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Medio Oriente - Asia - Africa

Camer�n
El combustible generado a partir de la palma aceitera amenaza a los pueblos

Sylvestre Tetchiada
Centre Tricontinental
Traducido por Susana Merino

En la regi�n meridional de Camer�n, uno de los pa�ses m�s agr�colas de �frica central, alrededor de 108.000 hect�reas de tierra se han destinado al cultivo de la palma aceitera y entre 2001 y 2006, otras 30.000 hect�reas de bosques se han desbrozado para expandir dicho cultivo.
De la palma aceitera se extrae un aceite usado con fines alimentarios, tanto en el Camer�n como en otros pa�ses costeros del centro y del oeste de �frica, Pero desde 2005, el pujante y prometedor mercado del biodiesel est� convirti�ndose en un poderoso motor del cultivo de la palma aceitera y de las empresas industriales.
Seg�n el ingeniero Jean Momo del Ministerio de Agricultura y Desarrollo rural, el gobierno lanz� en 2001, el proyecto "Palma aceitera" en el marco de su pol�tica voluntarista de modernizar la agricultura.
Con la ayuda del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ha dicho, queremos llegar a plantar hacia 2010, unas 50.000 hect�reas m�s para lograr la producci�n de 250.000 toneladas
Camer�n tiene una superficie de alrededor de 475.500 Km2, y una poblaci�n de alrededor de 17 millones de habitantes, seg�n las estad�sticas oficiales.
En 2005, la producci�n bruta de aceite de palma de Camer�n era de 140.000 toneladas, distribuidas entre tres sectores: un sector agroindustrial, plantaciones rurales al servicio de las agroindustrias y un sector artesanal tradicional.
Las empresas agroindustriales, como la Socapalm, la Safacam y Ferme Suisse, han emprendido, en el sector, un ambicioso plan de desarrollo. Dicho plan se basa en la ampliaci�n de las plantaciones y el aumento de la productividad, tanto en la producci�n como en la industrializaci�n.
Seg�n los directivos de las tres empresas, el aceite crudo de palma es una apropiada fuente de biodiesel. Muchos pa�ses europeos y Jap�n han impulsado ya pol�ticas que favorecen el desarrollo de energ�as renovables, como consecuencia de sus compromisos para la puesta en marcha del protocolo de Kioto, firmado en 1997, destinado a reducir el calentamiento clim�tico mediante la disminuci�n del efecto invernadero.
Dicho protocolo prev� para los pa�ses desarrollados la reducci�n de un 5%, entre 2008 y 2012, de las emisiones de seis gases con efecto invernadero, con relaci�n a los niveles de 1990 que eran de un 55%.
El biodiesel que se produce en Camer�n desde 2005, s�lo es utilizado por las empresas que lo explotan. Pero no trasciende la cantidad que se produce porque las empresas se niegan a difundirla. Han informado solamente de que parte de la producci�n se exporta a Nigeria, Francia, Italia, Malasia e Indonesia mientras que otra parte es transformada por las industrias locales.
"Los nuevos mercados de hidrocarburos favorecen igualmente el aumento de las ventas de aceite de palma" ha afirmado el ingeniero de la Socapalm, Jacques Emana. "Es normal que las empresas instaladas en este pa�s obtengan considerables porciones del mercado"
Pero estos planes y las proyecciones de expansi�n del cultivo de la palma aceitera para la fabricaci�n de biocombustibles tienen enormes repercusiones en las selvas camerunesas y sobre las poblaciones que de ellas dependen, explican las ONG del Camer�n.
"La tala de bosques para la plantaci�n de palmas es una de las principales causas de la deforestaci�n del pa�s y de los incendios forestales", explica Marie Mendouga, miembro de la Organizaci�n camerunesa de defensa del ambiente, una ONG con sede en Yaund� la capital del pa�s. "Otra causa importante es la explotaci�n de la madera por los especuladores". Para Mendouga, la expansi�n de la palma aceitera implica un cambio muy importante en la afectaci�n de tierras y de recursos, modificaciones radicales de la vegetaci�n de los ecosistemas locales, de los movimientos y de la reubicaci�n de las poblaciones.
