Charla a trabajadores
del Ministerio de Industrias
6 de octubre de 1961

Compañeros:
Tenía intención de hablar con ustedes directamente, no a través de toda la organización, sino mano a mano con las personas componentes de este aparato estatal; es algo que teníamos que hacer hace mucho tiempo, quizás ya estamos con mucho retraso con respecto a este tipo de charla. Por eso, cuando se presentó como iniciativa general de capacitación del Ministerio toda una serie de conferencias, preferí dedicarle una tarea más concreta, hablar de un problema más imperativo y menos conocido que el tema de la industria, que me estaba asignado y que todos conocemos más o menos bien, con el que estamos familiarizados. Hoy toca analizar la tarea de nuestro trabajo y analizarla abiertamente tratando de ver todos los errores que hay, por qué se producen, para mejorarlos. Hay muchas críticas que hacer de todo tipo y por eso es conveniente empezar por las críticas personales que tengo que hacerme, es decir, por una autocrítica; por eso también hubiera querido que no existiera ningún contacto con el mundo exterior, sino que fuera una charla cerrada con el personal del Ministerio nada más, no por miedo a una autocrítica pública, sino porque son problemas de trabajo que están muy vinculados a este organismo y sobre los cuales tenemos que trabajar, puntualizar cada uno de ellos, analizarlos y buscarles solución.
Ya más o menos todo el mundo sabe cómo surge un ministro en una situación revolucionaria; un hombre que por diversas circunstancias frente a distintos llamados de lo que él considera su deber, cumple toda una serie de tareas y de pronto se lo llama a cumplir una tarea nueva, como han sido para nosotros las tareas ministeriales. No es la primera vez que sucede, prácticamente en todas las revoluciones ha sucedido lo mismo, probablemente en todas las revoluciones también existan los mismos problemas, lo que pasa es que son problemas particulares y se discuten de tal manera que no se hacen públicos y no hay ocasión de estudiarlos cuando se analiza la historia de la Revolución. Les decía esto porque evidentemente uno de los fallos fundamentales en mi trabajo personal ha sido el estar muy alejado de todo el personal del Ministerio.
Mi última formación después de la etapa de formación profesional que viví en otras épocas, fue la militar, es cierto que una formación de guerrilla, es decir una milicia popular, una forma de guerra diferente y por lo tanto una forma diferente de disciplina y una forma diferente de ver los problemas, a los que pudiera tener un militar profesional de una academia reaccionaria.
Sin embargo, en todas las guerras hay que resolver los problemas y en las guerras no se discute. Naturalmente ese mismo espíritu existía en Sierra Maestra en los tiempos en que necesitábamos ganar la guerra; las órdenes no se discutían y había que ser muy ejecutivo. Parte de todo ese espíritu de ejecución, de ejecución perentoria, de obligación sin discusión de hacer las cosas, se transmitió al Ministerio. Después ha venido un trabajo que realmente es abrumador, uno tiene muchas tareas -no es necesario que se las diga a ustedes, cada uno en su cargo conoce los trabajos que hay, más para un individuo que está colocado en cierto plano directivo donde interviene no solamente la conducción de un ministerio sino que hay otra serie de compromisos que cumplir que, prácticamente, consumen el día entero y se está presionado incluso en las horas de sueño; no se hace otra cosa que estar pensando en el trabajo-. Todo esto va llevando poco a poco a una abstracción de la realidad y del hombre como individuo; ya no se considera a la gente como gente, como problema personal, sino que se la considera como soldado, como número, en una guerra que hay que ganar, que es porfiada, que es continua.
El estado de tensión también es continuo, y lo que se ve son los grandes fines; frente a estos grandes fines se va olvidando poco a poco la realidad cotidiana y esto naturalmente me pasó a mí, como nos ha pasado a muchos, todo este mea culpa, toda esta autocrítica la puedo decir porque nació el otro día escuchando a Fidel cómo hablaba de una conversación que había tenido con unos muchachos, y precisamente eso es una de las cualidades más maravillosas de Fidel, la capacidad de intimar con la gente y establecer un contacto directo con la gente y precisamente yo puedo decir que no conozco no solamente un cabaret, ni un cine, ni una playa, es que no conozco una casa de La Habana, nunca, prácticamente nunca, he estado en la casa de una familia de La Habana, no sé cómo vive el pueblo de Cuba, solamente sé cifras, números o esquemas, pero llegar a lo que es el individuo y a sus problemas no lo he hecho nunca, y hay momentos en que uno se da cuenta de lo importante que es esto y precisamente me daba cuenta escuchándolo hace pocos días, ustedes deben recordar esa intervención donde hablaba de un muchacho que cargaba piedras, como él y el muchacho llevaba las piedras, como las amontonaba, todo ese cuento es parte de una larga conversación que tuvo con toda una serie de muchachos y en la conversación con los niños, pudo ir sacando toda una serie de conclusiones generales.
