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Argentina, la lucha continua....

La Asamblea que lucha para que los pibes no mueran antes de tiempo

En octubre de 2013, un grupo de organizaciones de la infancia, partidos políticos y gremiales, y personas independientes decidieron juntar fuerzas para visibilizar un reclamo oculto en la agenda política de Rosario: la temprana muerte de cientos de niños y jóvenes que viven en la periferia de la ciudad. El reclamo cumple dos años. Historia, presente y futuro de una silenciosa lucha 

por: Andrés Actis

 

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1 de 1 - La Asamblea cumple dos años de lucha por y para los pibes.

El relato de quienes integran la Asamblea por la Niñez y la Juventud abruma y aturde. Habla de una derrota continua. De pibes que nacen sin una oportunidad, de jóvenes olvidados, de muchachos que no figuran en ninguna política de Estado. Da cuenta de una generación empujada a vivir en los márgenes de una ciudad fragmentada, cuya única mirada apunta al río Paraná. Pero ese relato tiene un final aún más perturbador, un desenlace que en los últimos años se transformó en una preocupante epidemia. Narra muertes muy tempranas, la de los chicos que caen acribillados por las balas del narcotráfico o por los plomos de la policía.

El relato está lejos de ser abstracto. La denuncia se materializa en casos concretos. En Franco Casco, en Rolando Mansilla, en Carlos Godoy, en Gabriel Aguirre, en Jonathan Herrera o en Mauro Riquelme, por nombrar sólo algunos ejemplos. La lista es extensa. Y crece con el correr de los días. Por eso, en Rosario, un grupo de organizaciones de la infancia y de partidos políticos y gremiales decidieron que era imperiosa e impostergable la necesidad de juntarse, de visibilizar el flagelo y de unir voces.

El disparador del primer encuentro fue la postura del candidato a diputado nacional Martín Insaurralde de bajar la edad de imputabilidad de los adolescentes, una medida que por aquel entonces cautivó y sedujo al discurso político y mediático. De aquel debate nació una primera consigna: "los pibes son pibes". También un colectivo de trabajo: la Asamblea por la Niñez y la Juventud. Este fin de semana, el espacio cumplió dos años de vida.  

Las reuniones se desarrollan todos los jueves a las 7 de la tarde, aunque las prácticas más movilizantes, las que le dan fuerza e identidad a esta iniciativa, se llevan a cabo en los territorios, en los propios barrios. La premisa es poder cambiar la realidad pero "desde el mundo de los pibes, desde sus prácticas, desde sus rituales".  

En total, se generaron siete encuentros interbarriales y un campamento del que participaron más de 150 chicos de diferentes barrios de la ciudad: Ludueña, Santa Lucía, Tablada, Godoy, Bella Vista, Triángulo, Cabín 9, entre otros. Aparecieron las guitarras, los talleres, el fútbol y los juegos. "Cuando se ven, cuando se juntan, los pibes se dan cuenta de que hay una realidad en común. Y que tienen los mismos problemas. Pero lo más importante es que se dan cuenta de que pueden ser protagonistas de sus vidas", le cuenta a Rosarioplus.com Julieta Santa Cruz, una de las referentes de la Asamblea.

"El diagnóstico es que los pibes no son peligrosos, sino que están en peligro. A estos chicos hay que cuidarlos en lugar de criminalizarlos. De ahí la necesidad de emprender una lucha colectiva en materia de niñez y juventud", explica esta militante. Después de dos años de lucha, Santa Cruz no duda en afirmar que en Rosario hay un claro "retroceso del Estado en cuanto a garantizar los derechos de los pibes".

El primer año: un proyecto de emergencia ninguneado por el poder político

Durante todo el 2014, la Asamblea trabajó en una propuesta legislativa para poder declarar la emergencia en materia de niñez y juventud. Se presentó en el Concejo, pero la mayoría de los bloques le dieron la espalda. "Pedíamos un esfuerzo económico para revertir este panorama. Un dato alarmante y no menor es que solamente el 1,4 % del total del presupuesto santafesino se destina para hacer efectiva la ley de protección integral de los derechos y garantía de los niños. En cambio, en materia de seguridad, ese porcentaje supera el 10%", se queja Santa Cruz.

El borrador necesitaba de una mayoría especial (tres cuartas partes del Concejo) para poder debatirse en el recinto. "No lo conseguimos por lo que el tratamiento de esa ordenanza quedó cajoneada. Ahora, con el recambio de las bancas, intentaremos presentarlo nuevamente el año que viene. Sería un gran paso adelante", se entusiasma la joven.

El socialismo votó en contra y el PRO --que en un principio se había comprometido a apoyar la iniciativa-- se abstuvo. El objetivo central del proyecto era el de dotar de mayor presupuesto a las áreas de la niñez. "Buscamos promover la inclusión por sobre la respuesta represiva del Estado en los barrios", explicaban en aquellos días el párroco Edgardo Montaldo y el pastor Eduardo Trasante, dos de los referentes barriales que se acercaron hasta el Concejo para dar testimonio de una realidad intolerable.

"Con ese revés nos dimos cuenta de que esta problemática no forma parte de la agenda de los grandes partidos", sintetiza Santa Cruz.

El segundo año: la lucha concentrada en la justicia por Casco y Escobar

La consolidación de la Asamblea dio paso a la creación de un equipo jurídico. Se pensó, en un primer momento, como una herramienta necesaria para asesorar a los jóvenes de sus derechos para defenderse ante una detención ilegal o un abuso policial. Sin embargo, hoy en día, este grupo de abogados forma parte de las querellas en las causas judiciales por las muertes de Franco Casco y Gerardo Escobar.

"Este año la Asamblea se dedicó al acompañamiento a las familias de estos dos jóvenes, tanto en lo personal y afectivo como en lo jurídico.  La violencia institucional es en la actualidad una de las mayores preocupaciones de la Asamblea", comenta Santa Cruz.

Para este colectivo de trabajo, Casco y Escobar son dos "casos emblemáticos del terror estatal en su máxima expresión". "Ojalá se haga justicia.  Lo merecen ellos, sus familias y lo merecemos todos. Tenemos que poder terminar con esta justicia burguesa, corrupta y cómplice del poder económico, político y policial", concluye la militante.

Este martes se cumple un año de la última vez que se vio con vida a Casco. Julieta y el resto de los integrantes de la Asamblea marcharán por las calles de la ciudad para que nadie se olvide de su nombre. Levantarán sus pancartas y sus banderas. Suplicarán para que ningún otro pibe muera antes de tiempo.

Fuente: lafogata.org