Discurso a las milicias
en Pinar del Río
15 de abril de 1961
Compañeros, compañeros todos, de esta provincia de Pinar del Río:
habíamos venido hoy en una doble función pacífica, a saludar
a las milicias revolucionarias que acababan de cumplir una parte de la tarea que
nuestro pueblo tiene en la Sierra del Escambray y venía a gozar de un merecido
descanso y a incorporarse a la producción.
Habíamos venido también, a saludar la clausura de la semana de la
Salud Pública, que se había realizado en esta provincia; sin embargo,
las circunstancias imperantes hacen que cambie algo el orden establecido anteriormente.
Ya no podemos decir a las milicias que vayan a gozar de su descanso y que en todo
caso estén alertas por si se repite el ataque del enemigo, tenemos que
decir a las milicias solamente que vayan a descansar algunos días pero
que estén pendientes del primer llamado y en estado de alerta como está
nuestro país entero de una punta a la otra.
Innecesario es decirles a ustedes, lo que ha pasado esta mañana en La Habana
y en otros puntos del país, todos lo conocen, saben que aviones de bombardeo
del enemigo, armados con ametralladoras 50, con cohetes y con bombas livianas,
ametrallaron y bombardearon el aeropuerto de Santiago, la Base de San Antonio
y la Base de Ciudad Libertad. También se sabe que al recuento preliminar,
nuestro pueblo ha notado que 7 nuevos nombres suman a la larga lista de nombres
gloriosos que han dejado su vida por defender nuestra Revolución y nuestras
libertades, y que además, una cincuentena de heridos demuestran la saña,
la furia con que se realizó el ataque.
Hay muchas cosas reconfortantes, reconforta saber que por lo menos un avión
enemigo fue derribado con toda seguridad y se hundió envuelto en llamas
(aplausos), en la costa norte de Cuba. (Aplausos.) Reconforta saber
que dos comandantes del Ejército Rebelde y uno de ellos, el Jefe de la
Base, fueron heridos en la acción, demostrando una vez más que los
oficiales de nuestro ejército están siempre a la cabeza en todos
los combates y son los primeros en entregar la vida si es necesario. (Aplausos.)
Todavía por la mañana, vimos al comandante Universo Sánchez
herido por un casco de metralla, tomando las medidas de defensa por si se repitiera
el ataque. Reconforta saber que el pueblo entero de Cuba respondió en la
única forma que se puede responder un ataque de esta naturaleza, levantando
un mayor fervor revolucionario, su fe inquebrantable en el triunfo final, su lealtad
al gobierno que es representación del pueblo y su decisión de luchar
contra cualquiera en cualquier circunstancia, pero sin embargo estamos frente
a la dura realidad de la guerra, una guerra, a veces fría, a veces caliente
como hoy, siempre altera, siempre saliendo de no se sabe qué lugar, sin
que se sepa quién es el responsable, con aviones que no tienen insignias
y eligiendo las horas de descanso para caer sobre la población de nuestro
país. (Gritos.)
Estamos frente al eco trágico de la guerra, los nuevos fascistas, los nuevos
nazis del mundo, desencadenan otra vez agresiones contra países indefensos
y buscan en la conquista y en la destrucción la solución de los
problemas políticos, pero no tienen ni siquiera la trágica grandeza
de aquellos generales alemanes que hundieron en el holocausto más grandes
que conoce la humanidad a toda la Europa y que se hundieron ellos, en un final
apocalíptico. Esos nuevos nazis cobardes, felones y mentirosos, dicen hace
tres días por boca del más cobarde, el más felonio, el más
mentiroso de todos ellos, que ni directa ni indirectamente intervendrán
contra Cuba y hoy los aviones que no pueden partir de otro lugar que de bases
norteamericanas porque su radio de acción no alcanza para salir de ningún
otro lugar, vienen a bombardearnos; esa es la forma en que hablan y que actúan
los nazis de hoy, los nazis cobardes, vencidos ya por la historia. Ese es el señor
Kennedy que dice que es católico (gritos), esa es la bestia analfabeta
que dice que va a liberar al mundo del oprobio comunista y que está ahora
probando sus armas viejas contra una pequeña nación de este hemisferio,
esos son los valientes, esos son los que pretenden liberar al mundo, cuando de
un lado, se ha hecho por primera vez en la historia recorrer un hombre el universo
entero y se ha vuelto a la tierra. (Aplausos.) Cuando después de
volver a la tierra el primer astronauta, el Primer Ministro de la Unión
Soviética como primer gesto vuelve a hablar de desarme y de paz, los norteamericanos
prueban tirar una cucaracha al espacio y fracasan, fracasan en tirar la cucaracha
al espacio pero pueden venir a hollar una nación indefensa, porque en términos
relativos son muy débiles y lo saben. Pero relacionado con Cuba son fuertes
en armas y también lo saben; saben que no pueden atacar directamente, saben
que además de astronautas, hay cohetes con carga atómica que se
pueden poner en cualquier lado. (Aplausos.)
