En honor de la verdad hay que recalcar constantemente, para que no se nos suban
nunca los triunfos a la cabeza, que todo ese aparato está creado desconociendo
realmente las tareas de cada uno. Y, por tanto, constantemente, surgen dentro
del aparato de Ministerio, como dentro de todo el aparato estatal, conflictos,
y esos conflictos hay que superarlos racionalizando nuevamente, dando a cada uno,
es decir, dividiendo nuevamente el trabajo para que no se produzcan, y de todo
eso se encarga la Dirección de Organización, que en estos momentos
juega un gran papel, aunque es una Dirección transitoria, porque cuando
tengamos organizado todo el aparato será innecesaria. Cuando toda la planificación
se ha realizado, se ha decidido hacer las nuevas industrias, pasan a la Subsecretaría
para la Construcción Industrial, que a través de su Dirección
de Inversiones decide quién, cómo y dónde se va a hacer la
inversión, la fábrica; pasa a la Dirección de Proyectos que
hace el proyecto, los discute, cuando es con los países socialistas, y
la Dirección de Ejecución de Proyectos se encarga de hacerlos.
Para todo eso cuentan con la ayuda de una Dirección de Investigaciones
Tecnológicas que reúne todo lo que hay en Cuba de investigación
tecnológica, desgraciadamente hay poco, pero en algunos rubros muy importantes,
muy meritorios y lo pone a disposición de las nuevas industrias.
Explicado todo esto queda por explicar solamente una parte fundamental del Ministerio
que es la Empresa Consolidada. La Empresa Consolidada es un ente de algunas características
propias, pero que fundamentalmente responde al concepto de la empresa o del combinado
que tienen los países socialistas.
La Empresa Consolidada del Azúcar, para poner un ejemplo y hacerlo más
claro, reúne en sí la administración de los 160 ingenios
que están en estos momentos trabajando en el país. Tiene un aparato
central radicado en La Habana de administración, y responde directamente
ante el Ministro y ante el Subsecretario correspondiente del funcionamiento de
la Industria.
Hay además otros medios de control del plan, porque naturalmente cada empresa
consolidada tiene un plan, que se expresa a través de un presupuesto, y
el control se hace no solamente directamente por la Subsecretaría interesada,
sino el control se hace a través de la Dirección de Finanzas que
controla financieramente el plan, se hace a través del Banco Nacional,
que controla fuera del Ministerio el plan y a través del Ministerio de
Hacienda. Porque la Empresa Consolidada considerada en las condiciones de Cuba,
es solamente un centro de producción. Tiene un presupuesto, un presupuesto
de producción; debe cumplir metas de producción y entregar todo
su producto al Ministerio de Comercio Interior, o a las otras industrias del aparato
estatal. De tal forma que esa empresa no tiene ganancias, no cuenta con dinero;
toda la ganancia, toda la diferencia entre lo que ha vendido, digamos, y lo que
le ha costado producir pertenece al Estado cubano. Ella solamente se limita a
producir. Del análisis de la producción, de la productividad que
tenga y de la cantidad producida, se harán luego cálculos para premiar
a cada empresa y premiar también individualmente a obreros.
Es decir, que en un sentido material se contempla en Cuba y se le da la importancia
que requiere, pero se lo hace como, digamos, como un premio administrativo, en
vez de ser parte de la administración de cada empresa como sucede en algunos
países socialistas.
Les explico esto porque en los países socialistas la empresa tiene un crédito
bancario, recibe el dinero, fabrica con el dinero que recibe, vende su producción,
entrega después al Estado parte de esa ganancia y una parte se la reserva
para su distribución interna. La diferencia es que nosotros hacemos que
la empresa no venda, sino que simplemente entregue productos y se premia directamente
a los obreros a través del Estado.
Por supuesto, todo esto es algo que se está cambiando todos los días;
la práctica va enseñando en cada momento que es lo más justo,
y en todo este aparato no hay nada que sea dogma, todo continuamente, dialécticamente
va cambiando con las circunstancias.
Quería explicar en muy pocas palabras, mostrar un esquema de la producción
industrial para tratar de dar una idea de cómo es el proceso en la línea
general. Yo no sé si se va a ver por televisión esto. A ver, ¿se
ve? [se refiere al esquema.]
Bien, lo importante es que en muy pocos trazos se puede explicar todo el sistema
globalmente.
Digamos, está dividido en cinco secciones. La sección 1) es la producción
de materias primas agropecuarias y de materias primas no agropecuarias. Es decir,
la producción del INRA y la producción de materias primas no agropecuarias
que se hacen en minería, por ejemplo, petróleo. Ahora, esta producción
de materias primas agropecuarias y no agropecuarias, pueden servir para que pasen
a un segundo o a una segunda fase, que es la transformación primaria de
las materias primas o pueden en algunos casos directamente ir al consumo.
Por ejemplo, una materia prima agropecuaria, ponemos por caso la caña de
azúcar, pasa a la transformación primaria de las materias primas
agropecuarias para convertirse en azúcar; pero otro, por ejemplo, la piña,
puede pasar directamente al consumidor.
Las materias primas no agropecuarias, puede suceder, por ejemplo, el petróleo;
el petróleo puede ir en algunos casos directamente al consumidor, o pasa
a una transformación primaria de materias primas no agropecuarias para
transformarse en otro tipo de producto, gasolina, fuel-oil, &c.
Ya al producirse la segunda transformación, es decir, ya se ha transformado
primariamente la materia prima, van a la tercera y cuarta fase que es la industria
de la construcción, obras públicas, edificación, &c.,
y la producción de maquinarias y equipos para los demás sectores
y para la expansión del mismo, es decir, las máquinas herramientas.
Aquí es donde va el grueso de toda la producción, y de aquí
se pasa, y también del doce, es decir, la transformación primaria,
a la producción de bienes manufacturados finales de consumo: alimentos,
vestuario, calzado, los productos duraderos y semi-duraderos.
Todo esto está unido con dos cosas importantes que es el sistema de transporte,
el sistema de comunicaciones y la producción de energía.
Este pequeño cuadro es lo que da una idea de todo el proceso de la producción
industrial, desde su primera fase agrícola, minera, a través de
las materias primas, hasta su última fase que es entregar el producto terminado.
En todo eso nosotros estamos desarrollándonos mucho; tenemos un punto atrasado,
digamos el producto cuatro, producción de maquinarias y equipos para los
demás sectores y para la expansión del mismo, que es, digamos, la
etapa final, la etapa en que un país realmente se ha desarrollado. Es decir,
cuando puede ir por su propio esfuerzo aumentando su capacidad de producción.
Bien, hemos analizado lo que es, perfectamente –bueno, perfectamente, no, con
las limitaciones del exponente–, lo que es la empresa, la parte productiva de
ese organismo. La otra función del Ministerio es la planificación,
es decir, el calcular, el prever el futuro. Para eso, prever el futuro, hay que
entrar entonces en un plan. Y se plantea el interrogatorio de qué es un
plan.
En primer lugar no vamos a hacer disquisiciones sobre lo que es un plan, y mucho
menos hacer comparaciones teóricas. Al hablar, hablamos de lo que es un
plan económico en un país socialista. Podemos decir cuáles
son las condiciones fundamentales para el plan.
Primera condición para hacer un plan: el dominio de los medios de producción;
es decir, la condición sine qua non para que un plan sea realmente
un plan económico es que el Estado domine la mayoría de los medios
de producción, y si es posible y mejor, la totalidad de los medios de producción.
Es decir, eso está sentando que un verdadero plan económico es un
plan de Gobierno centralizado de concepción socialista de la economía.
Pero todo esto puede, naturalmente, y en nuestro caso se dio, es una etapa; nosotros
tenemos ya el control de los medios de producción, ¿podemos hacer el plan
con el control de los medios de producción solamente? No es posible. Para
hacer un plan hay que tener un conocimiento claro de la realidad nacional; es
decir, hay que tener un conocimiento estadístico fuerte, preciso, meticuloso,
de todos los factores económicos, y eso es una dificultad, porque todos
sabemos en Cuba, todos los visitantes extranjeros saben, que la característica
fundamental del colonialismo económico, y también del capitalismo,
es la anarquía y es la ausencia de cifras estadísticas verdaderas
que nos permitan hacernos ideas claras de la situación.
El Gobierno Revolucionario en todo el Estado está trabajando activamente
para cumplir esta etapa, y ya está prácticamente cumplida, es decir,
la etapa de conocimiento estadístico. Una vez tenido el conocimiento estadístico,
y el dominio de los medios de producción, hay que tener una certeza de
las metas a lograr; hay que tener claridad de las metas, adónde se quiere
llegar, por qué medios y qué velocidad se piensa emplear para llegar
a esa meta. Y luego de tener esa certeza, tener un balance adecuado, porque hay
una realidad, se puede decir, para decirlo en términos prácticos,
para hacerlo más comprensible: vamos a hacer tal número de escuelas,
que en cinco años no falte una sola escuela en Cuba; vamos a hacer tal
número de casas, que en cinco años no falte una sola casa en Cuba;
vamos a hacer una flota mercante de tal tipo, que en cinco años no haga
falta un solo barco más en Cuba; vamos a hacer una flota de aviación
de tal tipo, que en cinco años no sea necesario un solo avión extranjero
en Cuba. Y seguimos haciendo planes de ese tipo, pero cuando llegamos a hacer
el balance, es decir, a comparar todo lo que queremos con lo que podemos, vemos
que es imposible, porque no es posible materialmente, en cinco años, satisfacer
todas las necesidades de pueblos que han estado anhelando hasta pedazos de pan
durante siglos.
Entonces, viene la etapa de sentarse y hacer el balance del plan, y quitar por
aquí, y quitar por allá, tratando de que ese plan de desarrollo
tenga el énfasis necesario en los puntos que le señalaba, el punto
cuatro del diagrama, es decir, en la creación de empresas que sean a su
vez creadoras de nuevos medios de producción, pero sin descuidar los otros
puntos, es decir: la creación, propiamente dicha, de medios de producción,
la compra en el extranjero de medios de producción, aunque se limite un
poquito la velocidad del desarrollo industrial del país.
Cuando se tienen todas esas cosas, todavía no está el plan. Hacen
falta, por lo menos, dos importantísimos factores adicionales. Uno de ellos
es la unidad de conducción. Es decir, en la anarquía capitalista
es imposible un plan: donde dos empresarios luchan por un mercado, y sacrifican
cualquier cosa para obtener ese mercado, un mercado interno, no se puede hacer
un plan. El plan necesita imprescindiblemente de una unidad de conducción,
una unidad y una rigidez en la conducción. Esa unidad, en el país,
está dada por la Junta Central de Planificación, cuyo Presidente
es el propio Primer Ministro, y cuyo Vice-Presidente es, pudiéramos decir,
nuestro Vice-Primer Ministro, el Comandante Raúl Castro. Es decir, las
más altas autoridades políticas del país están directamente
dirigiendo el plan, conduciéndolo y dándole la unidad del mando
necesaria para que el plan se cumpla.
Yo recuerdo que estamos en las tareas preliminares del plan. El plan empieza en
el año 62. Estamos recogiendo datos, percatándonos bien de lo que
queremos, y de cómo podemos llegar haciendo los balances.
Falta el último punto, sin el cual un plan económico de desarrollo
en un sistema socialista es imposible, y es el conocimiento y apoyo por parte
del pueblo de ese plan. Es decir, que el plan no es una cosa mecánica que
se crea por elucubraciones de laboratorio, semimetafísica en un buró,
y se transmite hacia abajo. El plan es una cosa dura, que está destinado
fundamentalmente a sacar del país la reservas dormidas hasta este momento,
y ponerlas al servicio de la producción. Para eso hay que despertar el
gran factor de producción que es el pueblo, es decir, que el pueblo tiene
que conocer qué es lo que queremos, discutir lo que queremos en cada caso,
presentar sus contraposiciones, aprobarlo después de entenderlo, y entonces
un plan puede ir hacia adelante. Es decir, que el plan tiene un camino que, naturalmente,
empieza desde arriba, y va desde arriba hacia abajo, pero vuelve de abajo hacia
arriba.
En otras palabras, los gobernantes de un país identificados con su pueblo,
piensan qué es lo mejor para ese pueblo, lo ponen en números más
o menos arbitrarios, pero naturalmente con una base lógica, sensata, y
lo van mandando de arriba hacia abajo, por ejemplo, desde la Junta Central de
Planificación al Ministerio de Industrias, donde el Ministerio de Industrias
le hace ya las rectificaciones que estima conveniente, porque está más
cerca de una realidad que aquella otra oficina. De allí sigue pasando hacia
abajo, hacia las empresas, que le hacen otras rectificaciones; de las empresas
pasa a las fábricas, donde se hacen otras rectificaciones; y de las fábricas
pasa a los obreros, donde ellos tienen que decir la palabra final en cuanto al
plan.
