Argentina, la
lucha continua....
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Diez a�os de f�bricas administradas por los trabajadores: Unas perlitas de Poder Popular rodeado de una sociedad y estado capitalista
Dick Emanuelsson
�Que ha pasado con las fabricas y la suerte de los trabajadores durante los diez a�os de gesti�n obrera en Argentina? Dick Emanuelsson ha visitado y ha hablado con los trabajadores en cuatro empresas.
Foto: Silvio Zacharias, presidente 2005 de la Cooperativa Astillero Unidad Naval en Buenos Aires.
Caminamos dentro de la f�brica de Grissinopoli, ubicada en un t�pico barrio de Buenos Aires. Ivana Ag�ero y sus 20 compa�eros y compa�eras estaban euf�ricos de felicidad ese d�a. El anterior, las camionetas hab�an salido de la f�brica con su primera producci�n de bizcochos y galletas, algo as� como una tonelada y media. Y sin el Patr�n dando �rdenes.
Fue hace casi diez a�os cuando llegu�, ese d�a hist�rico, a la "Cooperativa la Nueva Esperanza, Grissinopoli". Pude compartir con m�s de 700 representantes la primera Conferencia Nacional de F�bricas Recuperadas por los obreros.
Foto: 2002 - Trabajadores y trabajadoras orgullosas de haber recuperado las empresas donde trabajaban, reunidos en Grissinopoli en medio de la profunda crisis capitalista. / Autor: Dick Emanuelsson
Representaban aproximadamente a 10.000 trabajadores de toda Argentina, literalmente v�ctimas del modelo destructivo neoliberal que destruy� y desmont� una gran parte del sector productivo del pa�s. Hoy, 2011, son 20.000 trabajadores que en sus empresas se sostienen en una lucha ardua y complicada para sobrevivir en un mar capitalista.
En ese entonces, 2002, pregunt� a Ivana si era posible mantener la producci�n en un pa�s que hab�a ca�do en la m�s profunda crisis econ�mica como la que pasaba entonces en Argentina, donde el pueblo, poco antes, hab�a tumbado 4-5 gobiernos en cuesti�n de d�as. Mucho m�s teniendo en cuenta que la gente lo primero que recorta, en esos trances econ�micos tan duros, son las cosas que no revisten importancia extrema, como por ejemplo podr�an ser las galletitas y los bizcochos.
– Entendemos las dificultades pero debemos intentar, tenemos que salir para sacar nuestros productos al mercado y los bizcochos de Grissinopoli tienen fama. No tenemos otra alternativa si no, estamos perdidos. Todos los compa�eros en la f�brica entienden eso, dec�a hace diez a�os.
Cuando nos encontramos nuevamente, a principio del mes de abril de 2011, se ve m�s gastada por lo arduo de su tarea, pero al mismo tiempo con la misma firmeza y orgullo que la acompa�aba desde el 2002. Y ya lleva 35 a�os trabajando en Grissinopoli.
– Estamos sumamente felices y tu mismo eres un testigo de las enormes dificultades que tuvimos los primeros a�os. Pero hoy hierve de actividad en la f�brica. Si recuerdas, el parlamentario de Buenos Aires, Crespo Campo, dec�a hace diez a�os que los trabajadores no ten�an capacidad ni cerebro capaz de permitirles llevar una empresa adelante. Pero comprobamos lo contrario, dice Ivana con una expresi�n en su rostro que pocos se atrever�an a cuestionar.
Foto: Ivana Ag�ero en la "l�nea" desde 35 a�os, y ahora ella y sus compa�eros son los dirigen su f�brica, sin el capitalista. / Autor: Dick Emanuelsson
Y el viejo dicho �"Trabajadores s� son necesarios, pero capitalistas no"! es hoy un lineamiento para la mayor�a de las cooperativas que florecieron en toda Argentina entre el 2001 y el 2002. Dec�a Ivana, ese a�o, que "los clientes tienen que confiar m�s en los trabajadores que en los due�os, porque los �ltimos se preocupan m�s por sus ganancias, no porque que el pa�s salga de la crisis".
Foto: Marina Pino
En esos a�os duros, los trabajadores pagaron de su bolsillo para comprar trigo y levadura para poder realizar la primera producci�n. No cancelaron un solo sueldo los primeros seis meses.
Al llegar en 2011 pude ver que dos grandes camiones, llenos de bolsas de 50 kilos de trigo, eran descargados en la f�brica.
