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Argentina, la lucha continua....

Frente a la crisis pol�tica actual: Investigar la deuda.
Enfrentar a la derecha

Claudio Katz - Jorge Marchini - Eduardo Lucita

 

Otro conflicto de imprevisibles consecuencias ha estallado entre el gobierno y la oposici�n de derecha.

La iniciativa gubernamental de constituir un fondo especial con una porci�n de las reservas para garantizar el pago de la deuda externa desat� este conflicto. La derecha rechaza este fondo y exige hacer frente a los pagos con las partidas del presupuesto sin tocar las reservas. La diferencia entre ambos bandos son los mecanismos para cumplir con las exigencias de los acreedores.

Pero bajo esta discusi�n subyace una coincidencia plena: pagar una deuda fraudulenta que ya ha sido pagada varias veces. Este acuerdo ya se manifest� cuando hace pocos meses los legisladores del gobierno y la oposici�n votaron por unanimidad la derogaci�n de la "ley cerrojo", que bloqueaba la reapertura del canje con los bonistas que quedaron afuera de ese arreglo. Ninguno de ellos se indign� en ese momento con la "violaci�n de la seguridad jur�dica" impl�cita en la anulaci�n de una disposici�n que se present� varias veces como inmodificable.

Unos y otros aceptaron concretar este nuevo ofrecimiento de canje sin reparar que aumenta la deuda (en 7000 millones de d�lares) y que incrementar� el pago de inter�s (en 500 millones). La operaci�n incluye, adem�s, elevados pagos de comisi�n a los bancos intermediarios (Citi, Barclays, Deustche), que adem�s han hecho un gran negocio con la suba del precio de los bonos.

La derecha y el gobierno se enfrentan ahora por la modalidad de pago de una deuda que absorbe el dinero requerido para incrementar los salarios, mejorar las jubilaciones, poner fin al deterioro de los hospitales p�blicos, asegurar el inicio de clases satisfaciendo las demandas de los docentes u otorgar los fondos que exigen los desocupados que cortan las rutas.

Durante casi tres d�cadas los legisladores de ambas bancadas han cajoneado todas las investigaciones de este desfalco. Incluso miraron para otro lado cuando la investigaci�n de Olmos y el fallo del juez Ballesteros declar� la inconstitucionalidad de la deuda. A trav�s de las sucesivas renegociaciones y canjes de t�tulos buscaron borrar las huellas para sepultar el origen de ese negociado. De estas operaciones participaron todos los ex funcionarios del Banco Central, que actualmente protagonizan el debate y estimulan el conflicto, sea a favor de la oposici�n o del gobierno (Gonz�lez Fraga, Prat Gay, Blejer, Redrado) y que anteriormente sirvieron fielmente a los gobiernos de Menem, la Alianza, Duhalde y los Kirchner. Todos instrumentaron variantes de la misma pol�tica de pago de la fraudulenta deuda.

Hay en todo este conflicto una gran hipocres�a.
Hipocres�a derechista: ajuste con argumentos republicanos

El titular del Banco Central, Mart�n Redrado, atiz� el conflicto al negarse a concretar el Fondo del Bicentenario por 6.569 millones de d�lares. Su argumento principal: "cuidar las reservas que son de los argentinos y no del gobierno", y ha logrado concitar el apoyo incondicional de todo el arco opositor y de los pol�ticos y funcionarios que dilapidaron varias veces esas reservas durante administraciones anteriores.

La derecha considera inadmisible utilizar esos recursos para el pago de la deuda, pero no objetaron el mismo uso para abonarle por adelantado al FMI en el 2005. En ese momento el gobierno cancel� toda la deuda con ese organismo, con el mismo mecanismo de decretos de necesidad y urgencia (DNU) y por un monto muy superior, 9.900 millones de d�lares ( un 50% m�s que ahora). Tampoco objetaron el DNU del 2008 que habilitaba el pago, nunca concretado hasta ahora, al Club de Par�s. A muchos c�nicos les cuesta explicar porqu� hoy rechazan lo que ellos mismos aprobaran una y otra vez.