Es decir, que un plan es profundamente democrático en su realización,
y es la base esencial para ello. Cuando uno se plantea qué es lo que quiere
con un plan de desarrollo, nadie pretende en este país, ni en ningún
país de justicia social, desarrollarse para lograr mejores ingresos personales,
ni para lograr un triunfo personal. El desarrollo será para que el país
mejore, para que cada hombre individualmente obtenga mejores ingresos y una vida
mejor. Si es así, entonces cada hombre, cada habitante del país,
está interesado en ese plan, y debe estarlo. Por eso es que debe conocerse
minuciosamente, llegar a las bases, discutirse, y no aprobarse mecánicamente,
sino estudiarlo.
Yo puedo dar aquí un ejemplo de cómo se aprueba mecánicamente
una iniciativa, que puede lastimar a algunos compañeros, pero es bueno
que se haga con un espíritu constructivo, porque es la síntesis
de lo que debe ser un plan. Debo decir, que es provocado ese error por el entusiasmo,
la euforia del triunfo, la cercanía del Primero de Mayo, &c., pero
en términos de lo que debe ser un plan económico, digamos, es la
antítesis. Por ejemplo, hace unos días, los compañeros de
la Federación del Azúcar establecieron la consigna: «El Primero
de Mayo seis millones de toneladas de azúcar.»
Cuando yo escuché esa noticia hace unos días –diez, doce días–
me quedé asombrado, porque tengo conocimientos de cómo marcha la
zafra. Llamé al administrador General de Ingenios, que es el jefe de la
Empresa Consolidada del Azúcar, el compañero Menéndez, y
él me dijo que había sido una iniciativa obrera, que no se le había
consultado, y que se había lanzado a las masas. Ahora bien, eso es imposible
de lograr: hoy es 30 de abril; mañana es Primero de Mayo, y habría
que hacer cuatrocientas mil toneladas en el día de hoy, para llegar mañana
a los seis millones de toneladas. No se puede hacer.
¿Por qué se ha cometido ese error? Porque no fue, cualquiera que sea el
plan, no llegó hasta las masas, porque cuando uno dice seis millones de
toneladas, y hace un cálculo: bueno, tenemos cinco millones y medio, necesitamos
hacer quinientas mil toneladas, ¿cuánto debe hacer cada central? Entonces
se saca la cuenta de cuánto debe hacer cada central. Llega al central,
y el obrero del central le dice: yo no puedo hacer esa cantidad; de aquí
al Primero de Mayo es imposible hacer esa cantidad. Automáticamente el
plan hubiera caído, y se hubiera evitado la cosa penosa de que la Revolución,
los obreros, que son voceros importantísimos de la Revolución, digan
cosas que no se cumplen, que dan la idea de que hay cierta superficialidad en
las afirmaciones del Gobierno.
Por eso, es que hay que averiguar bien qué es lo que se puede hacer en
cada caso –y entiéndase bien que esta crítica a los compañeros
es totalmente constructiva–, hay que averiguar bien qué es lo que se puede
hacer en cada caso, y de allí entonces tratar de hacerlo, y llevar, movilizar
a las masas lo más posible, para hacer eso.
El plan, por supuesto, es un plan económico general, un plan que abarca
el total de la economía del país. Dentro de ese plan, está
la industrialización del país. La industrialización está
basada sobre cosas positivas.
También, como en el caso del plan, podemos hablar de muchas industrializaciones,
y puede haber una teoría de la industrialización. Nosotros somos
gente muy práctica, todo lo he aprendido haciéndolo, de modo que
las elucubraciones teóricas las dejaremos para gente más entendida,
más sabia. Nosotros podemos decir exactamente lo que es la industrialización
en nuestro país, y cuáles son las bases de esa industrialización
en un país de economía socializada, con un plan de desarrollo.
Además, hay que analizar las circunstancias especialísimas de Cuba.
Cuba era un país sin flota, sin recursos, en realidad, del comercio exterior,
pero con un comercio exterior fabuloso, que estaba basado simplemente en la productividad,
en términos mundiales, de una sola materia, que era el azúcar. Con
eso sólo, Cuba, durante años mantuvo un comercio de ochocientos
millones de pesos de importación, y aproximadamente otro tanto de exportación.
Que para dar una idea de lo que es eso, les puede decir, por ejemplo, que Brasil,
ocho millones de kilómetros cuadrados, Cuba, cien mil kilómetros
cuadrados; Brasil, sesenta millones de habitantes, Cuba, seis millones de habitantes,
tiene un comercio exterior que no creo que llegue a ser el doble del cubano, en
todo caso, será el doble del cubano, con esa inmensidad de territorio,
con esa inmensidad de recursos, y ya con un desarrollo industrial que lo coloca
a la cabeza de América.
Es decir, que Cuba era un país que vivía hacia afuera. Hacía
azúcar, y con el azúcar pagaba todos los otros artículos;
el azúcar era la forma de esclavizar a Cuba, a través de la productividad
de ese producto; productividad, es decir, que era un producto que en términos
de mercado mundial se hacía barato, de modo que daba ganancias al venderlo
en el mercado mundial. A todo eso hay que agregar que había un contrato
especial con los norteamericanos: nos compraban más caro el azúcar,
no nos cobraban un arancel especial, y nos vendían todos los productos
sin que nosotros les cobráramos arancel, y a precios muy caros. El resultado
fue ese estancamiento en el desarrollo.
Al crearse la Reforma Agraria, al empezar la tarea de la independencia del país,
pues nosotros nos vimos en la necesidad de, en el primer momento, centrar nuestro
desarrollo, nuestra industrialización, en la sustitución de las
importaciones. Es decir, el primer énfasis que había que dar era
sustituir todas las importaciones que venían del extranjero y que fueran
posibles hacer en Cuba; esa sustitución se habría considerado, no
solamente la... digamos el antecedente histórico de la importación,
sino además, considerando que ahora teníamos un nuevo mercado, dado
por nuestros guajiros, nuestra gente de campo, nuestros obreros, que sí
ingresaban, al tener dinero, ingresaban en nuestro mercado.
Así se empezó entonces la primera etapa acelerada de la industrialización,
que llevó a contratar más de cien fábricas de ese tipo de
sustitución de importaciones, predominantemente con los países socialistas.
Ahora, la industrialización hay que hacerla, naturalmente, sobre las bases
técnicas. Hay que tener una técnica para saber buscar la materia
prima, para saber situar las fábricas, para saber calcular los costos;
hay que tener técnica para saber trabajar en cada industria, a nivel de
ingeniero, a nivel de, digamos, de técnicos de mediana calificación,
a nivel de obrero calificado. Es decir, que la técnica es algo que condiciona,
en cierto modo, la industrialización, y que en los países de economía
capitalista es una de las trabas fundamentales que impide que los países
atrasados caminen hacia adelante. No fundamental, estoy exagerando la importancia;
fundamental es la opresión colonial.
El otro sector importante de la industrialización es la materia prima necesaria
para crear el producto elaborado. Cuba es un país de enorme riqueza. En
primer lugar, no hay producto tropical o semitropical que Cuba no pueda producir
–de tipo agrícola– que Cuba no pueda producir en condiciones tan ventajosas
como el que más, y está situada en un lugar privilegiado, cerca
de las grandes vías de comunicación, mares, buenos puertos, &c.
Tenemos todas esas condiciones para la industrialización.
Hay algo que siempre se considera, que es el capital. Yo creo que el capital es...,
es muy difícil meterse en la discusión teórica de cómo
debe aplicarse el capital, y qué es el capital. En definitiva, lo importante
es que nosotros hemos, en términos reales, convertido esa palabra capital
en ayuda de los países socialistas. Hemos contado con una ayuda poderosa,
entusiasta, muy seria, que ya nos ha colocado en el plano de las realizaciones
concretas, y estamos trabajando para desarrollar nuestro país de tal forma
que en pocos años deje esa situación de país agrícola,
para convertirse, por lo menos, en un país agrícola-industrial.
¿Cuáles son esas posibilidades que tiene Cuba? Ya lo dijimos: Cuba es un
país que solamente tenía azúcar. Ahora, al crearse las nuevas
condiciones, no quiere decir que Cuba vaya a dejar el azúcar, que vaya
a adjurar de su único producto. Nosotros pensamos con lógica, me
parece, que podemos no solamente desarrollar el azúcar, sino desarrollarlo
mucho y aumentar mucho las ventas actuales.
No se podría decir, dentro del plan cuatrienal que vamos a empezar en el
62, no se podría decir exactamente qué cantidad de azúcar
vamos nosotros a hacer en el año 65, porque eso depende de contratos a
largo plazo; fundamentalmente esos contratos se hacen con los países socialistas
–son los únicos que hacen contratos a largo plazo–, y eso depende de negociaciones,
en fin, conversaciones que no es el caso exponerlas por adelantado.
Pero el azúcar debe seguir siendo uno de los importantes productos de nuestro
desarrollo. Tenemos todas las facilidades para producirlo y una capacidad instalada
muy grande para producirlo. Pero además, somos muy ricos en minería.
¿En qué productos? Podemos decir que nosotros tenemos, por lo menos tres
productos fundamentales de la minería: el hierro, el níquel y el
cobre.
Además, tenemos cobalto, que es junto con el níquel, un mineral
estratégico; estratégico y medicinal, ya entramos en la etapa en
que medicinal es más importante que estratégico. Tenemos cromo,
muy importante en la siderurgia; manganeso, muy importante en la siderurgia; y
otra serie de minerales de menor importancia.
¿Cómo nosotros hemos desarrollado la minería? Es decir, ¿cómo
hemos superado el principal problema, o los dos principales problemas, que eran:
la falta de conocimiento de nuestro territorio nacional absolutamente, y falta
de técnicos en forma total? Eso lo hemos superado, hasta ahora y lo estamos
superando, con la ayuda de los países socialistas. Fundamentalmente la
Unión Soviética es el país que nos ha brindado ayuda, dentro
de la división del trabajo que se ha hecho con respecto a Cuba. La Unión
Soviética se ha ocupado de la prospección minera a largo plazo.
Para dar una idea de cómo se trabaja en la Unión Soviética,
es decir, un país tecnificado, cómo se trabaja en Cuba, puedo decir
esto: el jefe de los geólogos soviéticos pertenece a una República
soviética del sur, que tiene nueve millones de habitantes –no digo el nombre,
porque no recuerdo exactamente cuál es–, pues nueve millones de habitantes.
Ellos tienen 15.000 geólogos; nosotros tenemos seis millones de habitantes,
y considerando todos los geólogos importados –los soviéticos, chilenos,
peruanos, mexicanos, &c.–, nosotros tenemos doscientos. Si contamos los cubanos
solos, yo creo que entre una mano y dos manos alcanzan para contarlos.
Es decir, estábamos nosotros absolutamente huérfanos de técnica
y otra vez se vuelve a insistir, sobre todo, ya que tenemos la visita de tantos
distinguidos visitantes extranjeros, insistir en por qué es eso. Sencillamente,
porque al imperio no le interesaba en absoluto, o mejor dicho, le interesaba que
no se conociera lo que hay en Cuba. A ellos les interesaba mantenernos en ese
estado en que estábamos, de tal forma que, por ejemplo, la Moa –hoy se
llama «Compañía de Níquel Pedro Soto», en recuerdo de un
mártir de nuestra gesta revolucionaria que vino en el «Gramma»–, pero es
una compañía norteamericana, la Moa Bay Mining Company, muy tecnificada,
muy moderna, que se ocupa de la extracción del níquel.
Esa compañía tenía una serie de ingenieros cubanos trabajando
allí. Ahora, no había un solo cubano que fuera jefe en ninguno de
los departamentos de la mina: todos eran norteamericanos; los cubanos recibían
órdenes, podían mal que mal hacer algunas cosas, pero no tenían
acceso a los secretos.
Hoy los cubanos son jefes de todos los departamentos, ayudados por la técnica
soviética.
La minería es una de las bases del desarrollo de un país, sobre
todo se puede decir que un país tiene muchas dificultades en su desarrollo
si no tiene hierro, es decir, si no puede desarrollar una siderurgia adecuada.
Este es un pequeño mapa que muestra las principales líneas de desarrollo
minero, que hemos previsto. Primero, tengo que decirles que nosotros hemos firmado
contrato con la Unión Soviética, para que se haga la prospección
geológica, es decir, el estudio geológico de la cuarta parte del
territorio nacional, y empiezan ahora por seis mil kilómetros de territorio,
es decir, un cinco por ciento más o menos.
Bien, nosotros ya tenemos resultados concretos de las investigaciones. Hay tres
cosas fundamentales para el país que están más o menos ubicadas,
sobre las que se han tomado decisiones. Una de las riquezas potenciales más
grandes son las lateritas que están al norte de Oriente, en la zona de
Nicaro, la Moa, y que llegan hasta determinada distancia de Baracoa; estas lateritas
son una combinación de hierro de baja ley, que contienen además
cromo, níquel y cobalto.
