Argentina, la
lucha continua....
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UNASUR: Existir es su victoria
Jorge G�mez Barata
Cuentan que un coronel y un general no lograban ponerse de acuerdo y
procuraron un �rbitro. El m�s cercano era un recluta y a �l acudieron. Alerta,
el joven opt� por una f�rmula salom�nica: - "Tiene raz�n el general y no le
falta al coronel". As� ocurre con la Cumbre de UNASUR en Bariloche donde todos
se anotan la victoria. No les falta raz�n: ganaron todos.
Es cierto que las opiniones, un�nimes respecto a lo indeseable de las bases
militares norteamericanas se matizaron en cuanto a condenar a Colombia y
repudiar a Estados Unidos. El radicalismo de Evo Morales, lo vertical de la
posici�n de Ch�vez y el esclarecido discurso de Correa fueron equilibrados por
la diplomacia de Lula, la batea compuesta de Alan Garc�a y los matices
incorporados por los otros presidentes. Sin desdorar su condici�n de anfitriona
KK mantuvo un equilibrio pr�ximo a la izquierda.
Matices aparte, lo m�s importante se logr�: las bases fueron repudiadas y UNASUR
pas� la prueba de supervivencia. A la oligarqu�a latinoamericana y a los ripios
del buchismo atrincherados en el Pent�gono y el Departamento de Estado, les
habr�a encantado una divisi�n y que la organizaci�n hubiera estallado.
Las percepciones m�s realistas toman en cuenta que, en la pol�tica internacional
no existe un tema m�s complejo que las alianzas militares, compromisos de
naturaleza geopol�tica, asociados a doctrinas hegem�nicas y de seguridad
nacional que involucran a los estados y a las potencias. Adicionalmente, en
Am�rica Latina es de inter�s para las oligarqu�as y las instituciones castrenses
que en nuestros �mbitos act�an como partidos pol�ticos.
Por otra parte es conocida la opini�n que otras veces he expresado que, en
Sudam�rica, particularmente respecto a Venezuela y Ecuador, poco puede hacerse
mientras no se cuente con la disposici�n de las FARC que aunque por la
naturaleza estatal del encuentro, de ninguna manera pudieran estar de cuerpo
presente, son un factor decisivo.
Si bien, tal como qued� dicho y acordado, en ese complejo ajedrez, es dif�cil
avanzar sin entrar en contacto con Barack Obama, que debe ser confrontado con su
filosof�a aparentemente pacifista y con el compromiso adquirido en la Cumbre de
las Am�ricas de auspiciar un nuevo comienzo en Am�rica Latina, alguien deber�a
hablar con el alto mando de las FARC que forman parte del n�cleo del entuerto.
Salvando distancias y contextos, lo que ocurre hoy en Sudam�rica recuerda los
escenarios geopol�ticos y militares de Europa y Asia en los cuales, Estados
Unidos, Rusia y China maniobran, unos para asegurar e incrementar su presencia
militar y otros para tratar de reducirla o, en el peor de los casos estar en
condiciones de neutralizarlas.
Antes en la Guerra Fr�a esa puja llev� a situaciones de seguridad que condujeron
a cuatro estados nucleares: Israel, India, Pakist�n y Sud�frica, as� como a los
desmesurados potenciales de Egipto, Siria, Ir�n, Irak y otros pa�ses. Nadie debe
olvidar que en aquellos contextos, Brasil y Argentina coquetearon con opciones
nucleares. La tolerancia ante el debut at�mico de Corea puede no ser ajeno a
manipulaciones de esa �ndole.
No por haberse disuelto la Uni�n Sovi�tica y haber quebrado el Pacto de
Varsovia, la OTAN perdi� vigencia ni Europa Occidental renunci� a su alianza con
Estados Unidos, cerr� bases militares ni redujo su potencial nuclear, sino todo
lo contrario. Cercar a Rusia con enclaves militares y sumar a la OTAN a pa�ses
que antes formaron parte de la Uni�n Sovi�tica puede carecer de inter�s
operativo, aunque ocupar esos espacios y colocarlos bajo el paraguas de su
doctrina de seguridad nacional, es vital para la construcci�n de la hegemon�a
norteamericana.
El problema de UNASUR, correctamente planteado en la reci�n finalizada cumbre de
Bariloche no estriba solamente en prescindir de toda presencia militar
extranjera, sino en convertir la regi�n en una zona de paz, para lo cual el
obst�culo es Colombia, no s�lo por la posici�n de Uribe, sino por las
circunstancias objetivas creadas por el conflicto armado en ese pa�s. En
Sudam�rica la guerra no es una posibilidad sino una realidad.
Resulta obvio que ning�n gobierno de izquierda cargar� con la responsabilidad
hist�rica de pedirle a las FARC que depongan las armas y tampoco es sensato
demandar la rendici�n del gobierno y nadie debe esperar cambios en la doctrina
norteamericana en la lucha contra el terrorismo que incluye el desmantelamiento
de este tipo de situaciones con saldo a favor de sus pol�ticas.
UNASUR es el mejor y m�s eficaz instrumento de la izquierda latinoamericana para
trabajar por la paz y la seguridad en la regi�n; un empe�o que avanzar� m�s
consistentemente en la media en que sea m�s integral. El �xito de la Cumbre de
Bariloche radica en haber mostrado esas potencialidades.
Cuentan que durante la Crisis de los Misiles en 1962, en una gesti�n que pod�a
ser la �ltima, JFK encarg� a su hermano Robert, hablar con el embajador
sovi�tico Anatoli Dobrinin y que, al o�do le recomend�: "Presiona todo lo que
puedas a Kruzchov, acorr�lalo pero no lo lleves un cent�metro m�s atr�s de donde
debe estar: puede ser impredecible". Apreciada en conjunto, UNASUR ejerci� sobre
Uribe y Estados Unidos una presi�n calibrada que favorece pr�ximos pasos.