Yo no puedo decir que después del discurso de Fidel vaya a hacer lo mismo, hay también ciertas características personales, no se puede realizar todo mecánicamente, pero sí es evidente que tenemos que hacer algo para que este organismo sea un poquito más vivo, para que no sea tan deshumanizado y para que las grandes realizaciones que tienen que hacer no se cumplan en esta parte administrativa mecánicamente, sino que se sientan como parte del gran esfuerzo colectivo que tiene que hacer la nación y que nosotros podamos estar lo más integrados posible haciendo ese esfuerzo, cada uno dentro del marco de su manera de pensar, que puede ser muy variada, de sus convicciones, que también pueden ser variadas, pero tratando de ir incorporándose al trabajo vivo, ir dejando las cifras en lo posible para interpretar la realidad tal como es. Esto no quiere decir que volvamos al empirismo de la primera época, ni mucho menos, si no que tenemos que buscar la fórmula para alternar dentro de lo posible estas dos cosas, conocimiento práctico, directo de la realidad, la comunicación entre todos nosotros y el gran trabajo abstracto necesario para cumplir nuestra obra.
Ahora, es evidente que hay muchos errores y muchas fallas que esas si no me corresponden, no son directamente errores míos. El otro día después de bastante tiempo de no hacerlo, quizás por primera vez desde que está ya el Ministerio trabajando como tal, hice un recorrido. Empecé por el piso 8, el inmediato, había mucha gente que faltaba, es cierto, el piso 8 es Planificación, tenían que ir a determinados lugares, pero había otra gente que escuchaba la radio, había otra gente que estaba conversando y además cuando empecé a recorrer uno a uno, había esa comunicación parecida a la selvática del «tam-tam», inmediatamente empezaron a venir gente que estaba perdida a reincorporarse a su trabajo, o si no todo el mundo estaba reunido con el compañero Laverne, de tal manera que parecía que el compañero Laverne estaba ahogado por todos los empleados de ese piso que estaban reunidos, todos los que faltaban los colocaban enseguida en esa reunión, lo cual no era cierto, por supuesto, en todos los casos había muchos que sí, de tal manera que se produce un ausentismo a veces directo, nosotros que hemos luchado tanto contra el ausentismo y que hemos luchado, que llevamos campañas nacionales contra el ausentismo y tratando de llegar a la conciencia de los obreros, resulta que aquí se produce ausentismo de todo tipo: se produce ausentismo directo de gente que no tiene ganas de venir a trabajar y no viene, se produce el ausentismo del individuo que llegar tarde y se va a la hora, se produce el ausentismo del individuo que se va muy tarde y encuentra el pretexto entonces para llegar tarde al día siguiente pero que no rinde de verdad en su trabajo, se produce, además, el ausentismo de la gente que va a tomar sus colocaciones por la mañana y por la tarde, se encuentra a sus amistades aquí abajo, además, tiene que salir del edificio ahora por circunstancias que no está acabada la cafetería y se pierde un tiempo que no se mide, ese tiempo ya pertenece a nuestro costo indirecto en la producción y no hay todavía quien lo pueda medir, lo que sí puedo decir es que es grande.
En algún piso me encontré a un compañero leyendo el periódico, no se trata del caso directo de este compañero, tuvo la mala suerte de que yo lo viera en ese momento, se me olvidó la cara además para su tranquilidad, no hay problema ninguno en eso, el problema está en que la gente no se siente presionada por ese hecho y no es solamente de los empleados ni de los jefes de departamentos, el error viene desde el principio y como todas las cosas de un organismo estructurado el culpable naturalmente es el Ministro y el culpable es también, pues no tener métodos, no saber realmente las cosas, aquí cuando se fue a distribuir la gente, la gente no cabía de primer momento, entonces se llamaba a un director o a un sub-secretario y se le decía: fulano ¿cuánta gente vas a meter por cuarto o por habitación?, antes de contestar, decía: bueno a mí no me alcanza el lugar, ya se estaba preparando para buscar más lugar, después a la primera dificultad, no tenía gente para cumplir el trabajo, había que buscar más gente, o si no la secretaria no era eficiente o había siempre un problema. Constantemente más gente llega aquí, ahora salvo naturalmente la gente que siente el proceso revolucionario muy a fondo, que se trata de dar todo lo que está de sí dar, y se queda muchas horas aquí, el resto no trabaja ni remotamente las 8 horas, es decir el estilo de trabajo es muy malo, porque simplemente si uno organizara su trabajo, si todo el mundo tuviera trabajo, no habría ninguna necesidad, o no habría por lo menos ninguna posibilidad de ponerse a conversar de cualquier problema, de problemas políticos de cualquier tipo, de problemas con el compañero.