El segundo argumento es mucho m�s siniestro: "la autonom�a del Banco Central". Afirman que el gobierno ha violado la Carta Org�nica de "una entidad independiente", que no est� "sujeta al despotismo del Ejecutivo". Lo que en realidad defienden es el manejo de esa entidad por los banqueros. Postulan que el Banco Central sea aut�nomo para que los financistas mantengan un control indisputado del mismo. Como sabemos la principal funci�n de esa falaz independencia ha sido justamente asegurar que las reservas internacionales operen como garant�a de pago a los acreedores externos. Con esa finalidad los neoliberales introdujeron desde los a�os �70 atribuciones que convierten al BCRA en una instituci�n con poderes y facultades superiores a cualquier otro organismo del Estado.

Las tonter�as que pusieron a circular en estos d�as para justificar esta suerte de virreinato vuelven a la primera plana, nuevamente se reclama que el Banco Central "debe cuidar la moneda" y "proteger el dinero del pa�s" por medio de un grupo de "expertos ajenos a las presiones pol�ticas". Estos mitos simplemente ocultan que los encargados de cumplir una misi�n tan noble son el pu�ado de banqueros que maneja la deuda p�blica, los mismos que provocaron el colapso y las confiscaciones que sufri� Argentina.

La oposici�n de derecha simplemente promueve volver a los viejos ajustes de los a�os �90. Como hay un evidente deterioro de la solvencia fiscal ahora buscan recortar el gasto social. Por supuesto que no lo enuncian en estos t�rminos, pero es la misma cantinela que han usado una y otra vez para imponer pol�ticas de austeridad. Su verdadero prop�sito es volver al FMI y sortear as� la crisis fiscal, someti�ndose a los controles y auditorias del organismo internacional.

Hipocres�a progresista: desendeudarse para volver a la deuda

Las justificaciones del gobierno para pagar la deuda con reservas son sim�tricas a las de la oposici�n de derecha. Afirman que utilizando estos recursos "se liberan fondos excedentes para mantener el gasto productivo y social". Pero si la intenci�n es utilizar esas partidas presupuestarias que quedar�an liberadas es porque ya han definido que la primera prioridad es el giro de fondos a los acreedores. Se da por sentado la legitimidad del pago y la sacralizaci�n de su prioridad frente a cualquier otro objetivo econ�mico, luego se considera l�gico destinar el sobrante al gasto interno.

Con este razonamiento, que naturaliza el reembolso de un desfalco como dato inamovible, los funcionarios repiten los mensajes de la ortodoxia neoliberal que tanto objetan desde la tribuna. Afirman que "pagar con reservas permite enviar mensajes de seriedad y solvencia a los acreedores" y retoman as� los viejos c�digos de los �90 con posturas que convocan a "hacer los deberes" y "seducir a los financistas del exterior". Los economistas oficiales utilizan todos los argumentos corrientes del mercado para justificar el uso de las reservas. Hablan de lograr un "retorno al mercado privado de cr�dito", olvidando todos los cuestionamientos a ese endeudamiento y explican c�mo se "abaratan las tasas", sin explicar cu�l es el beneficio para el pa�s de refinanciar el pago de un pasivo que ya ha sido reembolsado varias veces. Esta actitud demuestra cu�nta hipocres�a subyace en las disputas verbales con la oposici�n.

A los hombres del gobierno les toca ahora el rol de objetores de la independencia del Banco Central. No explican porqu� sostuvieron durante tantos a�os esa autonom�a, bloqueando incluso los tres proyectos de reforma del sistema financiero que recortaban ese atributo. Ahora remarcan que "el Banco Central debe ajustarse a la pol�tica econ�mica", pero sin aclarar que el centro de esa orientaci�n es la recomposici�n de las relaciones con el capital financiero.

Por esta raz�n, la principal asociaci�n de los banqueros del pa�s (ADEBA) tom� partido r�pidamente a favor del Ejecutivo en su conflicto con Redrado, y el principal candidato a remplazarlo es nada menos que Mario Blejer, otra gran figura de los �90 y la ortodoxia neoliberal, que acredita en su haber dos d�cadas de trabajo en la crema de las finanzas internacionales. Que esta pol�tica se desenvuelva creando un Fondo denominado "Bicentenario" ilustra hasta d�nde ha llegado el doble discurso oficial. Un emblema de la independencia nacional es utilizado para recomponer las relaciones con los acreedores for�neos.

Toda la l�gica de utilizar reservas para el pago de la deuda est� inspirada en el inicio de un nuevo ciclo de endeudamiento. La deuda p�blica situada en 128.000 millones de d�lares luego del canje se increment� a 145.700 millones en la actualidad. Los vencimientos de los servicios de la deuda (capital e intereses) de los pr�ximos a�os son muy condicionantes por lo que el gobierno busca sortearlos con pr�rrogas y canjes. Por esta raz�n la pol�tica de desendeudamiento ya qued� en el pasado y ahora se discute c�mo volver a tomar deuda.

