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ALCA

1 de febrero del 2003

México: El ALCA a consulta / III a

Sebastián López
Rebelión

"Y entonces así aprendieron
los hombres y mujeres verdaderos
que las preguntas sirven para caminar,
no para quedarse parados así nomás".

El viejo Antonio.

La próxima semana, mientras el gobierno del cambio esté haciendo los preparativos para conmemorar el cumpleaños 86 de nuestra Carta Magna, en distintos puntos del país desde el Comité Mexicano de la Campaña Continental Contra el ALCA y los diversos espacios estatales y regionales que lo conforman se estará impulsando una de las jornadas centrales de la Consulta Popular Nacional sobre el ALCA.
Bajo el título: El ALCA a consulta... hemos querido poner en la mesa algunos elementos que creemos pueden servir de contexto a las cinco preguntas que componen este ejercicio ciudadano.
La primera de ellas, ¿Está usted de acuerdo que México continué bajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá? fue un tema recurrente de este espacio desde finales del año pasado, con motivo de las movilizaciones que organizaciones campesinas han estado llevando a cabo exigiendo la renegociación del tratado en materia agropecuaria. ¿Ha sido usted informado(a) y consultado(a) por el gobierno sobre las negociaciones para crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)? originó las reflexiones que nutrieron nuestros dos últimos artículos.
Ahora le tocaría el turno a la tercera pregunta: ¿Está usted de acuerdo que el gobierno suscriba el tratado del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)? Se trata de la misma pregunta que todos y cada uno de los esfuerzos de consulta en el continente están haciendo y que en el plebiscito de septiembre, realizado en Brasil, de un total de 10 millones 149 mil 542 personas que participaron, el 94.95 por ciento de las opiniones se inclinaron hacia el NO.
Nos parece importante enfatizar que lo más trascendente del plebiscito en Brasil no radica exclusivamente en el alto índice de participación popular o en la clara negativa para con el ALCA, sino en la movilización que el plebiscito generó, dando pie a un sin fin de experiencias de difusión y educación popular y ciudadana.
A nuestro ver, en México sólo un movimiento ha conseguido movilizar a la así llamada sociedad civil en torno de un ejercicio de diálogo nacional: el que han sostenido las comunidades y los pueblos indígenas a raíz de la insurrección zapatista de enero de 1994 por el reconocimiento de sus derechos colectivos, por el respeto a la cosmovisión que alimenta cada una de sus expresiones culturales, por el fin de la guerra de exterminio que el Estado mexicano ha declarado en su contra y porque el olvido que parece habitar en los corazones y pensamientos de quienes no siendo indígenas creemos que su problema no es nuestro desaparezca junto con otras tantas formas de discriminación.
Hacia febrero de 2001, Ana Esther Ceceña escribía que "junto con el levantamiento zapatista se levantó un espejo en el que la sociedad comenzó a redescubrirse, a veces con alegría, a veces con horror. En ese espejo, el TLCAN adquirió su verdadera dimensión: lejos de significar el fin de nuestra historia y un ingreso al primer mundo representó la ratificación de una integración desproporcionadamente subordinada en la que las polaridades, como se ha demostrado, se profundizan cotidianamente". Es lamentable ver cómo los ejemplos de dicha "integración subordinada" sobran; para muestra dos botones.
En 1996, la empresa estadounidense de eliminación de residuos tóxicos Metalclad Corporation acudió ante un tribunal del TLCAN por supuestas violaciones al Capítulo 11 del mismo tratado, a raíz de una decisión del gobierno de San Luis Potosí en la que se ordenaba la clausura de sus instalaciones en el estado luego de que una auditoría geológica demostrara que éstas contaminarían el suministro local de agua. Por si fuera poco, el ejecutivo estatal potosino declaró que el sitio sería parte de una zona ecológica de algo así como 243 mil hectáreas. Cuatro años después, en agosto de 2000, el susodicho tribunal expidió su fallo nada más y nada menos que a favor de la empresa por daños y perjuicios y ordenó al gobierno mexicano pagar 16,7 millones de dólares a modo de indemnización.
El otro ejemplo lo tenemos más cercano aún. En nombre de la globalización del capital, el gobierno federal se puso de acuerdo con sus homólogos estatal de Morelos y municipal de Cuernavaca para vender al consorcio estadounidense Costco Wholesale Corporation los predios del ex Casino de la Selva. Sin embargo, dicha venta se efectuó muy por debajo del precio real de los terrenos, en el marco de una violación sistemática de la más variada legislación nacional y local.
Gracias al "libre comercio" han sido talados la mayoría de los más de 500 árboles adultos donde anidaban especies de aves en peligro de extinción y se ha destruido patrimonio artístico y cultural cifrado en una zona arqueológica del período preclásico e importantes muestras plásticas pertenecientes a la última época del muralismo mexicano, amen de la quiebra de cientos de comercios y su correspondiente pérdida de alrededor de 10 mil empleos.
¿No creé que de firmarse el ALCA casos como éste serán situaciones legales y cotidianas en todo el país? ¿Qué le parece si, para evitarlo, nos damos a eso de caminar preguntando para no quedarnos parados así nomás?
otromorelosesposible@yahoo.com.mx
contralca@morelos.com