En este momento se está haciendo la extracción del níquel
que constituye el uno al dos por ciento de cada tonelada extraída, y el
cobalto, que constituye un cero uno por ciento de cada tonelada.
El cobalto no se extrae en Cuba hasta este momento. Nosotros tenemos dos plantas
de níquel; la Nicaro, vieja planta norteamericana, y la Moa, nueva planta
norteamericana que empieza a funcionar en julio probablemente, es decir, en este
año, se puede decir más exactamente, como una realización
del Gobierno Revolucionario, porque nunca funcionó; se acabó, tuvieron
la mala suerte de acabar esa obra maestra de exacción imperialista justo
en el momento en que se liberaba el país, y entonces no funcionó:
funciona ahora o funcionará.
La vieja, la Nicaro, no produce, es decir, no separa el cobalto, es penada la
producción por el cobalto que tenga, y solamente vende un óxido
de níquel quemado. La Moa producirá en el futuro níquel metálico.
Toda esa zona tiene una inmensa riqueza de hierro, calculada en unos tres mil
millones de toneladas; para Cuba es muy importante. Tiene un problema tecnológico:
es muy fácil separar, naturalmente, el azufre, es fácil separar
el níquel y el cobalto, eso se separa; pero queda el cromo. El hierro y
el cromo son difíciles de separar, aunque se están haciendo experiencias
y se va, seguramente, tengo la absoluta seguridad, de que se va a resolver ese
problema, hoy por hoy no se puede decir todavía que está solucionado
el problema tecnológico, de tal forma que aquí están las
grandes reservas de Cuba en hierro, pero no será el lugar donde asiente
la próxima siderúrgica.
Hay hierro, además, en otros lados. ¿Dónde hay hierro? En la zona
de Pinar del Río, en el otro extremo, también en forma de lateritas,
y algunos lados como minerales convencionales, digamos. Pero, fundamentalmente,
hay hierro en la zona sur de Oriente, a ambos lados de Santiago, en las minas
de Antoña y la Cristiana –me parece que no están aquí los
nombres–, son minas ya viejas, desarrolladas por los norteamericanos precisamente,
y algunas minas nuevas que estamos viendo.
Con estas minas conocidas, sin esperar a conocer más, con el yacimiento
de hierro de Magarabomba, en Camagüey, y con el yacimiento de hierro de la
zona cercana a Cienfuegos, en Las Villas, se puede garantizar una producción
de sesenta años para una siderurgia pequeña, digamos de unas doscientas
cincuenta mil toneladas anuales, y de treinta años para una siderurgia
de quinientas mil toneladas anuales.
Nosotros tenemos contratado con la Unión Soviética el desarrollo
de una planta siderúrgica de un millón trescientas mil toneladas,
a hacer en varios pasos, el primero de los cuales, doscientas cincuenta mil toneladas
anuales, queda terminado en el año 1965, es decir, dentro del Plan Cuatrienal
nuestro. De tal forma que la zona de Santiago de Cuba ha sido ya definitivamente
considerada como apta para el desarrollo de nuestra primera siderúrgica
de altos hornos.
El níquel y el hierro han sido analizados. Tenemos, en la zona de Pinar
del Río fundamentalmente, aunque hay otros lugares del país, una
riqueza potencial muy grande, es decir, una riqueza potencialmente explotable,
que estamos en eso, de cobre. Toda la zona de las montañas de Pinar del
Río son montañas cupríferas, ustedes saben que allí
existe la vieja Mina de Matahambre, una mina sumamente profunda, que ha sido explotada
al máximo, pero que todavía tiene yacimientos y en las cercanías
hay más yacimientos de cobre.
La tarea es ahora desarrollar todos los yacimientos conocidos y buscar nuevos,
y esas son las riquezas fundamentales en las que se asentará el desarrollo
minero de Cuba; pero, además, tenemos algunas cosas interesantes: tenemos
manganeso, en buenas cantidades, en la zona cercana al hierro, en la zona de Santiago
de Cuba, es decir en la zona sur de Oriente, cuya mina más importante es
la de Charco Redondo, cerca de Santa Rita, Bayamo, y tenemos cromo. El cromo está
en Cuba cercano a la lateritas, es decir, la zona de cromo está en Oriente,
principalmente en el norte, cerca de Moa; también está en la zona
central de Camagüey, cerca de Nuevitas, y hay algo en la zona de Pinar del
Río.
Tenemos, además, turba, que se está estudiando. La turba es un energético
de poco poder calórico, que solamente es utilizado cuando no hay otro combustible,
y nosotros estamos haciendo estudios para tratar de utilizarla en la generación
de corriente eléctrica, por turbogeneradores.
Eso es lo que hay de riqueza minera fundamental en Cuba, y ya les digo que las
grandes líneas de desarrollo, son el cobre, las lateritas, a través
del níquel, y después el hierro, y el hierro en la zona sur. Secundariamente,
el manganeso y el cromo, y después otra serie de minerales de menor importancia.
En este mapa [señala un mapa] falta una cosa muy importante de la
minería, que es el petróleo. Ustedes saben que aquí había
muchas compañías norteamericanas, con todo equipo de exploración,
y además los grandes colosos de refinerías; sin embargo, se han
dedicado siempre a la refinería. Cuba era una factoría muy importante,
en el medio del Caribe: buenos puertos, buenas comunicaciones, bajos impuestos,
gobiernos muy «amables» (risas); de tal forma que aquí los tres
colosos tenían instaladas sus refinerías: la «Shell», inglesa...
un poquito inglesa, los demás norteamericanos, y alemanes, e irlandeses:
la «Esso», de Rockefeller, «buen amigo»; y después la «Texaco», también
emparentada.
Entonces, no había una preocupación; es decir, «Esso» ¿qué
es lo que hacía?: recibía el petróleo de Venezuela, lo refinaba
aquí y lo llevaba a los Estados Unidos, lo vendía aquí dentro,
lo vendía a otros lugares del Caribe. Cuando el Gobierno Revolucionario
tomó el camino del desarrollo, en Cuba había una producción
de petróleo mínima, no llega al uno por ciento de las necesidades
del país, pozos artesanales y en una forma de explotación absurda.
Había, o poco interés en desarrollar el petróleo en el país,
o tal vez interés en ocultar lo que hubiera de riqueza petrolera.
Nosotros aquí hemos iniciado una emulación interesante, desde el
punto de vista técnico, entre nuestros pocos técnicos cubanos, técnicos
de los países latinoamericanos, por un lado, y los técnicos soviéticos
por otro. Los técnicos soviéticos han señalado dos lugares
de probable ubicación de grandes cantidades de petróleo y van a
desarrollar toda su técnica, totalmente, en estos lugares; nuestros técnicos
–yo me permito decir «nuestros técnicos», que están identificados
y unidos a la Revolución cubana y, en este caso especial de luchar por
nuestra soberanía y nuestro desarrollo son nuestros técnicos– han
elegido otros lugares del país. Han empezado a trabajar primero, con medios
mucho más rudimentarios, los que teníamos, pero ya se ven algunos
resultados prometedores.
El petróleo es una cosa lenta, no es tan espectacular como se pretende,
ver un chorro de petróleo que sale y ya está la riqueza hecha; son
estudios lentos, trabajos pacientes, muchos fracasos, hasta lograr realizaciones
concretas. Pero, ya hay indicios claros de que por lo menos nuestra pobreza en
petróleo es mucho menor que lo que en el primer momento parecía
en Cuba, y por lo menos tendremos, en los próximos años, una participación
mayor en la economía cubana de nuestro propio petróleo. El tanto
por ciento no lo podemos decir, sería profetizar en el vacío, pero
nuestros esfuerzos, los esfuerzos de esos técnicos, de esos países
amigos, serán para que la mayor cantidad posible sea suministrada directamente
de nuestro subsuelo.
En siderurgia, nuestro plan, ¿cuál es? Ya dijimos que la Unión Soviética
ha contratado con nosotros una planta que estará lista en 1965, de doscientas
cincuenta mil toneladas, que esa planta estará complementada por el desarrollo
de una planta nuestra, que encontramos en Cuba, producto del desarrollo capitalista
anárquico, una planta «La Antillana de Acero», hecha con capitales del
Estado y usufructuada por empresarios privados, con alguna capacidad técnica;
es una planta norteamericana, pero mal diseñada, mal aprovechada su capacidad,
de modo que ahora hay un contrato para llevarla, en el curso de los dos años
que vienen, a doscientas mil toneladas.
Ahora, la base de nuestro desarrollo, durante algún tiempo todavía,
será la agricultura. Naturalmente, llega un momento en que todos los campos
son utilizados, tenemos una ganadería muy extensiva, que nos ocupa mucho
espacio; tenemos que recurrir a obras de irrigación, que son un producto
nuestro, y a fertilizantes. Es decir, que los fertilizantes son uno de los puntos
importantes del desarrollo de Cuba.
Actualmente, los fertilizantes son todos químicos y se hacen de materias
primas que existen en todos lados, fácilmente de conseguir. De estos fertilizantes
se consumirán en Cuba, en el año 1965, en cifras que todavía
no están bien especificadas, pero deben ser alrededor del millón
de toneladas, no están completos los estudios.
Para un millón de toneladas, nosotros tenemos que hacer las fábricas
correspondientes, y tenerlas aquí, todas las fábricas. Para dar
una idea de lo que significa eso, nuestro enorme complejo actual de fertilizantes
de «Cubanitro» tiene sesenta mil toneladas. Es decir, que si nosotros pretendemos
abastecernos totalmente de fertilizantes, deben de hacerse realmente inmensas
instalaciones industriales, para lo cual contamos también con apoyo de
los países socialistas.
Es decir que aquí, en todo momento, vemos que una de las determinantes
del desarrollo aceleradísimo que está realizando Cuba es la ayuda,
los créditos y la ayuda técnica, el apoyo constante, de los países
socialistas.
Para hacer todo ese desarrollo siderúrgico, minero, industrial en general
es necesario el abastecimiento de energía eléctrica. Nosotros actualmente
tenemos instalados en Cuba unos seiscientos veinte mil kilowatts, y además
unos trescientos mil kilowatts instalados, que se hicieron de una forma muy deficiente,
en los centrales y en compañías particulares menores.
Nosotros pensamos, en el curso del quinquenio siguiente, adquirir cerca de seiscientos
mil kilowatts más, de los cuales quinientos sesenta y cinco mil van con
los países socialistas y algunos más con algún país
del área del dólar. Es decir, que en el curso de los próximos
cinco años doblaremos nuestra capacidad instalada real de energía
eléctrica, descontando la de los centrales, que funcionan simplemente una
parte del año, y es generada la energía por el bagazo que se consume
para producir el vapor de las calderas, de modo que es una cosa transitoria y
para ese lugar nada más, y en las que, por supuesto, es muy ineficiente
la forma de trabajo.
Es decir, la electrificación del país se produce en este momento,
su ritmo es prácticamente doblar la capacidad instalada en el curso de
cinco años.
Para desarrollar todo el complejo, tarea industrial, es necesaria la producción
de materiales de construcción, digamos que hay tres tales: la cerámica,
los ladrillos, y tenemos un plan de desarrollo, el cemento, tenemos un plan de
desarrollo grande actualmente; y, para dar una idea, actualmente tenemos cerca
de un millón de toneladas de capacidad, y estamos tratando de trabajar
a todo ritmo para que ese millón de toneladas de capacidad sea totalmente
utilizado por nuestras tres industrias de cemento.
Ha habido problemas, hemos tenido paralizados dos hornos, debido al cerco imperialista,
no pudimos traer ladrillos refractarios. Pero, de todas maneras, la capacidad
instalada que era la misma hace tres años, cuando la Revolución
todavía no había tomado el Poder, utilizaban un sesenta por ciento
y las tres plantas solamente producían unas seiscientas o seiscientas cincuenta
mil toneladas de cemento. Hoy, la producción total de cemento de novecientas
mil a un millón de toneladas, no alcanza para el consumo nacional. Y, en
los próximos cinco años, se contempla la casi duplicación
de la capacidad instalada, de probablemente un millón ochocientas mil toneladas
aquí, en el año 65, de cemento.
En cuanto a los artículos de consumo, voy a hablar de pasada. Los alimentos
no es la parte que corresponde a este Ministerio de Industrias, pero no puede
quedar claro un cuadro de las industrias del país si no se dice que el
criterio de los próximos cinco años es la... digamos, el autoabastecimiento
de los productos agrícolas que se puedan cultivar en el país, quedarían
fuera algunos como el trigo que no conviene, el aceite de oliva; por ejemplo,
el vino de aquí no se consume, es decir, pocos productos. Los demás
se producirían en el país, y una adecuada industrialización
de esos productos para la utilización de los alimentos envasados y, además,
el desarrollo de las industrias ligeras derivadas del campo que no son de la alimentación.
