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La Vieja Europa

Ucrania, la ofensiva del Imperio y el abrazo del oso a Crimea

Gustavo Herren

Argenpress.info

Se puede observar nuevamente en pleno desarrollo el smart power (poder inteligente) del régimen de Obama y su asesor Brzezinski, confirmando que los objetivos imperiales de dominio permanecen invariantes. Su componente duro consiste en guerras indirectas permanentes, no militares, no declaradas y mediante intermediarios, a diferencia de las guerras convencionales directas y preventivas de los Bush.

El smart power de Obama parece ser tanto o más efectivo que el hard power (poder duro) del régimen de G.W. Bush. Aplicado en Ucrania y Venezuela con el perfeccionamiento de las técnicas de los golpes suaves por bisección, a una década de haber aprendido las lecciones del golpe 'naranja' (2004) y el fracasado golpe contra el presidente Hugo Chávez (2002). Sumando en un caso la intervención de activistas polacos, alemanes, israelíes y estadounidenses y de grupos paramilitares bien entrenados y armados, como los neo-nazis ucranianos (anti-rusos y anti-sionistas) y los islamistas extremistas tártaros regresados desde la yihad Siria, francotiradores y mercenarios de Moldavia, Turquía y Afganistán. Otro tanto en Venezuela potenciando la técnica de las guarimbas inicialmente diseñadas para activar a las clases medias/altas, con paramilitares colombianos junto con la guerra psicológica, ideológica y económica. El decrecimiento de las intervenciones militares de envergadura de los Estados Unidos es proporcional al crecimiento de las operaciones subversivas encubiertas de sus fuerzas especiales y paramilitares. En su presupuesto 2015 destina un aumento del 10% para las Fuerzas de Operaciones Especiales (que tienen presencia en más de 70 países), al mismo tiempo direcciona a cientos de miles de paramilitares en más de 134 países.

El cambio de régimen en Ucrania fue una de las respuestas del Imperio y sus lacayos europeos a Moscú, por la pérdida de impulso que sufrió la revuelta en Siria frustrando el golpe a Al Assad. Washington y los atlantistas no podían dejar de esperar un fuerte despliegue militar de Rusia en su región fronteriza con Ucrania, mayor al que ocurrió en Osetia del Sur ya que la gravedad de la situación tendría cierta simetría con el hipotético caso que Moscú promoviera una desestabilización y un golpe de Estado en el borde mismo del Imperio, por ejemplo en México instalando un gobierno títere. Pero las espectativas euro-atlantistas estaban focalizadas en el control de los ductos energéticos rusos hacia Europa que pasan por Ucrania, en el libre acceso a sus cereales y sus yacimientos de hidrocarburos en el Mar Negro, especialmente los de esquisto, y en el tiro parabólico para desequilibrar al gobierno del presidente Putín si la base de Sebastopol y el paso hacia el Mediterráneo quedaba condicionado por el nuevo avance de la OTAN.

Aunque China tiene una fuerte dependencia económico-financiera con Washington empieza a ser una amenaza militar-nuclear, en cambio Rusia ya lo es. Estados Unidos y sus aliados no son socios de Rusia (ni de China) con voluntad de cooperación como quieren hacer creer. Su objetivo final es transformar a Rusia o lo que quede de ella en una potencia menor que no amenace sus intereses dentro del capitalismo global. Para ello necesitan desestabilizar su interior y hasta llegar a fragmentar al mismo gigante en varios países, según la doctrina del geopolítico Brzezinski muy respetado por las últimas administraciones estadounidenses y por las mentes controladas de Bruselas, y uno de los principales referentes de Obama. Sostienen que sin Ucrania, Rusia nunca podrá recuperar los espacios perdidos desde principios de los '90, ni llegará a ser un imperio. Ucrania está en la hoja de ruta.

