Argentina, la
lucha continua....
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Sobre la lucha obrera en Argentina o �por qu� sucedi� Terrabusi?
Enrico Simonetti
La lucha de los obreros y obreras de la f�brica ex - Terrabusi puso en el centro
de la escena pol�tica, por primera vez en todo el ciclo kirchnerista, a la lucha
de la clase obrera ocupada y sus potencialidades para conmover la pol�tica
nacional. Hasta entonces la contienda pol�tica en Argentina ven�a te�ida de cabo
a rabo por los colores de la derecha y la oposici�n burguesa al gobierno. As�,
entramos en un nuevo cap�tulo de la crisis capitalista en nuestro pa�s.
Inclusive, es posible que esta lucha trace las formas que ir� asumiendo el cada
d�a m�s acentuado ascenso pol�tico del movimiento obrero. Su principal elemento
hay que verlo en el incremento en la conciencia obrera de la independencia
pol�tica como clase. El desarrollo profundo de este elemento es el principal
acicate para la entrada en Argentina de un nuevo proceso revolucionario.
Los cap�tulos de la crisis capitalista en nuestras latitudes
Desde un an�lisis materialista de la realidad social hay que empezar por tener
en cuenta el fen�meno m�s universal, m�s abarcador que, al mismo tiempo, se
traduce y expresa en las multiplicidades m�s espec�ficas, m�s concretas y
determinadas. En la sociedad actual, la realidad m�s universal es el hecho de
que la producci�n social de la vida se realiza por medio de la explotaci�n
capitalista del trabajado asalariado. Es decir, que la relaci�n entre el capital
y el trabajo es la fundamental de la sociedad que vivimos. La caracter�stica
particular del momento presente es que esta relaci�n se encuentra en los inicios
de, quiz�, su peor crisis hist�rica. Por eso la crisis capitalista mundial es el
fen�meno m�s destacado del presente. A modo anal�tico podemos establecer una
divisi�n cronol�gica de los momentos que viene atravesando la crisis en
Argentina, seg�n los acontecimientos m�s relevantes de la lucha de clases.
El primer cap�tulo de la crisis estuvo signado por el conflicto entre el
gobierno nacional y las patronales agrarias, conformando un frente burgu�s
opositor con base social entre las clases medias de la ciudad y el campo y
simpat�as en franjas de los sectores populares. Este cap�tulo se cierra con la
derrota del gobierno nacional en el senado. As� la sociedad argentina queda
polarizada entre dos bandos patronales: el agro-exportador representado por "el
campo" y la oposici�n pol�tica (UCR, PJ disidente), y el "industrial"
representado por el gobierno de Cristina Kirchner.
El 2� cap�tulo de la crisis comienza con el voto "no positivo" de Cobos en el
Senado, al mismo tiempo que, en el plano internacional, en septiembre de 2008
hace eclosi�n la Bolsa de Wall Street y con ella arrastra al precipio financiero
a la econom�a mundial. Bancos, bolsas de inversi�n, pulpos insignes del
capitalismo caen unos tras a otros ante los ojos de millones a lo largo y ancho
del mundo. As�, la crisis capitalista comenz� a acelerarse, entrando en un
proceso masivo de destrucci�n de fuerzas productivas, y con ellas, de fuerza de
trabajo. Desde entonces se cuentan en todo el mundo un incremento de 50millones
de nuevos desocupados, llegando ya a los 200 millones de desempleados en total�
una verdadera pandemia social.
Durante todo este 2� cap�tulo, la irrupci�n de la crisis en nuestro pa�s tuvo un
desarrollo acelerado, produciendo una contracci�n importante de la producci�n
econ�mica, una masiva fuga de capitales, inflaci�n galopante, depreciaci�n de la
moneda y con ella del salario de los trabajadores y, al ritmo de la tendencia
mundial� unos 400.000 despidos, es decir, un quiebre significativo de la
relaci�n entre el capital y el trabajo, lo que viene traduci�ndose en luchas
moleculares de resistencia obrera en busca de mantener los puestos de trabajo.