Fundamentalmente en un desarrollo muy acelerado de la industria textil del algodón.
Nosotros prácticamente no teníamos algodón cuando el Gobierno
Revolucionario llegó al Poder. En pocos años tendremos el algodón
necesario para todas nuestras necesidades y doblaremos, además, nuestra
capacidad instalada en cuanto a telares e hilanderías, para también
adecuarlas a nuestras necesidades.
En el momento actual, por ejemplo, nosotros tenemos en textiles, hablando en términos
un poco globales, ¿no?... En el año 60, digamos, teníamos unos ciento
treinta y dos mil husos, unos tres mil novecientos telares. Estos telares absolutamente
insuficientes para la capacidad de consumo del pueblo cubano; aproximadamente
podría existir un 60%.
Sin embargo, en el momento actual se pudieron mejorar haciéndolos más
racionales, porque no solamente eran insuficientes, sino que, además, estaban
irracionalmente utilizados. Se pudo elevar la efectividad de esos telares racionalizándolos,
a pesar de que hemos tenido problemas serios con el cerco imperialista, que hemos
tenido que cambiar los abastecimientos de algodón, los tipos de hilaza
en fin –y a veces no hemos tenido hilaza–, de modo que se han paralizado parcialmente
las fábricas durante determinado tiempo.
Sin embargo, dentro del plan de los cinco años, contando el 61 donde ya
se empieza a recibir, tendremos en pocos meses más... en pocos días
empieza a funcionar la hilandería de Gibara con quince mil husos y se reciben
doscientos mil husos más; cincuenta mil husos vendrán de la República
Popular China y ciento cincuenta mil de la República Democrática
Alemana en el curso del cuatrienio. Además, tres mil quinientos nuevos
telares.
Es decir, que prácticamente se duplica la cantidad de telares y se triplica
la de husos. Con esto, a fines del quinquenio, alcanzaremos aproximadamente nuestro
abastecimiento en cuanto a textiles.
En cuero, la relación es diferente. Nosotros somos un país ganadero;
muy mala técnica de la ganadería, extensiva; mala raza de ganado
y malos pastos. Pero pensamos desarrollar muy activamente esa rama y convertirnos
en exportadores de carne, de cueros y de productos elaborados del cuero. Es una
tarea a más o menos largo plazo, también relacionada con el mercado
exterior que pensamos empezar a desarrollar en el curso de este quinquenio, y
que alcance su plenitud en el quinquenio siguiente.
Queda, pues, como parte fundamental del desarrollo industrial, la mecánica.
Mecánica en cuanto, digamos, a las dos ramas fundamentales: la automotriz,
es decir, la creación de vehículos que permitan un adecuado transporte,
comunicación interna, y la creación de máquina-herramientas.
Para la automotriz tenemos contratado con Checoslovaquia una fábrica completa
para hacer dos mil tractores; después voy a leer exactamente la cifra,
creo que son dos mil tractores en un turno, cinco mil camiones, quince mil motores
estacionarios, tres mil motores de motonetas y motocicletas, todo eso en un turno;
y tres mil tractores en un año, tres mil tractores en un turno; cinco mil
en dos turnos, en un año.
Esto nos da naturalmente ya la base para la producción de nuestros vehículos.
A partir del año 65 empezamos a producir automóviles. Esta primera
parte de nuestro desarrollo la hemos dedicado a la producción de vehículos
de importancia industrial.
De las otras grandes ramas del transporte actual... naturalmente en la aviación
no podemos aspirar a hacer nada; país pequeño, sin ningún
recurso técnico, compraremos aviones. Nada más que dejaremos los
mercados tradicionales para utilizar los mercados de los países que ahora
están a la cabeza de la tecnología en todos estos problemas. Y en
cuanto al transporte marítimo, empezaremos la tarea de hacernos un país
marinero, con la contratación en estos días probablemente, con la
República Popular Polaca, de un astillero con todas las fábricas
conexas.
Ustedes saben que el astillero es un problema, ya cuando se trata de barcos de
cierta categoría; problema delicado porque se necesita toda una serie de
fábricas anexas que vayan dando los distintos elementos para la construcción
de un barco. Pensamos desarrollar nuestro programa con una primera fase de navíos
pesqueros de tonelaje pequeño y, en una segunda etapa, llegar hasta navíos
de diez mil toneladas que son los que necesitamos para nuestro comercio trasatlántico.
Bien. Hay un problema práctico que a mucha gente le interesa; he recibido
varias cartas, sobre todo muchas cartas muy angustiadas de Cienfuegos preguntando
sobre la localización de las industrias, a qué es lo que le tocaba
a Cienfuegos en el reparto éste. Pero, además, en otros lados hay
la misma inquietud.
Hay que analizar para la localización de las industrias toda una serie
de factores. Localizar industrias no debe ser una cosa fortuita, no debe dejarse
caer una industria en el mapa de Cuba como quien hace una suerte cualquiera, sino
que deben tomarse en consideración una serie de factores. Los factores
más importantes son, por ejemplo, la fuerza de trabajo, la población,
considerando como fuerza de trabajo, pues la gente que está desocupada;
factores políticos muchas veces. Es necesario a poblaciones, aunque no
estén tan necesitadas desde el punto de vista de trabajo, por cuestiones
políticas, porque han sufrido alguna conmoción, por que han tenido
una respuesta valiente localmente a algún problema, es necesario dar algo;
por ejemplo, ahora en la zona de Playa Girón, la zona de los campesinos
de la Ciénaga, que han resistido fundamentalmente el peso de la destrucción
enemiga, han visto sus casas destruidas, sus familias destruidas, asesinados mujeres
y niños. Hay que ir a estas zonas y atenderlas especialmente. (Aplausos.)
También hay factores económicos muy importantes que son los que
regulan la localización. Por ejemplo: la electricidad. Claro, para hacer
una gran industria se localiza la industria en el mejor lugar y se le pone la
electricidad al lado. Pero para hacer muchas de las industrias pequeñas
que nosotros desarrollamos conjuntamente con este grupo grande de industrias de
taller, para hacer esto, se necesita contar con la electricidad porque es una
cuestión de meses establecer una industria, y entonces en este punto la
electricidad juega su papel; sobre todo, nosotros estamos actualmente sobre el
límite de nuestra capacidad de generación de energía, y cada
día se crean nuevas industrias, nuevas necesidades de energía.
El agua es muy importante a las industrias. Aunque parezca mentira, Cuba tiene
problemas de agua, no tiene grandes recursos de agua superficiales, es decir,
ríos grandes. Hay que hacer un estudio completo de los mapas hidrológicos
del país y saber utilizarla para que no se produzca en una isla tan pequeña
desequilibrios que produzcan la salinidad de las aguas, traen problemas muy graves
como, incluso, salinidad de terrenos, y se inutilicen terrenos si no se utiliza
adecuadamente el agua subterránea.
Las comunicaciones, a pesar de que este es un país privilegiado en cuanto
a las comunicaciones, está, digamos, una columna vertebral de una carretera
central y dos de ferrocarriles, y tiene buenas carreteras troncales y buenos puertos;
a pesar de todo hay lugares mejores que otros para las comunicaciones.
Además, una cosa muy importante que regula en muchos casos, da el lugar
exacto, es la materia prima. Es decir, todas las industrias extractivas, todas
las industrias dependientes de una materia prima no elaborada, dan su localización
de acuerdo con el lugar donde esa materia prima se produzca.
De acuerdo con eso voy a dar una leve idea de cómo va a ser la distribución
de las empresas nuevas en Cuba, haciendo estas tres advertencias:
Primero: que estas empresas no son todas las que se van a hacer en Cuba, mejor
que empresas son fábricas; que estas fábricas no van a ser todas
las que se hagan en Cuba, ni siquiera son todas las que actualmente están
programadas. Hay algunas que no están localizadas, y otras están
en discusión, y no hemos querido ponerlas. Además, una cosa muy
importante: que nosotros, por satisfacer una curiosidad general, vamos a dar una
idea aquí de cómo será la localización, pero si es
necesario tendremos, en definitiva, que ajustar esa localización y cambiarla.
Hago esta advertencia para que la gente no se ponga brava si de pronto apareció
en un lugar una empresa, y después, por condiciones especiales tuvo que
cambiarse. En realidad, no es lo más prudente dar este mapa, pero lo damos
para satisfacer esa curiosidad pública, y con la esperanza de que haya
pocos cambios.
Además, y no sé si se alcanza a ver en televisión... hay
unos centros... Bien estos centros indican, si van en zonas de desarrollo, zonas
de desarrollo industrial que van a producir centros donde se harán combinadas.
Establecimos prácticamente... las ciudades importantes de Cuba, casi todas
son consideradas aquí, pero no todas las ciudades tienen actualmente su
industria calculada, porque ya les digo: no son todas las industrias las que están
aquí, y además, por otras dos razones importantes: todavía
en algunos lugares no hemos podido colocar industrias por problemas técnicos,
por ejemplo, Pinar del Río, que no tiene electricidad; y en otras, como
Camagüey ha sido elegido, como en general la provincia, como un centro agropecuario,
y aquí están consideradas solamente las industrias no agropecuarias.
Las industrias agropecuarias se distribuyen, sobre todo, en Camagüey y Oriente,
pero hay también en las otras provincias. No tuve precaución de
traer un cuadro de eso.
De acuerdo con esto, podemos empezar, digamos, de oeste a este. En Pinar del Río,
en la zona de Sábalo, en la pequeña región de... cerca de
la Ensenada de Cortés, una planta para procesar fibra. Es decir, aquí
vemos como la localización está dada directamente por la materia
prima, es decir, la arena silicia que existe en esta zona.
En Isla de Pinos, en las mismas circunstancias, una planta para procesar kaolín;
el kaolín de Isla de Pinos ya ha sido probado, y está siendo utilizado
por nuestras industrias, pero se procesa en forma rudimentaria. Hemos adquirido
dos plantas: una en Alemania Occidental, más pequeña, y una grande
en la República Democrática Alemana.
También en Pinar del Río, en la zona de Artemisa, existirá
la cerámica, es decir, el combinado de la cerámica, constituido
por una fábrica de cerámica doméstica y porcelana, para aisladores
eléctricos y bujías de encendido, bujías de automóviles.
Y en la zona de Mariel, Guanajay, el aluminio, constituido por fundición,
y laminación de aluminio; y el combinado de vidrio, número dos,
constituido por fábrica de vidrio, fábrica de bombillos y tubos
fluorescentes, fábrica de unidades selladas incandescentes para vehículos,
y fábricas de filtros para aire acondicionado –son filtros de lana de vidrio–.
En la provincia de La Habana. Nosotros no hemos desarrollado mucho las industrias
en La Habana, para tratar, precisamente, de equilibrar lo más posible el
mapa del país, donde actualmente todas las subsidiarias de todas las compañías
extranjeras se instalaban en las cercanías de La Habana. Nosotros en La
Habana hemos puesto las más importantes industrias, desde el punto de vista
estratégico, y de la técnica, de la necesidad de técnicos,
pero hemos tratado de que la industria pesada se traslade hacia las fuentes de
materia prima, o a los lugares donde va a ser utilizada. En la zona de San José
de las Lajas, apoyándose en la anterior «Owens Illinois», es decir, la
fábrica de la «Owens Illinois» se va a ampliar para hacer una fábrica
de vidrios planos además. Eso constituye lo que llamamos el combinado del
vidrio número uno; y la ampliación de la industria siderúrgica,
con «Antillana de Acero», que va a ir de las actuales treinta mil toneladas, a
unas doscientas mil toneladas de acero de producción; cabillas cubanas
produce cabillas y acero fundido de tubo.
En la misma provincia de La Habana está un combinado electrotécnico,
constituido por fábrica de radios y televisores. Es decir, lo que yo decía,
se necesita una mano de obra muy especializada para radios y televisores; por
eso es La Habana el lugar elegido.
Productos ligeros de goma. Aquí los productos ligeros de goma van en La
Habana, porque tienen que estar cercanos a las fábricas de gomas, que están
todas en la provincia de La Habana. Estos productos ligeros tendrán fábricas
de correas para transmisión, mangueras para vehículos, y gomas de
borrar, gomas de escritorio.
Habrá una fábrica de pilas, una fábrica de carburo de calcio,
montaje de máquinas de escribir. El laboratorio industrial centralizado
estará en la provincia de La Habana. La ampliación de la industria
siderúrgica, ya lo dijimos, está por aquí arriba. La fábrica,
la tubería de cobre sin costura, en Santiago de las Vegas. La ampliación
de las hilanderías del Wajay, donde está la Acetafil y Mayabeque,
y una hilandería de cincuenta mil husos –hilandería y textilería–
en la zona de Alquízar, para aprovechar la mano de obra especializada de
la zona de Ariguanabo.
