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Argentina, la lucha continua....

La estupidez es más contagiosa que la gripe

Gabriel Conte
MDZOL

De la propuesta de cerrar la frontera con Chile a las bombas Molotov en el hospital Lencinas y la derivación de heridos de bala a otro hospital, el Central. La reacción de la gente y la sobreactuación del gobierno que quiere conseguir popularidad a cualquier costo.

Prevenir no es lo mismo que alarmar. Pero hay dos cosas infinitas, tal como lo dijo Albert Einstein: el Universo y la estupidez humana.

La diferencia entre causar alarma y movilizar hacia la prevención no es sutil, sino fundamental. Así, nos podemos dar cuenta que no es lo mismo enseñarle a los alumnos de una escuela a ponerse bajo su pupitre en caso de un temblor que contarle cómo podría desplomarse sobre sus cabezas el edificio escolar. No es lo mismo que en el avión enseñen a colocarse la máscara de oxígeno a los pasajeros que pasarles un video con accidentes aéreos.

Evidentemente, más grave que los efectos de la Gripe A es el miedo que la sociedad asume ante mensajes distorsionados o el pánico generado por gente con responsabilidades políticas que, a falta de popularidad por mérito propio, deciden cabalgar sobre el terror, haciéndose visibles a todos aunque más no sea, durante cinco segundos de televisión.

Los hechos que ayer mostró minuto a minuto MDZ desde la puerta del hospital Lencinas, revelan que otra epidemia está en ciernes y se contagia por el uso irresponsable de micrófonos: la estupidez.

El relato de los hechos, da cuenta que se alertó sobre un ómnibus que venía desde Chile, "encriptado" por la Gendarmería desde la frontera y que se dirigía hacia el hospital que se dedica a atender enfermedades infecto contagiosas desde 1925, en el mismo emplazamiento en que permanece.

A partir de allí, hasta los funcionarios de Salud fueron a las puertas del nosocomio, tal vez con la intención de mostrarse prestos, organizados, dispuestos a actuar; a exhibir las instalaciones preparadas para casos como éstos y para poco más, ya que no hacía falta levantar el perfil de un caso de un pasajero entre 40 que venía con fiebre.

La reacción fue proporcionalmente desmedida: desde los vecinos que mostraron su xenofobia, hasta aquellos que "casualmente" llevaron hasta el lugar bombas molotov; desde la represión policial que terminó derivando gente a otro hospital con heridas de balas de goma, hasta legisladores que se trasladaron hasta donde transmitían los canales de TV para clamar por el cierre de la frontera con Chile. Increíble.

El ministro de Gobierno, Mario Adaro, además, hoy se animó inclusive a calificar al gobierno chileno, señalando que ha actuado improvisadamente. Para echar nafta al fuego, evaluó que "el virus de la Gripe A se extiende por Chile", dando por sentado que debería actuarse con el vecino país de la misma y criticada manera con que se actuó frente a México.

A pesar de tanto ruido inculpatorio, la gente, sin embargo, logró filtrar otros motivos de su movilización. Por ejemplo, que el Lencinas no sólo es un hospital especializado, sino que les sirve como posta sanitaria y que deben hacer cola allí desde las 4 de la mañana para ser atendidos. También señalaron que es allí en donde consiguen la leche con la que alimentar a sus hijos por lo que, más allá de la xenofobia y la intolerancia, lo que quedó en claro es que tienen miedo de no conseguir la leche.

La respuesta estatal, por lo tanto, ya no debe ser una reacción ante la archifamosa Gripe A, sino a cuestiones bastante más de fondo, como las funciones sociales mal asignadas a un nosocomio que debiera estar abocado de lleno a cubrir un estado de emergencia sanitaria, por ejemplo.

O bien, a revertir el viejo dicho mendocino que reza: "Si te duele la cabeza, tomate una aspirina; pero si lo que tenés es más grave, tomate un avión".

Juan Carr, creador e impulsor de la Red Solidaria, acaba de decir con razón que "Se viven dos epidemias en paralelo, la del virus y la del miedo".

"El miedo –nos dijo Carr- es la emoción más creída pero las emociones positivas tienen menos impacto, porque son más difusas, más tibias. Lo negativo en cambio, te lleva a la alerta. La emoción vende, los datos fidedignos y concretos, no", concluyó.

A ello, hay que agregarle el contexto en que se desarrollan: improvisación, fallas estructurales y crisis sanitaria general en el país que no nació con la Gripe A, precisamente.

Sobre el particular, las cifras de la Red Solidaria son esclarecedoras en torno a qué tipo de tareas están pendientes y a las que debe abocarse el gobierno, más allá de generar alarma:

- En los últimos años más de un millón de argentinos enfermó de la gripe común.

- Es más, cada año, en nuestro país, el virus de la influenza produce unos 3.000 fallecimientos.

- Por otra parte, no hay que olvidar a los 23.000 enfermos de dengue (se contagiaron 190 personas cada día, durante los primeros cuatro meses del 2009) y tampoco olvidar la muerte de cinco pacientes.

- El Mal de Chagas se lleva diariamente la vida de once argentinos y se contagian unas 80 personas cada día.

El raciocinio, una vez más, es la mejor vacuna contra cualquier epidemia. El asunto ahora es cómo conseguir activarla.

Foto: argentina, Mendoza - Los increíbles sucesos del hospital Lencinas, anoche. / Autor: Pachy Reynoso – MDZOL

Fuente: lafogata.org