En el medio se produjeron dos acontecimientos significativos: las elecciones
legislativas donde el kirchnerismo sufri� una derrota pol�tica importante y el
golpe de Estado en Honduras, ambos el �ltimo 28 de Junio. Estos dos hechos
podemos decir que marcan el cierre del 2� cap�tulo de la crisis capitalista en
nuestro pa�s y abren la entrada al 3� que, a todas luces se expresa en la lucha
de los trabajadores de la ex � Terrabusi.
Terrabusi: punta del iceberg de la emergencia obrera
�Qu� cambia con lucha de los trabajadores de Terrabusi? �De qu� fen�meno es
expresi�n? �Qu� nuevas tendencias anuncia?
El estallido de esta crisis ha impactado en las clases sociales,
radicaliz�ndolas en sus pol�ticas, objetivos, tareas y m�todos. Y esta
radicalidad afecta tanto a la burgues�a como al proletariado. Desde entonces,
todos los elementos que se encontraban proces�ndose lentamente en el per�odo
anterior comenzaron a agudizarse, acelerando su desarrollo. El continuo
desarrollo de estos elementos lo har� crecer en cantidad y combinarse con otros
produciendo nuevos, superiores, cualitativamente distintos a los anteriores. La
lucha de Terrabusi expresa un salto de calidad de este proceso y anuncia
elementos de esta nueva etapa. Pero para comprender la nueva etapa que se est�
abriendo es necesario analizar las bases sobre las que esta emergiendo esta
nueva generaci�n de luchadores obreros que, tarde o temprano, ser� parte
directiva de los principales acontecimientos de la lucha de clases.
La recomposici�n del movimiento obrero
La crisis capitalista como factor revolucionario en la lucha de clases
�Qu� entendemos cuando decimos que la crisis capitalista act�a como un factor
revolucionario en la lucha de clases? Para esto, es necesario delimitar el
concepto de factor y de su atributo, revolucionario. Un factor es una
determinaci�n hist�rica que act�a sobre el resto. Un factor es una
determinaci�n, en movimiento, que act�a sobre la formaci�n social de la que es
parte, condicion�ndola en alguna medida. La divisi�n en clases sociales es un
factor de determinaci�n estructural de la sociedad actual. El Estado un factor
de determinaci�n superestructural. El primero es un factor de determinaci�n
org�nico, condiciona al segundo en primer lugar. El segundo lo condicionada,
pero mediado por un conjunto de determinaciones secundarias. El funcionamiento
de la estructura determina el funcionamiento de la superestructura. Cuando la
primera entra en crisis act�a desestabilizando a la segunda.
La conciencia de la clase obrera es un elemento de la superestructura, como toda
la ideolog�a y la subjetividad humana en general. El movimiento del desarrollo
de las fuerzas productivas durante un per�odo "normal" y estable dentro del
capitalismo imprime una din�mica de apaciguamiento relativo de las
contradicciones de la sociedad. En cambio en per�odos de crisis, aumenta la
tensi�n de las contradicciones y se incrementa el ritmo de desarrollo (o mejor
dicho, de descomposici�n) de las fuerzas productivas. Y esto implica el
desarrollo, en la conciencia social, de nuevas formas de pensamiento, entrando
en crisis las viejas formas de comprender el funcionamiento de lo social. La
crisis, por esta raz�n, es un factor catalizador de la conciencia. Y en este
plano es revolucionario su actuar.
�Cu�l es el sentido pol�tico de esta crisis en la conciencia social?
La crisis capitalista amenaza con convertirse en una profunda depresi�n
econ�mica a escala global. Luego de d�cadas de triunfalismo capitalista
encarnadas en la ideolog�a neoliberal, las masas del mundo ven desplomarse las
proclamas de que el mercado tiene la capacidad de asegurar el bienestar o, en
todo caso, que sea la �nica forma de sociedad posible. El que cae no es el Muro
de Berl�n sino el de Wall Street. El que cae no es el stalinismo usurpador de
las banderas del socialismo, sino el imperialismo norteamericano saqueador de
nuestras sociedades. Ning�n gobierno del mundo, ninguna clase dominante est� en
condiciones de salir de la crisis sin pasar por una m�s o menos acentuada crisis
social, cuando no pol�tica. En el plano de la conciencia social, dec�amos, se
esta volviendo un factor determinante y en s� mismo revolucionario. Lo
revolucionario estriba en un doble aspecto. Uno objetivo, anclado en el quiebre
forzoso de la relacion capital-trabajo y otro subjetivo como relatamos reci�n.