En Batabanó están los artículos de escritorio, fábrica
de lápices, que ha sido inaugurada, el primer hollín que echa el
Ministerio de Industrias, y bolígrafos y plumas fuente. En la zona esta
es un típico ejemplo de cómo las condiciones políticas determinan,
en algunos casos, la localización. Esas son plantas que no necesitan una
localización muy exacta, no tiene importancia; tienen alto costo de mano
de obra, y tienen bajo costo de transporte: muy livianas, muy pequeñas.
En tal forma, se estableció en esa zona, para dar trabajo a los obreros
portuarios y para cumplir una vieja promesa –vieja en términos revolucionarios,
pero es un promesa de un año y pico– del Primer Ministro Fidel Castro,
de que se iba a hacer una industria allí para compensar a los obreros de
los muelles, que habían perdido ciertas prerrogativas en Batabanó.
Ustedes saben que en aquella época del primer auge turístico, el
problema de llevar los carros de Batabanó, por el ferry, a Isla de Pinos,
era muy grande, porque los obreros cobraban mucho y se negaban... Es decir, tenían
una serie de conquistas laborales realizadas contra los gobiernos anteriores y
la administración capitalista anterior, que en el momento actual no se
podían mantener. Los obreros comprendieron muy bien esa situación;
fueron subsidiados durante un tiempo. Ahora empiezan a trabajar ya como obreros
fijos, en otro trabajo mucho menos fuerte, por supuesto, y bien pagado.
En la zona de Matanzas está el combinado número uno de fertilizantes,
que es una ampliación de «Cubanitro», probablemente con una fábrica
de urea, que está en trato. Digo probablemente, porque la fábrica
de urea no está en tratos, por lo menos la actual, con los países
socialistas, sino con una empresa, una empresa que ha trabajado muy bien con nosotros,
que es una empresa capitalista, y como allí hay problemas de dólares,
estamos en discusiones a ver cómo se hacen los pagos, &c.
La planta de sosa cloro y sus derivados, también está calculada
para Matanzas. Fertilizantes fosfóricos, que también está
en discusión, y una hilandería similar a la de Alquízar,
es decir, calculada para esta primera etapa de cincuenta mil husos, y mil telares...
quinientos telares en la primera etapa.
En Cárdenas está la cerrajería liviana; fábrica de
cerraduras y candados, fundición de metales no ferrosos, bombas de gasolina,
válvulas de chequeo, trampas para vapor y válvulas de globo.
En Sagua la Grande, que aquí está marcado, hay un problema eléctrico
considerable, y estamos considerando la gran mano de obra especializada que hay
en la «Fundición McFarland», quizás la mejor mano de obra mecánica
de ese tipo en Cuba, pues tal vez deba trasladarse, en las condiciones actuales,
a Santa Clara, aunque todavía no está en proceso de discusión
futura.
Para satisfacer las curiosidades de un pueblo: En Cienfuegos se establecerá
el combinado de la madera, el combinado mecánico, que tiene fundición
mecanizada de hierro, fábrica de motores Diessel y compresores, y fábrica
de máquinas de coser. Además, el combinado electrotécnico
número tres, con fábrica de motores eléctricos, fábrica
de ventiladores, taladros, &c., fábrica de carbones para escobillas,
y fábrica de bombas de agua.
En Santa Clara se establecen varias de las industrias más adelantadas:
el combinado de la producción de utensilios domésticos, «INCUIT»,
se llama hasta ahora por lo menos, para la misma ciudad de Santa Clara. También
la fábrica de sacos de kenaf, en Santa Clara; la escuela para aprendices;
y se ha pensado en el Centro Nacional de Troqueles, en Santa Clara; un combinado
mecánico, adquirido a la Unión Soviética, que es una planta
mecánica; una fundición de acero por arco eléctrico. La fundición
de acero por arco eléctrico es de Polonia, pero se une al combinado de
mecánica. La fábrica de prensas y de máquinas de herramientas
pequeñas. Además, una fábrica de plásticos y un pequeño
ensamblaje de máquinas fotográficas, que en realidad no tiene mayor
importancia; no es esta la etapa nuestra para dedicarnos a la fotografía.
Simplemente es una pequeña fabriquita que ensambla máquinas.
Trinidad y Sancti Spíritus están considerados en estos planes. En
Sancti Spíritus hay cierta certeza de lo que se va a colocar allí;
no lo quiero decir, porque está en discusión, después se
crean falsas esperanzas. En Trinidad estamos buscando, y algo localizaremos. En
el momento actual no hay nada.
En Morón se piensa el combinado papelero número uno, apoyado en
el bagazo de los centrales de esa zona, que tiene fábrica de pulpa para
papel, pulpa para cartón, fábrica de papel diario, de papeles varios,
de cartón gris y cartulina. Todo, en la zona de Morón.
En Ciego de Avila se ha pensado en una fábrica de tejido fibroso. Camagüey,
como ya les dije, es un centro agropecuario. Nuevitas, hay hasta ahora fábrica
de alambre de púas y fábrica de electrodos para soldar. Manzanillo,
industrias varias para vehículos, amortiguadores, empaquetaduras y juntas,
y reconstrucción de dos fundiciones viejas, nacionalizadas, que se están
modernizando.
En Holguín, la electrotécnica número uno, con la fábrica
de transformadores de todos tipos, procesadora de feldespato y tesmatites, como
productos necesarios para el vidrio. Y cerca de Gibara, la hilandería que
se inaugurará en los meses venideros. Además, en esa zona se ha
pensado, si no es ahora será en los próximos años, en hacer
una de las fábricas de cemento nuevas.
En Sagua de Tánamo, pues ahora hay una manufactura ligera de alambre, hay
fábrica de agujas, zippers y alfileres, y fábricas de puntillas
y tachuelas para zapatos. Sagua de Tánamo es un lugar donde se le ha dado
atención y se ha buscado algunas fábricas, porque ustedes recuerdan
que fue salvajemente bombardeado por la dictadura, y no habíamos podido
todavía cumplir a satisfacción con el pueblo de Sagua. Todavía
no hemos cumplido con eso y con los sacrificios que demandó la guerra,
pero seguiremos trabajando para el futuro.
Por la zona de Baracoa hay una serie de obras del INRA, que le ha dado una atención
preferente a esa zona también, una de las más olvidadas de Cuba,
pero la misma situación, en un extremo de Cuba con muy malas comunicaciones,
ha hecho que no podamos establecer por ahora centros industriales grandes.
En la zona de Bahía de Nipe están las dos plantas de níquel,
una de las cuales, la Moa, será convertida en una planta de níquel
metálico; es decir, no saldrá un producto semielaborado, sino que
saldrá el níquel metálico directamente para ser vendido a
todo el mundo.
En Guantánamo hay las herramientas agrícolas y fábricas de
picos, de hachas, martillos y palas, y fábrica de limas; una serie de fábricas
relacionadas con la agricultura.
En Santiago, Santiago se va a convertir en uno de los grandes centros industriales
del país; actualmente está considerado una de las industrias siderúrgicas;
dijimos que la otra está cerca de La Habana, la actual; la próxima
se pondrá en Santiago. Tendrá, en su primera etapa, doscientas cincuenta
mil toneladas anuales de producción. Combinado automotriz; fábrica
de automóviles, después del 65; fábrica de camiones, de tractores,
de motocicletas y motores refraccionarios, de pistones y camisas de cilindros,
de cajas de cambio y engranaje, y de aros para pistones. Una nueva refinería
de petróleo, que ha sido adquirida en la Unión Soviética,
de un millón de toneladas anuales más o menos, para completar las
necesidades que serán en el año 65 de alrededor de cinco millones
y medio de toneladas; nuestra capacidad de refinación actual es alrededor
de cuatro millones.
Utensilios e instrumentos: una fábrica de herramientas de mano, de cubiertos
de mesa, de barrenas y escariadoras, de tornillos y arandelas, y una fábrica
de bicicletas. Además, una fábrica de alambres y de mallas de tela
de alambre; fábrica de tubos de acero con costura y una fábrica
de material de hierro galvanizado para instalaciones eléctricas.
Este es el mapa de lo que hoy hay. Faltan algunas localizaciones de textileras,
faltan localizaciones de cemento, que en estos días se van a precisar también,
y faltan una serie de pequeñas fábricas –digo pequeñas, por
lo menos en cuanto a la importancia relativa de su producción, pero que
a veces dan trabajo a muchos obreros. (Aplausos.)
Esto es el panorama de lo que va a ser el país, o lo que piensa ser el
país en los años venideros, panorama que ha sido construido en una
forma optimista, considerando siempre el desarrollo pacífico del país,
y que el aumento progresivo de las fuerzas de la paz hagan cada vez más
improbable una agresión.
En nuestra aspiración, es un pensamiento lógico, son nuestros más
caros deseos.
Sin embargo, hay que contar con que la realidad es otra. Es decir, que al analizar
nuestros problemas, los problemas que hay para la industrialización, uno
de los primeros que hay que considerar es la agresión imperialista. ¿Hasta
qué punto puede llegar esa agresión? No lo puedo decir.
Las frases del señor Kennedy, llenas de un profundo convencimiento de un
destino especial, llenas de un engolamiento fascista; además, llenas de
soberbia y de una rabia concentrada por no haber podido cumplir, por primera vez
en América, fácilmente sus designios, hacen que nosotros no sepamos
cuál va a ser la actitud posterior de los Estados Unidos.
Y eso es muy importante también, desde el punto de vista de la construcción
industrial, porque a la construcción a lo mejor habrá que unir la
reconstrucción. Lo que sí es seguro que la victoria será
nuestra, pero no sabemos qué grado de destrucción puede alcanzar
el ataque imperialista.
Esta vez se cebó sobre familias indefensas, y murieron nuestros milicianos
y nuestro ejército en la lucha en la zona de la Playa Girón, además
de nuestros aviadores. Es decir, fue algo muy militar, si uno quiere. Sin embargo,
entre los planes nuevos figuran la destrucción de industrias, que puede
ser por sabotaje, incluso podemos calcular que pueden llegar hasta aviones enemigos
a bombardear, porque ya lo han hecho con todo descaro.
Y en ese sentido, no se puede calcular lo que haya que reconstruir. Lo que sí
podemos nosotros apuntar es que hemos sido testigos presenciales por ejemplo de
lo ocurrido en Corea, donde la superioridad aérea norteamericana destruyó
hasta los más leves indicios de vida sobre la superficie de la tierra;
no dejó una sola casa en pie, mataba su ganado. Y después, a los
pocos años, ya Corea es hoy un país que se apresta a producir dos
millones y medio de toneladas de acero, es decir, mucho más de lo que nosotros
produciremos a fines de este plan quinquenal. Es decir, el resurgimiento fue extraordinario,
y todos los malos momentos crean en la conciencia del pueblo la necesidad de un
trabajo intensivo, fortifican al pueblo, se sacan nuevas fuerzas cuando se tiene
el convencimiento de que hay un ideal y que hay una justicia por delante, que
lo llevan a afrontar al individuo si es necesario hasta la muerte, y se trabaja
con redoblado entusiasmo.
Además, aquella era una época diferente. En aquel momento, la Unión
Soviética salía de una guerra poderosa, la más bestial que
haya conocido la humanidad; no tenía o apenas había perfeccionado
su bomba atómica; sus aviones eran inferiores a los norteamericanos; el
deseo de paz de un pueblo que había perdido veinte millones de habitantes
era muy grande. Y Corea tuvo que sostenerse en condiciones diferentes a las actuales.
Creo que no será lo mismo, si se produce otra agresión de ese tipo,
y se pretende crear una Corea aquí en Cuba. Pero todo eso es materia de
adivinación más bien; da la impresión hoy, la triste impresión,
de que el mundo y la paz del mundo dependen de los arrebatos, de los histerismos
de un gobernante fascista, y de un país que está directamente en
el fascismo.
Nosotros esto, por eso, lo tenemos que apuntar como un problema de la industrialización.
Entre los grandes problemas está el qué cantidad de nuestra riqueza
industrial tenemos que reconstruir, y calcular eso en términos de tiempo,
de dinero, de empleo, de mano de obra y de material.
Naturalmente, no es el único problema. Tenemos problemas internos, serios.
Uno de ellos lo hemos apuntado al hablar de que hay falta de conocimientos básicos;
un país donde la técnica nunca se desarrolló, que no conocía
ni siquiera sus propias riquezas, que era dependiente absolutamente del gigante
norteamericano, de la gran capacidad técnica norteamericana, y de la infabilidad
norteamericana, y qué aprendía... sus conocimientos técnicos
llegaban a conocer perfectamente los catálogos para pedir las piezas que
se rompían.
