La función del periodista se basa, en principio, en la selección de
acontecimientos que se consideren periodísticamente importantes. A partir de
este punto se considera que la objetividad no sólo depende del objeto y del
sujeto, sino también del proceso de producción del conocimiento. El periodista
es el enlace del conocimiento de los médicos, economistas, científicos y
políticos con el ciudadano, cabiéndole un rol social legitimado en la
transmisión del saber cotidiano y como traductor del saber de los especialistas
para todo el público.
Ahora bien, en principio la corriente del "nuevo periodismo" ha puesto en crisis
la distinción entre ficción y realidad. Los periodistas desarrollan, en muchos
casos, hechos en los que no estuvieron presentes y los relatan como si hubiesen
asistido a ellos.
Este fenómeno genuinamente norteamericano tiene sus comienzos en la década del
70 donde, en la estructura narrativa, lo anecdótico se convierte en lo real y
los pequeños hechos dan su lugar a los grandes acontecimientos. En lo cotidiano,
la imaginación comienza a tener importancia periodística y la realidad se
confunde con la ficción. Es curioso observar en las redacciones como se da el
cuestionamiento entre los periodistas sobre su propio trabajo y la posible falta
de objetividad en el mismo. Ante esta situación los periodistas establecen una
serie de estrategias para sostener la objetividad de su narración, la posible
censura y la crítica de sus jefes. El uso de comillas, muchas veces, pone el
texto en boca de otro para afirmar hipótesis personales. Se presentan en primer
lugar los hechos esenciales y luego los comentarios.
La "objetividad" es utilizada como ritual estratégico para la defensa reforzando
la convicción de que los "hechos hablan por sí mismo" introduciendo la opinión
del periodista haciéndole creer al público que el análisis de la noticia es
importante y definitorio. La objetividad sería distinguir y separar la noticia
del comentario, recordemos que en el modelo de periodismo liberal-burgués "los
hechos son sagrados; el comentario es libre".
La objetividad promueve la descripción de los principales hechos desconectados
de las relaciones de clase en que se dan. Según Gouldner "El objetivismo es un
discurso que carece de carácter reflexivo; enfoca unilateralmente el "objeto",
pero oculta al "sujeto" hablante para quien es un objeto; así el objetivismo
ignora el modo en que el objeto mencionado depende, en parte, del lenguaje en
que es mencionado y varía de carácter según el lenguaje o la teoría usados".
Debemos recordar que no sólo el observador modifica con su mirada lo observado,
sino que también la mirada del observador es modificada por el fenómeno
observado.
Para Umberto Eco la producción del hecho-noticia es un problema que ha madurado
en los últimos tiempos, y ha cambiado la ideología del periodismo y de la
noticia. Nos encontramos ante la producción de mensajes por medio de mensajes.
"Con el nacimiento de los grandes circuitos de información, gesto simbólico y
transmisión de la noticia se han convertido en hermanos gemelos: la industria de
la noticia necesita gestos excepcionales y los publica, y los productores de
gestos excepcionales tienen la necesidad de la industria de la noticia para dar
sentido a su acción".
La mente humana no funciona como una máquina de calcular infalible y fría.
Responde a impulsos variados: el deber, la devoción, la codicia, los rencores,
las pasiones dogmáticas y los caprichos triviales, la vanidad desabrida, retazos
de locura y el azar que componen una sinfonía discordante. Los odios y las
ambiciones se entrelazan con las virtudes y los ideales, hasta en los mismos
actores, han hecho rodar gobiernos como revoluciones, tanto unos como otros. "La
objetividad –afirma Becheloni- es un concepto ideal-típico, como tal no existe,
pero su presencia es conocible: una tensión permanente hacia la verdad".
Según Eco la solución transitoria la problemática de la objetividad es "saber
construir por la información un continuo discurso crítico sobre la propia
modalidad, reflexión sobre las condiciones ficticias y reales de la objetividad,
análisis de la noticia en cuanto tal, reconocimiento explícitos de los casos en
que la noticia proviene de hechos y en aquellos en que ésta habla de otras
noticias" Entonces, como señalan algunos autores "la objetividad, en su versión
liberal-burguesa, es un mito, una mentira subjetiva trasvertida y los medios
informativos son el lugar donde las sociedades industriales producen nuestra
verdad".
Ernesto Martinchuk es Periodista - Docente - Investigador - Documentalista.