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Medio Oriente - Asia - Africa

Cuatro d�as que estremecieron Oriente Medio

Alberto Cruz  

La toma de Beirut por los militantes de Hezbollah y sus aliados entre los d�as 7 y 11 de mayo.
Lo que abort� una operaci�n pol�tico-militar contra las fuerzas patri�ticas y nacionalistas libanesas patrocinada por los EEUU y Arabia Saud� y consistente en el debilitamiento y derrota definitiva de Hezbollah.
Desde la victoria de Hezbollah contra Israel en la guerra del verano de 2006, tanto la administraci�n estadounidense como la monarqu�a saud� han venido impulsando una estrategia dual en contra de esta organizaci�n: por una parte, reducir el prestigio con que cuenta entre significados sectores de la poblaci�n �rabe, desde Marruecos hasta Irak y con independencia de la adscripci�n religiosa; por otra, desarmar su estructura militar.
La campa�a de desprestigio contra Hezbollah se inici� desde el mismo momento de la finalizaci�n de la guerra y se generaliz� cuando esta organizaci�n y las fuerzas patri�ticas y nacionalistas que la apoyan (cristianos marionitas, izquierdistas y laicos) iniciaron una campa�a de desobediencia civil contra el gobierno de Siniora en noviembre de 2006. Con la renuncia de los cinco ministros que Hezbollah manten�a en el gobierno, a la que se a�adi� la de un cristiano maronita, el gobierno deber�a haber dimitido puesto que la constituci�n libanesa establece que cualquier decisi�n que se tome sin la presencia de todos los sectores, no es leg�tima. Sin embargo, el gobierno se enroc�, contando con el apoyo occidental y saud�. La decisi�n del gobierno de Siniora no fue aut�noma, sino impuesta desde fuera: no se pod�a aceptar, bajo ning�n concepto, un gobierno que estuviese influenciado por una organizaci�n que hab�a derrotado a Israel y cuyo ejemplo es visto con simpat�a por organizaciones como Ham�s en Palestina. Eso "desestabilizar�a" la regi�n. Es decir, marcar�a el camino para los pueblos, que comenzar�an a liberarse del yugo de unos reg�menes corruptos. Es lo que los expertos en Oriente Medio identifican como "el efecto Hezbollah" y que echa por tierra el dise�o neocolonial pretendido por EEUU en esa zona del mundo.
Hab�a, por lo tanto, que intensificar la campa�a sectaria del tipo "aumenta la influencia shi� en la zona", "Hezbollah es una marioneta iran�" -en este sentido hay que tener en cuenta la aparici�n de fen�menos como el de Fatah al Islam en el campo palestino de Narh al Baerd, situado cerca de Tr�poli, donde desde hace tiempo el Movimiento al Futuro, al organizaci�n prosaud� que lidera Saad Hariri, cuenta con influencia- y, en consecuencia, comenzar a buscar un contrapoder armado a Hezbollah. Es as� cuando hacen su aparici�n, en forma de contratistas de seguridad (empresa Secure Plus, por ejemplo), milicias sun�es con las que hacer frente a "la expansi�n shi�" y fuerzas policiales claramente vinculadas con el clan Hariri, que debe su fortuna a su estrecha alianza con los saud�es y, en concreto, al pr�ncipe Bandar bin Sultan, hoy Consejero de Seguridad de Arabia Saud� (1).
Los enfrentamientos en Narh al Bared fueron vistos como una prueba piloto por parte del gobierno de Siniora para una futura confrontaci�n con Hezbollah. Sin embargo, el intento no fructific�. Pese a la destrucci�n del campo, la lucha no trascendi� de all�. Hab�a, por lo tanto, que dar una nueva vuelta de tuerca y esa lleg� con la denuncia, realizada por el druso Walid Jumblat, el m�s fiel representante de los intereses imperialistas y sionistas en L�bano, sobre la red de comunicaciones de Hezbollah y la exigencia de su desmantelamiento. Recogido el hecho por todos los medios occidentales, el gobierno Siniora se puso manos a la obra y decidi� desmantelar la red y destituir, al mismo tiempo, al jefe de seguridad del aeropuerto por considerarlo pr�ximo a Hezbollah.
