Argentina, la
lucha continua....
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Una d�cada despu�s seguimos trabajando por otro destino
Laura Garc�a V�zquez
ACTA
Una d�cada es un per�odo demasiado largo para definir un rumbo, con esto quiero decir que hace muchos a�os que el kichnerismo no me genera expectativas favorables y no me estoy refiriendo a mis m�s profundas convicciones sino a las que el gobierno de N�stor Kichner s� supo despertar.
Los gestos tienen importancia y el inmediato viaje del reci�n asumido presidente a Entre R�os a solucionar un conflicto docente contrasta con este 2013 de conflicto docente prolongado y con una d�cada donde la educaci�n no ha tenido la importancia primordial que deber�a tener en el desarrollo humano de un pa�s, y esto va mucho m�s all� de los recursos materiales que por supuesto son necesarios.
Si bien me resulta Imposible esquivar el balance natural que impone la d�cada, sigo sin entender mucho esto de ganada o p�rdida.
El tiempo pasa, surgen oportunidades en nuestra historia, el kichnerismo tuvo una, pero, me pregunto, �su propia naturaleza le permit�a hacer algo mucho mejor que este pa�s que tenemos?
�C�mo permitimos, en estos d�as, que pase desapercibido que la tasa de desocupaci�n subi� un punto, pero asumiendo que un punto significan aproximadamente 170.000 personas que han perdido su trabajo?
�C�mo permitimos que realidades como el pleno empleo o terminar con el trabajo precarizado no sean temas de urgencia permanente?
�El proyecto no es para todos? �La posibilidad de un trabajo digno no es esencial?
No existe la contradicci�n entre sostener que el gobierno de N�stor Kichner fue el mejor desde 1983 y sostener firmemente que no es esto lo que queremos y que la realidad exige que se construya otra alternativa, realmente para todos y todas.
Los derechos humanos deben tomar otra dimensi�n, entendiendo que no hay forma real de reparar la desaparici�n forzada de personas y el da�o irreparable que esto ocasiona.
No bastan gestos importantes pero insuficientes. Se podr� entender alg�n d�a que no podemos perdonarnos como pa�s que las madres mueran sin hallar los restos de sus hijos?
Por supuesto que este reclamo debe hacerse a todos los gobiernos que tuvimos desde 1983 pero me sigo preguntando, �se buscaron los restos y los culpables con todos los recursos posibles y en condiciones de igualdad entre los 30.000 desde el 2003?
Tampoco podemos perdonarnos distorsionar el motivo del genocidio sufrido, las aspiraciones de nuestros desaparecidos nada tienen que ver con la democracia formal y menos que menos con este modelo que si bien ha mejorado n�meros de la econom�a tambi�n ha contribuido a profundizar una enorme desigualdad que abarca todos los campos de la vida social. Basta ver las diferencias entre trabajadores tanto en salario como en condiciones laborales y esto ocurre dentro de un mismo gremio y tambi�n dentro del mismo Estado.
La zona de Bah�a Blanca, la supuesta nave insignia. Liberaci�n o dependencia no es una consigna pasada de moda
Recientemente visit� nuestra zona Juli�n Dominguez, titular de la C�mara Baja, asegurando que Bah�a Blanca cre� un tri�ngulo virtuoso entre sector p�blico, universidades y sector privado que permite generar competencia laboral con capacitaci�n permanente. Es la Argentina que debemos pensar para las pr�ximas generaciones.
Destac� a Bah�a Blanca como "la nave insignia de la d�cada que comienza" resaltando el crecimiento del Parque Industrial de Bah�a Blanca que hoy "exhibe 139 industrias y llega a ocupar a m�s de 3.000 trabajadores". Y afirm� que este es el mensaje que todos los d�as la presidenta Cristina Fern�ndez de Kirchner le brinda a los argentinos, a nuestros empresarios, al considerar que "Argentina ha refundado su sistema industrial".
Primero, pasar a realidad las cifras, las industrias son aproximadamente 80 y los trabajadores 2.500. El total de trabajadores industriales llegar�a a 4.000, aproximadamente un 3% de la poblaci�n econ�micamente activa. En este momento hay aproximadamente 10.000 desocupados.
Pero hay un detalle mucho m�s importante que la poca incidencia del empleo industrial en esta zona: la creciente extranjerizaci�n de la econom�a. Esa es la dependencia.
Creer que hemos "refundado nuestro sistema industrial" con la creciente presencia de empresas transnacionales que saquean sin dejar a cambio m�s que unos pocos puestos de trabajo y mucha contaminaci�n es enga�ar a la poblaci�n para que no pueda enfrentar sus propios problemas.
Contrasta la imagen de la extranjerizaci�n de las empresas de "la nave insignia" con las necesidades de la poblaci�n, basta recorrer la zona, mirando en qu� condiciones se vive.
Es oportuno recordar el origen corrupto del Polo Petroqu�mico, el problema no son las coimas repartidas en su momento sino las millonarias ganancias que esa corrupci�n permiti� y que salen diariamente por un puerto cada vez m�s privado y cada vez m�s extranjero.
El futuro y los l�mites a romper
Este proyecto nos est� poniendo l�mites que es imprescindible romper para concretar nuestras aspiraciones, disimulando no la incapacidad sino la voluntad de sostener la realidad cambiando solamente lo necesario para continuar con el rumbo elegido. Se va actuando por necesidad y no por convicci�n.
Habr�a much�simas medidas que podr�an tomarse pensando en redistribuir el trabajo, la riqueza, los bienes comunes y los bienes simb�licos democr�ticamente. L�stima que ese no sea el objetivo.
La realidad permanece ausente en los medios de comunicaci�n. Unos y otros, dos grupos de poder, enfrentados en esta ocasi�n, est�n much�simo m�s pendientes de su propia puja que de realizar un aporte hacia una sociedad m�s justa y democr�tica.
La indispensable renovaci�n as� como el cambio en las formas de hacer pol�tica constituyen uno de los factores que explican por qu� nos encontramos nuevamente con un modelo agotado y con la necesidad imperiosa de trabajar much�simo en pos de generar una alternativa digna, que pueda reconstruir lazos en una sociedad fragmentada y en la cual la exacerbaci�n de las individualidades y subjetividades ha invisibilizado los derechos colectivos y sociales.
Una sociedad sana, solidaria, justa y con perspectiva humanista debiera proteger a los m�s d�biles y priorizar los derechos relacionados con la vida y la salud de las personas.
La creciente extranjerizaci�n de la econom�a da por tierra cualquier proyecto emancipador, aunque se apele a las causas emancipatorias del pasado, esto no se traduce a lo vivido en esta �poca, la simbolog�a de los queridos s�mbolos patrios deber�a estar acompa�ada por una soberan�a plena y real sobre los bienes naturales y la posibilidad de desarrollar industrias nacionales compatibles con el medio ambiente y el desarrollo humano as� como colaborar firmemente para profundizar una Am�rica Latina integrada, emancipada y aut�noma como cre�an nuestros mejores antepasados, esos hombres imprescindibles, honestos, patriotas, humanistas y profundamente rebeldes ante las injusticias.
Laura Garc�a V�zquez es Secretaria de Organizaci�n de la CTA Regional Bah�a Blanca-Coronel Dorrego.