Yo he encontrado a otra compañera, que también me olvidé de su físico, románticamente inclinada sobre un escritorio escuchando una melodía con su radio prendido ahí tan tranquilamente, a las 10 de la mañana. Bueno ahí están sucediendo muchas cosas, evidentemente hay una falta de vigilancia, de vigilancia administrativa y de vigilancia revolucionaria que nos está haciendo perder tiempo porque si nosotros hubiésemos llegado ya a un momento donde nos autoabasteciéramos de todo, donde pudiéramos nosotros regular todo nuestro desarrollo, ya sería cosa nuestra el que escucháramos la radio si nos diera la gana, ahora por imperativo de las circunstancias, del momento en que vivimos, nosotros tenemos deberes muy grandes.
El pueblo chino, cualquiera que haya visitado China puede saberlo, ahora los viajes son también bastante frecuentes y no siempre provechosos, pero mucha gente ha ido por diversas circunstancias a China y podría ver, por ejemplo, que a pesar de los inmensos adelantos, de la capacidad de trabajo de ese pueblo, de la forma en que trabaja, es el nivel de vida incomparablemente inferior al de Cuba; pero incomparablemente inferior en todo, en todas las cosas, naturalmente todo el mundo tiene trabajo, hay una serie de ventajas sociales que se han logrado, por ya una revolución de mucho tiempo, pero las cosas elementales necesarias para la vida están dosificadas y siempre uniformes. Uno va por una ciudad de China, inmensa, una ciudad que tiene más habitantes que toda Cuba y se encuentra un mar de gente vestida de azul, hombres y mujeres con saco y pantalón azul y niños todo igualito, y es el único traje, el traje nacional de China, sin embargo los chinos a nosotros nos envían telas exquisitas, nos envían toda clase de bisuterías, nos envían arroz, después de una sequía tan grande como dijera el Presidente ayer, nos envían maquinaria que necesitan pero con una necesidad realmente importante, realmente apremiante y exigente las envían a Cuba, nos dan préstamos para nuestro desarrollo ¿por qué hacen todo eso?, lo hacen porque evidentemente Cuba tiene un mérito, un mérito grande, un mérito histórico que algún momento se verá que es el de haber inaugurado en América una nueva etapa histórica, de haber demostrado una serie de realidades a todo el mundo americano, haber puesto realmente en peligro y anunciado ya claramente la inevitable descomposición del sistema imperialista, por todo eso a nosotros nos ayudan, ellos dicen cuando nosotros les agradecemos, nos dicen que no están ayudando, que no están dando una ayuda desinteresada, sino que están simplemente ayudando a una parte del gran ejército popular en la lucha contra el imperialismo. Entonces nosotros tenemos que cumplir con nuestra parte, no podemos, no tenemos derecho a escuchar la radio en horas de trabajo, no tenemos derecho a dilapidar un momento de la producción cuando hay 650 millones de hombres, que cada uno de ellos da un poquito de la tela que le corresponde, un grano de arroz aunque sea, cosas que necesita para satisfacer las necesidades fundamentales de su vida y las da para que el pueblo de Cuba tenga una serie de... para que satisfaga una serie de necesidades accesorias no fundamentales, porque sí es bueno aquí tener arroz para consumir la cantidad de arroz que consume el pueblo cubano, pero sin ese arroz podríamos vivir perfectamente y tenemos aquí en Cuba un consumo de cada uno de los artículos de consumo no duradero, infinitamente superior al per cápita en casi todos los países socialistas, por no decir de todos, de zapatos, de cuero, de jabón, quizás de ropa tengamos un poco menos porque es un país tropical y aquellos necesitan muchas telas, pero de todas maneras tenemos automóviles, tenemos la gasolina que allá eso es un lujo enorme, los que hayan visto en China los carros, las guaguas funcionando con una especie de bolsa de gas que se pone arriba, de gas pobre para que funcionen los motores, que funcionan muy lentamente, que hay que cargarlos cada 30 o 40 kilómetros, en fin es una cosa muy incómoda, al mismo tiempo gente que trabaja, se arrastra, hace trabajo físico directo para aumentar la producción.
Nosotros no tenemos derecho a gastar, a dilapidar nuestro tiempo, claro que no vamos a llegar hasta la igualdad socialista, a dar todo lo que nos sobra para estar igual a como esté el país más pobre del sistema socialista, sería una cosa ridícula, lo único que nosotros no podemos hacer es perder el tiempo y lo estamos haciendo y en forma muy abundante y muy negativa.
