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Argentina, la lucha continua....

Libres gracias al Estado, no al gobierno

Edgardo Carlos Engelmann

Cuando tuve que cambiar mi número de celular, que fue uno de los primeros de la Argentina, por haberme dedicado en ese momento a las Emergencias Psiquiátricas, lo extrañé un montón y mucha gente debió localizarme por medios alternativos a pesar de haber comunicado mi decisión y mi nuevo número por e mail y de otras formas.

Desde ya que mi cambio de compañía se dilató en el tiempo debido a la indecisión motivada por los inconvenientes que eso iba a ocasionarme y ocasionar a mis contactos y pacientes. Las razones del cambio eran una estrepitosa merma de calidad en el servicio y la atención desde el momento en que Movicóm fue comprado por Telefónica y se transformó en Movistar.

Desde el 2000 las asociaciones de consumidores reclaman la "portabilidad del número" como derecho del consumidor. Por más que existe la ley antimonopolios en Argentina, los gobiernos privatizadores y desreguladores apoyaron a las compañías para que, si bien fueran varias, no tuvieran realmente que competir entre sí. Las demostraciones están en la repartija del país en zonas exclusivas a las prestadoras de teléfonos, electricidad, gas, agua y demás. En la telefonía celular encorsetaban al usuario obligándolo a cambiar de número con las consecuencias e incomodidades imaginables; avisos, cambios en tarjetas personales y demás papelería y pérdida de tiempo y oportunidades de conexión para negociar o comunicarse ante emergencias, como mínimo.

Ahora, La Justicia, en un pleito entre las asociaciones de consumidores y el Estado (pero representado por el Gobierno representante de las empresas monopólicas) dictamina que se acabó el monopolio y en 90 días se debe poder implementar la portabilidad del número aunque uno se pase de empresa.

Todo esto para decir que el Estado es la forma que tenemos de organizarnos como sociedad y esta es la forma de sobrevivir como individuos. Si los gobiernos que entronizamos manejan el Estado a su antojo, corrompidos por intereses de las empresas, quiere decir que estas, que no son personas físicas si no entelequias jurídicas sin moral, nos manejan como sociedad. Es algo así como si los robots manejaran a las personas y no al revés.

Las empresas sólo tienen la ética de ganar más dinero a cualquier costo y caiga quién caiga. Es su único mandato universal. En base a eso explota a persona y depreda el medio ambiente. Su único límite es el Estado, es decir la organización social. Esta puede actuar de acuerdo a un sistema republicano con división de poderes, como es nuestro caso y este particular caso, en donde el ejecutivo debe rendirse ante la justicia a favor de una mayoritaria parte de la sociedad o, esta sociedad puede presionar al Gobierno de turno con manifestaciones, huelgas y demás medidas de fuerza en las calles, como para hacer conocer sus demandas.

Ante el poder de la alianza de los gobiernos con las empresas, suele ser necesario usar estos últimos métodos para "avivar" a los políticos gobernantes de cómo son las cosas y cuáles son los límites de su poder. Por eso los políticos odian y temen, fundamentalmente, a la gente organizada en la calle. Les devuelve una mirada de lo endeble que es su poder a pesar del dinero y las dádivas de los empresarios debidos a sus empresas sin moral. Esa también es la razón por la que la Constitución, de corte liberal, a imagen y semejanza con la estadounidense prohíbe que "el pueblo delibere y gobierne si no a través de sus representantes". De allí que los liberales prefieren a todo el mundo en sus casa y calladitos y toleran cómo única expresión popular el voto. Ese voto que es bastardeado y manipuleado como bien se ha visto en las últimas elecciones y que es imposible de interpretar por el vacío de ideas y propuestas suplantadas por las millonarias campañas publicitarias pagadas por los ricos que le han robado su dinero a los que ahora son pobres.

La conciencia de ser un Estado y que este es diferente de su gobierno y la posibilidad de vencer con mayor facilidad la influenciabilidad de las empresas en los gobernantes es lo que nos hará libres.

Todo esto con un ejemplo dentro del sistema capitalista y representativo. Piensen en la libertad que nos otorgaría un sistema libertario, asambleario, de democracia directa y respeto igualitario de todos los individuos que habitan una determinada zona de un país o un país o territorio cualquiera.

Fuente: lafogata.org