Entre las múltiples evidencias sobre la injerencia y financiamiento de Washington, hacia fines de Enero a menos de un año para las elecciones, cuando el gobierno electo aunque corrupto de Yanukovich especulaba a dos puntas entre Washington y Moscú tratando de sacar ventajas, se conoció una conversación telefónica aparentemente interceptada por los servicios de Inteligencia rusos, donde la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland instruyó al embajador de Estados Unidos en Kiev, unilateralmente por encima de la Unión Europea y la plaza Maidan, sobre quienes deben ser las máximas autoridades títere del próximo cambio de régimen. No es menor que Victoria Nuland fuera embajadora ante la OTAN durante el gobierno de G.W. Bush, y que su marido sea Robert Kagan, historiador egresado de las universidades de Yale y Harvard, miembro del Council of Foreign Relations (CFR) y la Brookings Institution, que en el año 2000 fue uno de los cofundadores del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (Project for the New American Century). Entre los elegidos por Washington figuraba justamente quien es hoy primer ministro interino, el opositor Arseni Yatseniuk del partido derechista liberal-conservador Madre Patria (Batkivshchyna) liderado por Yulia Tymoshenko, y entre los relegados Vitali Klichko (el ex boxeador) y Oleg Tiagnibok (líder nazi). En esta línea, el gobierno autoproclamado quedó más tarde constituído en una mayoría por millonarios oligarcas derechistas pro-occidentales del oeste ucraniano de los partidos de Yulia Tymoshenko y del Svoboda, y en un segundo plano por elementos neonazis ucranianos.

No hay dudas que Ucrania es de peso para Moscú, Viacheslav Titiokin, diputado de la Duma y miembro del Comité parlamentario para la defensa, había declarado '...La estabilidad de Rusia en el plano económico, político y militar, depende en algún sentido de la alianza histórica con Bielorrusia y Ucrania. Ahora uno de sus componentes ha caído bajo control de las fuerzas pro-occidentales. Esto es una amenaza para nuestra Seguridad Nacional. El gobierno debe adoptar medidas enérgicas para enfrentar ese proceso'. Moscú realizó una hábil jugada, el abrazo del oso no solo marcó una línea roja. La secesión de Crimea y la iniciativa de su anexión relámpago al territorio de Rusia apoyada por la mayoría de su población, aunque como superficie no sea relevante es un mensaje justamente inverso a la directriz de Brzezinski, a lo que se suma el rechazo significativo de las regiones sudorientales de Ucrania hacia el gobierno autoproclamado de Kiev, todo desinfló en alguna medida las proyecciones imperiales de máxima tanto geopolíticas como económicas.

Prueba del impacto y la sorpresa, fue una visible reacción apresurada y nerviosa de los líderes occidentales con una sarta de amenazas verbales, advertencias y sanciones contra unas pocas decenas de funcionarios rusos, y de potenciales medidas económicas. Desde las palabras del banquero primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk '...el Estado ucraniano encontrará a todos los instigadores del separatismo que se protegen detrás de los militares rusos. En uno o dos años los hallaremos a todos, los juzgaremos... y la tierra arderá bajo sus pies'. Sed de venganza espetada luego de su urgente visita para la bendición de Washington, el encuentro con el presidente Barack Obama y los máximos funcionarios del FMI. A su vez Obama, en su prepotencia como patrón imperial advirtió cínicamente que '...si el gobierno ruso continúa por el camino actual, entonces nosotros y la comunidad internacional, con la Unión Europea, nos veremos obligados a que Rusia pague un precio por sus violaciones del derecho internacional y sus invasiones en Ucrania... Estados Unidos no reconocerá el resultado del referendo sobre la incorporación de Crimea a la Federación Rusa.' El Imperio y la OTAN, acusaron a Rusia de imperialista y que después de Crimea intentará anexarse Ucrania oriental (1) y Transnistria (un territorio separatista al Este de Moldavia entre el río Dniéster y Ucrania). Además el comandante supremo de la OTAN, que fuera jefe del Comando de Combate para Europa (USEUCOM) Philip Breedlove, avivó el espectro de la amenaza rusa declarando que '...Rusia está actuando como un adversario de la OTAN... Tiene suficientes tropas en sus fronteras occidentales para invadir los Estados Bálticos de Letonia, Estonia y Lituania'. El complejo militar industrial con cede en Washington y su segundo brazo armado con cuartel general en Bruselas buscan alimentar una carrera armamentista y la excusa para aumentar la presencia militar en el borde de Rusia.