Eso ha influido mucho en nosotros; no solamente en ese orden técnico, no
solamente limitando la capacidad de nuestro técnicos en el sentido práctico,
sino también limitándolos ideológicamente. Y ese es un punto
importante. El técnico en Estados Unidos tiene una característica
muy diferente a la que nosotros pretendemos darle en Cuba.
En Cuba el técnico debe ser el más calificado en su categoría,
de los hombres del pueblo; en Estados Unidos el técnico es una categoría
aparte, situada entre la gran masa de los explotados y el pequeño grupo
de los explotadores; recibe más migajas del festín que los obreros,
en términos cualitativos.
De esta manera, se creó en Cuba una conciencia del técnico, separado
totalmente de la vida. Aquí es frecuente oír decir, incluso a los
técnicos nuestros, a los que están de acuerdo con el Gobierno Revolucionario,
por lo menos convivir con Cuba: «yo soy técnico.» Y eso es como una justificación
de que él puede trabajar lo mismo bajo Batista, que bajo el Gobierno socialista
cubano, que bajo Prío, que bajo cualquiera, porque pertenece a esa categoría
especial de gente desligada de la sociedad, que es una creación del imperialismo.
Nosotros hemos debido luchar contra eso, y tratar de modificar esa conciencia,
por una cosa muy importante: el técnico, a secas, en esa forma, el individuo
que dice: «yo soy técnico, trabajo con éste, con aquél, con
el de más allá, y cumplo mi trabajo», es un hombre que trabaja ocho
horas y pone sus conocimientos mecánicos en el trabajo. Y para construir
un país no se puede trabajar ocho horas, ni poner conocimientos mecánicos.
La construcción de un país es el producto del trabajo de todas las
horas del día, y de una pasión puesta en esa construcción;
por eso hay que sentir eso que se está haciendo. No se puede construir
un país en una obra de laboratorio, fría, analítica; se construye
con la fuerza del pueblo, uniéndose al pueblo.
Y por eso nosotros queremos hacer que cada uno de los técnicos se sienta
parte del pueblo. Por eso en este momento tenemos dificultades; no es que la gente
no comprenda y aprenda, sí comprende y sí aprende, y aunque resulta
capaz de aguantar todos los grandes choques, las conmociones que incluso tiene
individualmente cada persona, porque ha habido cambios muy profundos en Cuba,
y el que se adapta honestamente va mejorando pero, naturalmente, siempre se conservan
vestigios de lo anterior.
Por eso estamos empeñados en crear totalmente lo nuevo, es decir, el hombre
que venga de la clase obrera, de la clase campesina, que sea un producto de la
Revolución. Esos niños que salieron de la Sierra Maestra, que no
sabían lo que era la luz eléctrica, que se están convirtiendo
en operarios y en trabajadores agrícolas calificados, en las escuelas como
la «Camilo Cienfuegos», serán la base de ese nuevo técnico futuro,
que se sentirá totalmente unido al pueblo, que no tendrá el más
mínimo sentimiento de inferioridad o de superioridad ante nadie. (Aplausos.)
Además, el técnico ha tenido sus defectos pero, a pesar de todo,
a pesar de que ese tipo de técnico no es el ideal, nosotros hubiéramos
preferido ese técnico y no ninguno, y en muchos casos hemos tenido que
conformarnos con ninguno porque, o no los había –en general había
muchos menos que los necesarios– o se fueron, y todos los días se van.
No es un secreto para nadie que todos los días algún hombre comprado
o, simplemente, para no ser injustos también, pues no resisten el «clima»
de Cuba, un nuevo clima, y toma el camino del exilio, que yo no creo que sea tan
blando como presumen muchos, pero eso es lo real.
De esta forma, hemos tenido toda esa serie de problemas, es decir: falta de conocimientos
técnicos, baja conciencia ideológica de los técnicos y, además,
no hemos tenido tantos. De modo que la construcción ha sido difícil,
y sigue siendo difícil; tenemos que recurrir a la calificación en
masa, a la semicalificación en masa, de los compañeros que han tenido
una mala base en cuanto a conocimientos, y con los cuales... alfabetizar a la
gente rápidamente, inmediatamente que están alfabetizados darles
cargos que necesitarían conocer bien, por lo menos saber leer, escribir
y las operaciones, pero todo tiene que crearse así. ésa es la gran
tarea de la construcción, ese es el milagro que puede hacer el pueblo cuando
está tocado por esa idea sagrada de la producción, de la revitalización
de todo su espíritu, cuando está realmente colocado en el trance
de la creación de un mundo nuevo en condiciones desfavorables y a una velocidad
grande, como es el caso nuestro.
Esos son los problemas fundamentales que hemos tenido.
Ahora, como problema secundario, nuestros escasos técnicos, nuestros escasos
obreros calificados, han tenido también que pasar por las diferencias de
terminologías. Por ejemplo, los Estados Unidos utilizan todavía
la rémora de la pulgada, la vara, la yarda, la libra, y en casi todos los
países del mundo se utiliza el sistema métrico decimal, mucho más
lógico. Esto parece ser una cosa mínima, pero, sin embargo, llevado
a cada uno de los aparatos y cada uno de los individuos trae sus complicaciones.
Además, no es solamente la cuestión sencilla de trasladar yardas
a metros o libras a kilogramos, sino que también son una serie de medidas
más complejas y de técnicas asentadas en todas o diferentes sistemas
de medidas y diferentes terminologías incluso, que los obreros y los técnicos
nuestros tienen que adaptarse.
Sobre todo hay una diferencia fundamental entre los países socialistas,
que son quienes nos suministran materias primas en este momento, y los Estados
Unidos: Estados Unidos es un país de una extraordinariamente desarrollada
industria de consumo, y los países socialistas se dedican fundamentalmente
a desarrollar su industria pesada. Es decir que el terminado, la finalización
del producto, la presentación del producto, lo que se llama «fino», es
a lo que en los países capitalistas se da un énfasis grande, y es
lo que crea en el mercado la competencia.
En los países socialistas, donde todo está planificado, y donde
si se necesita un millón de vasos se hace un millón de vasos, pero
los vasos se hacen todos iguales, la materia prima para los vasos es parecida,
digamos iguales, es una caricatura, pero parecidos. De tal forma que este vaso
con ser más bonito que otro no gana el mercado, porque en definitiva tienen
que comprarse todos los vasos que hay, porque hay la cantidad de vasos para las
necesidades de las gentes.
En esa forma, nuestras maquinarias, adaptadas al tipo de acabado fino, digamos,
a veces han tenido que sufrir ciertas modificaciones o a veces no han podido funcionar
adecuadamente con el producto que está destinado a satisfacer las grandes
necesidades de la población y no buscar competencia en el mercado.
Además, hemos tenido el problema del cerco imperialista a las materias
primas. Bueno, hay materias primas... ahora acabo de apuntar, por ejemplo, que
hay materias que no servían a nuestras maquinarias, que ha habido que adaptarlas,
en fin... Pero, todo eso ¿por qué se produce? Porque hay un cerco imperialista.
Ese cerco no es parejo, por muchas razones. No es parejo, porque a veces a ellos
mismos les conviene vender; no es parejo, también, porque a veces el conflicto
antimperialista es tan grande que no pueden impedir que se vendan algunos productos;
y no es parejo porque ellos regulan mucho cómo hacen el daño, porque
como el daño se trata de no vender, es un daño que ellos sienten,
lo sienten en sus ganancias. Entonces, eligen determinados productos estratégicos,
y sobre ellos trabajan.
Por ejemplo, trabajaron en un momento sobre los productos salitivos para hacer
aceites, sobre un antidetonante, para el petróleo, el tetracloruro de carbono;
sobre el negro de humo para hacer gomas... es decir productos específicos
que si faltan paralizan la industria. Y, en esa forma, hemos tenido plantas paralizadas,
y las tenemos actualmente, pues, por ejemplo, no nos venden amoníaco y
entonces «Cubanitro», que todavía no ha acabado su planta de amoníaco
propia, la que está haciendo, no puede importar en este momento de la Unión
Soviética de golpe el amoníaco, saben que el amoníaco es
una materia prima industrial muy cotizada, muy apetecida, y en tales condiciones,
se ha visto paralizada.
Así ha sucedido con muchas otras, algunas funcionan a media máquina,
es decir, en general nuestros ambiciosos planes, no se cumplieron. Nosotros hicimos
planes de producción, basados en que íbamos a tener toda la materia
prima necesaria y todos los productos de repuesto necesarios, nos pusimos con
todo entusiasmo a realizar el plan, un plan que no se ha anunciado, porque era,
digamos, un plan preliminar para preparar el plan real de desarrollo, que empieza
en el 1962.
Nosotros adolecimos de un defecto parecido al que apuntamos hace un rato a los
compañeros dirigentes del sector azucarero y trabajadores: no fuimos a
las masas, hicimos un plan de laboratorio: calculamos la capacidad instalada,
calculamos la producción, vimos lo que podíamos aumentar, y ese
fue nuestro plan de trabajo, que yo he hecho público hoy, que las metas
no han salido, porque precisamente eran experimentales, pero que tenía
ese defecto. Hoy lo vemos claramente: no participó la masa en esa concepción
del plan, y plan donde la masa no participa es un plan que está amenazado
seriamente de fracaso.
En esas condiciones, nosotros no hemos podido cumplir nuestros planes. A pesar
de ello, en las cosas fundamentales, para dar una idea, por ejemplo, de la magnitud
de nuestros planes, de las aspiraciones tan grandes que teníamos este año.
En siderúrgica –es decir, en mecánica más bien la siderúrgica
en general– nosotros no cumplimos nuestros planes. Nosotros solamente realizamos
nuestro plan en un veinticinco por ciento; es decir, realizamos la cuarta parte
del plan. Sin embargo, ese plan, realizado a una cuarta parte, es un ciento setenta
y cinco, y consideramos como cien el año 1960; es decir, que, un plan que
fracasó en sus tres cuartas partes, sin embargo, ha dado un aumento de
un setenta y cinco por ciento en un año, que es una cifra fabulosa. Eso
qué nos enseña, fundamentalmente una cosa: la extraordinaria capacidad
instalada que hay en Cuba ociosa. Y uno de los grandes problemas del mundo capitalista,
la competencia, va creando nuevas fuentes, nuevos medios de producción
que en determinados momentos permanecen ociosos.
La tarea nuestra era poner en tensión toda nuestra capacidad ociosa, ponerla
a trabajar al ciento por ciento. Eso hubiera significado subir la producción,
de un año para otro, varias veces. Es decir, cuando se habla en términos
económicos de un desarrollo, por ejemplo, que la Unión Soviética
tiene un desarrollo fabuloso, tiene un desarrollo del nueve o diez por ciento,
tener un desarrollo de un trescientos cincuenta por ciento es una cifra astronómica,
se puede lograr solamente ese milagro cuando está la capacidad instalada,
no puede ser de otra manera.
Nosotros fracasamos en nuestro intento de poner toda nuestra capacidad instalada
a producir porque no tuvimos la materia prima suficiente y porque no bajamos suficientemente
a la masa para discutir nuestros planes, aun estos planes limitados. Todo esto,
pues, nos sirve de experiencia para el gran plan cuatrienal.
También los otros problemas, por ejemplo la coordinación con la
agricultura, es muy importante. También tenemos allí que perfeccionar
nuestro sistema de comunicación con los compañeros del INRA, para
poder sacarnos mutuamente el máximo provecho y, por ejemplo, la importancia
que tienen las textileras, ¿dónde se colocan las textileras?, porque hay
que colocarlas cerca donde haya algodón; ¿dónde se coloca la planta
de kenaf?, donde se cultiva el kenaf; ¿dónde se colocan las plantas de
cualquier tipo de procesamiento?, donde se vaya a desarrollar la producción
agrícola. Por eso es que es tan importante la coordinación. También
estamos trabajando, ahora con el JUCEPLAN, estamos entendiéndonos mucho
mejor.
Pues, ya hemos hablado prácticamente de todos los productos de la industrialización.
Quiero insistir en las relaciones con los obreros.
Las relaciones con la masa, ya hemos visto la necesidad imperiosa que hay; pero,
naturalmente, este no es un pecado, digamos un pecado unilateral, el que cometemos
nosotros, es un pecado bilateral. Todavía a la clase obrera le falta conciencia
exacta de su fuerza, de su potencialidad, de sus deberes y de sus derechos. De
tal forma que, por ejemplo, tenemos dos cosas: el trabajo voluntario, para dar
un ejemplo. Se hizo una gran propaganda, una gran divulgación del trabajo
voluntario, el Primer Ministro cortó caña, cortó caña
el Consejo de Ministros, el Presidente, cortaron cañas, digamos, toda la
serie de gentes que no interviene directamente en la producción. Eso es
lo importante de recalcar que el trabajo voluntario..., claro, es un ejemplo que
el Primer Ministro corte caña; tiene muchas horas de trabajo diario, está
muy agotado por el tipo de vida que lleva y, además, corta caña;
es un gran ejemplo. Pero ni las cañas que corta el Primer Ministro ni que
corta el Consejo de Ministros van a resolver el problema de Cuba. El problema
de la falta de «cortadera» se resuelve cuando la conciencia de los trabajadores
llega hasta el punto en que sabe que cortar caña es una necesidad imperiosa
de Cuba, y cuando los trabajadores mismos crean sus tiempecitos libres para producir,
porque la gente que dirige es poca, la gente que trabaja en oficinas y en otros
centros es poca, y no toda trabaja además en el trabajo voluntario; los
obreros son los que podrían solucionar ese problema.
