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Latinoamérica

Alumnos pobres y "malos alumnos"

Alejandra Vergara López

Con estupor he visto el debate televisivo sobre la educación en el programa «Tolerancia cero» de Chilevisión (domingo 13/11/2011). En esta emisión, el señor Andrés Benítez, Rector de la Universidad Adolfo Ibánez habla abiertamente de los «alumnos pobres» y de los «malos alumnos» -casi como sinónimos- de la Universidad de Playa Ancha. En un discurso que confunde la cantidad de investigaciones de sus docentes con la calidad de sus alumnos, como si estos últimos fuesen los culpables del escaso aporte estatal a las universidades del CRUCH para investigación.

Las investigaciones y publicaciones actualmente son claros indicadores del nivel de las universidades y de sus docentes, en eso estamos completamente de acuerdo. Sin embargo, me parece aberrante hablar de los «alumnos pobres» y los «malos alumnos» como ciudadanos que no tienen derecho a estudiar gratuitamente porque sus planteles no investigan.

Se ha preguntado acaso el Señor Benitez el porqué de esta situación. ¿Es acaso el problema del alumno pobre?

Un «alumno pobre y malo» estudia en una universidad pública porque sus padres y profesores le hablaron de lo importante que era sacarse buenas notas en el liceo para dar una Prueba de Selección Universitaria decente y obtener un puntaje que le permitiera acceder a estudiar una carrera por vocación y no por equivocación. Un alumno pobre y malo se da cuenta al entrar en la universidad tradicional que ya es un adulto (¿pobre?) que debe trabajar los fines de semana o por las tardes para pagar el arancel universitario, la locomoción, el almuerzo (que muchas veces se traduce en un pan) y las fotocopias (porque para comprar libros en Chile hay que ser un alumno rico). Las becas hace mucho tiempo que no dan abasto. Un alumno pobre y malo viene de una familia cuyo ingreso promedio mensual es de $200.000, pero es feliz sabiendo que va a recibir un título profesional después de 5 años y que en el 70% de los casos será el primer profesional de toda la familia. Un alumno pobre y malo reclama el derecho a la educación gratuita y de calidad a través de manifestaciones, marchas, ollas comunes, panfletos y hasta barricadas. Ejerce su derecho a opinar, a discutir y defender a una universidad que le permite conocer la realidad chilena y, por ende, su futuro campo profesional.

Un alumno pobre y malo es ninguneado en televisión abierta por un señor rector de universidad privada de alumnos buenos y ricos porque no se fue a endeudar con la banca privada para estudiar en su universidad «bien», de prestigio, de las primeras en el ranking nacional, con intercambios en el extranjero y con muchas, muchísimas investigaciones.

En su calidad de Rector de otro plantel académico con sus comentarios clasistas solo denigra el trabajo y esfuerzo de una realidad social que le es completamente ajena y de la cual debería declararse ignorante o intentar comprender cuán distinta es la situación cuando no hay estudiantes ricos y buenos que pagan mensualmente a sus docentes para que realicen estudios e investigaciones.

Hablar de estudiantes «pobres y malos» de la Universidad de Playa Ancha es una falta de respeto a todos los estudiantes y profesionales egresados de esta casa de estudios, entre los cuales me incluyo. Dejando en claro, que no me avergüenza pertenecer a una familia pobre en recursos económicos, pero rica en calidad humana y moral. Tampoco me arrepiento de haber estudiado pedagogía ni de haber sido una mala alumna por creer en un país con posibilidades para todos.

A la distancia apoyo el movimiento social chileno por una educación gratuita y de calidad, en donde ciudadanos pobres y ricos dejen atrás la ignorancia, el clasismo y el despotismo en pos de la sabiduría y el conocimiento.

Alejandra Vergara López

Titulada de Profesora de Castellano en la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso

Doctoranda en Ciencias del Lenguaje, Université Lumière Lyon 2, Francia

Fuente: lafogata.org