Hay otra forma de perder tiempo que tiene una importancia muy grande, clarificarla y hablar claramente sobre ella para aclarar todos los conceptos. Es el de la divulgación revolucionaria, ahora que ya las Organizaciones Revolucionarias Integradas, las ORI, aquí se han constituido. Tendrán que cumplir una función rectora muy importante de todas las otras organizaciones, pero antes que ellas estaban los Comités de Defensa, las Milicias, la Federación de Mujeres, los Jóvenes Rebeldes, había una serie, como hay, una serie enorme de publicaciones, todo eso es muy importante, la clarificación ideológica de la gente es muy importante, explicar a cada uno cosas que a veces para uno son muy claras pero que tenemos que comprender que no son claras para todo el mundo, es una tarea importante. Yo tengo la absoluta certeza y es una cosa que casi es una creencia en mí, que el sistema socialista, mucho más justo que el sistema capitalista, es al mismo tiempo mucho más fuerte, mucho más pujante y que se impondrá en relativamente poco tiempo, en tiempo histórico digamos, en muy poco tiempo, pero eso es algo que hay que demostrar, no se trata simplemente de pasar por osmosis y de uno a otro. Esa convicción hay que razonarla y demostrarla, es una tarea muy importante, ahora hay que ver cuándo y cómo se hace y quién la hace también, porque aquí entre los compañeros hay gente que viene de muchos lugares, gente con una preparación intelectual muy elevada, que ha crecido siempre con otros conceptos totalmente diferentes, que se han visto frente a un choque extraordinario entre sus convicciones anteriores y esta nueva realidad que estamos viviendo, entre su manera de vivir, entre sus mismas amistades y su concepto de todo lo que es la vida, la libertad, la cultura y lo que vemos hoy. Naturalmente yo estoy convencido de que esa gente, muchos de ustedes estaban, están equivocadas, que hay muchos conceptos que hay que cambiar, ahora hay que ver quién los cambia y cómo los cambia, no se puede directamente, por decreto, cambiar la manera de pensar de la gente, la gente tiene que cambiar su manera de pensar por convencimiento propio y la mejor manera de que cambie su manera de pensar, es demostrar la capacidad de sacrificio de los verdaderos revolucionarios, la capacidad de ayudar al compañero, la capacidad de hacer cosas concretas por la colectividad y por el individuo, es decir, que quien es miembro de una organización revolucionaria no ha adquirido ninguna clase de derecho extra, lo que ha adquirido son deberes que tiene que cumplir. Para ponerles un ejemplo de los más simples: el compañero jefe o encargado de deporte de los Jóvenes Rebeldes, ¿quién es?... ¿No está por aquí?, está, éste tiene una iniciativa muy buena porque... quiere hacer un Campeonato de Ajedrez... ¿no es así?... pone unas tarjeticas llamando a la gente para el campeonato de ajedrez... ahora, ¿a qué hora?, eso no lo dice, pero como no lo dice se desprende que toda la tarea previa de elaboración de ese campeonato de ajedrez se va a hacer en las horas de trabajo, se va a hacer quitándole tiempo al trabajo, y allí es dónde está la falla que he puesto, la más simple de todas, la más sencilla, pero que se repite una y mil veces, se repite en la distribución de los periódicos, de las revistas revolucionarias, en la distribución de los pasquines que se hacen aquí, que hacen aquí los Jóvenes Rebeldes, o de otras organizaciones, en toda clase de volantes, en todo tipo de divulgación revolucionaria, todo se hace a expensas de las horas de trabajo, de tal manera que, naturalmente, todo el mundo va a recibir ese primer impacto de la publicación revolucionaria porque está dentro de sus horas y está en contacto directo y al recibirlo también va a perder un tiempo extra más grande o más pequeño, quizás si lo que le dan le interese y se pone a hojearlo en ese momento o a leerlo directamente o a estudiarlo incluso, pues pierde más tiempo, quizás no le interese o sea disciplinado y lo deje para más tarde, pierde menos tiempo, el compañero que está distribuyendo todo ese material revolucionario, está perdiendo un tiempo de trabajo, él no está aquí para distribuir dentro de las horas de trabajo un material de cualquiera tipo que sea, está aquí para cumplir una tarea específica, por eso es que todos los organismos revolucionarios tienen que tener gente, que no es necesario escogerla, se escoge simplemente por el trabajo, porque debe ser una tarea de sacrificio, el joven rebelde o el miembro del Comité de Defensa o de cualquier organización, estoy excluyendo las ORI (después me voy a referir a ellas) tiene que esperar que acaben las horas de trabajo para dirigirse a compañero.