A los banqueros les interesa prestar y cobrar. Por eso tratan de atenuar el conflicto actual, promoviendo alg�n arreglo "para que los mercados no se inquieten", quieren el menor ruido posible para que los negocios funcionen.

Ofensiva pol�tica de la reacci�n conservadora

Aunque las clases dominantes quieren tranquilidad la crisis en curso puede descontrolarse e incentivar hasta la ingobernabilidad las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo, con el poder Judicial tironeado entre los dos poderes. El trasfondo de la disputa actual es b�sicamente pol�tica, no hay divergencias importantes en la gesti�n financiera y tampoco choques irreductibles en lo econ�mico. Lo que convierte cualquier episodio menor en un gran descalabro es la gran tensi�n pol�tica que separa gobierno y oposici�n desde el conflicto del campo.

En esta disputa hay un claro objetivo de la derecha; avanzar sobre medidas de los �ltimos a�os que incluyen alg�n logro social o avance democr�tico. Busca una reversi�n reaccionaria especialmente en cuatro �reas: la ley de medios, la nacionalizaci�n de las AFJP, los juicios contra genocidas de la dictadura y la pol�tica de relaciones con los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

La reacci�n conservadora abomina de estos tibios cambios y busca sepultarlos. En esta campa�a es activamente acompa�ada por los grandes medios de comunicaci�n que pretenden perpetuar su impunidad para manipular la informaci�n y por toda la elite conservadora que ve la oportunidad para enterrar con represi�n el legado de protestas sociales que dej� la rebeli�n del 2001.

Esta acci�n sintoniza con la contraofensiva imperial que en la regi�n se expresa en el golpe en Honduras y la instalaci�n de nuevas bases en Colombia, la ofensiva contra Lugo en Paraguay y el avance neopinochetista en Chile, y las siempre renovadas presiones sobre Bolivia, Venezuela y Cuba.

Como en el resto del continente la derecha disfraza aqu� sus objetivos con campa�as institucionalistas y se presentan como custodios de la legalidad. Por el momento s�lo busca el desgaste del gobierno para que llegue rengueando a los comicios, mientras disputan entre ellos qui�n asumir� el liderazgo del sector. Pero la crisis puede desmadrarse y aunque el reiterado tanteo de un juicio pol�tico a la Presidente es por ahora s�lo conspirativo, tampoco es una pura fantas�a. Si en alg�n momento desconocen abiertamente alguna medida del gobierno con llamados a cacerolazos la tentativa puede hacerse realidad.

Mientras tanto el gobierno sigue a los tumbos, respondiendo con la misma ceguera que exhibe desde el a�o pasado. A pesar de la reconstituci�n de la autoridad estatal, del sostenido crecimiento econ�mico y las buenas previsiones macroecon�micas para el 2010, el kirchnerismo no ha podido mantener el consenso social que logr� en el per�odo 2003-2007. Se desgast� al confrontar con la derecha desde las arcaicas estructuras del Justicialismo y con el apoyo de la desprestigiada burocracia sindical cegetista.

No s�lo rehuye cualquier sost�n popular genuino y encubre a las patotas. Sostiene tambi�n a los barones del conurbano e impone una reforma pol�tica proscriptiva hacia la izquierda. Hostiliza adem�s a los movimientos sociales (cooperativas sin punteros), se niega a conceder la libertad sindical (subtes-CTA) e incluso ha reprimido las luchas m�s consecuentes de los trabajadores (Kraft-Terrabussi).

No es posible a priori conocer c�mo concluir� el conflicto pero muchos hablan ya de una resoluci�n 126. Hacen referencia as� a la ineludible comparaci�n con la confrontaci�n con el campo. Sin embargo es necesario marcar algunas diferencias entre aquella crisis y la actual.

En el plano econ�mico, las retenciones expresaban la captura por el Estado de renta extraordinaria y ten�an un car�cter indiscutiblemente positivo y progresivo, m�s all� de su utilizaci�n y alcance. Ahora no se discute nada progresivo, sino la forma y el origen de los recursos para pagar la deuda.

