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Productos químicos cancerígenos envenenan a trabajadores
chinos que trabajan para Apple y otras grandes compañías
Tecnología tóxica
Andrew Korfhage
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Ming Kunpeng fue a trabajar para ASM Pacific Technology –proveedor de chips
para Apple– cuando tenía 19 años. Al tener que trabajar a diario con el conocido
cancerígeno benceno sin capacitación adecuada o equipo protector, el joven
trabajador cayó enfermo a los 22 años. Los médicos finalmente le diagnosticaron
una leucemia ocupacional.
Después de una disputa de un año, ASM Pacific Technology aceptó compensar a Ming
por su enfermedad, pero la indemnización fue insuficiente para cubrir la
atención necesaria. El 28 de diciembre de 2013 el joven se convirtió en uno de
los casos muy publicitados de suicidio de trabajadores electrónicos chinos.
Se suicidó saltando desde lo alto del hospital en el que recibía tratamiento.
La historia de Ming solo es una de muchas detalladas en el nuevo breve
documental de las cineastas Heather White y Lynn Zhang Who Pays the Price?
The Human Cost of Electronics [¿Quién paga el precio? El coste humano de la
electrónica].
En su cinta, White y Zhang exploran el uso de productos tóxicos peligrosos en
las fábricas chinas. Se concentran en los efectos de esos productos químicos
sobre los millones de trabajadores expuestos mientras producen iPhones, iPads, y
otros artefactos electrónicos de los cuales los consumidores globales han
llegado a depender.
Considerando que tres cuartos de toda la población del planeta tiene ahora
acceso a un teléfono celular, la dimensión de este problema es inmensa.
Aproximadamente la mitad de estos artefactos se hacen en China, donde el benceno
cancerígeno (prohibido como disolvente industrial en muchos países) está
permitido y donde a menudo los empleadores no suministran a los trabajadores
equipos de protección adecuados. Las fábricas de productos electrónicos utilizan
toxinas reproductivas como toluol y también neurotoxinas como n-hexano.
"He pasado por 28 tratamientos de quimioterapia", dice Yi Yeting, un trabajador
industrial chino envenenado con benceno, que comparte su historia en la cinta ¿Quién
paga el precio? "Me duelen mucho los huesos. Parece como si tuviera miles de
hormigas mordiendo mis entrañas."
A medida que aumenta la demanda de productos electrónicos baratos, evidentemente
los trabajadores pagan el precio. Según las propias estadísticas del Gobierno
chino, un trabajador resulta envenenado por productos químicos tóxicos cada
cinco horas, la mayoría por benceno.
Afortunadamente hay alternativas.
El Secretariado Químico Internacional, una organización sin fines de lucro con
base en Suecia, suministra a las compañías sustitutos de productos químicos
tóxicos en su lista "Sustitúyalo ahora". La lista detalla 626 productos químicos
dañinos para la salud humana y provee alternativas, como el ciclohexano y el
heptano, disolventes más seguros similares al benceno.
Los expertos en toxicología familiarizados con kis procedimientos de las
fábricas chinas han estimado que las compañías de teléfonos inteligentes podrían
reemplazar el benceno con disolventes más seguros por menos de 1 dólar por
teléfono. Con compañías como Apple, que obtuvo ganancias de 37.000 millones de
dólares en 2013, los fabricantes de artículos electrónicos pueden permitirse el
lujo de dar pasos semejantes para proteger las vidas de los trabajadores.
"Queremos que las marcas de fábrica asuman la responsabilidad de las condiciones
de trabajo de las fábricas de sus proveedores", dice Pauline Overeem,
coordinadora de redes de GoodElectronics, una organización internacional sin
fines de lucro que trabaja para limpiar la cadena de suministro de artefactos
electrónicos. "Prohibir el benceno es parte de eso".
En el verano de 2013, Apple reveló una nueva campaña de anuncios llamada
"Nuestra firma".
Sobre secuencias de consumidores felices que gozan con sus productos Apple
escuchando música, sacando fotografías, estudiando en la escuela, y chateando
por video con amigos, una reconfortante voz grabada dice: "Esto es lo que
importa: la experiencia de un producto. ¿Cómo hace sentir a alguien? ¿Mejorará
la vida?"
Apple debería preguntar a trabajadores como Yi Yeting cómo se sienten al
trabajar con benceno y la compañía debería haber preguntado a Ming Kunpeng si
los productos de Apple hacen que su vida sea mejor.
Las compañías de productos electrónicos deben responsabilizarse de las fábricas
de sus proveedores, no importa dónde decidan hacer sus productos. Tienen que
detener hoy mismo el uso de benceno y otros productos químicos peligrosos que
dañan la salud humana.
Publicado originalmente en OtherWords.
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