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ALCA

La fase decisiva por o contra el ALCA

Osvaldo Martínez, presidente del Comité Organizador del Encuentro Continental contra el ALCA, analiza para Granma los intentos norteamericanos por imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que entran en enero en su momento crucial. Estados Unidos está empujado por su viejo sueño de devorar todo el continente, evitar la competencia y aliviar las penas de su economía, pero la batalla contra la anexión sube y los pueblos se preparan también para el combate

Joaquín Rivery Tur

En los últimos meses los medios de difusión han sido estremecidos por las grandes manifestaciones callejeras de pueblos enteros que no desean ver a sus países devorados por Estados Unidos en un convenio que serviría en plato bien aderezado las economías del continente a las transnacionales norteamericanas.
El año pasado, también en noviembre, se produjo en La Habana el Primer Encuentro Continental de Lucha contra el ALCA, del cual salió un plan de acción bien estructurado que dio la batalla en las ciudades latinoamericanas.
Ahora, a punto de comenzar la segunda edición del Encuentro, Osvaldo Martínez, presidente del Comité Organizador y de la Comisión de Economía de la Asamblea Nacional del Poder Popular y director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, analiza para Granma cuál es la situación de las negociaciones y de la batalla contra el intento estadounidense.
De mi conversación con el destacado académico sobre el tema, surgieron estos conceptos:
Lo que podemos llamar la batalla del ALCA entra a partir de ahora, y especialmente a partir de este Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA, en una fase decisiva. Porque convergen factores, tanto del ángulo de los que tratan de imponer el ALCA (Estados Unidos), como los que se resisten a él.


En Quito se reflejó
la lucha continental.

Comienza una fase decisiva de la negociación entre los gobiernos, que tratan de llegar a hacer operativo el ALCA en enero del 2005. También está en etapa definitoria la resistencia popular a este engendro, que ha tenido un alza en los últimos meses. Y todo esto tiene como telón de fondo la crisis económica que se abate tanto sobre la economía de América Latina como sobre la de Estados Unidos.
Washington ha logrado mantener a todos los países latinoamericanos, excepto Cuba, encuadrados dentro de la negociación general, aunque no sin cierta resistencia.
Lo más importante en esta etapa ha sido la aprobación del fast track (vía rápida), cuyo nombre oficial es Autoridad de Promoción del Comercio. El Gobierno de Bush logra esto al calor de la ola patriotera desatada por el 11 de septiembre. Es un paso de avance para ellos, pero hay que apuntar que no es un fast track absoluto. Bush logró la aplicación de un mecanismo bastante condicionado, no un cheque en blanco que le permita negociar cualquier cosa, pues incluye un complicado sistema de condicionamientos, donde aproximadamente hay unos 300 productos considerados sensibles a la economía norteamericana (los agrícolas entre ellos), sobre los cuales cualquier decisión del Gobierno de Washington tiene que consultarla con el Congreso.
Estados Unidos ha contado también con el hecho de veinte años de predominio de políticas neoliberales en América Latina y el trecho andado, en términos de crear un pensamiento único, el pensamiento del consenso de Washington, de manera que cuenta en la región con no pocos gobiernos que repiten la retórica del libre comercio.
Hay por lo tanto una identificación en cuanto a aceptación de la política de libre comercio entre dominadores y dominados, lo que constituye un elemento importante a su favor, pero eso no es suficiente todavía.
Visto desde el ángulo de la resistencia popular, se debe apuntar que, en el año transcurrido desde el Primer Encuentro Hemisférico, sin duda la resistencia popular, las organizaciones y movimientos populares, han elevado su nivel de acción y hay un conjunto de factores que lo evidencian.
Por ejemplo, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre hubo una marcha contra el ALCA en la cual participaron más de 50 000 personas. Posteriormente se produjo la muy relevante aplicación de las acciones acordadas en la reunión de La Habana y basada en la idea del Comandante en Jefe de efectuar ple-biscitos en cada país para que sean los pueblos los que decidan acerca de la participación y la incorporación al ALCA.


Los brasileños también combatieron
al ALCA en las calles.

