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Latinoamérica

Desde el pizarrón

Sebastián Cabrera

Suplemento Que Pasa

De Casavalle a Malvín Norte, seis directoras cuentan sus recetas contra el ausentismo y la repetición en las zonas de contexto crítico.

73% de los niños de la escuela 317 de Malvín Norte son de asentamientos, según un estudio de 2007.

43% de sus madres tienen Primaria incompleta. Solo el 19% cursó el Ciclo Básico, dice el mismo estudio.

84% de los niños presenta algún tipo de parasitosis patógena, un índice muy alto a la población.

Angela Fernández saca del armario un tupper lleno de medias y le pide a Maikol que se siente en el escritorio de la dirección y se quite sus desgastados championes. Maikol, un niño de siete años, vino descalzo a clase y ella le pone medias nuevas. Fernández es la directora de la escuela 317 de Malvín Norte, tiene 59 años y se jubila en diciembre. Dirige la escuela desde 2001 y sí, parte de su trabajo es conseguir zapatos y medias para sus alumnos.

La escuela 317, Islas Baleares, fue la segunda escuela con mayor tasa de repetición en 2012 en Montevideo: recursaron 42 de 202 alumnos de primero a sexto, el 20,7%. Pero en primer año repitió el 40%. La mayoría de los niños que vienen son de asentamientos de la zona.

Esta escuela fue parte de un informe que Qué Pasa publicó el 3 de agosto, donde se relataba cuáles son las instituciones con mayor y menor tasa de repetición en Montevideo (ver recuadro). Ahora, ¿qué se está haciendo en escuelas como la de Malvín Norte -las que tienen alta tasa de repetición, ausentismo y abandono- para revertir esa tendencia? La directora de la 317 abrió las puertas de la escuela a Qué Pasa, para contar cómo trabajan allí. Lo mismo otras cinco directoras de escuelas en Unidad Casavalle y Cuarenta Semanas, que también están en zonas de contexto crítico, en barrios donde hay un clima de violencia y ha habido balaceras. Las poblaciones de las seis escuelas son similares, pero las modalidades de trabajo son diferentes y solo en una -la 92 de Cuarenta Semanas- la repetición se redujo a la mitad en los últimos dos años.

En el discurso de las maestras, de todos modos, hay algo que se repite: insisten en que recursar no es sinónimo de fracaso, sino que significa que hay niños que tienen ritmos distintos de aprendizaje, y más cuando esos niños llegan a clase con hambre, poca ropa y con padres que no siempre ayudan a que pasen de año.

Malvín Norte.

"Maikol, otra vez viniste descalzo", lamenta Fernández. Pero Maikol no es el único niño con ese problema: más tarde le dará un par de zapatos a otro niño, que vino con los championes rotos. "Todos los días viene alguien sin medias, sin abrigo, sin bombacha o sin túnica", dice Fernández.

La directora oficia de guía por la escuela, que se construyó en la década de 1990 pero fue renovada hace poco con un comedor nuevo. Fernández entra a una clase de primero y muestra el cuaderno de Tarcis, una niña que recién está empezando a leer. "¿Vos qué edad tenés?", le pregunta a un nene. "No sé", responde. En tercero algunas niñas se están pintando las uñas. "Estuvieron jugando a las modelos", explica la maestra. Hay niños que tienen camperas arriba de la túnica, hay otro de gorro peruano, y Fernández pide que, por favor, se saquen todo, porque tiene que verse la túnica. En sexto no lo podrá hacer: solo cuatro de 19 vinieron con túnica. "Así está el mundo, amigos", bromea la directora. La maestra de sexto muestra un volcán y una ciudad en escala que está haciendo la clase durante este año. Mientras, un niño termina de dibujar en el cuaderno un revolver 38 con dos balas saliendo. Eso no es raro. En un estudio de 2007 sobre la población de esta escuela se afirmaba que "estos niños y sus familias suelen manejar códigos donde la violencia está naturalizada", lo cual "choca con el bagaje que tienen los docentes".

Ese estudio es de hace seis años pero en la escuela creen que aún representa a buena parte de la población que llega a la 317. Aquel informe tomó una muestra de 60 alumnos de primer año: el 73% vivía en asentamientos y el 84% presentaba algún tipo de parasitosis. Solo el 20% tenía un desempeño esperable para la edad.

En su escritorio, y después de ponerle las medias a Maikol, Fernández charla con Qué Pasa, acompañada por la maestra psicóloga Inés Brunetto.

-Desde 2012 esta es una escuela de tiempo completo. ¿Por qué?