Uno de los logros importantes de Washington y sus socios es que al menos el oriente de Ucrania escapó a la influencia de Moscú, ingresando a su esfera. El acuerdo con la Unión Europea y la dependencia de los préstamos de los organismos de crédito internacional para el saqueo del país y empobrecimiento del pueblo ya están en marcha. También, el cerco de la OTAN sobre Rusia. De los once países con frontera terrestre del oeste y parte del sur de Rusia, ocho son miembros o socios de la OTAN (Noruega, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Georgia, Azerbaiyán y Kazajistán), y en un segundo anillo adjunto al Mar Negro, Rumania, Bulgaria, Moldavia, Armenia y Turquía. Es cuestión de tiempo el ingreso de Ucrania a la OTAN y la ampliación del escudo antimisiles estadounidense de Polonia y Rumania, de modo que Moscú debería estar restructurando la arquitectura de sus bases misilísticas, de su sistema de defensa antiaérea y sistema de satélites e incluso de sus misiles balísticos (2) según la mayor proximidad y alcance del enemigo. Por otro lado, ya pre-existía el grave problema para su Seguridad Nacional por la proximidad de la OTAN a Moscú desde Europa, al se sumará su presencia en el Artico en proceso acelerado de deshielo. Putin había advertido hace unos meses, que el Artico es parte de Rusia y que '...Varios submarinos estadounidenses están de guardia cerca de las costas de Noruega llevando a bordo misiles cuyo tiempo de aproximación a Moscú desde aquella región sería unos 16 minutos'.

Pero una ofensiva contra el gobierno de Putin, no es lo mismo que contra los gobiernos pusilánimes de Yeltsin y Gorbachov, aunque a pesar de todo no llegaron a romper la integridad de la Rusia continental. Teniendo en cuenta que ambas potencias tienen al menos dos contrapesos, por un lado el hecho que al estar globalizada la economía capitalista existe cierto nivel de intersecciones inter-capitalistas entre los intereses económicos, financieros y comerciales de las potencias, lo que acota la escalada en el plano de las sanciones económicas de Washington para aislar y ahogar a Rusia, y que además pueden producir el efecto contrario acelerando el proceso de multipolaridad si Moscú se acerca al BRICS especialmente a China, e Irán. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov afirmó ‘…si Estados Unidos y la Unión Europea imponen sanciones económicas, Rusia prestará atención a otros socios económicos en otras partes del mundo; el mundo no es unipolar‘. Sanciones duras podrían llevar a debilitar al dólar estadounidense como papel moneda circulante central para transacciones y reservas internacionales induciendo a grandes operaciones en otras monedas, una pesadilla para Washington, ya que después de la Guerra Mundial II era la economía de Estados Unidos la que controlaba el dólar en el mundo y actualmente es la economía mundial la que controla el dólar.

Un segundo contrapeso, es la paridad entre ambas potencias del poder disuasivo nuclear que todavía no descarta el potencial del 'primer golpe' nuclear, lo cual hace muy poco probable un conflicto bélico en gran escala. Así, se ha generado una nueva clase de Guerra Fría adaptada a la evolución de una dinámica multipolar. Las divergencias inter-capitalistas entre las grandes potencias nucleares aparecen como una sumatoria de confrontaciones en los países de la periferia bajo sus esferas de influencia, en un espectro amplio de guerras convencionales menores, guerras irregulares y guerras políticas una de cuyas consecuencias son los golpes de Estado, desde aquellos duros involucrando a las fuerzas armadas, o en sus modalidades mas suaves disparando la bisección y movilización de ciertos sectores opositores de la población y del mismo gobierno.

A principios del siglo XX el agente de inteligencia británico T.E. Lawrence trabajó para catalizar las rebeliones de los pueblos árabes gobernados por los turcos otomanos, aunque se omite decir que al liberarse del Imperio Otomano el nuevo coloniaje iba a estar dado por Inglaterra y otros países europeos, que luego se repartieron el Oriente Medio. Entre sus principios de insurgencia señala que dada un área determinada, para que una revuelta no se extinga requiere como condición necesaria que al menos un 20% de su población simpatice con los rebeldes en forma pasiva y de modo tal que no delaten sus movimentos, para un núcleo de fuerza de choque activa del orden del 0,4% de la población. Por otra parte, entre las varias condiciones para que un sector social apoye a la insurgencia, está el factor miedo, pero también es relevante la carga psicológica previa en cuanto cultura, religión, etnia, educación e ideología. La innovación es que el enorme avance en las tecnologías para la comunicación masiva y la propagación de información facilita y acelera la captación de sectores potencialmente afines a los insurgentes.

