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Argentina, la lucha continua....

Braga, derrumbe de un verdugo

Maria Cristina Caiati

ARGENPRESS.info

En estos días se difundieron los fundamentos del fallo que condenó a perpetua a Mariano Rafael Braga junto a otro verdugo, José Eduardo Bulgheroni, y a 25 años de prisión al represor Antonio Orlando Vargas, titular del Servicio Penitenciario de Jujuy durante la primera etapa de la dictadura.

Desde donde esté, Nélida Fidalgo -la mamá de Alcira Fidalgo, desaparecida desde 1977-sonreirá con una mezcla de amargura y deber cumplido. Recuerdo que hace muchísimos años, durante una reunión de familiares y víctimas del terrorismo de estado de la que participé, Nélida habló del "tenientito" Braga, un joven oficial que custodiaba el penal de Villa Gorriti y seleccionaba qué familiares podían visitar a sus seres queridos presos y cuáles no. El esposo de Nélida, Andres Fidalgo -también fallecido-, escritor y abogado de presos políticos y gremiales, estuvo allí detenido durante dos años, antes de la desaparición de su hija; Nélida recordaba los plantones de horas y horas, a pleno rayo de sol o bajo la lluvia que Braga, desde la autoridad y la soberbia que le daba su uniforme, le imponía a ella y a los familiares, muchos de ellos mujeres con niños pequeños.

A Braga lo conocí de lejos en junio de 2002, cuando compareció ante la comisión de acuerdos del Senado Nacional para defender su promoción castrense que, finalmente, no alcanzó; en aquella sesión y antes que el esbirro, habló el ex legislador radical Normando Alvarez García fundamentando su impugnación al ascenso del represor, al señalarlo como quien encabezó el pelotón que irrumpió en su casa el 21 de agosto de 1976 y secuestró a su hermano Julio Rolando Alvarez García. Recuerdo con precisión cuando, muy educadamente, el ex diputado calificó a Braga de "bandido"; cualquiera en su lugar hubiera dicho verdugo, canalla, basura, etc. Braga se había presentado impecablemente vestido, con un sobretodo gris envidiable; hablaba dando cátedra: él no había secuestrado a nadie, no sabía nada, no estaba en Jujuy cuando sucedió el secuestro; él se hallaba en Bs.As., de licencia, para festejar su cumpleaños. Para subrayar su pertenencia a la orgullosa capital de la República, Braga contó entusiasmado que al momento de dialogar con la comisión de acuerdos, se desempeñaba como profesor de computación de 4º y 5º año en la Escuela Técnica nro 12; su actividad docente la desplegaba en tres materias diferentes: sistemas administrativos, programación y laboratorio; muchos decían que era un buen profesor, explicaba bien, especialmente a aquellos alumnos que necesitaban entender algunas especificidades. En mayo último, HIJOS Capital y la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), pidieron al ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich la "exoneración inmediata" del sistema educativo de Braga y del comisario de la Federal Hugo Lompizano, por sus comprobadas trayectorias. Ignoro qué decidió el funcionario macrista.

Como se ve, ese hombre acostumbrado a tomar un café los martes por la tarde, en una confitería de avda Del Libertador al 100, estaba muy lejos física y mentalmente de aquella provincia a la que había castigado tan duramente durante la dictadura. Esa distancia sin embargo, no le sirvió, porque quien había secuestrado a "Pampero" Alvarez García, también había secuestrado de su casa -siempre al frente de su patota-, el 24 de noviembre de 1976 al dirigente gremial de la Dirección Provincial de la Vivienda Carlos Eulogio Villada; y el 20 de junio de 1976 -recordada como la Noche del Terror en Ledesma- había secuestrado en su domicilio del Ingenio Ledesma, a la señora Eulogia Cordero de Garnica y a sus hijos Domingo Horacio Garnica y Miguel Ángel Garnica; ella fue liberada, sus hijos permanecen desaparecidos. Braga además, había secuestrado y desaparecido, el 26 de mayo de 1976, a la maestra Dominga Álvarez de Scurta, del ERP, quien pasó por la central de policía jujeña y luego fue alojada en el penal de Gorriti, desde donde fue sacada y su cadáver encontrado en el cementerio de la localidad de Yala. Eva Arroyo, de HIJOS de Jujuy, manifestó que Braga es un oficial de "enlace e inteligencia" del ejército, aparece mencionado en 23 expedientes, acusado de secuestro, tortura y desaparición de personas; "Era -dice Arroyo- un tipo clave del grupo y tenía a cargo gente de otras fuerzas", como policías y gendarmes, en la época más dura de la represión.

Especialmente por el caso Scurta, recién en 2008 su impunidad comenzó a declinar y Braga fue alojado en una cárcel Vip: el Grupo de Artillería de Montaña 5 de Jujuy. Como clara muestra de esa connivencia militar-judicial que tanto cuesta desmontar, el ahora ex juez federal jujeño Carlos Olivera Pastor, especialista en demorar juicios referidos a delitos de lesa humanidad, optó por disponer la prisión domiciliaria de Braga. Las organizaciones de derechos humanos protestaron infructuosamente por ese beneficio y por la lentitud judicial. De esa cómoda situación lo sacó el TOF de Jujuy este año, en el marco del primer juicio que se desarrolló en la provincia y después de comprobar que durante una audiencia, Braga había insultado a una testigo Adriana Aredez, cuyo padre Luis Aredez, ex intendente de Libertador Gral. San Martín, está desaparecido y su mamá, Olga Márquez de Aredez, ha fallecido. Recién ahí el TOF ordenó alojarlo en la unidad penal federal 8 de Jujuy.

Porteño de nacimiento y de 63 años de edad, Braga es hombre de "Inteligencia" esa especialidad que invocaban los militares para secuestrar, desaparecer, torturar y asesinar ciudadanos, especialmente aquellos con aspiraciones políticas. El hombre ingresó al Colegio Militar de la Nación en 1969 y egresó en 1972 como mayor: Promoción 103, orden de mérito 95. Con ese grado militar y flamantes 22 años, cursó en la Escuela de las Américas (SOA), ese conocido instituto norteamericano denunciado como escuela de torturas, y de dictadores. Pero para cuando se sentó en el banquillo de los acusados frente al TOF, ya Braga no era aquel "tenientito" arrogante, ni aquel uniformado profesor de escuela que entró con paso marcial a defender su promoción ante la comisión de acuerdos del Senado. Era -es- un maduro militar que trató de desprenderse de su ominoso pasado, tirando responsabilidades hacia sus superiores, a los que en su momento obedeció con convicción y entusiasmo. Me pregunto cómo será desbarrancar desde el dorado sitial de militar dueño de la vida y de la muerte de ciudadanos inermes, a este sesentón que niega todo y que reprocha a los demás por su actual realidad.

Fuente: lafogata.org