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Argentina, la lucha continua....

Sincericidio

Juan Carlos Giuliani
ACTA

Las clases dominantes no necesitan recurrir a falsos artilugios retóricos o apelar al doble discurso para decir lo que piensan. Con la omnipotencia que les da el poder, los que mandan hablan por sí mismos. Para interpretarlos están sus exegetas, los escribas rentados que fungen de coristas del sistema.

El lunes 18 de mayo en un reportaje de la periodista Cledis Candelaresi publicado por el diario Página/12, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Enrique Wagner, habló de lo que le importa al bloque de poder hegemónico. No en vano ya estuvo al frente de esa corporación patronal durante cinco mandatos consecutivos y tiene chances de ser nuevamente elegido en la próxima renovación de autoridades.

Cuando llega el momento de describir cuales son los temas que más le preocupan a los grupos económicos, el hombre fuerte de la "Patria Contratista" responde sin hesitar: "Uno es la Ley de Riesgos de Trabajo. Otro punto que nos tiene mal es el dictamen de la Corte Suprema que dispone la libre agremiación. Salir del sindicato único va a generar situaciones conflictivas en todos lados, no sólo por la discusión salarial sino también por el manejo de las obras sociales de cada sector".

Más claro échele agua. He allí el quid de la cuestión. Nada de cambios drásticos en una ley que ya ha sido tachada de inconstitucional por decenas de fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y cero libertad y democracia sindical para seguir acumulando tasas de ganancia fabulosas a costa de la superexplotación de los trabajadores.

Vayamos por partes para desentrañar las cuestiones que desvelan a los "Capitanes de la Industria".

El 5 de septiembre de 2006 la CTA presentó en el Congreso Nacional su proyecto de Ley de Prevención de los Riesgos Laborales y Reparación de Daños e Incapacidades derivados de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Laborales.

La iniciativa legislativa hace centro en la prevención a diferencia de la ley vigente que privilegia el tema del riesgo. El proyecto plantea un régimen universal que alcance a todas las relaciones del trabajo; esto es, trabajadores formales, informales, cuentapropistas, etcétera, con la sola excepción de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.

El proyecto de ley postula que los delegados de prevención son los representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de prevención de riesgos en el trabajo y control de las condiciones de salud y seguridad en el trabajo. A los efectos de ser delegado de prevención no se exigirán afiliación sindical ni antigüedad mínima en el empleo. Estos serán designados por voto directo y secreto de los trabajadores de la empresa con arreglo a una escala que contempla 1 Delegado de Prevención cuando el establecimiento tenga entre 10 y 50 trabajadores hasta 8 delegados en el caso de que estén registrados más de 4.000 trabajadores.

Crea la Comisión Nacional de Seguridad y Salud Laboral y la Oficina Nacional de Seguridad y Salud Laboral para formular y desarrollar políticas de prevención y salud en el ámbito del trabajo. La información y la capacitación de los trabajadores deben estar a cargo del empleador y con carácter obligatorio.

Por su parte, el Comité de Prevención de Riesgos en el Trabajo es el órgano paritario y colegiado de participación destinado a la consulta regular y periódica de las actuaciones de la empresa o explotación en materia de prevención de riesgos y se constituirá en todas las empresas, explotaciones o centros de trabajo que cuenten con 50 o más trabajadores.

Para recuperar la tutela del Estado en lo que hace a la Seguridad Social y puntualmente a las aseguradoras de riesgo (ART), se estipula que estas empresas con fines de lucro deberán constituirse como entidades de derecho público estatales. En ese sentido se puntualiza que podrán constituir ART el Estado nacional, provincial o municipal, centralizado o descentralizado en todos sus niveles; las asociaciones mutuales y cooperativas y las obras sociales sindicales. Las restantes personas de derecho privado podrán constituir ART exclusivamente con participación del Estado nacional o los estados provinciales en las condiciones que establezca la reglamentación de esa ley, de acuerdo con la redacción del proyecto de la CTA que todavía duerme en algún cajón de la Cámara de Diputados de la Nación.

Ni que hablar de la conmoción que provoca a los señores que mantienen el sartén por el mango el fallo de la Corte Suprema de noviembre del año pasado que consagró la vigencia de los derechos a la libertad y democracia sindical, sistemáticamente desconocidos por el Gobierno nacional pese a las reiteradas resoluciones en contrario dictadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que, luego de la reforma de 1994, tienen rango constitucional.

Lo que no quiere el poder es que los trabajadores puedan organizarse libremente en sus empresas parar disputarle la rentabilidad en los lugares de trabajo. No es casual que sólo existan delegados en el 12,7 por ciento de los establecimientos facultados para elegir representantes gremiales.

La precarización y flexibilización laboral, la tercerización de servicios, el trabajo en negro, los contratos basura y la falta de libertad y democracia sindical son los instrumentos que permiten seguir funcionando al capitalismo prebendario que devenga una tasa de rentabilidad sin parangón en el mundo occidental y cristiano.

Después del pronunciamiento de la Corte -que equipara la tutela sindical de los delegados de organizaciones gremiales simplemente inscriptas con los que hasta ahora sólo detentaban los pertenecientes a sindicatos con personería gremial- se ha roto una compuerta que inunda todo el país con acciones tendientes a la conformación de organizaciones de nuevo tipo que den cuenta de los intereses de la clase trabajadora en este momento histórico y no sean funcionales al contubernio entre la patronal y el sindicalismo empresarial.

Esas experiencias se multiplican como hongos en la actividad privada y en su gran mayoría buscan referencia identataria en la CTA. Los trabajadores, sobre todo los jóvenes, están decididos a avanzar en sus propias formas de construcción colectiva, desechando el "unicato" sindical que los encorseta y convierte en rehenes del régimen y definiendo con mucha claridad que van camino a ser artífices de su propio destino.

Fuente: lafogata.org