En Brasil, hace aproximadamente un mes, se efectuó una consulta popular convocada por un conjunto de organizaciones populares, con la escasez de recursos que ello implica, y el resultado fue que más de diez millones de brasileños, de manera absolutamente voluntaria, expresaron su oposición al ALCA.
Hay también otras expresiones de lucha popular. Están las magníficas jornadas de resistencia efectuadas en Quito hace tres semanas, las protestas en Bolivia, las escenas del Foro Social Uruguayo hace unos diez días y un proceso de organización en México de otro plebiscito popular. Se trata, en general, de un ascenso del movimiento anti-ALCA en la región. La tarea de la anexión se va dificultando.
Todo esto ocurre en momentos en que la crisis económica se abate con especial fuerza sobre América Latina, cuando este año 2002 la economía decrecerá aproximadamente en 1% y la pobreza ha tenido una elevación mayor.
Hace muy poco, la CEPAL ha comunicado la cifra de 226 millones de pobres en la región, es decir, el 44% de la población latinoamericana, y casi 93 millones de indigentes entre ellos.
INSTRUMENTO NORTEAMERICANO
Es preciso reiterar que el momento para el ALCA es decisivo, porque en enero comienza la fase crucial de las negociaciones, cuando los tratos deben entrar en aguas profundas, y existe una clara intención norteamericana de arrollar en las negociaciones, de imponer su calendario de premura, muy influido por la crisis económica interna.
El ALCA es varias cosas, pero entre ellas es también un recurso para paliar la crisis interna de Estados Unidos y resolver ciertos problemas de la economía norteamericana, como son el déficit comercial gigantesco. Es también un claro instrumento para penetrar en América Latina sin ceder en cambio acceso al mercado norteamericano, y por supuesto, también un modo de penetrar con capital, de sacar a europeos y asiáticos de la competencia en la región y dominar por completo el "bocado" latinoamericano.
Tampoco podemos olvidar la creación de una red de bases militares que desempeñan un papel clave en los intereses estratégicos de dominio norteamericano. Se busca, simplemente, consolidar el dominio norteamericano en la región.
Estados Unidos viene encontrando cierta resistencia del gobierno de Cardoso, en Brasil, referida a los aspectos comerciales y de acceso al mercado. La llegada de Lula y el PT al gobierno abre un nuevo capítulo en las posiciones brasileñas respecto al ALCA.
Está la oposición venezolana, muy conceptual, porque existe un rechazo a la política neoliberal en su conjunto. Y están las posiciones de los países caribeños, especialmente de los anglófonos, que no han tenido una resistencia pública, pero sí ha sido planteada en las negociaciones en el tema del trato preferencial para las economías más pequeñas y débiles, un punto vital para ellos.
Un ALCA sin Brasil es algo difícil de imaginar. Brasil parece tener la llave del ALCA, porque ese solo país es el 30% de la economía latinoamericana y sin él estaría muy mutilado el acuerdo.
Estados Unidos ha tratado, ha ido negociando en dos frentes: por un lado el ALCA, pero al mismo tiempo ha procurado ir convenciendo a los gobiernos individualmente, como han hecho con Chile y con Centroamérica, que es igualmente una forma de ir presionando a los demás.

Los días del evento
Faltando cuatro días para el inicio del Encuentro, ya había confirmados unos 850 participantes. El año pasado, cuando se efectuó muy cerca del 11 de septiembre, vinieron 711 delegados. No sería extraño que la cifra final rondara los mil participantes de otros países, lo que sería una expresión del aumento del rechazo al ALCA.
Este Encuentro de La Habana es de especial importancia, puesto que la Alianza Social Continental, que lidera todo el movimiento contra el ALCA, decidió en Quito que aquí en La Habana se apruebe el Plan de Acción contra esta etapa decisiva de las negociaciones
Por supuesto, el Encuentro no se debe entender como una reunión de denuncia, sino de concertación de acciones para luchar hasta el final contra el engendro que Estados Unidos quiere imponer.
Entre los participantes habrá unos 100 norteamericanos y una cifra similar de canadienses, lo que demuestra que estamos realmente ante un evento continental. Van a estar representados todos, incluidas las pequeñas islas del Caribe, y habrá un grupo importante de personalidades que ya están confirmadas y que permiten prever la relevancia de la reunión.
Las organizaciones cubanas que integran el Comité Organizador se ocupan de facilitar el evento, crear las condiciones organizativas y logísticas para que pueda efectuarse. Se sabe que Cuba ni es parte de las negociaciones ni quiere serlo, por lo que el interés que tiene es de solidaridad, contribución a la lucha y comprensión del carácter estratégico que tiene la batalla contra el ALCA, por la necesidad de impedir que Estados Unidos logre la anexión de Latinoamérica, que es un viejo sueño imperial.
El evento funcionará en plenarias y talleres de trabajo. Las plenarias incluirán paneles sobre las negociaciones (con la información que se puede tener debido al secreto que las rodea, donde lo que se publica se propone desinformar), sobre lo que sucede en el TLCAN, el balance de las jornadas de resistencia, el Foro Social Uruguayo, militarización, Plan Colombia, Plan Puebla Panamá, y otros aspectos.
Habrá conferencias de personalidades como Evo Morales, Emir Sader, Ricardo Alarcón, Atilio Borón y Adolfo Pérez Esquivel, entre otros.