Palabras en la despedida de duelo
de los compañeros
Juan Abrahantes y Jorge Villa
25 de septiembre de 1959
En nombre de las Fuerzas Armadas Rebeldes, cumplo este penoso deber de despedir
al comandante Juan Abrahantes, Jefe del Tercio Táctico de Las Villas, y
al teniente Jorge Villa, del mismo destacamento, muertos en el cumplimiento del
deber.
Hoy volvemos a despedir compañeros caídos por la misma causa y lucha.
No es diferente que haya caído volando un avión no acondicionado
para volar, a los que cayeron en la Sierra. Todo es parte de la misma batalla...
Las mismas fuerzas nos obligan a volar en aviones no equipados y a que nuestros
técnicos tengan que improvisarse.
Todavía es duro el camino del pueblo. Y cada una de estas muertes, por
hondo que cale, tiene que ser ejemplo para seguir adelante con el pueblo. No habrá
conspiraciones interiores ni exteriores que nos pueda menguar las fuerzas. Podemos
decir, con la conciencia tranquila, que hemos tratado de dar una técnica
al Ejército Rebelde. Pero, honradamente, estas muertes podían haberse
evitado. Son muertes más injustas que las de la tiranía.
Hoy, sobre los restos queridos, tenemos que hacer el juramento de ser firmes,
juramento trazado hacia una Cuba mejor, donde el futuro es del pueblo.
Cuando acompañamos al cortejo, se informa que otro avión de la Fuerza
Aérea Rebelde ha caído. No creemos sea el último. Sabemos
cómo cargan aviones y barcos nuestros enemigos, mientras a nosotros nos
cierran las puertas. Pero sabemos tener fe en la unidad del pueblo que hará
conseguir los fines revolucionarios. Mi último saludo para Jorge Villa,
que antes de ser un técnico tuvo que volar y para Juan Abrahantes, soldado
de la unidad revolucionaria que nos tendió la mano desde el primer día
en Las Villas, para que llegaran nuestras fuerzas, mi saludo. Con ellos nuestro
pueblo seguirá el camino. Su epitafio de héroes será la victoria
del pueblo. Sean estas las últimas palabras de las Fuerzas Armadas Rebeldes
para ellos.
Periódico Revolución,
26 de septiembre de 1959
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