Teniendo en cuenta estos axiomas, pueden analizarse entre otros casos el fracaso de los Estados Unidos frente a la insurgencia en Irak y la invasión a Afganistán, la revuelta en Siria contra Al Assad, las operaciones del Che Guevara en Bolivia, la lucha de los grupos armados de izquierda en Latinoamérica en los '70, y pueden explicarse groseramente los casos de Ucrania y Venezuela sin perder generalidad observando la sola condición de una masa crítica de población necesaria para realimentar una rebelión. En las regiones al Oeste de Kiev donde la aceptación de los rebeldes era mayoritaria, la guerra política (3) se propagó rapidamente y la revuelta tuvo éxito, a diferencia de las regiones sur-orientales donde tiende a revertirse. Tal es así, que el autoproclamado gobierno de Turchinov informó que sus fuerzas de seguridad no alcanzan a detener el ímpetu de las protestas contra Kiev y neutralizar a los líderes y activistas pro-rrusos, por lo que recurrirá a fuerzas de seguridad extranjeras pagando a mercenarios de la empresa privada de servicios de seguridad Greystone Limited. La idea fue propuesta por los nuevos gobernadores de la región de Dnepropetrovsk y Donetsk, los oligarcas millonarios Ígor Kolomoiski y Serguéi Taruta. Por otro lado en Venezuela, en su fase inicial se dieron las condiciones para sustentar una guerra política con una masa de población superior al 20%. Sin embargo, la escalada de la violencia puntual que incluye asesinatos, sabotajes y hasta focos de insurrección armada intentando potenciar y cristalizar el golpe 'suave', está operando inversamente ya que está perdiendo la masa crítica de apoyo (el rechazo de la población en general, a la violencia y la protesta se estima en 87% y 79% respectivamente). De modo que tiende a atenuarse, si la insurgencia no apela a acciones militares directas. El Imperio y la burguesia venezolana no solo buscan recuperar el saqueo energético y neutralizar al país como polo de integración latinoamericana, sino que en la geopolítica global el Imperio apunta contra China y su expansión comercial sobre los mercados especialmente de América del Sur con Brasil como parte del BRICS, y busca evitar que se consolide una presencia militar permanente de Rusia en América Latina, especialmente en Nicaragua y Cuba.

En los hechos, una de las respuestas del Imperio por la Crimea rusa vuelve a apuntar contra Siria, donde está la base rusa mediterránea de Tartus, por eso Washington acaba de romper relaciones diplomáticas con Damasco y ha ordenado a su personal abandonar el país así como la salida de todo el personal sirio de los Estados Unidos, presionando nuevamente con la renuncia de Al Assad. Pero habrá más jugadas del smart power contra Moscú, y en el corto/mediano plazo nuevos blancos estratégicos, revueltas en países próximos como Bielorrusia y en Asia Central, en países lejanos como Cuba y en América del Sur o bien en el mismo corazón de la Isla mundo, Rusia...

Referencias

1) Peter Liberman, Julie A. GeorgeWill; In Crimea, Russia Might Come Out Ahead, Foreign Affairs, March 14, 2014

2) Al menos en lo que hace al misil balístico intercontinental Voevoda (llamado satanás), que se produce al Este de Ucrania.

3) Las guerras políticas no militares modernizadas, pero guerras al fin, aplicadas por Estados Unidos y sus agentes (y durante siglos por su madre patria, Inglaterra) tienen como componentes principales la guerra psicológica (que hoy utiliza por ejemplo los medios de información y comunicación masivos), ideológica, de Inteligencia, de masas (buscando las líneas de fractura para el enfrentamiento de sectores de un mismo pueblo), de organizaciones (con las ONG y su financiamiento encubierto a los grupos opositores pasivos y violentos), de estratagemas y la guerra económica.

Fuente: lafogata.org