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Argentina, la lucha continua....

El crimen de la paz

Alfredo Grande

APE

"No tengo la certeza de una tierra prometida, pero si la convicción de una lucha compartida"

(aforismo implicado)

Mi segundo libro editado por la Fundación Pelota de Trapo ha sido recientemente publicado. Se realizarán varias presentaciones. La primera, el miércoles 10 de Julio a las 18 y 30 hs en Tierra Violeta: Tacuarí 538 en el barrio San Telmo de la ciudad de los buenos y no tan buenos aires. Tanto este libro como el primero (Crónicas de Trapo desde el psicoanálisis implicado) se va escribiendo a lo largo de las semanas en las cuales público para la Agencia de Noticias que coordinan Claudia Rafael y Silvana Melo.

Habrá una diferencia fundante. La lectura "al contado" de todo el material producido desde el impacto afectivo, político y teórico de una realidad que no deja de interpelarnos, genera una conmoción diferente a la lectura "en cuotas" de la publicación semanal. La anestesia defensiva no es fácil de instrumentar y la indiferencia menos sencilla. Quizá ese sea el fundante político para decidir publicar este nuevo libro. De las charlas con Alberto Morlachetti, que siempre sostiene su lugar de maestro, compañero, amigo, acordamos que un nuevo libro era necesario. La batalla cultural es permanente. Y todos los lugares deben ser ocupados. Y también es necesario compartir con la militancia política y social este logro que también es un triunfo, quizá pequeño, pero triunfo sin dudas, en el eterno combate contra la cultura represora.

Anticipo las primeras páginas del libro.

INTRODUCCIÓN PENETRANTE

"si no se trata de política, sino de guerra, no hablemos de paz, sino de tregua"

(aforismo implicado)

La Agencia de Noticias Pelota de Trapo decantó una poderosa identificación que en estos años se ha ido consolidando: Redactor. Militante de un periodismo social que para serlo, sostiene hasta el extremo límite de enfrentar la nada, la convicción que solo el pensamiento crítico puede considerarse pensamiento. Pensar es interpelar ideas, incluso las propias. Y las ideas propias terminan siendo ajenas, de la misma forma que muchas ideas ajenas terminan siendo, amorosamente, propias. "Pensar es no tener que pedir perdón", establece un aforismo implicado.

El pensamiento siempre implica un desafío. Pensar es tirar piedras con hondas, por eso es necesario tener la mejor puntería. La cultura represora es un Goliath , o varios, y aquellos que deciden enfrentarla no tendrán una segunda oportunidad. La mayoría, lo que es poco mas que varios miles de millones, no tendrán siquiera una primera oportunidad. Los privilegiados, aunque no seamos únicos, tenemos esa oportunidad. Yo la tengo e intento no desperdiciarla. Envidio a Fidel Castro cuando expresa su convicción de que la historia lo absolverá. ¿Vale la pena aclarar que yo no la tengo? Incluso me preocuparía mucho si la tuviera, porque este mundo me dejará con la dolorosa frustración de no haber despertado del sueño eterno de la revolución. Es decir: que la revolución dejara de ser un sueño y que esta cruel realidad dejara de ser una pesadilla. Como Marx señaló, "esa pesadilla de generaciones muertas que oprime el cerebro de los vivos".

Enfrentar la pesadilla sin evadirla. No pretender pellizcarnos para despertarnos en un mundo feliz. La única forma que encontré: implicarse siempre en colectivos militantes. Entendiendo al colectivo como un grupo con una estrategia de poder. Poder Rebelado de abajo hacia arriba, nunca Poder Revelado de arriba hacia abajo. Pero es cierto que nunca digas nunca.

No pocos colectivos devienen grupos, no pocos grupos devienen sectas, no pocas sectas devienen individualidades caníbal. La militancia caníbal es una de las tantas formas de identificarse con el agresor.

