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Discurso en la inauguración de la exposición industrial en Ferrocarril

20 de mayo de 1960
Queridos compañeros:
Como ustedes sabrán, si alguna vez se ha tomado la molestia de escuchar alguna charla en televisión, tengo casi un solo tema, por lo menos un tema central, que es, precisamente, el de la industrialización del país.
Ya el Gobierno Revolucionario, después de aquella primera época en que todos éramos guerrilleros y todos empuñábamos el fusil, peleábamos contra los tanques o contra la infantería, o nos encargábamos de los abastecimientos, o de coser una herida, siguió después un período en que, por necesidad lógica, cada uno debió dedicarse a alguna tarea más específica e ir especializándose en ella, porque la tarea de gobierno exige esas especializaciones.
Fidel se acordó de que en la Sierra una vez habíamos hecho una pequeña fábrica de zapatos, y de allí salimos industrializadores... pero ya estamos metidos en ese camino, y seguimos en él; y seguimos con profunda devoción y con profundo orgullo, observando cómo la inventiva de un pueblo, desarrollando toda su fuerza, sacando fuerzas escondidas, va creando de una nación colonial una fuerza que se hace sentir en el mundo.
Naturalmente que primero se ha hecho sentir Cuba como una fuerza política, como la encarnación de los países subdesarrollados que luchan por su libertad; pero es que una cosa va unida a la otra, y precisamente, el objetivo de los países que luchan por su libertad integral es industrializarse para adquirir esa libertad. Y la industrialización es una tarea penosa, larga, que necesita de la contribución de una gran cantidad de técnicos. Hay que romper muchos prejuicios, pasar sobre muchas barreras y trabajar infatigablemente.
El compañero Fernández se quejaba, o por lo menos apuntaba, que ésta es una pequeña muestra industrial, y es cierto, es pequeña en cuanto al tamaño de sus industrias, en cuanto a los obreros empleados en ellas, en cuanto a la magnitud de la técnica necesaria para hacerlas funcionar. Esta industria cubana no debe servir sino de otra cosa que de salón, debe ser el «cero» del termómetro; de aquí en adelante, un año y otro año, iremos mostrando el avance de nuestras industrias, cómo el pueblo cubano, apoyado en la fuerza enorme de la Reforma Agraria y en la fuerza mayor aún de la voluntad unificada de su pueblo por prosperar, va creando las bases que permitirán que un día Cuba no sea llamada más «país subdesarrollado».
Ustedes saben que empieza esa gran tarea, a nivel del acero, a nivel de los combustibles, a nivel de la química pesada, a nivel de la minería, al nivel también de las industrias químicas derivadas de la caña, que tanto tenemos, para el caso específico de nuestro país, y sobre todo, más rápidamente, más visiblemente, a nivel de los productos logrados por la Reforma Agraria.
Si la Exposición que hoy van a ver, en vez de llegar de un largo recorrido fuera a salir, en este momento, para otro recorrido, tendrían ustedes oportunidad de ver infinidad de nuevas industrias, sobre todo agropecuarias; verían cómo en estos seis meses, en el corto lapso entre la salida y la llegada de esta Exposición de Ferrocarril, gran cantidad de industrias de transformación de nuestros productos agropecuarios se han instalado en toda la República; fundamentalmente, verían los diversos letreros de muchas de las fábricas del INRA, algunas que han vuelto a funcionar después de largos años de estar completamente oprimidas por la competencia de productos extranjeros y otras que han nacido durante estos seis meses; verían también algunas pequeñas variantes, por ejemplo verían, como vemos todos los días en el periódico y a veces en la televisión, que ese aviso o esa propaganda de una industria que está a las espaldas de ustedes diría, sin embargo, en un cartelito: «Ahora operada por la Intervención del Gobierno Revolucionario», una pequeña variante que mostraría la otra cara de la industrialización, la decisión de llevar a cabo la política económica del país por los cauces que se han señalado, por unos cauces que deben ser rígidamente acatados y que no deben ser violados por nadie, pues, cuando sean violados caerá implacablemente la acción del Gobierno; verían además, una gran cantidad de pequeñas industrias vueltas a funcionar gracias a la intervención del Ministerio de Trabajo, que las entregará al Departamento Industrial del INRA; verían, en fin, un panorama absolutamente diferente al que hoy van a ver. Y si en vez de ser hoy esa supuesta Exposición, fuera dentro de un año, entonces el cambio sería fabuloso; increíble es la cantidad de industrias que, en un año, va a instalar el Gobierno Revolucionario, siguiendo normas de planificación elaboradas absolutamente en Cuba, pero recibiendo la ayuda de muchos países de la tierra; además, basándose también en los intercambios que están realizándose.