Pero resulta que la existencia de esa red era conocida desde hace tiempo y es en lo que se sustent� el triunfo de Hezbollah contra Israel en la guerra del verano de 2006. �Por qu� entonces el empecinamiento del gobierno en desmantelarla en estos momentos? En Beirut existe la certeza que exist�a un dise�o por parte de Israel y EEUU, con la connivencia de algunos gobiernos �rabes, de la realizaci�n de una operaci�n militar contra Hezbollah, dise�ada para el 25 de abril, que no fue finalmente puesta en marcha por esa red de telecomunicaciones y, de forma especial, por la existente en la pista 1-7 del aeropuerto internacional.
El d�a elegido para la operaci�n coincid�a con unas maniobras militares, "Turning Point 2", que Israel realizaba en la frontera con L�bano. Cuando fue asesinado Imad Mugniya en Damasco, considerado como uno de los principales comandantes militares de Hezbollah, fue considerado un�nimemente como una provocaci�n israel� para obligar a una respuesta de Hezbollah y desencadenar as� una nueva guerra. Dado que Hezbollah decidi� que responder�a, pero eligiendo el d�nde y el cu�ndo, hab�a que provocar una nueva situaci�n. Esa era la operaci�n que finalmente se abort� al conocerse la existencia de la red de Hezbollah en el aeropuerto de Beirut. Por lo tanto, para que ese tipo de operaciones sean posibles en el futuro hab�a que desmantelar ese sistema.
El semanario egipcio Al Ahram recoge gr�ficamente qu� significaba esta medida: "Para la comunidad de inteligencia extranjera que opera en Oriente Medio, a menudo en colaboraci�n con los reg�menes aliados [se refiere a los �rabes prooccidentales], no es ning�n secreto que Israel tiene la capacidad tecnol�gica para supervisar y escuchar las telecomunicaciones de la regi�n.
La red de Hezbollah ha demostrado ser impenetrable y eso es una fuente de frustraci�n tanto para los israel�es como para los EEUU. Por lo tanto, la alarma mostrada por Jumblatt y el gobierno de Siniora sobre la red de Hezbollah y el jefe de la seguridad del aeropuerto internacional de Beirut s�lo puede ser interpretada dentro del contexto de la escalada de EEUU-Israel contra Siria-Ir�n. Una potencial acci�n militar contra Ir�n o Siria requerir�a la neutralizaci�n, si no la destrucci�n, de Hezbollah. En el caso de que el primer ministro Siniora hubiese tenido �xito con la red de telecomunicaciones de Hezbollah, incluso con la colaboraci�n del ej�rcito liban�s, no ser�a dif�cil de adivinar d�nde habr�an terminado los c�digos y manuales de funcionamiento 48 horas m�s tarde" (2).
Era, claramente, una declaraci�n de guerra, como dijo el secretario general de Hezbollah, Has�n Nasral�. Tanto Jumblat, como Siniora o Hariri eran conscientes de lo que ped�an y su pretensi�n era que el Ej�rcito hiciese lo que no hizo cuando los islamistas se alzaron en Narh al Bared: la guerra total con Hezbollah. En ese escenario, la FINUL se habr�a visto "obligada" a intervenir en apoyo del ej�rcito liban�s, aplicando la Resoluci�n 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero Hezbollah les mostr� que hab�an cometido un enorme error de c�lculo. Y lo hizo s�lo en cuatro d�as.
La toma de Beirut fue una magistral operaci�n pol�tico-militar y una demostraci�n de la frialdad de una organizaci�n que sabe graduar a la perfecci�n sus golpes, como puso de manifiesto el hecho de que no quisiese tomar ni la sede del gobierno ni las residencias de los principales dirigentes prooccidentales y que fuese entregando al Ej�rcito las zonas que hab�a tomado bajo su control. El Ej�rcito no es su objetivo. Tampoco el enfrentamiento sectario, en contra del manido discurso embrutecedor y alienante de los medios de comunicaci�n occidentales y �rabes alineados con sus reg�menes reaccionarios. Y algo m�s preocupante a�n para los sostenedores de un gobierno que hace aguas por todas partes: las milicias que hab�an creado para "protegerse" de los sh�ies se deshicieron como un azucarillo en una taza de caf�. 60 millones de d�lares tirados a la basura y tres a�os de trabajo de servicios secretos occidentales y algunos estados �rabes (saud�es y jordanos, especialmente) no han servido para nada (3).