Yo he mostrado este pequeño gráfico que es demostrativo de que en
Cuba todavía se vive una vida un poquito muelle. Vamos a ver si lo podemos
pasar por televisión. Es un cuadro muy sencillo y está relacionado
con el estudio comparativo de la molida por vía de semana; es un promedio
nacional de molida.
La molida de la caña ustedes saben que produce..., una parte de la caña
cortada se muele el mismo día, la otra parte el día siguiente. Entonces,
¿qué es lo que nosotros tendremos aquí? éste es el día
domingo. El día domingo se muele la caña cortada ese mismo día
domingo y cortada el día sábado; éste es el promedio de capacidad
del ingenio, lo que realmente debe cortar, lo que puede ser cortado y que puede
obtener fácilmente esta capacidad de molida.
El domingo queda por debajo porque tiene caña del sábado, pero ya
la del mismo domingo baja mucho; el lunes, donde se corta la caña del lunes...
además, la del domingo es el día más bajo de la semana; el
martes empieza a recuperar, porque ya el cortador de caña –ese no es el
voluntario, ese es el que vive del corte de caña– ha sentido los efectos
del descanso dominical y la reposición del día lunes y tiene que
volver a trabajar, porque tiene que comer, tienen que comer sus hijos; entonces
el miércoles, el jueves, el viernes, perfecta la cosa; el sábado
baja un poquitico porque ya el sábado la resistencia no es la misma, y
hay veces que deja de trabajar. Vuelve el domingo. Todo lo que está indicando
eso es que hay un descanso efectivo de un fin de semana y que no es ni siquiera
de un día, es un descanso de más de un día. ¿Qué está
indicando? Que hay una serie de fuerzas de trabajo del país que no están
dedicadas efectivamente a la producción porque han alcanzado un nivel de
vida suficiente para satisfacer sus necesidades más apremiantes y se conforma
con eso.
¿Qué nos indica? Dos cosas: que hay una falta de espíritu de superación
personal del obrero que realiza esta falta algunos días de la semana, y,
además, que hay una falta de comprensión de las necesidades de la
Revolución al dejar el trabajo durante algunos días.
Para consuelo de nosotros, los cortadores de cañas dominicales de La Habana,
les diré que en la provincia de La Habana, es la única de Cuba donde
el domingo se muele más que en ningún día; es decir que nuestro
pequeño esfuerzo, nuestra pequeña pilita hace su efecto, y en La
Habana el promedio diario semanal mejora fundamentalmente; es la única
provincia. Naturalmente está la Capital que tiene muchos habitantes y que
puede nutrir mejor los campos y, además, La Habana no es una gran productora
de azúcar.
Eso es lo que quería indicar con respecto a que a la clase obrera le falta
todavía hacer más esfuerzo; sinceramente falta hacer más
esfuerzo. Estamos en un época, en una Revolución que se ha proclamado
socialista, y el socialismo no es palabra, sino que es el resultado de hechos
económicos y de hechos de conciencia. Por eso es que todavía falta
trabajar mucho en este aspecto.
Por ejemplo, tenemos una creación de la Revolución: hace unos días
estábamos leyendo un pequeño periodiquito que hay aquí, no
vale mucho la pena referirse a él, pero es un periódico trotskista,
no sé bien cómo se llama... Voz Proletaria, hacía
una crítica de los Consejos Técnicos Asesores, desde el punto de
vista trotskista. Entonces decía que los Consejos Técnicos Asesores
habían sido creados por esta pequeña burguesía timorata que
hay en el Gobierno como un intento de darle algo a las masas que están
reclamando la dirección de las fábricas, sin entregar nada en realidad.
Y eso desde el punto de vista teórico es un absurdo, pero desde el punto
de vista práctico es una infamia o una equivocación garrafal. Precisamente
el pecado que tienen los Comités Técnicos Asesores es que no fueron
creados por la presión de las masas, fue una creación burocrática
de arriba hacia abajo para darle a las masas un vehículo que no había
pedido; y es donde está el pecado de las masas. Nosotros, «pequeña
burguesía timorata» fuimos a buscar el conducto para poder escuchar la
voz de las masas y creamos, bien o mal, con las imperfecciones que muy probablemente
tengan porque es idea nuestra, creación nuestra, de gente que les falta
experiencia en estos problemas, los Consejos Técnicos Asesores. De lo que
sí no hay de ninguna manera es que haya sido la presión de las masas
y es en lo que quiero insistir. Porque sí tiene que haber presión
de las masas en una serie de cosas, porque las masas tienen que tener interés
en saber lo que es un plan económico, lo que es la industrialización,
lo que le toca hacer a cada fábrica, lo que es su deber, cómo ese
deber lo puede aumentar o cómo lo puede disminuir, lo que son los intereses
de la clase obrera dentro de cada fábrica. Todos esos son problemas que
tienen que agitar a las masas.
La masa tiene que estar constantemente pendiente de lo que pasa en su centro de
trabajo y relacionarlo con la vida total de la Nación.
Pensamos nosotros seguir en conversaciones para ir aumentando la efectividad de
los Comités Técnicos Asesores, que tienen hoy una importancia aumentada
por el hecho de que están trabajando en los Comités de Piezas de
Repuesto, también creación de la Revolución de arriba hacia
abajo para ir creando los vínculos más estrechos –no los vínculos,
porque los vínculos son muy estrechos–, los vehículos de expresión
que permitan que la masa se haba oír automáticamente hacia arriba.
Porque es cierto, uno arriba en un Ministerio, encerrado, con aire acondicionado
y todas esas cosas, no puede escuchar la palpitación del obrero; por eso
estamos buscando los vehículos de expresión.
Estamos tratando por todos los medios de superar esta situación de hacer
que la clase obrera sienta profundamente su Revolución. Y para ello nosotros
tenemos dos planes muy importantes, uno de los cuales en estos días será
expresado, saldrá al público, son el plan de la emulación
nacional y el plan educacional de los obreros.
¿En qué consiste... –puedo adelantar–; el plan de la emulación nacional
se divide en dos etapas: una segunda etapa que ha sido anunciada anteriormente,
será un plan, digamos, técnico, donde habrá normas de trabajo,
se premiarán las normas, en fin, será una perfecta sincronización
entre la producción, la productividad y el premio; premio que es un estímulo
moral fundamentalmente y que además tiene su estímulo material.
La primera etapa de la emulación, que es la importante, es la etapa de
organización. ¿Qué es hoy lo que debe ser la emulación del
obrero? Tener su fábrica limpia, tener su máquina en perfectas condiciones,
preocuparse de las piezas de repuesto, de ver cómo se crean; preocuparse
de que la materia prima se consiga, de que nunca falte materia prima, de sustituir
materia prima cuando es importada; cuidar su centro de trabajo, no solamente su
máquina, sino su centro de trabajo como órgano colectivo de producción
de cualquier intento de sabotaje; ingresar en las organizaciones revolucionarias
que defienden la revolución, tecnificarse, tecnificarse por sobre todas
las cosas; contribuir con su trabajo, con su cabeza, con su estudio a la producción
del país.
Todo eso será elaborado en un plan, ya le digo, de dos etapas: la primera
etapa que es, digamos, la etapa de la organización del plan de emulación;
y la segunda etapa que es la emulación propiamente dicha o técnicamente
realizada.
Y el plan educacional que comprende desde las más bajas esferas, no vamos
a dividir esto en esferas eso son también resabios burgueses, como dicen
los compañeros trotskistas; desde las más bajas capacidades técnicas
hasta las superiores.
Por ejemplo, empezamos por el mínimo técnico. ¿Qué será
el mínimo técnico? La capacitación que hará que el
individuo tenga la mínima capacidad técnica requerida para la utilización
de las máquinas en su trabajo. Entonces se irán creando una serie
de... primero escuelas, institutos después, universidades, que hagan que
el obrero continúe, en una cadena ininterrumpida; desde ese obrero analfabeto
que recibe el mínimo técnico, hasta un ingeniero de alta calificación,
o hasta el Presidente de la República o hasta lo que sea, a través
de una cadena continua que haga que el trabajo y el estudio unidos vayan tecnificando
al obrero y culturizándolo en todo sentido.
Esa es la tarea grande que no es solamente de este Ministerio de Industrias; el
Ministerio de Industrias tiene, digamos, la parte primera de ese plan; es decir
buscar el obrero que tiene inquietudes, darle las primeras enseñanzas,
crear las escuelas de administradores en una primera etapa, naturalmente, y después
ya pasa al Ministerio de Educación, incluso al Consejo de Ministros, o
algún organismo superior, la Junta Central de Planificación, para
determinadas categorías de estudio superior.
Todo esto en el papel está bonito, muchas de las cosas se hacen en la práctica,
como todas las cosas no salen tan bien como explicadas en un papel, pero hay una
cosa fundamental de todo esto, y es que todo ese trabajo no podría hacerse
sin dos cosas: una es la decisión interna del país, total, de hacerlo,
y otra es la ayuda de los países socialistas. Ambas están perfectamente
unidas, complementadas, porque naturalmente la ayuda de los países socialistas
se brinda porque se ve en el país el ansia de superación, de liberación
del país, el ansia de hacer las cosas; y, al sentirse ayudado por los países
socialistas, el país se siente más seguro y demuestra más
firmeza, más ansia de hacer las cosas, y viene más ayuda de los
países socialistas.
Pero son dos cosas sumamente coordinadas. Una lucha de contragolpe muy veloz llevó
al pueblo cubano, desde aquella Revolución de altos ideales, que tuvo unos
pocos, pero algunos meses de inocuidad frente al imperialismo, hasta la profundísima
Revolución actual socialista, poseedora de los medios de producción,
planificadora de la economía total. Y todo ese es un camino que recorrió
nuestro país, del cual hemos sido actores tan directos, que muchas veces
no hemos podido ni regular ni calibrar las etapas.
Todo el mundo sabe que aquí las primeras medidas que se tomaron fueron
medidas que provocaron cierto escozor a los norteamericanos: fue la rebaja a la
tarifa eléctrica, telefónica, y algunos aumentos en sectores obreros
imperialistas que estaban en conflictos, es decir, sectores obreros de industrias
imperialistas que estaban en conflicto con sus patrones, pero empieza toda esta
lucha con la Reforma Agraria.
Estoy hablando por Televisión para todo el pueblo de Cuba, pero me permito
enfatizar este punto para la distinguida audiencia de los países hermanos
de América, porque éste es, digamos, el primer punto del plano inclinado,
si es que se puede llamar plano inclinado, que lleva al socialismo: es la Reforma
Agraria.
Quien entra en la Reforma Agraria con un sentido de recuperación nacional,
con un sentido honrado, un sentido de justicia social, va indefectiblemente...
en condiciones, naturalmente, estamos hablando en condiciones de América
colonial, va indefectiblemente a una economía socialista, porque se producen
automáticamente una serie de contradicciones tan grandes con los latifundios
internos, pero muy aliados, estrechamente aliados con los grandes capitalistas
monopolistas, que es necesario tomar medidas cada vez más drásticas
para preservar ese gobierno que ha hecho la primera Ley, la Ley Agraria. En tal
forma, que nosotros, eso ha sido una cosa muy clara: empezó la Ley de Reforma
Agraria, y en Cuba la Ley de Reforma Agraria afectó muchos miles de caballerías
de empresas monopolistas norteamericanas, sobre todo centrales azucareros, y algunas
ganaderas; algunas tabacaleras menores, pero de mucho valor.
Eso inmediatamente provocó la reacción del imperio, que no buscó
de ninguna manera una componenda; lo que buscó inmediatamente fue reducir
a ese gobierno que había cometido la osadía de tocar sus intereses.
Y entonces, en ese primer momento ya se planteó el dilema, dilema clarito,
que era: seguimos por este camino o caemos de rodillas.
Al seguir por ese camino, vinieron nuevos cercos imperialistas, vino entonces
rápidamente la Ley de Minas, la Ley del Petróleo; después
vino el cerco petrolero, la confiscación de las compañías
de petróleo; siguió aumentando el cerco; quitaron la cuota azucarera;
nacionalizamos los centrales, nacionalizamos la compañía eléctrica.