– En la reuni�n mensual reciente de la cooperativa, decidimos introducir un nuevo turno y emplear 15 trabajadores m�s. Hasta ahora hemos trabajado en turnos de doce horas para poder entregar lo contratado. Pero ya no podemos m�s, dice Marina Pino.
Ella ha trabajado casi 40 a�os en Grissinopoli y fue la primera presidenta de la cooperativa durante cinco a�os. Es una mujer elegante, formada en administraci�n de empresa y se encarga de la mayor parte del trabajo en la oficina, junto con la �nica secretaria en Grissinopoli. Aunque debe ser la trabajadora con m�s preparaci�n, en Grissin�poli, recibe el mismo salario que los dem�s trabajadores, un sagrado principio para la cooperativa es el de la igualdad. Pero no es la �nica mujer que haya dirigido la f�brica durante estos diez a�os, son en total tres mujeres que han tenido ese cargo y de los 20 empleados s�lo cinco son mujeres.
– Juntas y juntos manejamos este gran barco que es como el Titanic, comentaba Ivana con una gran carcajada optimista.
�Cu�nto gana un obrero en Grissinopoli hoy? Pregunt�.
– Si alguien ac� buscara un empleo en el mercado laboral de hoy, perder�a la mitad de su sueldo. Pero haber llegado hasta donde estamos ahora, nos ha costado muchos problemas y sudor, resum�a Mar�a Pino
E Ivana agreg�:
– Hoy podemos dedicar mucho m�s tiempo para la familia que durante los primeros a�os que fueron dur�simos. No solamente hemos recuperado y reconquistado nuestros trabajos, sino tambi�n una calidad de vida que no ten�amos antes. Ya nadie nos explota.
Foto 7
El taxista suspir� y comenz� a ubicar su dinero en diferentes partes en el carro.
– Tenemos como regla no llegar hasta aqu� por la inseguridad y delincuencia, dice y hace se�as con la cabeza hacia una esquina donde hay unas personas, a su decir, con fisonom�a sospechosa.
Me comenta que ese barrio es lo que llaman "Villas", barrios de extrema pobreza con mucha delincuencia donde ni las ambulancias quieren entrar por miedo a los robos. Sin embargo, nada pas� y mi malet�n con las c�maras sobrevivieron al paso por el lugar.
El mismo a�o que los trabajadores de Grissinopoli ocuparon su f�brica, los obreros metal�rgicos en el Astillero Unidad Naval retomaron tambi�n la producci�n. Estaban en peores condiciones ya que el astillero, ubicado en el barrio de Avellaneda, hab�a estado parado durante dos a�os debido a la crisis. En 2005, cuando lo visit�, la cantidad de trabajadores hab�a sido reducida a un n�cleo de 30 obreros.
– A pesar de los primeros a�os que fueron sin dudas, dif�ciles, no podemos decir que nos haya ido mal. Pero claro, compar�ndolo con los a�os de la bonanza en la d�cada del �90 cuando �ramos unos 800 trabajadores, s�, notamos una gran diferencia con nuestros 30 trabajadores hoy en d�a, dice Beto Aquino, secretario en la cooperativa.
El sol brilla intensamente en pleno oto�o, entramos en unos de los dos remolcadores que se encuentran en el muelle para ser reparados. Las paredes con asbesto ser�n reemplazadas al mismo tiempo que las m�quinas ser�n alineadas.
Siento el olor de aceite de la m�quina cuando bajamos por las escaleras formando un �ngulo de noventa grados para llegar a la sala del motor. Siento el humo de la soldadura, y el olor de los gases que llegan cuando el obrero aprieta la herramienta de corta hierro (con gas), para cortar el hierro rojo y amarillo, por el calor y la combinaci�n de acetileno y ox�geno.
Me siento como en la "casa vieja", como transportado hacia un viaje al pasado que vive latente en m�, porque tambi�n fui obrero metal�rgico desde los 15 hasta los 32 a�os. Uno m�s entre tres mil compa�eros hasta que un d�a el director del diario del Partido Comunista Sueco, me pidi� que dejara el uveral y del astillero para trabajar tiempo completo en el diario.