La calle �rabe La calle �rabe no vio en ning�n caso un retorno a la guerra civil, del que hablaban las agencias occidentales, ni un enfrentamiento sun�es-sh�ies del que hablaban los medios oficiales de los reg�menes prooccidentales �rabes.
Encuestas recientes indican que el 63% de la poblaci�n libanesa considera que el gobierno de Siniora es el responsable de lo ocurrido (4). En Egipto, Nasral�, sigue siendo visto como un referente para el mundo �rabe (5) y el l�der supremo de los Hermanos Musulmanes (sun�es), Mohamed Mahdi Akef, ha dicho p�blicamente que "la resistencia libanesa es el �nico grupo que determina lo que es bueno para el pa�s [L�bano] al tiempo que se enfrenta a la entente sinoista-EEUU". En Jordania -donde la monarqu�a est� entrenando mercenarios de ese ej�rcito privado de Hariri- tanto los islamistas sun�es como un reputado grupo de 60 intelectuales, musulmanes y laicos, han apoyado p�blicamente a Hezbollah (6). La percepci�n en la calle �rabe no es la misma que la de sus gobiernos y el prestigio de Hezbollah sigue pr�cticamente intacto (7). No obstante, s� que hay que reconocer que en algunos sectores ortodoxos sun�es la imagen de Hezbollah ya no es la misma, al tiempo que hay quien sigue alentando la formaci�n de milicias sun�es como "resistencia isl�mica frente a Ir�n y sus apoderados en L�bano" (8).
El estado de opini�n de la calle est� empezando a calar en los gobiernos �rabes. En la reuni�n de urgencia convocada por la Liga �rabe, adem�s de un enfrentamiento entre Siria y Arabia Saud�, se constat� un desmarque significativo de las tesis saud�es de pa�ses como Qatar, Yemen y Argelia. Ya s�lo queda como n�cleo duro el compuesto por Arabia Saud�-Egipto-Jordania.
Esta tr�ada de gobiernos prooccidentales es la �nica que mantiene el manido discurso de la interferencia iran� en la zona y la que a�n sigue abogando por una estrategia de contenci�n a la "expansi�n sh�i".
La debilidad de la tr�ada, y de sus mentores estadounidenses, es total. Si es evidente la derrota del gobierno liban�s, obligado a dejar sin efecto el desmantelamiento de la red de telecomunicaciones de Hezbollah y la separaci�n del cargo del jefe de la seguridad aeroportuaria, no lo es menos la derrota de la estrategia saud�. Quien hab�a convertido a L�bano en un reh�n de su enfrentamiento con Ir�n est� ahora en una situaci�n de mayor debilidad y sin capacidad de maniobra.
Esta es la raz�n por la que el rey saud�, Abdul�, ha desautorizado a su ministro de Exteriores cuando �ste calific� lo ocurrido esos cuatro d�as como "golpe" e hizo un llamamiento a los pa�ses de Oriente Medio para que se abstuviesen de atizar las "tensiones sectarias" en L�bano.
Aunque todo el mundo est� obligado a ceder, quien m�s tiene que hacerlo es el gobierno y sus mentores, aceptando al general Michel Suleiman como nuevo presidente, la formaci�n de un gobierno de unidad nacional y, lo m�s importante, la revisi�n de la ley electoral antes de la celebraci�n de las elecciones parlamentarias el a�o que viene. Eso implica la reforma de los Acuerdos de Taif de 1990 y el fin del sectarismo, herencia del colonialismo franc�s. Las conversaciones que se est�n manteniendo en Doha, la capital qatar�, no fructificar�n si se sigue insistiendo en el desarme de Hezbollah mientras se mantenga la ocupaci�n de las granjas de la Shebaa y no se reforme el sistema constitucional liban�s.

Notas: 1. Alberto Cruz: "La nueva estrategia de EEUU en L�bano: la guerra secreta contra Hezbollah", http://www.lahaine.org/index.php?p=23123 2. Al Ahram (Egipto), 15-21 de mayo de 2008.
3. The Angeles Times, 12 de mayo de 2008.
4. Asia Times, 13 de mayo de 2008.
5. Al Destour (Egipto), 13 de mayo de 2008 6. Al Manar, 14 de mayo de 2008 7. Asia Times, 16 de mayo de 2008.
8. Khaled Al-Dhaher, ex parlamentario liban�s, en entrevista a la LBC TV el 12 de mayo de 2008.
Alberto Cruz es periodista, polit�logo y escritor. Especializado en Relaciones Internacionales. albercruz@eresmas.com CEPRID

Fuente: lafogata.org

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