11 de febrero de 1961
Compañeros:
Venimos aquí a dar unas pocas palabras de saludo a todos ustedes; de saludo
y de despedida transitoria, pues cada uno de ustedes irá a su centro de
trabajo a desempeñar las nuevas tareas que la Revolución ha puesto
en sus manos.
De más está decir que este es un momento importante para la historia
de la clase obrera en Cuba y para la historia de la clase obrera americana, porque
todo lo que sucede en Cuba en estos momentos revolucionarios tiene su repercusión
inminente en otros países de América.
Lo que tantas veces se ha anunciado, aquellas frases con las que tanto se jugó
y que permitió incluso desarrollar grandes federaciones internacionales
pagadas por el imperialismo, es decir, por la conciliación de la dirección
de la empresa con los trabajadores, se logra ahora (aplausos). No, naturalmente,
bajo las bases de conciliación de clases, no bajo las bases mentidas de
conciliación de clases, como se pretendió hacer a través
de los oráculos del imperialismo que desarrollaron toda una central sindical
hasta hace tiempo, hace algún tiempo también con sus ramas en Cuba.
Todo lo contrario: esta nueva conciliación de las fuerzas de trabajo con
la producción, con la dirección de las empresas productivas, se
consigue gracias a que el pueblo en armas logró la victoria, destruyó
el antiguo régimen y se colocó como clase dominante en el poder.
Faltaban todavía algunos aspectos complementarios de esta gran lucha para
hacer que el pueblo pudiera dominar totalmente las fuerzas productivas. Todavía
había una dirección burocrática en casi todas las empresas
dominadas o nacionalizadas en estos últimos tiempos, todavía había
en la clase obrera cierta renuencia a comprender totalmente las nuevas situaciones.
Se veía en el administrador designado por el Gobierno Revolucionario algo
así como la imagen del viejo patrono capitalista; a veces porque existía
indiferencia, porque no siempre todos nuestros administradores pudieron dar la
talla necesaria, también existía en ellos ese concepto un poco patronal
de su posición en la dirección de la fábrica.
Este paso que hoy queda definitivamente dado va a borrar totalmente esas diferencias,
va a hacer que los obreros comprendan totalmente el proceso de la producción
y que sepan desde arriba ver cómo es necesario desarrollar una serie de
medidas a larga distancia, y cómo a veces debe abandonarse una conquista
fácil del día de mañana para lograr conquistas mayores y
más sólidas en días venideros.
Todo eso lo verán ustedes, y todo eso podrán comunicarlo a sus compañeros
trabajadores en la masa de cada una de las empresas en las cuales ustedes tengan
participación como Asesores Técnicos. Además, podrán
también, al lado del compañero Administrador, ir orientándolo
para que mejor entienda el espíritu de la clase obrera en cada una de las
empresas, y el porqué de los planteamientos que la clase obrera hace, que
a veces suelen parecer inexplicables a los que desde posiciones administrativas
tienen que regular este tipo de establecimientos.
Es, verdaderamente, más que una concordancia entre el trabajo y el capital,
sencillamente es la toma de posesión, por el trabajo, de todos los medios
de producción.
Definitivamente, tendremos ahora todas las posibilidades para dar el gran paso
de desarrollo industrial necesario para que el país prospere a ritmos acelerados.
Hasta ahora hemos centrado nuestros esfuerzos en la agricultura, y todavía
durante algunos años la agricultura será la base de nuestro desarrollo,
pero tenemos que prepararnos, y prepararnos conscientemente, y a toda prisa, para
dar el salto siguiente, que será el pasar de ser un país agrícola
simplemente, a ser un país agrícola-industrial.
En manos de ustedes está una buena parte de esa responsabilidad, porque
no se puede hacer de ninguna manera un plan económico de envergadura si
no se cuenta con la aquiescencia del pueblo, con el interés del pueblo
y con la participación de las masas en todo el trabajo de planificación
de la economía de la nación.
Todavía hay momentos difíciles en el país, todavía
el imperialismo mantiene la amenaza de una agresión, y no hay indicios
claros de que vaya a pararse esa amenaza. Sigue el boicot, sigue el bloqueo de
las materias primas, y naturalmente, en esa situación es más difícil
trabajar. Es un nuevo reto para la clase obrera cubana, pero recuerden también
que ya hemos afrontado y vencido muchos retos anteriores, y que nuestra responsabilidad
supera las fronteras de Cuba y es una responsabilidad americana.
Aquí, en Cuba, se está librando una batalla por todo el porvenir
de América. Y cada vez que nosotros actuamos, y damos un paso adelante,
estamos contribuyendo, con nuestra acción revolucionaria, a que toda América
se libre de un yugo que es feroz y que nosotros lo conocimos bastante.
El compañero Fidel cerrará este acto,
y le dejaremos que haga la explicación definitiva de la importancia de
ese acontecimiento, y le dejaremos que rápidamente tome la palabra, porque
tiene, además, un compromiso con la producción, dentro de algunas
horas, y no puede perder tiempo. (Ovación.)
Comisión para perpetuar
la memoria del Comandante Ernesto Guevara
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