Las poblaciones enfrentan graves problemas en las zonas en que se planta la palma aceitera. La mayor parte de los problemas surge de conflictos de tipo territorial con las empresas. La sensaci�n general, seg�n Philippe Engoulo, habitante de Nyet�, cerca de Kribi al suroeste de Yaund� es que las empresas estafan y expolian a las poblaciones, incit�ndolas a aceptar acuerdos basados en falsas promesas e impidi�ndoles participar en las decisiones.
Los habitantes denuncian, entre otras cosas, la falta de reconocimiento de sus derechos consuetudinarios; las plantaciones realizadas sin autorizaci�n gubernamental; la falta de informaci�n a las comunidades; los acuerdos no negociados; la manipulaci�n de los l�deres tradicionales para forzar las ventas; las indemnizaciones impagas; las ventajas prometidas e incumplidas; las tierras sin distribuir a los peque�os agricultores.
Los responsables de Safcam y Socapalm se niegan a dar explicaciones arguyendo que no est�n autorizados a hablar con la prensa.
Pero un dirigente de Ferme Suisse, guardando el anonimato ha dicho telef�nicamente que las empresas no expolian a las personas de sus tierras "Nosotros las compramos y muchas veces a precios m�s altos que en otros lugares. El problema es que luego vienen personas que se dicen educadas, a decirles que en relaci�n con las inversiones que realizan las empresas debieran haber sido mejor pagadas"
Por otra parte, el actual incremento de las plantaciones de palma aceitera en la regi�n de Kribi se est� haciendo en detrimento de las selvas vecinas, de las que dependen las poblaciones locales, agrega Hubert Minkoulou, un habitante de la regi�n.
"Los grandes conflictos territoriales con los grupos �tnicos Bagyelis, Boulous y Fang a quienes les fueron confiscadas las tierras sin compensaci�n, se han puesto bajo la jurisdicci�n de las empresas industriales" dijo Minkoulou.
"Nuestras tradicionales formas de vida se han vuelto imposibles y tampoco se ha encarado nuestra inserci�n en la econom�a de mercado" explica Florence Mpecke, una habitante de Kribi. Seg�n dijo, las empresas traen a sus obreros de otros lugares de Camer�n y los alojan en campamentos ubicados en la plantaci�n. Rara vez se contratan pobladores locales" se queja Mpecke.
Por otra parte, los productos qu�micos utilizados por las empresas y los desechos de sus f�bricas contaminan masivamente los cursos de agua de la zona y provocan enfermedades (diarreas, fiebre tifoidea, disenter�as, c�lera) seg�n afirma Mpecke y confirma el Dr. Marc Dzomou de la cl�nica de la Esperanza en Yaund�.
Desde el a�o 1963, en que se realiz� la primera plantaci�n de palma aceitera en el Camer�n, la historia de las plantaciones es dolorosa y est� manchada de sangre y l�grimas de las comunidades aut�ctonas, seg�n comenta Pierre Minko del "Foro de Oportunidades por Iguales Derechos" una ONG con sede en la capital.
Hoy en d�a, agrega Minko, con los proyectos de producci�n de biodiesel, los plantadores de palmas y los promotores de esas empresas tienen mayores posibilidades de crecimiento, pero seguramente tambi�n en mayor detrimento de las poblaciones aleda�as.
"Y sin embargo, nuestra historia es la historia silenciosa de las selvas desaparecidas para transformarse en plantaciones" se lamenta Odette Lobe, presidente del Comit� de desarrollo comunal de Nyete "Es la historia de las culturas ancestrales (y de las poblaciones) transformadas en proletariados rurales. Sus voces claman porque se detenga la destrucci�n planteada por los promotores del biodiesel"
Fuente:
http://www.cetri.be/spip.php?article1527&lang=fr

Fuente: lafogata.org

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