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¿Cuál será el camino de Venezuela?
Por Pablo Siris Seade
Caja de Respuestas
En varias oportunidades uno se ve enfrentado a la necesidad de dar respuesta
a la pregunta de "cómo está la situación de Venezuela", pero pocas veces uno es
interrogado sobre "qué van a hacer". Esto tiene mucho que ver con el
inmediatismo impuesto hoy por los cúmulos casi infinitos de información que se
producen en las redes sociales y con cómo los medios de comunicación venden un
producto para consumo inmediato, con caducidad instantánea. Por eso es
importante poner el contexto actual en una situación de perspectiva.
Lo primero es el diálogo
Sin lograr encauzar los ánimos golpistas de un importante sector de la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD, derecha) no hay construcción de futuro posible, o al
menos no un futuro promisorio. Por lo tanto, esa ha sido la principal meta de
los sectores agrupados en el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPP, izquierda
en el Gobierno).
Pese a varios intentos de los sectores más radicales de la derecha venezolana,
empujados por sus aliados en los sectores más radicales del fascismo nucleado en
Miami, gracias a la mediación del Vaticano y la Unasur se impuso en Venezuela
una agenda de diálogo entre fuerzas de oposición y Gobierno.
" Celebro que, como resultado del proceso de diálogo, la oposición haya tomado
decisiones sensatas, yo las saludo. Lo dije el domingo: tiendo mi mano a la MUD",
destacó el presidente venezolano Nicolás Maduro el pasado martes 1° de
noviembre.
El pasado domingo 31 de octubre las partes decidieron la instalación de cuatro
mesas temáticas. La primera, denominada "Paz, Respeto al Estado de Derecho y a
la Soberanía Nacional", estará bajo la coordinación del ex presidente español,
José Luís Rodríguez Zapatero. La segunda, llamada "Verdad, justicia, reparación
de víctimas y derechos humanos", estará coordinada por la representación del
Vaticano. La tercera mesa, que tomará los temas económicos y sociales, contará
con el concurso del ex presidente de República Dominicana, Leonel Fernández. La
mesa "Generación de Confianza y Cronograma Electoral", será coordinada por el ex
presidente panameño Martín Torrijos.
" Ha iniciado un proceso de conversaciones para ir regularizando las reglas de
juego y respeto a la Constitución. ¿Cuál es nuestra exigencia fundamental en esa
mesa? Que el diálogo no tiene alternativas. Que hay que abandonar todos los
planes conspirativos y golpistas. El estricto respeto a la Constitución y al
pueblo", reafirmó el Presidente venezolano.
El acceso a los bienes y servicios
La sigla CLAP identifica a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, y
esas organizaciones son las que han permitido hacer frente a la crisis producto
de la caída de los precios del petróleo y la especulación y el desabastecimiento
programado que han generado la burguesía venezolana en su guerra económica
contra la Revolución Bolivariana.
A pesar de que los CLAP fueron creados en fecha muy reciente, hoy son una
organización reconocida, con alcance nacional, que distribuyen miles de
toneladas de alimentos por semana a precios justos, y quizás lo más importante:
han empezado a producir los más diversos bienes y productos de los que son parte
de la cesta básica de las familias venezolanas.
En conjunto con Mercal (Mercados de Alimentos) y Pdval (Productora y
Distribuidora Venezolana de Alimentos), que son redes estatales de importación,
producción y distribución de alimentos, se logró abastecer a un gran porcentaje
de la población y se redujeron las colas y los "bachaqueros", como se conoce a
los especuladores que acaparan y revenden productos de la cesta básica con
sobreprecio.
Los CLAP (que son una organización surgida del pueblo), en conjunto con estas
redes estatales, han censado a las familias de comunidades en todo el país para
llegar de forma periódica a cada vivienda con una bolsa de productos de primera
necesidad que se vende a un precio justo, sin sobreprecios y sin las terribles
colas producidas por las distorsiones del mercado provocadas por el gran
capital.