Foto: Obreros del astillero. / Autor: Dick Emanuelsson
Foto: Obreros del astillero. / Autor: Dick Emanuelsson
Por eso no tengo ese temor que muchos periodistas graduados en la facultad de comunicaci�n social tienen cuando salen de la universidad para entrar a una f�brica con bulla, ruidos y humo, que contrasta cruelmente de los salones c�modos en los ministerios o las sedes con airecondicionado de las ong�s. Si es que los jefes de la redacci�n est�n interesados de revelar las condiciones de trabajo en reportajes. El 2011 la selecci�n de temas en los medios muestra que la situaci�n para los trabajadores no les interesa a los due�os de los medios de comunicaci�n. Pocas ves hoy se ve, se escucha o se lee en los diarios reportajes directamente desde los centros de producci�n.
Y los trabajadores saben, adem�s, que para lograr resultado en su lucha, tienen que estar unidos, "no importa si eres socialdem�crata o comunista por que pertenecen la misma clase social", me ense�aban los viejos mentores y obreros comunistas en el astillero. Mejor "universidad" para un muchacho no existe. �Qu� medios quiere cubrir una f�brica desde ese �ngulo? �Y desde cuando hay ONG�s interesados de preocuparse sobre esos temas?
– No creas todo lo que dice Beto, dicen dos obreros que descansan en el comedor del barco. Esto no es un camino de rosas hacia el socialismo porque somos totalmente dependientes de la coyuntura capitalista, dijo uno de los dos obreros, casi un poco como con resignaci�n, concientes de la realidad en que se encuentra. Beto se r�e ante el comentario sarc�stico de sus compa�eros.
Treinta obreros en un inmenso terreno en la ciudad comparable a las grandes capitales del mundo, es la ilustraci�n cl�sica de la esencia de un sistema econ�mico que con sus repetidas crisis c�clicas, crea tragedias sociales apoyadas en el desempleo masivo.
Para el sector especulativo financiero y de los grandes consorcios de las constructoras, ese lugar casi en el centro de Buenos Aires es una perla dentro del marco especulador, sin embargo all� hay 30 obreros reclamando su derecho al trabajo, que n o van a rendir as� no m�s.
Foto: Los trabajadores en Brukman, la mayor�a mujeres, fueron desalojadas tres veces y tres veces regresaron para defender su puesto de trabajo y tomar el tim�n de su f�brica. / Autor: Dick Emanuelsson
En la "Cooperativa Brukman, 18 de Diciembre" que tres veces fue desalojada por las fuerzas de la polic�a, tres veces tambi�n volvieron esas mujeres tercas y firmes para defender su lugar de trabajo en la Capital Federal, donde el precio de la construcci�n por metro cuadrado es uno de los m�s altos del mundo. Es por eso mismo, detalla Delicia Millahual, integrante de la direcci�n de Brukman, que viven en una permanente preocupaci�n sabiendo que el banco un d�a llegar� para desalojarnos ya que la disputa sobre el edificio todav�a no est� resuelta.
A principio del 2000, los trabajadores de Brukman se convirtieron en algo simb�lico en la defensa de su trabajo y de la f�brica. Ante una realidad descarnada, surgi� entre varios obreros el sue�o de un nuevo sistema econ�mico en donde la clase obrera fuera considerada como seres humanos dignos y no una mercanc�a que se puede desechar cuando consideran que no sirve. Su lucha fue acompa�ada por sectores de izquierda donde se destacaron los j�venes.
Foto: Trabajadora de Brukman. / Autor: Dick Emanuelsson
Los 50 trabajadores, con una gran mayor�a de mujeres, dec�an estar agradecidos por el apoyo y respaldo que recibieron de la izquierda argentina. No faltaron oportunistas que se arrimaron a la lucha de Brukman pretendiendo reforzar sus organizaciones. Pero las trabajadoras supieron ponerse a la altura de las circunstancias y manejaron su nave consensuadamente y en unidad de clase, dando lugar al nacimiento del Movimiento Cooperativo de F�bricas Recuperadas.
Quiz�s algunos de ellos m�s vieron el caso de Brukman para reforzar su propia organizaci�n en vez de pensare en el destino exitoso del a lucha de los obreros del Brukman. Y a final estos dijeron "Muchas gracias por su respaldo, pero ahora nos toca a nosotros de manejar esta nave" y se afiliaron al Movimiento Cooperativo de Fabricas Recuperadas.
Foto: Delicia Millahu.
A diferencia de los trabajadores de Grissinopoli y del Astillero Unidad Naval, los trabajadores textiles ganan m�nimamente, 600 pesos, o 150 d�lares, muy por debajo del salario m�nimo.
