Latinoamérica
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Zonas veredales y puntos de normalización
¿Escándalos mediáticos o problemas reales?
Por Eduardo Álvarez Vanegas - Daniel Pardo Calderón
Razón Pública
En estas últimas semanas hemos visto fotos y videos de guerrilleros movilizándose, masivamente, hacia las zonas veredales y puntos transitorios de normalización en diferentes lugares del país. Las imágenes muestran lanchas, camiones, jeeps y mulas cargadas de hombres y mujeres que no van tras la toma de una cabecera urbana o a posicionarse estratégicamente para atacar una base militar. No. Van a dejar las armas y a reincorporarse a la vida civil. Un hecho histórico sin lugar a dudas.
No han faltado las voces que señalan al gobierno como el responsable de los atrasos en el desplazamiento de las tropas y la adecuación de estas zonas, y hay otros que vaticinan el fracaso del proceso. Y sin duda hay problemas que deberían haberse anticipado:
Sin embargo también es cierto que la adecuación de estas zonas no es nada fácil, dadas las particularidades del proceso y del Acuerdo Final. A diferencia de otros procesos de desarme y desmovilización de Colombia y el mundo, el de las FARC se dará en un plazo de seis meses para cerca de 6.300 individuos y de manera simultánea en 26 puntos del país. Y todo esto después de haber movilizado un gran número de personas por una geografía agreste con precarios caminos y escasa navegabilidad fluvial.
Las verdaderas dificultades
Apartándose de visiones fatalistas habría que decir que estos retrasos son de poca importancia si se comparan con los retos que se vienen en el mediano plazo con relación al funcionamiento y los objetivos de las zonas y puntos. Aquí mencionamos dos de estos.
Manejo del armamento. Estas zonas se crearon para iniciar el cumplimiento de un acuerdo de paz y asegurar la transición temprana de la tropa. Precisamente se pretende que el manejo del armamento se lleve a cabo en espacios seguros, de manera expedita y siguiendo estándares internacionales para la recolección, identificación, inspección, almacenamiento y disposición final del arsenal.
Por eso sería motivo de real preocupación que este proceso llegue a entrar en un espiral de improvisaciones e incumplimientos de cronogramas y protocolos establecidos. Esto podría llevar a retrasos en la entrega del armamento, al riesgo de que no se entreguen todas las armas y municiones, o a que estas se desvíen a otros grupos como el ELN, el EPL, el crimen organizado y disidencias o desertores con presencia cerca de las zonas de concentración.
La buena adecuación de las zonas significa la primera victoria de la implementación.
A su vez, también estaría en peligro la seguridad de los guerrilleros que se están desmovilizando, del personal de monitoreo y verificación, y de las comunidades aledañas. Lo anterior no se daría en todas las zonas, sino en aquellas donde habrá presión del crimen organizado y el transnacional.
Riesgos en el entorno. El proceso de concentración de las FARC avanza en medio de la reducción de la violencia, pero al mismo tiempo se caracteriza por un alto grado de inestabilidad y vulnerabilidad que puede afectar su desarrollo. Un informe reciente de la
FIP advierte, precisamente, sobre los riesgos en los entornos de estas zonas, como:El gran desafío
Aunque estos factores de riesgo están interrelacionados, su manifestación no será igual en todas las zonas, sino que se dará de diferentes formas y con distintos grados de incidencia de acuerdo a las particularidades de los entornos. Este será un gran desafío que demandará de las instituciones una respuesta diferenciada, eficaz y ágil para asegurar el normal desarrollo del proceso de concentración, desmovilización, desarme y reinserción de la guerrilla.
Hay otros asuntos cruciales que trascienden lo logístico y que son los que realmente van a determinar el éxito de esta primera fase.
Por todo lo anterior, antes de atribuirle al gobierno la responsabilidad exclusiva de los problemas operativos que se han presentado en la instalación de las zonas, es importante reconocer:
El desarme de las FARC es un hecho sin precedentes que marca un punto de inflexión en la historia colombiana, por eso su lectura no puede ser superficial y fatalista. Si ha faltado previsión por parte de las entidades encargadas esto debe corregirse lo antes posible. Pero también es momento de reconocer la importancia del proceso, aportar de manera constructiva a su mejoramiento y, sobre todo, enfrentar adecuadamente las verdaderas dificultades que se presentarán durante la implementación.
Eduardo Álvarez Vanegas, Coordinador del área de Dinámicas de Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz; magíster en Antropología Sociocultural de la Universidad de Columbia y politólogo de la Universidad Javeriana.
Daniel Pardo Calderón, nvestigador del área de Dinámicas de Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz; profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales y especialista en Alta Gerencia de la Defensa Nacional.
Fuente original:
http://www.razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/10013-zonas-veredales-y-puntos-de-normalizaci%C3%B3n-%C2%BFesc%C3%A1ndalos-medi%C3%A1ticos-o-problemas-reales.html?utm_source=MadMimi&utm_medium=email&utm_content=Dudas+y+retos+de+la+sustituci%C3%B3n+de+cultivos+despu%C3%A9s+del+Acuerdo&utm_campaign=20170206_m137439934_Dudas+y+retos+de+la+sustituci%C3%B3n+de+cultivos+despu%C3%A9s+del+Acuerdo&utm_term=Eduardo+_C3_81lvarez+y+Daniel+Pardo