Alguien me objetaba que en esa forma no se puede captar a nadie porque la gente en general tiene poco entusiasmo por este tipo de trabajo, de contacto cultural, de contacto revolucionario, se acaba y está esperando para irse a su casa a almorzar o para irse definitivamente a su casa, no tiene interés. Pero hay una forma: si cada joven rebelde hace su trabajo en menos tiempo y en vez de dedicar ese tiempo de trabajo, de ese tiempo que le queda libre, a repartir un programa revolucionario, lo dedica a ayudar a un compañero que no está completamente convencido y que no es joven rebelde, lo dedica a ayudar en el trabajo, entonces podrá hablar él con una autoridad nueva, con la autoridad de ser realmente un trabajador de vanguardia, que es lo que se necesita, trabajadores de vanguardia, gente que se sacrifique hoy, mañana y pasado y todos los días y para los cuales el sacrificio no sea una tarjeta de presentación a ningún lado.
A veces el sacrificio no se ve, pero en general la gente, que está colocada en planos más altos por el tiempo, puede valorar los trabajos y saber lo que cada uno está haciendo, para ponerlo en el lugar que le corresponde, no para premiar el esfuerzo, no se trata de eso, sino para que se aproveche mejor el esfuerzo y la capacidad de los individuos que están dedicados a mejorar el nivel político, digamos en este caso de nuestro Ministerio, que es mejorar también el sistema de trabajo y la efectividad del trabajo. ¿Por qué surgen todas estas cosas? aún haciéndome la crítica primera de no haber estado en contacto con la gente.
Porque hay una realidad evidente, en algunas Direcciones, donde la composición social de los que están trabajando allí hace pensar que su entusiasmo revolucionario no sea tan grande, se trabaja sin embargo muy bien, y éste es el fenómeno que hay que analizar, que hay que aclarar, para que todas las Direcciones trabajen al mismo nivel que las Direcciones aquellas que no tienen tanta preocupación de problemas políticos. Sin embargo, tienen directores que se han preocupado de imbuir a todo su personal de un espíritu de sacrificio, que incluso realizan emulaciones, que se preocupan porque son técnicos que les interesa el trabajo, que están haciendo y hacen que todo el mundo tome parte en el trabajo como una cosa viva, que el mecanógrafo no se limite a pasar lo que un jefe le ha puesto, le ha dictado, lo que tiene que hacer mecánicamente y vea pasar las hojas, que el trabajo adquiera una nueva vida para cada uno de nosotros, que se establezca eso que ya empieza a surgir entre los obreros que es la Emulación, la satisfacción de verse a la cabeza de los demás departamentos y direcciones en la tarea de crear algo, porque nosotros estamos aquí creando una cosa nueva, estamos haciendo, cumpliendo nuestra tarea en la historia, aun cuando no nos damos cuenta, porque es una minúscula parte lo que cada uno incorpora a la historia de estos momentos, pero se está viviendo momentos realmente importantes en la historia de la humanidad y Cuba puede decir con orgullo que ha tenido su parte en ese momento y que lo está teniendo. Cuba ya no es un simple apéndice económico de los Estados Unidos, donde se distribuían, venían aquí los inversionistas a pagar sueldos más bajos y a no pagar impuestos, a burlar todas las cargas fiscales, de tal manera que era muy sencillo para ellos, muy cerca de los Estados Unidos. Ahora es algo que tiene voz nueva en el mundo, que ha hablado en todos los congresos, en todas las reuniones de todos los grupos, por más disímiles que fueran, que se han reunido en estos últimos tiempos y esa tarea política tan importante debe ser su corolario en una construcción, en una edificación industrial poderosa, que es la forma de edificar prácticamente el sistema socialista y en la cual nosotros participamos, quizás a veces considerándonos anticomunistas, es decir anti todo lo que significa el plan, el ateísmo como se le llama, la tiranía sobre el individuo, todos los días protestando a lo mejor, y sin embargo estamos interviniendo en esa gran tarea colectiva, pero es una tarea que todo el mundo la va viendo y sobre la cual se va interesando poco a poco, es realmente una tarea bonita. De pronto el país se ha convulsionado y en dos años ha empezado a hacer de todo y a darse cuenta que puede aspirar, hacer prácticamente lo que considera necesario hacer, empiezan a surgir fábricas por todos lados, la agricultura se da un gran adelanto, se puede organizar el cubano, que era algo, como se pensaba, peor todavía que ver la otra cara de la luna, organizar al cubano, porque se nos había metido en la cabeza que los latinos no se pueden organizar, que es la mentalidad, el genio latino, que no es para aquí el organizarse y lo que pasa simplemente que las exigencias de estos momentos, la exigencia de la industria, la exigencia de un plan de desarrollo nos obligan a organizarnos todos los días y vamos viendo la necesidad de organizarnos.
