Argentina: La lucha contin�a
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Argentina: Las madres de Iruya
Carlos del Frade
APE
El pueblo defiende la vida. A pesar de tantos herodes redivivos y multiplicados,
las mam�s de los que despu�s ser�n considerados n�meros, ningunos, nadies y
cualquieras, esas mujeres del pueblo apuestan por la vida que llevan en sus
vientres.
Y bancan hasta lo imbancable.
Resisten hasta donde pueden.
El pueblo defiende la vida.
Hacen sagrada a la existencia del que est� por venir porque es probable que esas
hijas, que esos hijos, ser�n lo �nico verdaderamente suyo que tengan.
Por eso el pueblo resiste y convierte en sagrada la familia aunque sus luchas
cotidianas no merezcan altares ni vitraux multicolores.
Esas madres de los nadies, de los ningunos, de los cualquieras, son capaces de
resistir las imposiciones de la desidia acumulada y el desprecio planificado.
Hasta que no pueden m�s.
Sucedi� en Salta, en uno de los techos de la Argentina, donde la conocida matriz
de los a�os noventa repiti� su obscenidad: en el pueblo de Iruya privatizaron el
hospital de ni�os. Pusieron dinero los integrantes del grupo espa�ol Santa Tecla
a cambio de ganancias. Lucro por lucro, afuera cualquier consideraci�n social o
humanista.
El capitalismo quiere ganancias y nada m�s.
Los partos deben dar dinero. Lo dem�s, la vida de los ningunos, de los nadies,
de los cualquieras, de los que cotidianamente construyen la existencia y la
defienden como sagrada, poco y nada importa.
Dice la psic�loga social Alicia Torres, grita y denuncia sobre los grabadores y
micr�fonos de los periodistas que despu�s de veinticuatro horas de una ces�rea
aquellas madres del pueblo son regresadas en colectivo y que deben caminar
kil�metros para llegar a sus parajes.
As� cierran los n�meros para la empresa Santa Tecla, la que hizo negocio con los
servicios del ex hospital de ni�os de Iruya, en la provincia de Salta.
La profesional denunci� el caso de un pibe "de un paraje cercano al pueblito de
Iruya, que fue dado de alta a pesar de no tener el peso adecuado para abandonar
el hospital que regentean los espa�oles. El ni�o muri� a las cuarenta y ocho
horas de haber recibido el alta. El caso estar�a paralizado en la justicia, sin
responsables de la muerte del ni�o", consignan las informaciones period�sticas.
Las madres bancan hasta donde pueden. Subidas a un colectivo despu�s de una
ces�rea abrazan a sus chiquitos y resisten. Saben de lo sagrado de la vida. Pero
a veces no pueden ante tanto desprecio planificado.
Y ese desprecio tiene un n�mero: los catalanes que integran la denominada
Fundaci�n Santa Tecla se llevar�n sesenta millones de euros hasta el a�o 2017
por gerenciar el hospital de ni�os.
Negocios y lucro, por un lado. Resistencia y amor, por el otro.
El pueblo defiende la vida hasta donde puede a pesar de las traiciones de los
funcionarios que construyen gobiernos c�mplices del capital privado.
All� est�n las madres de Iruya esperando ser convocadas para treparse a otro
colectivo, aquel que definitivamente las lleve a un paraje de justicia y en
donde sus familias sean sagradas como ellas demuestran todos los d�as.