Latinoamérica
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Entrevista a Geidy Fundora, socióloga e investigadora cubana
"El debate sobre la idea de desarrollo es capital en Cuba"
Por Enric Llopis
En época de mayor apertura a la iniciativa privada y la inversión
multinacional, el Gobierno de Cuba ha reiterado el mantenimiento de las
conquistas sociales de la Revolución. También se percibe un riesgo hacia una
deriva más individualista y consumista en las mentalidades, como consecuencia
del mayor peso del sector privado. En medio de una amalgama de debates abiertos,
la socióloga, investigadora y miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba,
Geidy Fundora (La Habana, 1986), sostiene que hay uno capital: "Qué entendemos
los cubanos por desarrollo". Su trabajo gira en torno a dos ejes: la
relación entre política y desarrollo tanto en Cuba como en otros países de
América Latina; y las políticas de equidad en relación con las desigualdades.
Colaboradora del Centro Martin Luther King dedicado a la educación y
comunicación popular para la transformación, Geidy Fundora es autora de
investigaciones sobre el "Cuentapropismo en el proyecto socialista cubano: ¿Sólo
cuestión de desarrollo económico?" y artículos en torno a "la dimensión
socio-transformadora del pensamiento de Chávez" o los retos del cooperativismo
en Cuba. La entrevista tiene lugar después de una conferencia organizada por la
ONG "Entrepobles".
-El VI Congreso del Partido Comunista Cubano aprobó en 2011 los 313 Lineamientos
que marcan las directrices de la política económica y social en la isla. ¿Los
cambios económicos introducidos en Cuba pueden abrir el camino a valores
diferentes, vinculados al consumo y el mercado?
Los Lineamientos son orientaciones generales que en sí no generan un cambio de
valores, que por lo demás ya se vienen produciendo a lo largo del tiempo. Con la
crisis económica y social que sufrió el país a partir de los años 90 del pasado
siglo -tras la caída de la Unión Soviética y el inicio del "periodo especial"-
empiezan a surgir desigualdades, diferencias entre la gente y formas nuevas de
relacionarse. Hoy en día la gente habla de que con la "apertura" a otras
expresiones culturales y formas de mercado, puede darse una mayor tendencia al
consumismo.
-¿De qué modo se expresan estos cambios, este periodo de incertidumbre, en el
arte y la cultura?
Una canción muy ilustrativa y que refleja la preocupación por ese viraje hacia
otro tipo de cultura es la canción "Timbiriche", del trovador e intérprete Tony
Ávila, que también aparece en la parte final del libro "Cuba: los correlatos
socioculturales del cambio económico", compilado por Mayra Espina y Dayma
Echevarría. La canción habla de todas estas preocupaciones, por ejemplo cuando
dice: "Un cubano con licencia/es un tren echando humo/le pido a Santa
Clemencia/no nos consuma el consumo/de uno a uno/cubano, abre tus puertas y tus
ventanas/que no te muerda el aroma de esa manzana/No dejes que te consuma la
competencia y a tu timbiriche cógelo con paciencia. El "timbiriche" es un
pequeño negocio privado de supervivencia, que fomenta la producción y valores
individuales. Hay, por tanto, un patrón que tiene a trabajadores contratados y
se preocupa por las mercancías que produce y vende en el mercado.
-¿Recoge también el cine cubano estas manifestaciones de individualismo?
Hay una película que a los cubanos nos mueve por dentro: "Cuba Libre", del
realizador Jorge Luis Sánchez, estrenada en diciembre de 2015 en el Festival
Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. El filme se desarrolla
en el final de la guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898, cuando las
tropas de mambises están a punto de vencer a las de la colonia española. Estados
Unidos entra en el conflicto con el pretexto de la explosión de uno de sus
barcos. La película trata de cómo dos niños viven y procesan estos hechos, y de
cómo Cuba entra en el nuevo siglo. Se aprecia cómo hay personas con un tipo de
formación más orientada a la colonización de los otros, a imponer su forma de
ser y a pensar que se sienten superiores. También de los procesos de
negociación, en qué se ha de ceder y en qué cosas no, las frustraciones, valores
e intereses…
-¿Tiene esto algo que ver con la aproximación de relaciones entre Cuba y Estados
Unidos?
Uno de los niños es descendiente de mambises, le han inculcado que sea más
rebelde e irreverente. Además lleva ese espíritu en la sangre. El otro menor es
descendiente de haitianos, sabe inglés y su abuelo le pidió siempre que lo
hablara. Se convierte en el mediador y traductor durante la entrada que realizan
las tropas norteamericanas. La idea central es que te encuentras con algo que
realmente no conoces y una situación que no sabes cómo manejar. La posición en
la película del general mambí es la de una generación que se sacrificó
muchísimo, que fue a la manigua para luchar por la sociedad que quería. El
general termina suicidándose, mientras su hijo empieza a ver los valores
supuestamente positivos de los estadounidenses. La película te implica en el
orgullo de ser cubano, de alcanzar la independencia y rebelarte contra el dogma
de la colonia española. Pero después te hacen entrar en un juego que no esperas,
te obligan a mediar y negociar.