Ya cumplimos los horarios, empezamos a ser más cautos –incluso en nuestras afirmaciones– cuidamos más del detalle, de la cifra, del dato, de la hora incluso, empezamos a adquirir conciencia del tiempo; eso es un fenómeno que todo el mundo lo ha visto, sobre eso tenemos que trabajar todos los días para unirnos al trabajo, para que cada uno vea que entre este Ministerio, es decir, una administración burocrática que le toca administrar una parte de todo el aparato estatal y todas las empresas, toda la producción directa, hay una unidad que no se puede romper y que en el proceso de producción nosotros tenemos nuestra parte, ésta es la tarea que le corresponde hacer a todas las organizaciones revolucionarias, pero fundamentalmente quien debe aquí organizar entre todos los grupos, orientar siempre sin que sea su presencia gravosa para la gente, es el núcleo de Organizaciones Revolucionarias Integradas, grupo que tiene que ser de vanguardia, grupo donde no puede haber nadie remolón, donde no puede haber nadie que llegue tarde, nadie que deje de cumplir un horario, nadie que deje de trabajar todas las horas necesarias, más otro poco, y además nadie que deje de estudiar para comprender mejor todos los problemas de nuestra industria y de la vida política, de la filosofía que estamos adoptando.
Este núcleo de vanguardia tiene que se el que dirija mediante su trabajo, mediante su ejemplo, la tarea del Ministerio. Empieza ahora a organizarse, naturalmente que tendrá muchas deficiencias, no están todos los que merecen estarlo, muy seguramente habrá muchos que no merecen estarlo y eso se demostrará con el tiempo, pero el centro de este motor que tendrá la Revolución, aquí en el Ministerio, tiene que empezar a funcionar ya, a toda carrera, organizando, cooperando con la dirección todo lo posible, llevando su crítica sin miedo, siempre que haya que hacer una crítica a cualquier lugar que sea, pero conservando siempre la disciplina necesaria y la responsabilidad necesaria para hacer cualquier clase de crítica.
Una vez más quería referirme a un tipo de relación que a veces se dificulta inútilmente en este Ministerio y en toda la vida nacional, es la relación que debe existir entre gente que vienen de cumplir un deber común, una tarea común y se acercan desde dos polos totalmente opuestos. Muchos de nosotros hemos venido de aquí, o procedentes de la clase obrera o procedentes de la ideología de la clase obrera, perfectamente identificados con la ideología de la clase obrera a cumplir una tarea, muchos han venido aquí directamente provenientes de la ideología de la clase burguesa, de la ideología del capitalismo, viviendo dentro del capitalismo, o aun cuando no se haya tomado partido en la lucha, contribuyendo con su manera de actuar todos los días y su conformidad frente a los hechos dentro del sistema capitalista, que era el sistema imperante. Ahora estamos aquí en esta realidad de hoy y todavía se notan en muchos lugares claramente la diferencia entre los orígenes diferentes, entre las ideologías diferentes. Eso tenemos que borrarlo y tenemos que borrarlo constructivamente, tenemos que borrarlo con el ascenso revolucionario de todo el mundo para comprender una nueva etapa que está viviendo la humanidad, porque se ha sucedido ya un cambio cualitativo en la humanidad y el socialismo ya es la fuerza más importante que existe en este momento en el mundo, los cambios se sucederán cada vez con mayor frecuencia, aquí, y en todos los países de América y de todo el mundo, haya o no haya guerra, traten o no traten los imperialistas de desencadenar lo que quieran, de todas maneras ya el proceso ha llegado a tal grado que se ha roto el equilibrio, por eso todos debemos comprender esto que es una verdad científica, no se trata de llamar a nadie al conformismo, se trata de una verdad científica y una cosa que todo el mundo lo está viendo. Los logros de la ciencia soviética, que está a la cabeza del mundo socialista, nadie los puede ocultar porque son visibles, y nosotros hemos recibido aquí al comandante Gagarin, el primer cosmonauta, e inmediatamente ha habido otro cosmonauta más y ya la diferencia en el dominio de la ciencia del espacio y también de la potencia de destrucción es muy clara a favor de una parte del mundo, de tal manera que tenemos que prepararnos a comprender esto en base a realidades científicas y todos nosotros prepararnos a armonizar nuestro trabajo aun cuando se sienta íntimamente pesar por muchas cosas que se acaban, porque sí tienen que acabarse una serie de cosas.
Se han acabado los colegios privados, donde cada uno podía elegir su colegio, incluso molestarse si al muchacho no le ponían una buena nota y cambiarlo de colegio, estudiar el inglés o el idioma que quisieran dentro del colegio. Mucha gente que es religiosa y se siente en estos momentos herida por los problemas grandes que hemos tenido, con, no digo con la religión, sino con representantes de la religión que han tomado el partido del enemigo y a quien hemos tenido sencillamente que liquidar como enemigo. Todas esas cosas suceden y sería ridículo, sería una cosa tonta tratar de negarlo, tratar de ocultarlo. Lo que tenemos es que tratar de adaptarnos a la realidad. Quedan frente a todos esos problemas dos caminos a seguir: uno es este de integrarse, de empezar a trabajar; el otro es el camino, o habrá algún tercer camino, pero vamos a poner el camino más simple, que es el de ir fuera del país, seguir la vida anterior en otro lado. Hay otro camino más peligroso, que no creo que nadie trate de adoptar.