[Mujer: Son gatitas María Ramo que tiran la piedra y esconden la
mano.]
Todo eso lo saben, por eso ellos, hablan, hace muy pocos días, de que de
ninguna manera Estados Unidos directa ni indirectamente atentarían contra
Cuba, nombran específicamente a Cuba y recalcan que ni directa ni indirectamente.
La gente ingenua de Cuba y del mundo pensó que estábamos tranquilos,
que ya había acabado la época de mayor tensión; nosotros
conocemos muy bien a esos bueyes con que hay que arar y nos aprestamos a la defensa,
porque sabíamos que nunca las palabras concuerdan con los hechos en boca
de un mandatario imperialista y está claro que desgraciadamente teníamos
razón.
No sabemos si esta ataque será el preludio de la invasión anunciada
de los 5.000 gusanos o de algunos gusanos diseminados o de grupos especiales de
sabotajes, o de nuevas incursiones aéreas que agreguen más nombres
a la larga lista de nuestros mártires; pero sí sabemos que en una
forma o en otra, seguirán tratando de hacer daño, seguirán
tratando de destruir nuestra Revolución, porque son tan ciegos, que no
saben que la historia camina con pasos mucho más rápidos que los
que ellos puedan dar y que están definitivamente derrotados aquí
en Cuba, y que empieza su derrota en América, que es como decir, su derrota
definitiva.
Por primera vez, en la historia de Latinoamérica, llamada independiente,
varios países con gobernantes nuevos, han levantado su voz defendiendo
a Cuba y particularmente mostrando un cambio total en su política y la
nueva y justa orientación de un gobernante; en Brasil por boca del presidente
Cuadros lo ha dicho clara y enfáticamente: «El Brasil está al lado
de Cuba.» (Aplausos.) Una pequeña nación del lado del Pacífico,
Ecuador, por boca de su presidente, Velazco Ibarra lo ha dicho enfáticamente:
«El Ecuador no admite de ninguna manera que se pueda intervenir en los asuntos
internos de otro país.» (Aplausos.) El Gobierno de México
lo ha expresado también, «México mantiene el principio de no intervención».
(Aplausos.)
La maquinaria brutal de los yanquis en la ONU, la famosa maquinaria, en las cuales
también nuestro país era un todo, en los tiempos en que estaba allí
Núñez Portuondo, se resquebraja toda, y se resquebraja por donde
más duele. Aquí en Cuba, la más agresiva y avanzada de las
revoluciones, allí en Brasil, el más importante de los países
de América, se ha dicho bien claro que nuevos vientos soplan en el mundo
y que la época de opresión imperial está tocando a su fin.
Eso es lo que ellos no quieren reconocer, se niegan a reconocerlo porque sería
reconocer el fracaso de la existencia misma del imperio y la retirada total de
los Kennedys y de todas las otras marionetas que el imperialismo pone como presidentes
transitorios de los Estados Unidos; ellos piensan seguir haciendo daño,
saben que hay que pegar justo en la cabeza de los movimientos y saben que Cuba
es la cabeza del movimiento de liberación de América y por eso seguirán
dando aquí y tratando de liquidar la Revolución cubana, por eso
no podemos decir ni siquiera hasta luego, a esas milicias que hoy desfilaron en
triunfo aquí, solamente podemos decirles, que nos volvieron a una época
muy reciente y sin embargo muy lejana, aquellos días en que entrábamos
en triunfo en La Habana, con nuestros uniformes sucios y rotos, con multitud de
cosas colgando de nuestros cuellos (aplausos), con nuestro cansancio y
nuestras ansias de una vida distinta pero con fe en el futuro.
Quizás haya cambiado desde aquel momento aquí, solamente, en que
aquella vez, llevábamos las armas norteamericanas arrebatadas al enemigo
en dura lucha, y esta vez nuestras milicias desfilaban con las armas, que los
pueblos de los países amigos nos han entregado para nuestra defensa (aplausos),
y había una pequeña variante, que aquellas banderas que desfilaban
entonces, eran las banderas cubanas que estaban diciendo al pueblo que se iba
a inaugurar una nueva época y estaban certificando una promesa; hoy esas
mismas banderas expresan al pueblo que la promesa se ha cumplido y que hay que
defender esta realidad de hoy con la sangre de sus hijos. (Aplausos.)