Siempre más sencillo, más redituable y menos peligroso que identificarse con el agredido. El individualismo caníbal ha perdido para siempre la ternura y no se ha endurecido: se ha petrificado. Y sobre una piedra podrá construirse una iglesia, pero nunca un colectivo militante. Tampoco sobre arena. Será necesaria la maza y la cantera. Mi maza es un teclado, la cantera es el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo. Si el hambre es un crimen, los hambrientos están siendo criminalizados por la cultura represora. Castigados en forma inapelable. Sentenciados a muerte, en sus dos vertientes: la muerte indigna y la vida miserable. Aún el esfuerzo de escribir, editar, imprimir, distribuir este libro es poco. No me consuelo, pero al menos me sostengo en uno de mis primeros aforismos: "la diferencia entre poco y nada es mucho". De tantos "poco" haremos algo, y de algunos "algo" haremos mucho. Quizá ya lo estamos haciendo. Y la cultura represora aún nos arrebata ese logro.

Nuestro reino si es de este mundo, pero claro, sin olvidar que otros mundos son posibles y que entonces, otros reinos también. Alguna vez para reinar no será necesario dividir, apenas sumar, multiplicar, potenciar. Y entonces, hasta un redactor de una agencia de noticias tendrá y disfrutará, su lugar en el mundo.

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Incluyo una parte del Prólogo que escribió especialmente para el libro Carlos del Frade.

A manera de prólogo.

-No importa que dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Lo único que importa es que hoy, mañana y ayer no dejes de luchar contra todas las formas de la cultura represora – escribe Alfredo Grande, psicoanalista implicado, fenomenal militante que desde hace años descubrió que la comunicación, en cualquiera de sus formas, es un arma poderosa para sembrar puntos de vistas y conciencias.

Comparto con Alfredo la Agencia Pelota de Trapo, la obstinada construcción del Movimiento Chicos del Pueblo conducido por ese extraño patriarca del tercer milenio que es Alberto Morlachetti.

Pero los escritos de Alfredo están atravesados no solamente por lucidez y sensibilidad, extraña mezcla para nada habitual en estos tiempos de imposturas, cinismo y especulación; sino también por coherencia existencial.

El autor de estas crónicas es capaz de mostrar antecedentes tales como la constitución de cooperativas, trabajo concreto con varios movimientos de desocupados, asambleas y muchos años de poner el cuerpo en la exacta geografía que construyen siempre las minorías para excluir a las hijas y los hijos del pueblo, de los que son más en estos arrabales del mundo.

Y de pronto, Alfredo es capaz de montar obras teatrales enancado en su permanente sentido del humor, impecable atajo hacia las mentes de muchos y, en forma paralela, abrir talleres en distintos lugares del país.

Ese compromiso es una señal de identidad de los años sesenta y setenta pero su formación intelectual, sólida y siempre abierta, parece más de una pintura renacentista, de aquellos que como Leonardo eran capaces de pintar durante la mañana y analizar los misterios del cuerpo humano durante las noches.

Siempre hay un brillo cómplice en la mirada de Alfredo.

Esa también es una marca de un tipo atento a lo que lo rodea pero también al otro, al que está enfrente.

Bien podría haber aceptado algunos de los caminos del sistema: estar en un gran medio de comunicación a cambio de olvidar eso de la lucha de clases, frase que generalmente ustedes encontrarán en estos textos.

Pero el psicoanalista implicado es tozudo.

Sabe que el capitalismo propone la explotación y sus variadas formas de multiplicación a través de territorios y tiempos.

Y allí está él, con su mirada luminosa y sus palabras acumuladas.

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Creo que para que la paz deje de ser un crimen, es necesario que el hambre deje de ser un crimen. Y que para eso, el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo ha sostenido en su lucha de décadas lo que yo denomino el trípode de la implicación: coherencia, consistencia y credibilidad. Como dice Alberto: "con ternura venceremos".

Fuente: lafogata.org