Simplemente gente pacífica, gente que está enfrente de estos problemas, pues se siente ya de más en Cuba y se va, eso sucede fundamentalmente entre los técnicos, que son técnicos en realidad y es una verdad que todos tienen que reconocer, son técnicos porque ya pertenecían a otra clase que permitía a sus padres prepararlos como técnicos, porque el técnico pertenece a una clase social, a la clase social de quien podía pagar los estudios de sus hijos. Ahora eso, naturalmente, mucha gente quiere quedarse, por muchas razones, nosotros tenemos que tratar de que todo el mundo se quede en Cuba, no ganamos nada con que alguien se vaya, tampoco le vamos a negar a nadie su derecho de irse, perfectamente puede tomar su avión cuando quiera, pero nosotros tenemos que tratar de que se quede todo el mundo. En primer lugar porque se va la gente que es calificada técnicamente, sería ridículo pensar que se fuera a ir un obrero de una cooperativa cañera que antes no tenía, sus salarios eran más bajos, no tenía ninguna defensa contra los patrones, era oprimido y hoy tiene su arma para defenderse, si no tiene ya su casa está viendo la posibilidad de tenerla, ve la posibilidad de un mundo mejor, sus hijos están estudiando seguramente, otros están empleados, en fin, es muy difícil que se vayan o imposible que se vaya un miembro honesto de la clase obrera. Ahora no ha sucedido lo mismo con los técnicos, los sueldos han sido más altos, incluso las amistades, todo ese proceso que todos conocemos, está presionando sobre ellos.
Sin embargo, creo que hay posibilidad de que muchos se queden y todo esto lo decía porque precisamente uno de los departamentos a los que me he referido, que mejor funcionan, de los que la gente trabaja con más entusiasmo, es uno de los que está casi exclusivamente integrado por técnicos, que es de los que visité yo en otro día: el Departamento de Proyectos, donde todo el mundo estaba trabajando y trabajando con entusiasmo, planteando los problemas que había, sí, al mismo tiempo se planteaban ciertos problemas de otro tipo, es cierto, que demuestran todavía una mentalidad diferente, quizás yo recomendaría que se tratara de superar, pero fundamental es que el trabajo se cumple a cabalidad. ¿Por qué? Porque se ha hecho allí la integración entre el hombre y su trabajo, que es lo que tenemos que buscar, el entusiasmo por lo que se está haciendo, sentirse parte de eso que se está construyendo, que es lo que hay que buscar.
La otra cosa, la última. Yo había prometido ser muy breve, no he sido tan breve. La última cosa a la que me quería referir es a las comodidades, las exigencias nuestras para realizar los trabajos.
También les puedo poner el ejemplo de China, que es un ejemplo muy importante para nosotros porque está en proceso totalmente revolucionario. En países como la Unión Soviética, la revolución lleva 43 años y se han superado las incomodidades de las primeras épocas. En China todas las incomodidades que nosotros debemos hoy soportar existen y son una realidad, entonces puede servir más de ejemplo. Por ejemplo en China fuimos a una gran fábrica el año pasado, de tornos, máquinas de herramientas en general. En esa fábrica nos recibieron, estaba recién construida, sin reboque ni nada, nos recibieron en una casa, nos explicaron que nos tenían que recibir en una casa porque en China se hace la fábrica primero para producir y la oficina es lo último que se hace.
Aquí yo he visitado varios lugares donde se construye, en todos ellos, la oficina lo primero. Hay lugares que llevan que sé yo cuanto tiempo, desde la época de Batista se están haciendo las cosas, la oficina tiene aire acondicionado, perfecto, sin embargo todavía no se acaban de hacer las cosas. Ahora se va a hacer el Ministerio aquí, y ahí tienen una oficinita que la pueden ver, tiene tres aires acondicionados ya puestos, sin embargo todavía no se ha hecho, o ahora se ha hecho una especie, yo no sé para que sirve, un pocito ahí en el medio, los técnicos me dirán para qué sirve, es todo lo que se ha hecho de la obra, pero ya está hecha la casita y puestos los aires acondicionados.
