Argentina, la
lucha continua....
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A 40 a�os de la desaparici�n de H�ctor Germ�n Oesterheld,
autor de "El Eternauta"
El hombre que vencer� al olvido
Por M�nica L�pez Oc�n
Tiempo Argentino
El �nico h�roe v�lido es el h�roe en grupo, jam�s el h�roe individual, el h�roe solo -Pr�logo de "El Eternauta"
Se cumplen 40 a�os de la desaparici�n de H�ctor Germ�n Oesterheld, quien demostr� que la ficci�n no es inofensiva y que el verdadero h�roe, el que tiene capacidad para transformar la realidad, es el h�roe colectivo. As� lo consign� en el pr�logo de El Eternauta : "El �nico h�roe v�lido es el h�roe en grupo, jam�s el h�roe individual, el h�roe solo".
Con dibujos de Francisco Solano L�pez la historia de su h�roe colectivo, Juan Salvo, marc� un antes y un despu�s en la historieta argentina y a�n sigue teniendo absoluta vigencia. Quiz� no sea mera ficci�n que Salvo, haya atravesado la eternidad para contar la invasi�n alien�gena y hablar de la nieve t�xica que cubri� Buenos Aires, porque su historia sigue interpel�ndonos y siempre es motivo de nuevas lecturas.
En 2012, cuando Mauricio Macri era jefe de Gobierno de la Ciudad, prohibi� su distribuci�n en las escuelas. Diario Registrado lo consign� entonces de esta manera: "No, no entra. No, definitivamente no, ni entra ning�n tipo de manipulaci�n ni de adoctrinamiento. Que nuestros j�venes sean libres, que lean toda la biblioteca, que se eduquen de la mejor manera posible, porque lo �nico que les garantiza su propia libertad es lo que hayan adquirido como conocimiento. Con esas palabras dichas a Radio 10, Mauricio Macri volvi� a prohibir en el �mbito educativo de la Ciudad de Buenos Aires el mismo libro que prohibi� la dictadura. Y no es una coincidencia. Porque para el empresario se trata de un sin�nimo de "manipulaci�n" y "adoctrinamiento" pol�tico."
La primera parte de El Eternauta sali� desde el primer d�a y n�mero a n�mero, en la contratapa de Tiempo Argentino, que apareci� en mayo de 2010. Los 40 a�os de la desaparici�n de Oesterheld coinciden con los 40 a�os del nacimiento de las Madres de Plaza de Mayo. Coinciden tambi�n con el primer a�o de vida del nuevo Tiempo Argentino, el diario cooperativo que fundamos los trabajadores luego del impune vaciamiento perpetrado por sus due�os.
El caso de Oesterheld fue uno de los ejemplos m�s tr�gicos y dolorosos de la dictadura c�vico militar en la Argentina. Militante de Montoneros, no s�lo desapareci� �l, sino tambi�n sus cuatro hijas, dos yernos y dos nietos nacidos en cautiverio. Su mujer, Elsa, sobrellev� con entereza la tragedia de su familia devastada y cri� a su nieto Mart�n, que ten�a tres a�os cuando le fue entregado por los militares luego del asesinato de sus padres. Elsa falleci� en 2015. Siempre dijo que ni ella misma sab�a c�mo hab�a logrado sobrevivir a esa enorme tragedia.
Oesterheld, nacido en 1919, era ge�logo de profesi�n pero la literatura era sin duda una vocaci�n muy fuerte en �l. Desde joven se dedic� a escribir cuentos infantiles. El Eternauta apareci� por primera vez en Hora Cero Semanal en 1957. Se la promocion� entonces como "la historia del hombre que viene de regreso del futuro, que lo ha visto todo, la muerte de nuestra generaci�n, el destino final del planeta".
En 2014, la versi�n en franc�s fue presentado en el Sal�n del Libro de Par�s, publicado por Vertige Graphics. En ese momento, Juan Sasturain, gran difusor de su obra, dej� en claro que el secuestro y asesinato de su autor no estaban relacionados con El Eternauta, sino con su militancia. "�l era un militante revolucionario- dijo- que llev� hasta las �ltimas consecuencias su enfrentamiento al r�gimen. El itinerario ideol�gico de Oesterheld es ejemplar y comparable con el de Rodolfo Walsh, ambos eran hombres de clase media que fueron optando cada vez m�s radicalmente hacia una respuesta contundente a los sucesivos gobiernos militares en nuestro pa�s".
Aunque no hay certezas absolutas, se supone que el autor de El Eternauta, la obra que rompi� con los c�nones cl�sicos del comic, y tantas otras historias extraordinarias fue asesinado en 1978, bastante despu�s de su secuestro. Seguramente su recuerdo, convertido en memoria colectiva, tambi�n lograr�, como lo hizo Juan Salvo, atravesar el tiempo y derrotar el olvido.