Fernández: Primero, porque era una escuela con pocos alumnos y una capacidad que lo permitía. Y después se valoró el tiempo que muchos niños estaban en la calle. El barrio está dividido: los niños que no pertenecen a asentamientos van a la escuela de enfrente, la 267. El imaginario hace que haya una polarización. A nosotros se nos potencian los problemas: queda todo homogéneo, tirando hacia abajo. Entonces ahora de mañana los niños tienen el módulo curricular y de tarde son talleres lúdico recreativos, que hacen que el niño pueda jugar, divertirse y ser feliz. Pero es difícil lograr que estos niños estén escolarizados ocho horas: están acostumbrados a vivir libremente.

-¿El origen de los niños es la explicación para la repetición alta?

Fernández: Es una de ellas. Y después está el alto porcentaje de ausentismo.

Brunetto: El clima influye. Cuando llueve mucho, no pueden salir de la casa.

Fernández: Las casas en general son de piso de tierra y techo de chapa.

-¿Qué estrategia hay para intentar revertir el ausentismo y la repetición?

Fernández: Tenemos una maestra integradora, que se ocupa en forma individual de todos estos niños que, por faltar mucho, tienen un rezago. El problema es que en otras escuelas esos niños son seis o siete: acá son muchos más.

Brunetto: Yo soy maestra de apoyo y focalizo mi actividad con el primer y segundo año, para fortalecer el índice de promoción. A primer año muchas veces llegan sin funciones básicas adquiridas.

-¿Eso qué significa?

Fernández: Trabajamos con niños que no saben abrir puertas, no saben usar el wáter (que hagan en el wáter es todo un drama), que al principio no tienen hábitos para comer. Hay que empezar desde cero, desde lo más básico, básico, básico.

Brunetto: Es variado. Pero hay una población que, por ejemplo, llega sin saber dibujar una figura humana en forma esperable para un niño de seis años. O sin la función perceptivo motriz porque, para copiar su nombre, el niño debe identificar las letras, discriminar los trazos. Funcionan como niños más pequeños.

Fernández: Porque les faltan estímulos. Y hay un déficit de lenguaje, tienen problemas de pronunciación.

-¿Qué más hacen ustedes para intentar bajar la repetición y el ausentismo?

Fernández: Primero te respondo del ausentismo, porque es lo más importante: si no vienen, no pueden aprender. Ahora hay un programa que quita asignaciones familiares si faltan mucho. Así hemos recuperado niños. Y, además, tres días a la semana nos quedamos varias docentes (en forma voluntaria y honoraria) una hora más fuera de horario con los niños que pensamos que pueden promover de primero y segundo, pero que están flojos. Nosotros no tenemos apoyo de la casa en general, hay muchas madres solteras y analfabetas. Hablo en términos generales, por supuesto que hay excepciones. Pero estamos muy conformes con nuestro trabajo, por eso nos late el corazón de angustia cuando aparecemos como la escuela con más repetición. Parece que, porque los niños son pobres, la educación que se les da es de menor calidad. Y es al revés: el maestro debe buscar estrategias de donde no hay, entusiasmar a los niños.

-¿Pero repetir el año es fracasar?

Fernández: No.

Brunetto: Yo entiendo que la repetición es un derecho del niño a que se respeten sus tiempos y sus necesidades educativas especiales, sobre todo en el primer año. No podemos exponerlo a las exigencias de segundo, cuando no ha logrado lo básico y no tiene apoyo en el hogar.

-¿Cómo se traslada a la escuela la violencia en la que están inmersos ellos?

Fernández: Los niños son muy violentos, tienen baja capacidad para la frustración. Nosotros trabajamos en el diálogo. Pero si se muestra solo lo malo, reforzamos esa idea de que somos "la escuelita del crimen", porque muchos de nuestros alumnos son los que en determinado momento delinquen. ¿Pero por qué delinquen? Porque nadie les da la mano.

Brunetto: Nos ponemos tristes cuando sabemos que algún ex alumno terminó en la Berro, que delinquió. Uno los vio crecer. Nosotros hicimos lo que pudimos: darle herramientas básicas para la vida.

Fernández: Pero también tenemos exalumnas que están en el programa Uruguay Trabaja. Todos son chiquilines adorables. Solo que no tienen quién los quiera. Acá hay niños que nunca en su vida fueron a la playa... Nunca.

Brunetto: Yo podría haberme trasladado de esta escuela. Pero me quedé, porque me encariñé. Y eso que mi primer año fue difícil: ninguna mamá venía a las citaciones escritas que mandaba: ahora las agarro en la esquina, las llamo o voy a las casas, nunca más mandé una citación.

