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Nuestro Planeta

El gobierno de Lula permite la depredaci�n, acusa el Movimiento de los Sin Tierra
La Amazonia, met�fora de los dilemas que atraviesan a la izquierda de AL

Luis Hern�ndez Navarro
La Jornada

La selva, lugar de prueba de un nuevo paradigma civilizatorio, alertan en el Foro Social Mundial

De la crisis global, a la crisis ambiental, a la crisis civilizatoria. La Amazonia como ejemplo vivo y candente del nivel que ha alcanzado la destrucci�n del medio ambiente. Esa fue la ruta central que el d�a de hoy sigui� el Octavo Foro Social Mundial (FSM).
En diversas mesas de trabajo que sesionaron se fue elaborando un diagn�stico: la Amazonia es el escenario de una doble querella. La primera de ellas enfrenta a movimientos ambientalistas de todo el mundo que luchan por la preservaci�n de la selva, con los gobiernos del �rea que reivindican su soberan�a. La segunda confronta a los pueblos originarios y campesinos que viven en ese territorio, con gigantescos proyectos carreteros y energ�ticos impulsados por esos mismos gobiernos.
Detr�s de ellas se encuentran tanto las diferencias y contradicciones existentes entre movimientos populares y gobiernos progresistas de Am�rica Latina, como la disputa por otro modelo de desarrollo o civilizatorio.
La Amazonia es una met�fora de los dilemas que atraviesan a la izquierda, tan grandes como la regi�n misma. Latinoam�rica ha crecido en los �ltimos a�os exportando materias primas. Los gobiernos progresistas han captado recursos extraordinarios para sus programas favoreciendo la explotaci�n petrolera, minera y forestal, al tiempo que dan facilidades a la producci�n extensiva de soya. Pero la expansi�n de estas actividades ha provocado fuertes conflictos con comunidades ind�genas y campesinas.
El r�o Amazonas es el m�s largo y caudaloso del planeta. Junto con Canad�, es la mayor reserva de agua dulce del mundo. Nace en los Andes del sur de Per� y desemboca en el oc�ano Atl�ntico. Cuenta con m�s de mil r�os tributarios de importancia.
A su alrededor crece la mayor selva tropical del planeta, extendida sobre 5.5 millones de kil�metros cuadrados en Brasil (60 por ciento), Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Per�, Surinam, Venezuela y la Guayana Francesa. La riqueza de su biodiversidad es compleja y exuberante, pero su equilibrio es muy fr�gil: en parte de la selva la capa de humus no pasa de 30 o 40 cent�metros.
La presi�n privada sobre esa tierra y esos recursos naturales es enorme. Se busca construir grandes presas hidroel�ctricas, expandir la miner�a y los agronegocios, sembrar soya y engordar vacas. Seg�n la Coordinaci�n de Organizaciones Ind�genas de la Amazonia Brasile�a (COIAB), "la Amazonia perdi� en los �ltimos 30 a�os, 80 millones de hect�reas de selva por actividades de desarrollo no duradero". El riesgo de que la selva se vuelva una inmensa sabana de manera irreversible es real.
La humanidad entera debe estar preocupada por la Amazonia, dice el te�logo Leonardo Boff. Seg�n �l: "el FSM debe presionar al gobierno brasile�o para que elabore una pol�tica clara, expl�cita y objetiva para conservarla. No lo ha hecho. Hay pol�ticas puntuales para resolver conflictos de tierras e impedir el desmantelamiento de algunas regiones, pero no mucho m�s."
Seg�n �l, la Amazonia es el lugar de prueba de un nuevo paradigma civilizatorio que es necesario construir, basado en una disminuci�n de los niveles de consumo. Hay que reducir, reciclar y reutilizar, afirma.
Las voces que en el Foro alertan sobre el peligro que se cierne sobre la Amazonia son m�ltiples y diversas. Entre muchas otras se encuentran las de los campesinos del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, ambientalistas y cient�ficos. Est�n, tambi�n, los activistas vegetarianos, que insisten en que detr�s de cada hamburguesa que comemos, hay un �rbol menos. "Al consumir carne usted est� financiando la devastaci�n de la Amazonia. No sea c�mplice con este crimen. Vu�lvase vegetariano", advierte su propaganda. Y ponen como demostraci�n c�mo, entre 1990 y 2006, el hato ganadero en esa regi�n aument� en 180 por ciento, pasando de 26 millones de cabezas a 73 millones.
A lo largo del territorio del r�o Amazonas viven unos 135 pueblos originarios. Representantes de muchos de ellos se encuentran en el Foro, y han dedicado una parte muy importante de sus esfuerzos a alertar acerca de los peligros que penden sobre su h�bitat. Vestidos con sus trajes t�picos y con el cuerpo pintado de rojo y negro han invocado el esp�ritu de sus antepasados para salvar la selva. "Venimos a levantar la voz de los pueblos ind�genas que no quieren ver sus tierras y sus aguas convertidas en mercanc�as que se venden", dijo la aimara Viviana Lima.
Y es que, como dijo en el Foro Jorge �ancucheo, representante de la Coordinadora Andina de Organizaciones Ind�genas, "sufrimos el avance de las multinacionales que llegan atropellando nuestros territorios, saqueando nuestra agua, nuestros bosques, nuestros recursos naturales. Antes ten�amos a una econom�a en la que no hab�a hambre, en la que no mor�an nuestros ni�os. Hoy los ind�genas somos los m�s pobres de los pobres. Este modelo est� en crisis pero no muerto."
El avance de la modernidad salvaje sobre la selva amenaza tambi�n las tierras de ind�genas, campesinos, extractores de caucho y pescadores ribere�os. La situaci�n es tan grave que el gobierno de Lula tuvo que asumir el amargo trago de la renuncia de Marina Silva, secretaria del Medio Ambiente y reconocida ecologista, cansada de tener que enfrentarse, pr�cticamente sola, con los voraces intereses de los grandes consorcios. "El gobierno de Lula �dicen los Sin Tierra� ha apoyado el avance de ese modelo depredador de la Amazonia."
Devastaci�n
Como ejemplo de ello est� la denuncia hecha por investigadores sociales, representantes de pueblos ind�genas y activistas rurales contra la empresa multinacional Vale do Rio Doce, culpable de la devastaci�n del bosque amaz�nico. Originalmente fue una compa��a estatal, pero Henrique Cardoso la privatiz� en mayo de 1997. Es la empresa minera m�s grande de Latinoam�rica y la segunda m�s grande del mundo. El coraz�n de sus operaciones es un vasto complejo en el Amazonas central, conocido como Caraj�s.
Conflictos como �stos son, de acuerdo con Ram�n Mantovani, dirigente del Partido de la Refundaci�n Comunista, expresi�n de la compleja relaci�n que existe entre los movimientos populares y los gobiernos progresistas de la regi�n. Seg�n �l, esos gobiernos que no provienen de la izquierda tradicional, no son gobiernos posneoliberales sino gobiernos que est�n en el centro de la lucha contra el neoliberalismo; que buscan romper con este modelo, pero a�n no han salido de �l. Est�n en la punta de la lucha pero, a pesar de sus propuestas de integraci�n regional, siguen atados a un marco nacional.

Fuente: lafogata.org

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