En el plano pol�tico hay similitudes con la conformaci�n de un bloque opositor con liderazgo de la derecha, pero en el plano social hay una gran inc�gnita: �Podr� la oposici�n de derecha incentivar nuevamente una movilizaci�n conservadora de la clase media? En los �ltimos meses no han podido reproducirlo y si no recuperan las calles seguramente perder�n la pulseada.

Otro camino para superar la crisis

Para qui�nes no ubicamos en el arco genuinamente progresista y de izquierda la experiencia de lo ocurrido durante del conflicto con el campo es decisiva para no volver a repetir en esta coyuntura los errores de un emblocamiento con la derecha. Esa pol�tica es francamente suicida. Si se repite sepultar� a todas las corrientes que aspiran a lograr la superaci�n del kirchnerismo por izquierda, como contrapartida dejar� abierta una involuci�n a derecha, por el desprestigio del gobierno actual.

Por el contrario se trata de sacar la discusi�n del c�rculo vicioso e interesado en que la han colocado. De se�alar otro camino para superar progresivamente esta crisis, que ya varias corrientes pol�ticas y personalidades han planteado, a nuestro entender en forma acertada: Organizar una campa�a para colocar el debate de la deuda y el sistema financiero en el centro de la agenda.

Pero esta campa�a perder�a todo sentido si se acepta la distorsi�n que imponen los medios de comunicaci�n o si se hace causa com�n con la derecha en las cr�ticas al gobierno. No s�lo importa lo que se dice, sino tambi�n c�mo y d�nde se lo enuncia. La mayor�a popular ha quedado convertida en una audiencia que recepta mensajes televisivos y es nefasto que la izquierda aparezca formando parte de una indiscriminada oposici�n, se pierden los matices, que no son menores, y se hace el juego a la reacci�n conservadora.

La derecha debe ser objeto de nuestra cr�tica en cualquier intervenci�n, para que no queden dudas sobre d�nde est� ubicada la izquierda. Por esta raz�n es otro error presentar denuncias penales contra el gobierno en pleno clima de judicializaci�n derechista del conflicto, nadie percibe los pormenores diferenciados de esa denuncia en este clima. Mucho peor es repetir directamente los argumentos de los reaccionarios sobre la institucionalidad o la autonom�a del Banco Central. Hay que poner el centro en el cuestionamiento de la deuda, pero no hacer comparsa a los reaccionarios. Es totalmente absurdo discutir la cuesti�n de las reservas como un tema t�cnico-financiero con abstracci�n del clima que ha creado la oposici�n. La batalla contra la derecha no requiere necesariamente de apoyo o consideraci�n hacia el gobierno.

Para la izquierda lo esencial es actuar en forma independiente con una pol�tica propia, que es vital para romper con la trampa de reyertas que protagonizan la oposici�n con el gobierno y que impiden madurar un planteo alternativo.

En este sentido:

Es un verdadero desprop�sito que mientras se habla de custodiar las reservas se mantengan intactos todos los mecanismos que peri�dicamente facilitan la fuga de capitales (40.000 millones de d�lares desde el inicio de la crisis internacional): el Control de Cambios es la �nica medida efectiva que puede contener este drenaje de riqueza, solo producida por los trabajadores y de la que otros se apropian y fugan.

Carece de sentido discutir acerca de las atribuciones del Banco Central si no se lo hace en el marco de la discusi�n de una Reforma Financiera Integral, que apunte a forjar un sistema financiero asentado en la control estatal de los dep�sitos y plenamente nacionalizado.
Poner la Deuda a Debate requiere la suspensi�n inmediata de las negociaciones con los bonistas que no ingresaron al canje y con el Club de Par�s.

Resulta indispensable poner en marcha inmediatamente la Auditor�a Ciudadana de la Deuda. Es una salida pol�tica a la crisis actual, es la forma de retomar la investigaci�n ya realizada de los fraudes y someter todas las operaciones posteriores a una rigurosa verificaci�n de su legalidad y legitimidad. En los casos que correspondan estas medidas deben ser acompa�adas por la suspensi�n de pagos.

Desarmar los perversos mecanismos de la deuda externa es tambi�n parte esencial del combate contra la derecha. Para nosotros la disyuntiva vuelve a ser: los acreedores o los trabajadores y el pueblo. Y en esto no puede haber dudas.

Claudio Katz - Jorge Marchini - Eduardo Lucita son Integrantes del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.

Fuente: lafogata.org

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