Fernández: Mirá, tenemos una niña que aprendió a leer en tercero, después de haber repetido dos veces primero y dos veces segundo. ¡El día que aprendió a leer no te imaginás qué emoción fue!

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Unidad Casavalle.

Varias palas mecánicas mueven la tierra, unos cuantos obreros van de acá para allá en José Martirené y Aparicio Saravia. En diciembre inauguran ahí una plaza al estilo de la Líber Seregni, cerca del complejo de viviendas Los Palomares y del barrio Borro.

Y frente a las dos escuelas del barrio. Separadas por un muro (y comunicadas a través de una puerta), cada escuela tiene dos turnos: de un lado la 178 Martin Luther King y la 319 República China, y del otro la 320 y 321 (que no tienen nombre). Estas escuelas salieron en la televisión y en los diarios el año pasado y este año, cuando hubo balaceras. Son, además, escuelas con alta tasa de repetición. En 2012, la 319 fue la novena con mayor repetición de Montevideo con una tasa de 18% de primer año a sexto. La 321 quedó en el lugar 11, con 17,69%; la 178 decimotercera con 17,54%; y la 320 tuvo una tasa de 14,88% de repetición, en el lugar 26.

A las 11 de la mañana el barullo es grande en el patio, es hora del recreo. En la sala de dirección de las escuelas 178 y 319 hay un cuadro con la cara de Martin Luther King y su famosa frase "sueño con el día en que mis hijos no sean juzgados por el color de su piel, sino por la integridad de su carácter". La frase es atinada: buena parte de los cerca de 1.500 alumnos son negros.

Carmen López tiene 36 años de docencia y dirige la escuela 178 desde hace 15. "Ser directora acá es lo mismo que ser directora en la mejor escuela de Montevideo", dice López, "solo hay que tener ganas de trabajar". Y agrega que el problema es que los niños acá no disfrutan la niñez como deberían. "Tienen que llegar a su hogar y cuidar a los hermanos menores. Algunos están en situación de calle", explica. La escuchan la directora de la escuela vecina 320, Adriana Álvarez, y la inspectora Raquel Casartelli. Luego se sumarán a la charla las directoras del turno tarde, Rosario Pose (debutó este año como directora de la escuela 319) y Shirley Young (escuela 321).

-¿Qué importancia le dan ustedes a la repetición?

Alvarez: Quiero sacar esa palabra y voy a decirle "recursar". Hay niños que necesitan recursar. Cada niño tiene su tiempo. Se ve la repetición como un fracaso, pero el niño no fracasa: hay muchas causas que hacen que en esos nueve meses no absorba ciertos conocimientos.

Casartelli: Lo importante es que el niño avance respecto a sí mismo. Pero si no hay metas mínimas logradas, hay que evaluar si debe recursar.

Young: Acá hay más repetición, pero no me preocupo. Es un indicador engañoso, es manipulable. Lo importante es que, cuando egrese, tenga todo lo necesario para sostenerse en el segundo ciclo.

-¿Y qué estrategias se aplican?

López: Hay enormes dificultades en el lenguaje y se está trabajando en eso. Nuestra escuela justo hoy empezó con "trayectorias protegidas", un proyecto de Primaria que apoya a los alumnos desfasados en los aprendizajes básicos de la lengua y la escritura. En la escuela 178 el plan es el siguiente: los maestros de aula atenderán a unos 50 niños desfasados, cuerpo a cuerpo. Mientras eso pasa, el resto de los niños estará en talleres de música, danza, canto o teatro. Cuando los primeros niños terminan su clase especial, se incorporan a un taller de arte.

Alvarez: En mi escuela el mismo programa se aplica diferente. Tenemos una maestra a contraturno, que trabaja con 15 niños de cuarto, quinto y sexto, que -estando en grados superiores- no se desenvuelven con la lengua como uno desearía. Escriben o leen con dificultades.

-¿Y en el turno de la tarde?

Young: Tenemos talleres extra horario, hasta las siete y media de la tarde, de patín, murga, circo, teatro y ajedrez para los niños. Y hay un curso para las madres en peluquería y maquillaje artístico.

Pose: Y estamos con una experiencia linda en los primeros años. Shirley empezó un proyecto hace tres años y yo, como tengo experiencia en la metodología natural integral, la apoyé.

Young: Es un proyecto de abordaje integrado de los dos turnos de la tarde, donde flexibilizamos los grupos, lo que permitió avances en los aprendizajes, en la calidad de la lectura y la escritura. En primer año tenemos tres grupos con niveles de desempeño e intervención docentes distintos, pero algunos niños ya están prácticamente cursando segundo. Si un niño está en un grupo en el que se transita hacia la escritura silábica y él ya logró eso, entonces lo recibe la maestra del grupo que está en el proceso de la escritura alfabética.