-¿Cuáles fueron, por tu experiencia, las reacciones a la película?
Había cubanos con una posición bien clara, antiimperialista, que les confirmó en
su estrategia y en que hay que tener los pantalones y las sayas bien puestas.
Pero también hubo quien entró en el cine con su "sueño americano" y salió
tragando saliva en seco, porque en la película se muestra de manera muy clara lo
que supuestamente se gana, pero también lo que se ha de ceder, entre otras
cosas, la dignidad.
-Te refieres a debates abiertos en la sociedad cubana y a obras artísticas que
plantean conflictos. ¿A qué intereses responden las críticas en materia de
libertad de expresión?
Una amiga argentina, exiliada de la dictadura y que estuvo muchos años viviendo
en Noruega, vino a Cuba y nos pusimos a conversar en los jardines del ALBA
cultural de La Habana, precisamente antes de un concierto del cantautor e
integrante de la Nueva Trova de los 80, Gerardo Alfonso. En sus canciones adopta
la perspectiva de mostrar las cosas buenas y malas que pasan. Yo también le
conté a mi amiga las cosas que me gustaban del país y las que me molestaban.
Nadie me persiguió. Ella lo pudo contrastar. Ese día me quedó muy clara la
imagen construida de prácticamente una mordaza en la boca. Además, actualmente
existe todo un espacio virtual no estructurado, la "blogosfera" cubana, donde te
encuentras con blogueros de un anticubanismo irracional y posturas
hipercríticas; otros que prácticamente reproducen los discursos públicos
oficiales y otros con una posición más dialógica respecto a lo que está
ocurriendo.
-¿Cuáles son los debates más relevantes abiertos actualmente en la sociedad
cubana?
Cuando terminaron de discutirse los Lineamientos, Raúl dijo que hay tres
problemas que preocupan a la población: alimentación, vivienda y transporte. De
un modo u otro, son los problemas "históricos" y de los que la gente habla. Que
haya acceso a alimentos más variados y con precios más económicos; que mejore el
servicio de transporte (las ineficiencias se deben a que hay "guaguas" que se
rompen y faltan piezas de repuesto, a lo que se une la superpoblación de La
Habana en parte por la migración rural); y por último que baje el precio de los
materiales de construcción para que el cubano pueda reparar su vivienda. Estos
serían los problemas de un cubano de a pie. Otra cuestión es la de los
trabajadores por cuenta propia con su negocio.
-¿Qué diría un "cuentapropista"?
Te dirían que hay un mercado mayorista que les vende y que dependen del estado
para poder importar sus productos; pedirían también pagar menos impuestos, y que
encierren a algunas personas de la supervisión que son corruptos y no les dejan
hacer sus negocios en paz. Pero si preguntáramos a personas implicadas,
militantes en las luchas de género, te dirían que lo primero es terminar la
adopción de este enfoque en todas las leyes, además de la capacitación; por
ejemplo incorporar la cultura de género en la policía. Porque no basta con
cambiar las leyes. En cambio, los blogueros discuten sobre la velocidad de
acceso por Internet o sobre la fibra óptica. Es muy complejo cerrar todo lo que
hoy está en debate. A mi juicio, hay uno que es capital: ¿Qué entendemos las
cubanas y los cubanos por "desarrollo"?
-Además del riesgo de que cundan los valores individualistas y consumistas, ¿qué
contradicciones ha generado la empresa privada?
Se habló de quién protege los derechos del nuevo sector. Hubo varias
transformaciones respecto al sector privado. Por ejemplo, darles derecho a la
seguridad social y que pudieran tener acceso a los sindicatos. Ocurrió que en un
mismo sindicato empezaron a militar tanto dueños de negocios privados como las
personas contratadas. Entonces, ¿cómo resolver en esos espacios los problemas
que podía tener un contratado cuando se daban al tiempo relaciones de poder muy
fuertes? Además, ¿de qué problemas comunes podían estar discutiendo un
trabajador de una empresa estatal que produce pulóvers, con el dueño de una
fábrica privada, que opera con otras lógicas? Es un debate que surgió con los
Lineamientos.
-¿Y en cuanto a la inversión de las multinacionales?
Cuando uno lee la cartera de inversiones en Cuba en 2015, observa que algunas se
destinan por ejemplo a campos de golf. Se utiliza como pretexto recaudar fondos
de un turismo de alta categoría. Pero son proyectos que generan grandes costos
ambientales. Sin embargo, es cierto que también hay inversiones extranjeras
orientadas a las energías renovables, en concreto, parques eólicos y paneles
fotovoltaicos. Hay que estar alerta a qué tipo de inversiones se abre paso. Me
parece que es un debate en el que haría falta más participación popular, ya que
todavía se está dejando muy en manos de los expertos en economía –quienes
manejan esta información- y en los estratos de carácter administrativo.