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Argentina, la lucha continua....

A 38 a�os del Golpe de Estado en Argentina (1976-2014)

Julio C. Gambina

Rebeli�n

Ayer se cumpl�an 38 a�os del Golpe genocida del 24 de marzo de 1976 y vale la pena recuperar la memoria, incluso para hablar del presente, ya que algunos or�genes de problemas actuales, especialmente econ�micos, se remontan a aquellos acontecimientos.

Con el golpe se pretend�a reordenar la situaci�n pol�tica y normalizar el orden capitalista afectado por la organizaci�n y movilizaci�n, principalmente de los trabajadores, que reclamaban por sus derechos al tiempo que proclamaban una "patria liberada", afectando la esencia del orden capitalista, la dominaci�n econ�mica de los capitales m�s concentrados de adentro y de afuera.

Las clases dominantes no pod�an permitir tanto poder popular y por eso el Golpe y las restricciones de huelga, de movilizaci�n e incluso de encuentro social. Los principales afectados fueron los trabajadores y sus organizaciones sindicales y pol�ticas y su efecto por cuatro d�cadas a�n se siente.

Entre otros efectos confluyen la des-sindicalizaci�n y la despolitizaci�n de buena parte de la sociedad, m�s volcada a satisfacer opciones de consumo que asumir una l�gica gregaria de solidaridad, por ejemplo hoy entre docentes y padres, incluso entre trabajadores en general con los maestros.

Pero sin duda, el principal efecto sobre los trabajadores es la baja de salarios, incluso considerando periodos de recuperaci�n de ingresos, nunca se logr�, pese a 30 a�os de gobiernos constitucionales desde 1983, empatar el mayor nivel de distribuci�n de la renta de los a�os 70� o incluso de los 50�.

La situaci�n estructural del empleo mantiene hoy, como nunca, a un tercio de los trabajadores en situaci�n irregular, sin seguridad social, afirmando la tendencia a la precariedad laboral, con las nuevas formas asumidas de la contrataci�n laboral, los salarios basuras, la tercerizaci�n, el desempleo y subempleo.

En ese marco debe incluirse el deterioro de las jubilaciones y pensiones, a�n con la extensi�n de beneficiarios de estos a�os. El achatamiento de la pir�mide de ingresos previsionales es resultado de una pol�tica deliberada asumida desde la dictadura en 1976 y confirmado con la pol�tica privatizadora de los aportes jubilatorios en los 90� y la consolidaci�n de una baja en esos a�os de los aportes patronales.

Cambios en las relaciones sociales de producci�n

El golpe de 1976 reestructur� las relaciones sociales de producci�n, modificando la relaci�n entre patrones y trabajadores en beneficio de mayores ganancias, acumulaci�n de capitales y afirmaci�n de la dominaci�n y poder de los capitales m�s concentrados que act�an en la Argentina.

Pero tambi�n modificaron la funci�n del Estado, potenciando su papel al servicio del gran capital, con el endeudamiento (que hoy expresan las demandas del Club de Par�s, por ejemplo) y la liberalizaci�n de la econom�a, crudamente expresado en las leyes de inversiones externas y de entidades financieras a�n vigentes y que constituyen una asignatura pendiente de los gobiernos constitucionales. La reforma del Estado avanz� en los 90� con las privatizaciones y desregulaciones que la dictadura no pudo materializar, entre otras cuestiones por la resistencia popular, especialmente de los trabajadores.

En materia de cambios estructurales tambi�n debe incluirse la reinserci�n global de la econom�a y la pol�tica de la Argentina en el rumbo liberalizador que empujaban las corporaciones transnacionales, e ideol�gicamente las principales potencias del capitalismo mundial y los organismos internacionales. Hasta podemos afirmar que la dictadura local y otras en la regi�n anticipaban en el Cono Sur de Am�rica como ensayo, lo que luego se generalizar�a como "pol�ticas neoliberales" desde Gran Breta�a o EEUU, con Margaret Thatcher y Ronald Reagan.

La nueva situaci�n gestada desde marzo de 1976 expresa cambios profundos en la econom�a, la sociedad y el Estado, que contribuyeron a una mayor concentraci�n y extranjerizaci�n de la econom�a argentina en todas las ramas de la producci�n y los servicios. Un agravante deviene de la consolidaci�n de esos cambios en los a�os 90�, con la tendencia al monocultivo derivado de la expansi�n de la soja transg�nica y la dependencia del paquete tecnol�gico de transnacionales de la biotecnolog�a y la alimentaci�n; tanto como la atracci�n de inversiones externas mineras para la mega-miner�a a cielo abierto que resalta el car�cter primario exportador del pa�s; y en el mismo sentido puede destacarse el car�cter de armadur�a de la industria local, fuertemente dependiente de las importaciones de insumos industriales, incluidos los energ�ticos, que tanto afectan las cuentas externas de la Argentina.

�Qu� rumbo asumir al enfrentar esos cambios estructurales?

Un gran debate apunta a si la Argentina debe retrotraer la situaci�n al modelo productivo y de desarrollo capitalista previo al golpe, es decir, al periodo de industrializaci�n sustitutivo operado entre los a�os 20� y los 70� del Siglo XX, o intentar ir, incluso, m�s all� del orden capitalista.

En rigor, la mayor�a del debate se restringe a discutir una agenda (de cambios) de acciones y pol�ticas posibles en el marco del capitalismo, y nuestra proposici�n apunta a pensar en modificaciones esenciales a las relaciones sociales de producci�n, no para volver al pasado, adem�s idealizado, sino para avanzar en una perspectiva anticapitalista, antiimperialista y por el socialismo.

Esto requiere de un sujeto social amplio que asuma en lucha un programa de transformaciones para des-mercantilizar la vida cotidiana, entre otras cuestiones, la educaci�n, pues no solo se trata de salarios suficientes, tal y como demandan los maestros hoy, sino discutir el para qu�, el qu� y el c�mo del derecho a la educaci�n. No solo acompa�amos a los maestros en sus reclamos, sino que proponemos discutir desandar el camino mercantil inducido para la educaci�n, la salud u otros derechos transformados en mercanc�as o servicios.

�Por qu� no organizar por fuera del mercado algunos derechos de la sociedad? Entre ellos, la educaci�n, la salud, el transporte, la energ�a, lo que supone confrontar con el poder real y discutir una reorganizaci�n econ�mica de la sociedad con el objetivo m�ximo de satisfacer necesidades y no la subordinaci�n a la l�gica de la ganancia, la acumulaci�n y la dominaci�n.

Fuente: lafogata.org

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