Un rato después, Young muestra eso en la práctica. Entra a una clase de primer año, donde buena parte de los alumnos presentan avances pero aún no cumplen metas para pasar de año; algunos repetirán. Luego, entra a otro grupo donde hay niños que se encuentran en un nivel más alto. Muestra un cuaderno a principios de año y ahora: la evolución es evidente. Y, finalmente, pasa a otra clase donde están mezclados alumnos de segundo año con otros de primero que están en un nivel acorde. Young sonríe, sale al patio y cambia de tema: dice que el clima de tranquilidad de hoy es el que hay casi siempre, "acá no hay peleas ni heridos".

-¿Pero cómo fue lo de las balaceras?

López: La del año pasado comenzó con un desencuentro de dos mamás frente a un aula. Intervenimos y separamos. Pero una de ellas entró a la secretaría, tomó una tijera y cortó a la otra. Yo llamé a la policía, solo por eso. Porque parto de la teoría de que estas agresiones entre padres son problemas barriales, no escolares. Luego hubo una balacera fuera del local y se veía desde las ventanas.

Alvarez: A raíz de este entredicho, llegaron otras personas y se produjo un enfrentamiento entre el 222 y tres personas armadas. El 911 respondió rápido. Pero no pudimos prever la situación, estábamos en pleno recreo. Era más peligroso retirar a los niños de la escuela, que dejarlos. Muchos padres nos agradecieron, nosotros -sin hablarnos- hicimos lo que teníamos que hacer, ni más ni menos.

Alvarez dice eso y se emociona, le brillan los ojos. Cuando la entrevista ya terminaba, pide otra vez la palabra y dice que la opinión pública debe saber que "acá hay gente muy comprometida, que brinda lo mejor para que sus niños salgan adelante". Y que los maestros son respetados y queridos en el barrio: "Yo trabajo acá hace 23 años y te lo puedo decir".

Cuarenta semanas.

La escuela 92, Arturo Carbonell y Migal, está a pocos minutos de Unidad Casavalle, al lado del Cuarenta Semanas y con una población similar a las otras cinco escuelas. Casi la mitad de los 200 alumnos viven en la rambla costanera sobre el arroyo Miguelete. Según la directora María Elizabeth Machín, cerca de un 70% de los niños son de asentamientos o de poblaciones realojadas de asentamientos, en toda la zona cercana al Cementerio del Norte.

La escuela fue construida en 2010 (antes estaba en otro sitio) y desde ese momento es de tiempo completo. En la puerta hay un pizarrón que dice "bienvenido, welcome" y todo luce ordenado, colorido y limpio. Los salones son luminosos, con amplios ventanales, pero también tienen unas molestas rejas en las ventanas. Y el portón de entrada está casi siempre con el candado puesto, por seguridad.

Las paredes de la clase de los niños de cinco años están tapizadas de mensajes. Por ejemplo, se leen las palabras "valores", "honestidad" y "responsabilidad". También "No: pegar, empujar, tirarse, mojarse, correr, romper, patear, morder, arañar". Y "Sí: saludar, cuidar, escribir, trabajar, juntar, ordenar, jugar". También hay dos "muñecos sexuados", con órganos genitales.

Machín y Piana ven pasar a un niño sin moña y le dicen "la moña, te falta la moña". En la huerta plantan acelga, tomate, romero, cebolla, morrón y perejil. Unos niños trabajan allí y otros posan para el fotógrafo. Dos de ellos se quieren pegar y la directora les pide que estén "contentos, felices".

Ya en su oficina, Machín saca una carpeta con los números de la escuela y dice que en 2010 había una repetición de 37% en primero, "estábamos en alerta roja". La inspectora se agarra la cabeza cuando la directora lee los números. La repetición de primero a sexto era de 14% en 2009 y 12,3% en 2010.

Pero esas cifras bajaron mucho por el trabajo académico, dicen. La repetición en primero bajó a 14,8% en 2011 y 11,5% en 2012. La repetición de primero a sexto bajó a 7, 9% en 2012. Es decir, por debajo del promedio de Montevideo, de 8,5%. ¿Y cómo se logró? Machín habla de un trabajo individualizado que se inició en 2011 cuando ella asumió y se hizo un diagnóstico de cada alumno. Todo el personal docente actual entró a la escuela en aquel entonces y no ha habido rotación, hoy están todos efectivos.