Al mismo tiempo, esta misma semana el presidente Maduro activó 750 Consejos
Productivos de Trabajadores (CPT), quienes se encargarán de supervisar el
sistema de producción y distribución de rubros esenciales en alianza con los
CLAP y con los organismos estatales de defensa del acceso de las personas a los
bienes y servicios.
Los CPT contribuirán al impulso de los motores agroalimentario, industrial y
farmacéutico definidos en la Agenda Económica Bolivariana.
Estos comités estarán formados por una mujer trabajadora, un representante de la
Milicia Nacional Bolivariana, un joven trabajador y un representante de la Gran
Misión Abastecimiento Soberano, que impulsa precisamente el desarrollo de las
capacidades de producción, importación y distribución de los productos
esenciales.
El Jefe de Estado venezolano anunció también la entrega de créditos a estas
organizaciones productivas a través del estatal banco Bicentenario.
Por otra parte, como forma de paliar la espiral inflacionaria generada por la
especulación y el acaparamiento y para defender el poder adquisitivo de las
trabajadoras y trabajadores venezolanos, el Poder Ejecutivo ha aumentado ya
cuatro veces el salario mínimo en el correr de este año, así como las escalas
salariales que establecen las prestaciones de los trabajadores de la
Administración Pública Nacional.
Del mismo modo, se ha modificado la base de cálculo de los tiques de
alimentación, de manera tal que los trabajadores han visto mutiplicado por seis
su salario integral (sueldo más tiques).
Por último, pero no menos importante, se ha mantenido la política de
construcción y otorgamiento de viviendas públicas, que han permitido llegar
-también esta misma semana – a la vivienda un millón doscientos mil entregada a
los sectores del pueblo venezolano que más lo necesitan en menos de cinco años.
De esta manera, no solo se han quitado del mercado especulativo inmobiliario
(tanto para compra como para alquiler) ese mismo número de viviendas, sino que
se ha dinamizado el sector construcción de la economía, uno de los más dinámicos
en cualquier país.
Precio justo para nuestro principal recurso
La economía venezolana, país que posee las más grandes reservas de crudo y
también uno de los países que es fuertemente dependiente de su renta para poder
desarrollar su economía y encarar las inversiones que el país requiere, depende
fuertemente de los precios del crudo para elaborar las previsiones
presupuestales y extrapressupuestales del Estado.
La caída de los precios de los hidrocarburos en más de un 70% ha ocasionado una
disminución del mismo nivel en los ingresos del Estado y -por ende- en su
capacidad para gastar, invertir y redistribuir la riqueza nacional.
Sin embargo, el Estado venezolano -como hemos visto- ha privilegiado a los
sectores más vulnerables de la sociedad y fomentar la creación de un aparato
productivo nacional, iniciativa hasta ahora imposible por el predominio del
rentismo petrolero como cultura predominante en el empresariado venezolano y en
buena parte de la población, fundamentalmente en los sectores de capas medias.
Como forma de defender los precios del principal recurso del pueblo venezolano,
el presidente Maduro desarrolló una intensa agenda que incluyó diversas giras
por los países integrantes y no integrantes de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) para iniciar conversaciones que permitieran
reducir la sobreoferta y estabilizar los precios.
" Ha llegado la oportunidad de que los productores de la Opep y No Opep
definitivamente nos pongamos de acuerdo en una ruta para estabilizar el mercado
petrolero y lograr precios realistas y justos que permitan cubrir las
inversiones para reponer los inventarios y desarrollar nuevas tecnologías",
expresó Maduro.
El acuerdo, que será refrendado por la OPEP en Viena el próximo 30 de noviembre,
compromete a los 14 miembros del bloque a mantener un rango de producción
conjunta de 32,5 a 33 millones de barriles diarios, medida que será acompañada
por los países que no integran el cartel petrolero internacional.
En definitiva, más que simplemente "aguantar el chaparrón", se está construyendo
en Venezuela una nueva cultura productiva, que permitirá producir en el país al
menos lo que se consume, para luego desarrollar una nueva economía que pueda
romper la dependencia del petróleo y brindarle a la sociedad nuevas capacidades
de desarrollo.
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