Ya empiezan a ponerse las primeras bases de la gran industria siderúrgica, que estará probablemente asentada en Oriente, y que en cinco años autoabastecerá de este vital producto a la nación cubana; en general, empiezan a ponerse las bases de todas las industrias que he mencionado. Pero lo más importante no es eso, sino la gran cantidad de productos manufacturados de pequeñas fábricas que se irán instalando en Cuba. Y digo que es lo más importante en este momento, porque la lucha central del Gobierno Revolucionario no es por industrializarse por el simple hecho de que haya que industrializarse, es porque industrializarse significa, en primer lugar, un mayor nivel de vida; y como industrializarse significa un mayor nivel de vida, lo primero que hay que hacer es dar un mejor nivel de vida a todas las gentes, y hay que empezar por los que están en peor estado, que son, precisamente, los desempleados. De ahí la importancia de la pequeña industria y de la industria agropecuaria, que, con una inversión pequeña, da trabajo a una gran cantidad de obreros que en este momento están desocupados. Por eso podemos nosotros llamar, basados en todos nuestros conocimientos de la situación, basados en la disposición del pueblo de Cuba, llamar a que todo el mundo colabore en lo que será nuestra gran tarea en estos dos próximos años, en los dos años y medio próximos, quizás: hacer que en Cuba, a fines del año 1962, no haya una sola persona desocupada; trabajar insistentemente por el logro de este anhelo popular, por demostrar a todos los países, a los que creen en nosotros, a los que no creen y a los que nos odian, que un Gobierno basado en la fe y en el amor del pueblo, trabajando para el pueblo, pensando solamente en el bienestar del pueblo, puede en poquísimos años asegurar el bienestar de todos los habitantes de ese país. Esa es la gran tarea, la gran tarea nuestra como gobernantes, la gran tarea de cada persona que habita en Cuba y que piense que el Gobierno Revolucionario interpreta sus anhelos, es decir: la gran mayoría de este pueblo.
Está, pues, ahora entre nosotros la próxima etapa, la que ha de marcar el gran jalón que nos libre del rótulo de «país subdesarrollado»: el lograr la ocupación plena, y el lograrla en un tiempo récord.
Con ustedes y con nosotros está planteando este gran torneo por lograr que todo el mundo trabaje; cada uno de ustedes debe hacer lo que hace cada uno de nosotros en las tareas de Gobierno: pensar cómo se puede dar cada día más trabajo a más cubanos, y estar constantemente alertas para descubrir nuevas fuentes, nuevas oportunidades que se dan y que el pueblo desde sus lugares, desde toda la República, puede ir descubriendo; reunirse entre obreros, campesinos, empleados o estudiantes, y discutir la mejor manera de hacer que rápidamente el país, de acuerdo con sus necesidades y con sus posibilidades, pueda ir incrementando el número de gente que trabaja, pero, al mismo tiempo también, haciendo que el trabajo se más productivo.
Ahora verán ustedes lo poco que podemos ofrecer como industrias, pero no las vean así como están hoy, véanlas con ojos de futuro, véanlas cómo estarán mañana o pasado, véanlas en la significación que tienen, como este cero del termómetro en el año 1960 y transpórtese al país industrializado del futuro, a ese gran país industrializado del Caribe, que será la Cuba de mañana. (Ovación.)
[Comisión para perpetuar la memoria del Comandante Ernesto Guevara.]