Además, se realizan talleres internivelares, mezclando alumnos de diferentes años. Y se hicieron "promociones extraordinarias": apelando a un mecanismo previsto en Primaria, se pasan niños de un grado a otro en cualquier momento del año, después de una valoración del desempeño. En 2011 se hicieron 10 promociones extraordinarias, y funcionaron bien nueve de ellas. "Si el niño empezó en tercero y la segunda parte del año la hizo en cuarto, para nosotros es exitoso si pasa a quinto a fin de año", explica Machín.

Y hay otros proyectos. Se dan charlas de prevención de accidentes y sobre cómo actuar cuando hay balaceras. Este año hubo dos episodios a unos metros de la escuela. "Ya los niños saben que deben ir al piso cuando se da una señal y la dirección toca el timbre", dice Machín.

-Ahora, ustedes tienen una población parecida a la de otras escuelas. ¿Por qué los resultados son, en apariencia, mejores?

Machín: Es el compromiso del docente, el vínculo con el alumno y el trabajo desde el convencimiento de que el alumno tiene potencialidades.

Piana: Nosotros creemos en el niño, no importa el contexto de dónde provenga. Todos pueden llegar a los mismos conocimientos. Sí se puede.

-¿El de ustedes es un modelo a seguir para otras escuelas en barrios similares?

Machín: Sería pretencioso decir eso.

Piana: Nosotros tenemos esta fórmula, esta forma de hacer escuela, y nos ha dado resultados. Pero hay otras experiencias exitosas.

SEIS DIRECTORAS DE SEIS ESCUELAS EN TRES BARRIOS DISTINTOS

Adriana Álvarez

DIRECTORA DE LA ESCUELA 320 - UNIDAD CASAVALLE

"Hay niños que deben recursar. Se ve la repetición como un fracaso, pero cada uno tiene sus tiempos".

Carmen López

DIRECTORA DE LA ESCUELA 178 - UNIDAD CASAVALLE

"Las agresiones entre padres (como pasó con las balaceras) son problemas barriales, no escolares".

Ángela Fernández

DIRECTORA DE LA ESCUELA 317 - MALVÍN NORTE

"Muchos de nuestros alumnos son los que luego delinquen. ¿Por qué? Porque nadie les da una mano"

Elizabeth Machín

DIRECTORA DE LA ESCUELA 92 - CUARENTA SEMANAS

"Nuestros niños tienen muchos inconvenientes para venir cuando llueve. Una cantidad vive sobre el Miguelete".

Rosario Pose

DIRECTORA DE LA ESCUELA 319 - UNIDAD CASAVALLE

"Hablamos de recursar. Repetir sería repetir todas las mismas situaciones y nunca es así. Siempre hay avances".

Shirley Young

DIRECTORA DE LA ESCUELA 321 - UNIDAD CASAVALLE

"Acá se repite más que en otros lados. Pero no me preocupa: es un indicador engañoso, manipulable".

 

La elección de las seis escuelas

La elección de las seis escuelas que Qué Pasa visitó fue consensuada con el director de Primaria, Héctor Florit. El jerarca prefirió que en la lista de entrevistas no se incluyera a la escuela 131 de la Ciudad Vieja (la que tuvo repetición más alta en 2012) porque está en proceso de cambio y en 2014 será de tiempo completo, ya que cambió el origen social de los alumnos.

Estímulos visuales y afectivos

La Unidad de Estadística y Evaluación de ANEP elaboró un informe interno donde se rechaza la comparación entre escuelas que Qué Pasa realizó el 3 de agosto. Porque "unos llegan luego de una primera infancia vivida con infinidad de estímulos visuales y afectivos, (...) otros llegan luego de una primera infancia donde las prácticas de leer y escribir sólo ocurren en forma excepcional".

El ranking secreto de las escuelas

-INFORME

El sábado 3 de agosto Qué Pasa publicó "Dos mundos", donde se informaba cuáles son las escuelas con mayor y menor tasa de repetición en Montevideo. Eso en base a las estadísticas de Primaria, que se consiguieron tras apelar a la ley de acceso a la información pública.

-ESCUELAS

En 2012 la escuela con mayor índice de repetición fue la 131, en Maldonado casi Ciudadela (22,9%). La siguió la escuela 317 en Malvín Norte (20,7%). En el otro extremo, están las escuelas 83 y 39, una en Pocitos y otra en Punta Carretas, con 0,51% y 0,55%.

73%

de los niños de la escuela 317 de Malvín Norte son de asentamientos, según un estudio de 2007.

43%

de sus madres tienen Primaria incompleta. Solo el 19% cursó el Ciclo Básico, dice el mismo estudio.

84%

de los niños presenta algún tipo de parasitosis patógena, un índice muy alto a la población.

Fuente: lafogata.org