VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Maíz transgénico: ¿A quién interesa?

Joao Pedro Stedile

De los Ministros defensores de las transnacionales, sólo esperamos que tengan vergüenza. Porque la historia de un pueblo es un poquito más larga que los cuatro años de un gobierno, y un día el pueblo brasileño se los va a cobrar
Que los agrocombustibles –mal llamados "biocombustibles"—iban a contribuir a un alza de los precios de los alimentos básicos es cosa largamente anticipada por muchos, sin necesidad de esperar al informe de la FAO de esta semana que, además de confirmar la hipótesis, prevé para los próximos tiempos grandes revueltas sociales de hambre a escala planetaria. Y entre esos muchos, pocos con tanta lucidez como el reconocido dirigente brasileño del Movimiento de los Sin Tierra Joâo Pedro Stedile.
Estimados amigos, para evitar que mi incontrolable indignación interfiera sobre la claridad de los hechos que voy a narrar, por sí contundentes, voy a ordenarlos en tópicos y de la forma más concisa posible.
1.- En julio de 2002, el candidato Lula publicó su programa de gobierno, firmado por el coordinador de su campaña, Antonio Palocci. En el capítulo sobre agricultura, en el punto de los transgénicos, hay un compromiso claro: que el gobierno Lula asumiría la responsabilidad por la salvaguardia. O sea, no liberaría ninguna simiente transgénica sin la seguridad absoluta.
2.- Durante el año 2007, la CNT-BIO (Comisión Técnica Nacional de Biotecnología) aprobó sin ningún estudio científico de impactos en la naturaleza y la salud humana, como manda la ley, el uso comercial de dos variedades de maíz transgénico: el maíz MON 810, de la empresa norteamericana Monsanto, y el maíz Liberty Link, de la alemana Bayer.
3.- No habiendo sido cumplidas las reglas de seguridad, previstas en la ley, el IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente) y la ANVISA (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria), recurrieron al Consejo de Ministros denunciando el peligro que ello significaba para el medio ambiente y para la salud de la población.
4.- En el día 12 de febrero, el Consejo se reunió. Su coordinadora, ministra Dilma Rousseff, advirtió que la liberación era una cuestión de interés del gobierno (¿o de las empresas transnacionales?) y exigió fidelidad a los Ministros. No consiguió la de todos, no obstante, las nuevas "variedades" de maíz fueron aprobadas por siete votos a favor y cuatro en contra.
5.- Entre los que votaron a favor estaban Itamaraty (la Cancillería brasileña, NdT) y el ministerio de Justicia. Además de los que tradicionalmente se manifiestan a favor de las empresas transnacionales, como Agricultura, Desarrollo e Industria, Defensa y Ciencia y Tecnología.
6.- Itamaraty fue cuestionado: ¿cómo explicar que en reuniones internacionales firma el acuerdo por los derechos de salvaguardia y, en lo interno, vota en contra? Explicación: el Subsecretario que fue a la reunión y votó, ¡no obedeció la línea del Ministerio!
7.- El ministro Tarso Genro, también cuestionado, pateó para afuera, alegando que el Jefe de Gabinete tampoco reflejaba su opinión…Entonces ¿refleja la opinión de quién?
8.- Terminada la reunión, el ministro Sergio Rezende, festejó descaradamente, en la prensa, la victoria de la Bayer y de Monsanto. Y pensar que el muchacho es afiliado al Partido Socialista. Debería cambiar para el partido Soy de la lista…
9.- Los movimientos sociales advirtieron al gobierno. Decenas de intelectuales, pastores, obispos, científicos, enviaron una carta abierta a los Ministros pidiendo el mantenimiento de las medidas de salvaguardia, conforme a las recomendaciones del IBAMA y de la AMVISA, los dos organismos vinculados al asunto.
10.- La ciencia ya comprobó: las simientes de maíz transgénico no conviven con las otras variedades. Ellas afectan genéticamente todas las demás, en inmensas extensiones de cultivos. En los años ´80, los norteamericanos cubrieron con adhesivos el fuselaje de un avión que sobrevoló, a gran altura, el Corn Belt (el Cinturón del Maíz) del país. Tomaron de ese adhesivo material genético de miles de variedades del cereal. Es la gloria y la maldición del cereal: la polinización es abierta, promovida por el propio viento. Debe aclararse, también, que la investigación genética con esas simientes no tiende a seleccionar características que las tornen resistentes a las plagas y enfermedades, sin el concurso de los herbicidas y venenos fabricados por sus propios desarrolladores. Y peor, no hay estudios comprobados de su seguridad. Ninguno.
11.- El sistema de acompañamiento de contaminación de transgénicos de Greenpeace, una de las más importantes organizaciones ambientalistas el mundo, ya reconoció denuncias de "contaminación" genética por esas variedades de maíz en 16 países.
12.-En los Estados Unidos, la variedad de la Bayer está prohibida, porque presentó problemas para la alimentación de los cerdos. En enero pasado, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, que no es ningún fanático ambientalista, prohibió el cultivo comercial del maíz de la Monsanto. Tal vez por eso, las dos empresas transnacionales hayan aumentado la presión para la aprobación de su maíz en Brasil.
13.- Recuérdese todavía que la difusión de esas variedades de maíz en México acabó con todas las variedades locales, criollas que eran controladas por los campesinos y usadas en la preparación de la tortilla, el plato nacional del país. Y llevó a la quiebra de miles de familias de campesinos pobres.
14.- Las empresas dicen que van a disminuir la dosis de los venenos. Lo mismo decían sobre la soja transgénica de la Monsanto. En Río Grande do Sul, después de la consolidación del uso de la soja transgénica, la utilización del veneno aumentó 7,5 kilos por cada kilo usado antes (750 por ciento). ¡Por eso, el Brasil es hoy el mayor consumidor de venenos agrícolas del mundo!
15.- Los movimientos campesinos de Brasil no se quedarán callados. Buscaremos todas las formas posibles para defender nuestras variedades y la salud de nuestros cultivos. De los Ministros defensores de las transnacionales, sólo esperamos que tengan vergüenza en su rostro. Porque la historia de un pueblo es un poquito más larga que los cuatro años de un gobierno, y un día el pueblo brasileño se los va a cobrar.

Joâo Pedro Stedile es economista, miembro del MST y de la coordinación nacional de la Vía Campesina de Brasil.
Correio do Brasil, 1 de abril de 2008. Traducción para sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez

Fuente: lafogata.org