– Hemos comprobado durante diez a�os que los trabajadores somos capaces de llevar la cadena del proceso, desde que entra la tela y el terno sale de la f�brica. Nosotros hemos comprobado que podemos llevar la f�brica sin accionistas, dijo Delicia Millahual, cuyo origen es ind�gena mapuche, nacida en Chile pero desde m�s de 30 a�os residente en Argentina.
Mide casi dos metros y la primera vez que nos conocimos fue en 2006 en la ciudad boliviana de Sucre. Ah� cont� sobre las experiencias exitosas de los trabajadores del astillero R�o Santiago en su lucha contra la ofensiva privatizadora del presidente Carlos Menem durante la d�cada del �90.
Foto: �ngel Cadelli, luchador por el astillero R�o Santiago. / Autor: Dick Emanuelsson
– Era una lucha de clase pura. De un lado la clase obrera y al otro, los militares golpistas, curas con un pasado oscuro, el capital monop�lico y los politiqueros asalariados de las empresas transnacionales. Logramos que el astillero m�s grande de Latinoam�rica no fuera privatizado porque lo vimos como un conflicto de clase, no una lucha entre partidos, dice �ngel Cadelli, un ingeniero con m�s de 40 a�os de servicio en el astillero R�o Santiago.
En la lucha contra la privatizaci�n del astillero, �ngel Cadelli fue elegido unitariamente por sus 2700 compa�eros de trabajo, a los que habr�a de representar como vicepresidente de la Junta Directiva de la Gerencia del Astillero con responsabilidad de mantener los contactos con las l�neas navieras y estados.
Para nadie es un secreto que tanto el astillero, como el municipio donde esta est� ubicado, la ciudad de Ensenada, se han beneficiado enormemente por la integraci�n latinoamericana cuya principal cabeza es el presidente venezolano, Hugo Ch�vez Fr�as.
– Venezuela es de un inter�s central por su potencial econ�mico. Ch�vez ha colocado dos contratos con la posibilidad de otros dos buques que dar�n trabajo a m�s de 1500 compa�eros durante ocho a�os para cada uno de los buques. Es por eso que las relaciones Argentina-Venezuela son de tan vital importancia, subraya Cadelli.
No todos son felices cuando los trabajadores del Astillero R�o Santiago entran por el port�n en la ma�ana, sin mayor preocupaci�n por el d�a siguiente.
Las relaciones entre Argentina-Venezuela son boicoteadas activamente por los gringos y los ingleses, agrega �ngel. Por ejemplo, una gran pieza del motor producido en China, que pesaba 135 toneladas y que ser�a montada en el buque tanque "Eva Per�n", se desplom� de la gr�a cuando fue cargada en Houston, estados Unidos. No dudamos en decir que fue un intento de la CIA de sabotear la producci�n de los contratos con Venezuela. Porque este tipo de sabotaje ocurre frecuentemente con los contratos venezolanos pero nunca con los contratos con otros pa�ses.
Foto: 2005, el 6� encuentro de los trabajadores en fabricas recuperadas. / Autor: Dick Emanuelsson
En argentina se produjo un movimiento interesante como fue el de las f�bricas recuperadas por los trabajadores. Esto respondi� a un proceso de maduraci�n de la clase obrera que explot� en los momentos m�s cruciales, cuando el pa�s padeci� la dur�sima crisis causada por la instalaci�n del modelo neoliberal.
La masiva importaci�n de productos, la profunda destrucci�n del aparato productivo nacional produjo el aumento del desempleo y el alza de los �ndices de pobreza e indigencia. Fue en esos momentos cuando la creatividad dej� a un costado la desesperaci�n, los trabajadores comprendieron que no era momento de echarse a llorar, sino de tratar de recomponer los fragmentos esparcidos por esa tierra tan rica de recursos naturales y humanos.
Los trabajadores y trabajadoras dieron cuenta de su valent�a cuando de preservar la fuerza del trabajo se tratara y all� contin�an su labor comenzada no sin grandes esfuerzos, estigmatizados, perseguidos, acosados. Hoy esas empresas contin�an su tarea en una Argentina donde nuevos aires comenzaron a soplar aunque a�n haya mucho camino por transitar.
Los primeros pasos ya est�n dados y eso es para celebrar, porque cuando los pueblos quieren ser dignos no hay fuerza capaz de detenerlos.
Video.
1) Cooperativa Astillero Unidad Naval en Buenos Aires
2) En la "Cooperativa Brukman, 18 de Diciembre"
3) Los trabajadores del Astillero R�o Santiago en lucha por sus trabajos