El aspecto objetivo es parte del proceso central por el cual el modo de
producci�n capitalista se deshace de toda la cantidad necesaria de fuerzas
productivas que "le sobra" para continuar produciendo. As�, a t�rmino de 2009 se
consumaron aproximadamente m�s de 50 millones de despidos en todo el mundo. El
conflicto en Kraft-Terrabusi fue una expresi�n de esta tendencia mundial. La
patronal norteamericana planea realizar un ajuste de personal en toda Am�rica
Latina. En Argentina pretendi� echar a uno de los tres turnos de trabajo -casi
1000 obreros-, de modo de pasar de un r�gimen de trabajo de 8 horas diarias a
uno de 12 horas. De esta manera aumentar�a la explotaci�n de la fuerza trabajo y
bajar�a costos salariales. Pero se choc� con la organizaci�n y conciencia de la
clase trabajadora acumulada en todo este nuevo ciclo de recuperaci�n de fuerzas.
Es decir, la crisis y las formas de soluci�n que impone la burgues�a, ya est�n
haciendo eclosi�n con el nuevo movimiento obrero, joven y combativo. Entonces,
lo re
volucionario es que este quiebre de la relaci�n social fundamental de la
sociedad capitalista empuja objetivamente a la lucha de clases y derriba la paz
social necesaria para el funcionamiento estable del r�gimen capitalista.
Con esta acci�n destructiva de las patronales, los trabajadores ven con sus
propios ojos que la crisis econ�mica busca solucionarse haci�ndosele pagar. Esto
aumenta el desprestigio de clase empresaria y la sit�a en la vereda de enfrente
de quienes trabajan diariamente. El ejemplo de Kraft nos marca el camino
inverso: que los trabajadores pueden resistir el intento de la patronal de
"socializar" los costos de crisis�. Y en Zan�n encontramos el ejemplo en el cual
los trabajadores pasaron de la resistencia a hacer carne la consigna central de
hoy: "que la crisis la paguen los capitalistas". De ahi que la ocupaci�n obrera
de planta se vuelva una necesidad del presente ante los ataques patronales.
Fortalecimiento social de la clase
Durante el per�odo comprendido entre el 2003 y fines de 2006 la clase
trabajadora se vio fortalecida socialmente con la creaci�n de casi 4 millones de
puestos de trabajo. La industria ocup� el primer lugar en la generaci�n de
empleo representando m�s del 20% del total, llegando a ocupar m�s del 90% de su
capacidad instalada. Estos elementos nutrieron las filas del proletariado
industrial de una nueva generaci�n con atributos sociales y subjetivos distintos
que explican parte del proceso de recomposici�n pol�tica del movimiento obrero.
Esta nueva generaci�n es mayoritariamente joven, entre los 18 y los 35 a�os de
edad. Esto tiene como elemento subjetivo que no sufre la carga en sus espaldas
de la �ltima gran derrota de la clase trabajadora en manos de la dictadura
militar de Videla y compa��a. De igual modo, esta generaci�n ha visto mejorar su
situaci�n econ�mica, puesto que antes de conseguir trabajo en estos
establecimientos fabriles hab�a vivido, siendo m�s o menos joven, el desierto de
la desocupaci�n de la d�cada del 90�. Por su puesto, y esto se constata hablando
con cualquiera de estos trabajadores, ninguno quiere volver a vivir esa
realidad, por lo que la defensa de su trabajo se vuelve para ellos de una
importancia decisiva. En la conservaci�n de su condici�n encuentra hoy esta
nueva generaci�n las bases m�s s�lidas de su lucha.