Pero los milicianos de hoy, hijos de obreros y de campesinos vienen de la misma
sabia de los que vinieron en los primeros combatientes de la Sierra Maestra, del
Escambray o de aquí mismo en Pinar del Río, vienen del pueblo y
están unidos indestructiblemente al pueblo que los formó, que les
entregó las armas como su vanguardia combatiente un día para lograr
un triunfo, hoy, para defender el triunfo del pueblo y hacer cada día más
firme su conquista. (Aplausos.)
Ese es el significado de estas milicias, después de dos años de
Revolución. Después de dos años en que día a día
hemos ido profundizando la Revolución, avanzando, haciendo que el pueblo
adquiera más conciencia revolucionaria, adquiriéndola nosotros mismos
en el curso de la acción, conociendo cada vez más claros los objetivos
finales y haciéndolos conocer al pueblo, identificándose cada día
más con el pueblo que es el soberano y enseñándole al pueblo
a saber mandar y a disciplinarse para saber triunfar.
Pero, sin embargo, nuestra gran maestro, el que nos enseñó más,
ha sido siempre el imperialismo, cada vez que flaqueaba nuestro ánimo,
que pensábamos sentarnos a descansar, el imperialismo, como hoy, nos ha
mostrado que no se puede descansar en una Revolución y que hay que seguir
para adelante, hay que preparar las armas de nuevo, hay que estar listos para
la próxima batalla y seguir así, paso a paso aniquilando todo lo
abyecto, todo lo que representa el pasado y creando en medio de la lucha un nuevo
mundo.
Ellos ahora muy probablemente asalten nuestros centros de producción, caigan,
sobre todos los lugares vitales y traten por ese medio de doblegarnos, la tarea
del pueblo es cada vez más importante en el sentido de tener el fusil en
una mano y estar trabajando al lado de su máquina, o con un pico o con
su machete produciendo todos los días, disciplinándose para producir
más, disciplinándose para producir mejor, disciplinándose
para luchar mejor en el momento de la lucha y combatiendo revolucionariamente
todas las debilidades, todos los intentos de división que puedan existir.
La tarea no es sencilla porque estamos frente al cerco imperialista, frente a
las agresiones armadas directas y hay mucho que hacer y falta mucho por hacer;
pero nada es imposible, vendrán muy probablemente días en que el
pueblo tenga que olvidarse de algunas comodidades a que estaba acostumbrado, días
en que falten algunos artículos, días en que la producción
merme porque los hombres van a las trincheras o porque las materias primas necesarias
para la producción no llegan; hay que prepararse para esos días,
hay que templar el espíritu, hay que, una vez más disciplinarse,
organizarse en Comité Revolucionario, nuclearse los jóvenes por
los Jóvenes Rebeldes, las mujeres en sus organizaciones, los partidos políticos,
unidos todos, bajo la sola bandera del progreso de Cuba y juntos trabajar y prepararse
a la lucha.
No podemos decir cuándo acabará, como hoy en que pensábamos
dar un adiós que se convierte en un hasta luego, muy corto, siempre el
imperialismo interviene, y frustra nuestros planes pacíficos, por eso hay
que prepararse para una guerra larga y dura, y no pensar en la paz, sino cuando
el imperialismo haya sido destruido totalmente. (Aplausos.)
Y nuestra acción contribuye a esa destrucción; pacíficamente,
simplemente, quitándole su fuente de suministro barato, obligándolos
a que paguen lo que deben o lo que antes se llevaban gratuitamente, mostrando
a América nuestro ejemplo luminoso contribuimos a esta destrucción
y ellos por su parte, lo decimos una vez más, tratan de golpear en la cabeza
de la revolución latinoamericana que está aquí en Cuba.
Esos son los grandes términos de la lucha, debemos indignarnos, es nuestro
derecho y es nuestro deber, indignarnos frente a la agresión, pero no por
eso dejemos de pensar con la cabeza clara, desapasionadamente y saber que la lucha
seguirá y que no habrá protestas ante organismo internacional alguno
que corte las acciones del imperio, porque el imperio entiende el lenguaje de
la fuerza y nosotros solos, no tenemos tanta fuerza como para hacerla entender
ese en su propia casa, por eso la lucha aquí, por eso estas milicias y
todas las milicias de Cuba volverán una y otra vez a sus puestos, por eso,
como hoy las FAR, ayer El Encanto, antes la refinería de Santiago, nuestros
centros de trabajo, de producción y de defensa se verán atacados
y a veces destruidos.
Cada vez que eso suceda, sobre los cadáveres de nuestros compañeros
caídos, sobre ese escombro de nuestras fábricas destruidas tenemos
que hacernos el juramento de siempre, cada vez con mayor fe, cada vez con más
decisión: ¡PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS! (Aplausos.)
Comisión
para perpetuar la memoria del comandante Ernesto Guevara
Tomado de: Escritos y discursos, tomo 5 , Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana 1977
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