Fueron unos cambios de golpes muy espectaculares, muy rápidos, que llegaron
a que a principios de este año se pudiera ya anunciar por nuestro Primer
Ministro, que estábamos en una época socialista. (Aplausos.)
Naturalmente, no es el momento, de ninguna manera, de hacer una definición
del socialismo. Para nosotros, para nuestro deber y nuestro trabajo en Industrias,
debemos saber que el socialismo se caracteriza por la posesión por el pueblo
de los medios de producción, y su puesta al servicio del pueblo. Naturalmente,
tendremos que hablar mucho sobre esos problemas de la nueva etapa histórica
que estamos viviendo, explicar muy claramente que, además de esta fase
puramente económica, hay una fase de conciencia, que es sumamente importante.
Yo espero que personalmente... creo que el Primer Ministro es quien cierra este
ciclo de conferencias, dé una clara explicación de todos estos problemas,
o algún otro compañero. Pero es importante recalcar que sin esta
conciencia clara de los derechos y deberes del pueblo en la nueva etapa, no se
puede entrar realmente, y trabajar realmente en una sociedad socialista, como
nosotros aspiramos, una sociedad socialista que es absolutamente democrática,
que es democrática por definición, porque se basa en las necesidades,
en las aspiraciones del pueblo, y en que el pueblo tiene una participación
definitiva en todos los puntos de decisión.
Para acabar quiero leer rápidamente los contratos que se han firmado en
los países socialistas, los que se van a firmar y la ayuda técnica
recibida, que ha hecho posible que a sólo un poco más de un año
del primer contacto directo con la Unión Soviética, representada
en ese caso por el vice-primer ministro Anastas Mikoyan, que vino a Cuba, y todos
recordamos con mucho cariño, solamente un año y algo más
–fue en febrero que se firmó aquel primer convenio– nosotros ya tengamos
más de cien fábricas programadas para este quinquenio, sigamos trabajando
activamente, y tengamos, a pesar del cerco imperialista, a pesar del enorme trabajo
que significó, las enormes dificultades que significaron cambiar totalmente
los mercados, del mercado tradicional cercano, al mercado nuevo y lejano, con
todas las implicaciones que trajo en cambio de tecnología, en almacenaje
que no teníamos, en barcos que no había, en fin, en el cúmulo
de problemas que fue, a pesar de todo hemos mantenido nuestra producción
a un ritmo aceptable, y vamos a mejorar al final del año. Naturalmente
pueden surgir ciertos inconvenientes de tipos no previsibles, pero también
nos vamos a sobreponer a cualquier inconveniente de ese tipo.
Todo esto es el producto del pueblo en armas, decididos a mantener su soberanía,
a perfeccionarla, a perfeccionar su sistema social, a hacer más profunda
su Revolución, y también a las nuevas condiciones del mundo en que
los países amantes de la paz, cada vez más fuertes económicamente,
nos brindaron una gran ayuda.
Ya se han firmado contratos del siguiente tipo: con la Unión Soviética,
una fábrica de limas, una siderúrgica, una planta mecánica,
la reconstrucción de la industria metalúrgica, el anteproyecto de
la refinería de petróleo, que ya pasó a ser proyecto como
vimos, para Santiago de Cuba; la estación eléctrica de cien mil
kilowatts, y otra estación eléctrica de doscientos mil kilowatts.
Con Checoslovaquia se firmaron los contratos para las fábricas de cerraduras,
de embutidos y candados, para el Incuit [Impud] que es la Industria de utensilios
para el hogar, en Santa Clara; fábricas de tornillos negros y de precisión;
picos, hachas, hachuelas, martillos, azadas, cubiertos de mesa inoxidables, talleres
de fundición bajo presión; palas, bicicletas, bujías y encendido,
lápices, motores Diessel y compresores.
Con la República Federal Alemana está ya firmado el contrato para
la planta de kaolín y la planta beneficiadora de sílice.
República Democrática Alemana: electrodos para soldar, envases metálicos,
cepillos y brochas, máquinas de coser hilanderías y tejeduría.
La República de Polonia: herramientas de mano, fundición de acero,
ampliación de la «Owens Illinois», vidrio plano. Además, el INRA,
la Sección de Producción Industrial del INRA ha instalado fábricas
de catsup, jugo de salsa de tomate, despulpadora, en Colón, Majagua,
Batabanó, Bahía Honda, Jatibonico, Los Arabos, y el Caney. Estas
plantas fueron adquiridas en Yugoeslavia y faltan por localizar dos plantas. Además
están: plantas de pienso en Colón, Victoria de las Tunas, La Maya
y Baire, que son de construcción nacional.
Además, una fábrica procesadora de calzado, que está ubicada
en Baracoa, que es de la República Democrática Alemana, y una fábrica
de aceite palmiche que no pertenece a los países socialistas. Además,
se está negociando con los países socialistas, las siguientes fábricas
que no está firmado definitivamente el contrato; en algunas de ellas está
anunciado de que ya se han firmado los protocolos. Protocolo es una... es decir,
en las relaciones con los países socialistas se firman convenios, por lo
general, un protocolo que especifica más las condiciones, y un contrato
que ya especifica para cada producto y cada fábrica. En general, ésas
están en nivel de protocolo, pero ya está puestas; así que
falta nada más que precisar el detalle.
Con la República Democrática Alemana, en el año 62: veinticinco
mil husos y quinientos telares; en el 63: cincuenta mil husos y mil telares; en
el 64: sesenta y cinco mil husos y mil quinientos telares. Con esto, y los chinos,
completamos nuestras necesidades de textiles para el quinquenio.
Taller de enseñanza para la industria metalúrgica y plantillería,
planta para transfilación de alambrón y cables de acero; fábrica
de loza y porcelana de un uso doméstico; instalación para procesar
kaolín; fábrica de cemento blanco y gris; fábrica de planta
de bagazo; fábrica de aparatos fotográficos; fábricas de
motores eléctricos; montaje de máquinas de escribir.
República Popular China: plantas para producir cloro sosa, DDT y otros
productos de cloro; policloruro de vinilo; cloruro férrico y cloral; mangueras
de goma para la industria automotriz; correas de transmisión; unidades
selladas incandescentes para vehículos; amortiguadores; accesorios para
encendido motorizados; aros para pistones; embragues y forros para frenos; bombas
de gasolina; válvulas para industrias, cheques y trampas de vapor; carbón
para escobillas; plantas para pulpa de bagazo en papeles de escribir, planta de
pulpa de bagazo para cartones, fábricas para plumas estilográficas
–bolígrafos–; alfileres textiles; planta para producir dinamita, planta
textil de cincuenta mil husos.
Unión Soviética: Una fábrica de amoníaco cuya capacidad
no está determinada; dos fábricas de ácido nítrico;
dos fábricas de urea, una de nitrato de amoníaco, dos de abonos
complejos, una de superfosfato triple, que está en discusión por
algunos problemas técnicos; una de papel de diario y otra de otros papeles.
Además el desarrollo de la industria del níquel y conexos y fábrica
de elementos pre-prensados; es decir, elementos pre-prensados son elementos de
cemento que se hacen en una forma especial, con unas cabillas, ya se pone el alambre
en forma tensa, en forma tal que el cemento va en el molde y rápidamente
fragua y tiene una serie de condiciones especiales de flexibilidad, son postes
para líneas, traviesas y toda esa serie de cosas.
República Popular de Polonia: materiales refractarios, pilas secas y conexos,
prensas pequeñas, astilleros: ésta es la base de nuestra industria
de construcción de naves que será muy importante en el futuro; fundición
de hierro gris y maleable; ácido cítrico, es a partir de la caña
de azúcar; butanol, también a partir de la caña de azúcar;
radios y televisores.
República Popular de Bulgaria: planta de carburo de calcio, de arena sílice,
de feldespato y planta de ultramarino.
República Popular de Hungría: vidrio de seguridad, vidrio hueco,
varillas de vidrio –hay una planta–. Planta para bombillos eléctricos y
tubos fluorescentes; combinado de talleres para reparaciones y fabricación
de partes de maquinaria agrícola y centros para enseñanza de fabricación
de máquinas-herramientas, maquinaria agrícola, maquinaria eléctrica
y manejo de máquinas-herramientas: esos son centros de enseñanza
que producen al mismo tiempo. Una planta para producir heparina –un producto medicinal
anticoagulante-.
Esas son las plantas que los países socialistas hasta estos momentos han
firmado sus contratos con nosotros y están en discusiones para firmarlos.
Los nombres de las plantas y algunas cifras pueden cambiarse, están en
discusión.
Actualmente la asistencia técnica prestada por los países socialistas
en técnicos de alta categoría, hacen para la Unión Soviética,
asistencia recibida hasta el momento –tal vez falten algunos porque están
distribuidos en muchos organismos–: para el Instituto Cubano de la Minería:
53 ingenieros y técnicos, un empleado y cinco traductores, total 59; para
Electricidad: 9 ingenieros especialistas en diseño de plantas termo-eléctricas;
para el Instituto Cubano del Petróleo: un experto en planificación
de energía y un ingeniero de planificación de la industria petrolera,
un ingeniero de industrias químicas, un economista, un especialista en
estadísticas, especialista en cuestiones de mano de obra, dos traductores
y tres intérpretes; total, para la Unión Soviética: 69.
República Socialista de Checoslovaquia: para el Instituto Cubano de Minería,
ingenieros técnicos en minas y geólogos: 14; para Electricidad:
seis técnicos para tecnología de la energía eléctrica
y producción de maquinaria y equipos eléctricos; para el Azúcar,
cuatro especialistas de cristalización, planificación, maquinaria
y desarrollo de la industria azucarera; y otros expertos en varias ramas de la
industria. El total hace, para la República checoslovaca, 62 técnicos.
Para Polonia: tres técnicos hasta ahora, pero vienen más, geólogos
los tres.
Yugoeslavia: ha venido un técnico, en plan agropecuario.
De la República Popular de Hungría, un químico y vienen ahora
más para los vidrios; en Alemania, igual pasa: hay uno en cerámica,
pero vienen más.
Además, diez obreros técnicos chinos especializados. Ustedes saben
que la República Popular China nos hizo obsequio de toda la maquinaria
que había en la Exposición del Desarrollo de la República
Popular China. (Aplausos.) Estas son máquinas de mucha precisión,
delicadas, y entonces se quedaron diez operarios especializados para montar esas
máquinas y enseñar a nuestros operarios y nos los dejaron hasta
que nosotros quisiéramos. Estamos tratando de que se casen aquí
para que se queden... (Risas y aplausos.)
Bien. Han faltado en la relación de las industrias, han faltado algunas
que están ya en proceso de construcción y que muy pronto empiezan
a producir. Algunas de ellas se quedaron fuera porque son esas fábricas
absurdas que hizo la dictadura para robar dinero; bueno... en la época
de la dictadura, no las hicieron ellos, las hicieron algunos «paniaguados» para
robar dinero; pero naturalmente eran centros de producción donde hubo una
gran cantidad de dinero invertido, nosotros hemos mantenido esas fábricas
y probablemente entre el mes de mayo y el mes de junio empiece a funcionar una
de las mayores, que de todas maneras a pesar de que, como he dicho, es un absurdo
en las condiciones de Cuba hacer esas fábricas, es un verdadero alarde
de técnica, hecho por la fábrica Krebs de Francia y es la antigua
Rometales, que nosotros proponemos para esa fábrica el nombre de «Patricio
Lumumba». (Aplausos.) Es una fábrica muy completa, muy técnica:
demasiado, digamos, para nuestro actual grado de desarrollo; por eso es que decía
que era absurdo, pero dentro, como fábrica es realmente un alarde técnico.
Está situada en el norte de Pinar del Río, en un pequeño
puerto que se llama Santa Lucía.
Además, hay algunas otras que quedaron también olvidadas, como es
una refinería de sal en la que tuvimos un accidente, no acabamos de recibir
la maquinaria de los Estados Unidos, entonces la mitad llegó aquí
y la otra mitad quedó embargada. Estamos viendo cómo hacemos para
que funcione. Esta refinería está situada en la provincia de Matanzas.
Y no hemos dado la cifra de los obreros que van a entrar en la producción
porque son cifras que no están perfectamente analizadas todavía,
pueden estar sujetas a muchos cambios y de todas maneras las cifras de los obreros
que entran directamente a la producción no tienen mayor importancia, son
pequeñas; lo que importa es la vida que da a la comunidad donde él
ingresa a trabajar; pero de todas maneras, para las fábricas que en este
año 61 empiezan a trabajar, las menos, será alrededor de dos mil
nuevos empleos; alta remuneración, relativamente alta remuneración.
Y en los años venideros ya ustedes sumarán por miles y decenas de
miles la gente que ingrese a la producción.
Eso es todo. (Aplausos.)
Comisión para
perpetuar la memoria del comandante Ernesto Guevara.
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