Este agregado cuantitativo a la clase obrera argentina no s�lo aumenta su fuerza
num�rica y la dota de mayor peso social sino que, al mismo tiempo, la transforma
en calidad, aport�ndole una nueva generaci�n joven que viene revitalizando los
procesos de lucha y organizaci�n al interior de los lugares de trabajo. En este
sentido estamos en presencia de un nuevo movimiento obrero, caracterizado por el
nuevo ciclo de la lucha de clases abierto con la rebeli�n popular de 2001-2002.
Los m�todos de la rebeli�n popular en el nuevo movimiento obrero
Esta nueva generaci�n obrera es hija directa de la rebeli�n popular de
2001-2002, lo que modific� la relaci�n de fuerzas entre las clases sociales en
Argentina, disponiendo a los trabajadores en mejores condiciones para
organizarse y luchar por sus demandas.
Gran parte de sus actuales m�todos de organizaci�n y lucha tienen ejemplo en las
asambleas barriales de sectores medios y desocupados gestadas al calor de la
rebeli�n popular; donde se hac�a ejercicio vivo de la m�s profunda democracia
directa. As� como en la herramienta de lucha m�s popular de la Argentina actual:
el corte de calle o ruta. En todo el nuevo proceso de re-composici�n obrera se
combinan estos dos elementos: la democracia de base y la acci�n directa en las
calles. El primero se traduce, en general, en lucha antiburocr�tica, mientras
que el segundo pone al movimiento obrero en experiencia directa con el aparato
represivo del estado. En el plano anti-patronal la lucha no se traduce, todav�a,
en un ataque directo �es decir, en la ocupaci�n obrera del establecimiento-,
sino en paros, bloqueos de salidas de camiones con mercader�a, u tomas parciales
de planta, excepto cuando las patronales realizan un lock-out y a los obreros se
les plantea objetivamente la toma de planta como una necesidad de supervivencia.
Esta transmisi�n de experiencia, ya sea por participaci�n directa de fracciones
obreras en acciones siendo desocupados, y ahora las incorparan en sus lugares de
trabajo o por el hecho de seguir el ejemplo, explica estos elementos de
recomposici�n organizativa y el esp�ritu de combatividad que se expresa en esta
nueva generaci�n.
Debilitamiento hist�rico de la burocracia sindical
Durante el proceso de rebeli�n popular de 2001-2002, no irrumpi� de forma masiva
la clase trabajadora ocupada. As�, el r�gimen pol�tico burgu�s no vio atacada
una de sus instituciones de dominio central: la burocracia sindical y sus
poderosos sindicatos maniatados al estado. O s�lo lo hizo de forma parcial. De
hecho, durante todo el per�odo del gobierno de De la R�a la central sindical que
agrupa al proletariado industrial (coraz�n de la estructura productiva), la CGT,
estuvo en la oposici�n pol�tica, realizando varios paros generales.
En el actual contexto pol�tico, donde gobierna el Partido Justicialista y el
l�der de la central sindical, Moyano, pertenece a la c�pula del peronismo� la
situaci�n es bien distinta. Si bien durante estos a�os, la burocracia de la CGT
y tambi�n de la CTA, hicieron bandera de los "triunfos" econ�micos del gobierno,
como la creaci�n de casi 4 millones de puestos de trabajo, hoy las cosas han
empezado a invertirse: la crisis capitalista carcome las bases de cualquier
pol�tica "populista" o "progresista" y ahora la burocracia tiene que dar la cara
ante los trabajadores de los planes patronales de ajuste. Ser� la tercera vez
que las direcciones sindicales del movimiento obrero argentino post-dictadura
(primero con la crisis del 89' y segundo con la crisis del 2001) tendr�n que
evitar que los trabajadores rompan los chalecos de fuerzas burocr�ticos... y
cada vez estos chalecos est�n m�s d�biles.