Tenemos que acordarnos nosotros de la responsabilidad que tenemos. Que tenemos que utilizar todo nuestro esfuerzo en construir cosas reproductivas, algo que sirva primero para nuestro trabajo y no preocuparnos primero de nuestra comodidad personal para después ir a trabajar con la mentalidad aquella, ese sí es un viejo residuo burgués que hay que eliminar de que el hombre tiene que estar cómodo para trabajar, que es la forma para trabajar más cómodo, que tienen que tener música indirecta, que así rinde más y todas esas cosas, el eslogan ese que había en un tipo de leche «las vacas contentas dan más leche», esa es la forma en la cual nosotros nos preparamos para trabajar y rendir un esfuerzo y eso hay que corregirlo. Tenemos que rendir el esfuerzo, tenemos que ponernos en la tarea de la producción, hacer las cosas que funcionen, una serie de fábricas que hace meses que están paradas, algunas veces porque hemos tenido algún problema también muy distante, los suministradores, los países socialistas en los cuales hay que pasar medio mundo para llegar, otras veces por trámites burocráticos, se han quedado fábricas sin producir, llevan meses, están incluso aquí las máquinas, porque no viene esto, porque no viene aquello, no se hace. Sin embargo en todas ellas la oficina está. Eso sí es cierto, en todas, incluso hasta en Baracoa, donde hay una fábrica de cacao que ya es tan vieja como la revolución yo creo, y, sin embargo, no se acaba de hacer la fábrica esa, si hay 20 problemas de por medio, no se debe decir que un defecto de los técnicos, hay burocratismo, hay problemas, que no han llegado de allí algunos datos, hay otros que se han cambiado como 3 o 4 veces la fábrica, pero la fábrica no produce, y eso sí es importante.
En esa y en todas las demás no se han previsto problemas fundamentales de la fábrica, de lo que tenían, de la materia prima que necesitaban para caminar, en fin, de allí es donde nosotros tenemos que tener todos los días la presión para que no haya cosas dilapidadas, para que no se dilapide esfuerzo, para que no se dilapiden medios que tanto necesitamos, medios que le ha costado producir muchísimo, en condiciones muy adversas, a países amigos y que exigen un sacrificio muy grande del pueblo para traerlos hasta aquí, y que nosotros aquí los utilizamos realmente en una forma festinada.
Ahora bien, todos estos problemas suceden todos los días, son parte de nuestra vida diaria. Hay un problema práctico, que es cómo realizar esa comunión con el trabajo y cómo hacer que este organismo sea, digamos, una especie de gran familia donde todo el mundo se conozca, donde los problemas pequeños se puedan plantear incluso y donde todos estemos incorporados como una empresa más al proceso de la producción.
Estamos pensando cambiar de idea con la gente, hablando en el Consejo de Dirección planteaba la idea de hacer mediante trabajo voluntario un club para todos nosotros, un club donde todo el mundo fuera, o un Círculo Social, como le llaman ahora, donde todos nos pudiéramos reunir. Enseguida surgió el problema, trabajo voluntario sí, pero que aquí todos los directores y mucha gente de la dirección trabaja 12, 14, 16 horas, trabaja los sábados y a veces tiene que trabajar los domingos, tiene que ser la tarea de hacer mediante trabajo voluntario algo, tiene que ser de tal tipo que pueda llevar su mujer y sus hijos al trabajo, incorporarlos, cuando se trata de trabajo voluntario, donde todos estemos reunidos haciéndolo sucede más o menos lo mismo, el trabajo voluntario, además, no le gusta mucho a la gente, eso se ha visto. La milicia consume mucho tiempo, tiempo necesario evidentemente, pero lo consume. Hay muchas tareas revolucionarias que se hacen de tal manera que toda la gente que está dispuesta a hacer punta para un proceso de integración, para mejorar todo nuestro sistema de trabajo, tiene tantas tareas que es difícil precisar en este momento cómo se puede hacer la forma concreta para superar la deficiencia que hemos tenido. Además sería ridículo que después de iniciar esto con una autocrítica del sistema, que a veces personalmente he empleado, de dirección ejecutiva, de ningún contacto, fuera a dar yo mismo la solución con otra dirección ejecutiva, de tal manera que serie de problemas que todavía subsisten tienen que ser estudiados y analizados por ustedes, deben desaparecer como un imperativo del momento en que estamos.
Pero debe ser una solución de ustedes, de todos reunidos discutiendo, discutiendo fuera de hora de trabajo, de tal manera que se pueda dar alguna idea provechosa que podamos todos aprovechar para mejorarnos un poco.
Es algo imperioso, esto es cuanto... digamos a los días que vienen pero no es una tarea de un día para otro, podemos pensar algún tiempo y después ver qué hacemos entre todos, si es que, como yo espero, a la mayoría le interesa este problema, ha visto la necesidad de adentrarse en ellos, de analizarlos y ha visto la necesidad de corregirlos.
Comisión para perpetuar la memoria del comandante Ernesto Guevara

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