En los 90' una fracci�n de la clase busc� una v�a alternativa a la direcci�n
burocr�tica de la CGT y form� la CTA... pero hoy ambas centrales tienden a
parecerse cada vez y la �nica alternativa que vienen encontrando los
trabajadores es su propia organizaci�n independiente de ambas direcciones, e
inclusive contra ellas y sus maniobras crecientemente antiobreras. De esta
manera, caracterizamos que la burocracia sindical, en todas sus formas y colores
pol�ticos, desde la m�s reaccionaria hasta la m�s progresista, se encuentra en
una crisis hist�rica, que viene posibilitando el surgimiento de un tercer actor
pol�tico en el movimiento obrero, objeto de los an�lisis que venimos
desarrollando.
Democracia fabril y poder obrero
La democracia de base toma formas diversas seg�n el tama�o del establecimiento,
la tradici�n de la f�brica, la conciencia de los trabajadores, la inserci�n de
la burocracia en la planta y el grado de inserci�n de corrientes pol�ticas
independientes de los partidos patronales. Pero la democracia no es s�lo una
cuesti�n de m�todo, que podr�a oponerse al m�todo burocr�tico y verticalista de
los dirigentes sindicales patronales o reformistas, sino que en su seno se halla
el germen y la condici�n de posibilidad del desarrollo de una pol�tica
socialista y revolucionario dentro del movimiento obrero. Esto, por supuesto, no
significa que al ya haber democracia obrera en un establecimiento la pol�tica de
los obreros sea directamente revolucionaria. Pero sin el desarrollo de la
democracia de base es imposible el desarrollo de la conciencia de clase y su
elevaci�n pol�tica a una conciencia socialista en donde los trabajadores asuman
la tarea estrat�gica de luchar por un gobierno obrero.
En relaci�n a esto Gramsci planteaba que "las comisiones internas, desarrolladas
y enriquecidas deber�n ser ma�ana los �rganos del poder proletario que sustituye
al capitalista en todas sus funciones �tiles de direcci�n y de administraci�n" .
Es decir, que las comisiones internas �como las de Kraft, Subte, por poner
ejemplos actuales- como organismos de representaci�n obrera democr�tica, basadas
en asambleas y cuerpos de delegados, tienen como tarea hist�rica convertirse en
organismos obreros de gobierno� en contraposici�n al comando burgu�s en la
planta y en el Estado. En Argentina el ejemplo reciente m�s significativo de
poder obrero a nivel fabril es el de Zan�n, donde los trabajadores ocuparon la
planta y la pusieron a funcionar bajo su control, planificando y administrando
el conjunto de la producci�n.
De la necesidad del partido revolucionario
Los trabajadores, adem�s de necesitar organismos de masas amplios y democr�ticos
(soviets, consejos o juntas obreras, coordinadoras interfabriles, cordones
industriales,etc.) mediante los cuales unificarse en millones y ejercer el
control de la producci�n, necesitan dotarse de una organizaci�n pol�tica que
oriente estas tareas en un sentido superador de las condiciones sociales del
capitalismo. Es decir, una herramienta de lucha que nucl�e a la fracci�n m�s
experimentada, combativa y conciente de los inter�s del conjunto de la clase y
sus aliados entre los oprimidos.
Hablamos de la necesidad de un partido pol�tico de la clase trabajadora. Pero no
de cualquier partido, puesto que un partido donde halla millones de trabajadores
no es necesariamente un partido revolucionario. Lo cuantitativo no es nada sin
una determinaci�n cualitativa, de una conciencia. Para eso es necesario que esos
trabajadores est�n dotados de un programa de transformaci�n y una estrategia
socialista. Ambos elementos insoslayables para cimentar un partido que se
diferencie hist�ricamente de los dem�s y se plantee como el orientador de las
mas amplias masas trabajadoras, campesinas, medias, estudiantiles, etc. Un
partido que, siendo la fracci�n m�s conciente de la clase, tenga la capacidad de
hegemonizar una alianza de clases revolucionaria, popular y de masas para
enfrentar el r�gimen burgu�s y sentar las bases un gobierno obrero y popular,
como antesala para la extensi�n del socialismo a escala internacional.
Enrico Simonetti esProfesor de Filosof�a.