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Argentina: La lucha continúa

Un mes de acampe toba en Castelli: ¡Qana `anaxachi!
(Fuerza hermanos)

Los tobas pertenecientes a la Organización Toba Qompi (OTQ) llevan más de un mes acampando en la plaza Juan Paredes de la ciudad de Castelli - Chaco. Reclaman la devolución de territorios usurpados por un funcionario y miembro de la CTA. Junto a otros compañeros pudimos compartir casi una semana de su lucha. Lo que sigue intenta narrar parte de la experiencia vivida.

Rodolfo Grinberg
Agencia Rodolfo Walsh

Buenos Aires, 19 de agosto de 2008 (Agencia Walsh).- La leña crepita. Unas chispas escapan de debajo de la olla y vuelan como pequeñas luciérnagas en la fría noche de Castelli, en la puerta del "impenetrable" chaqueño.
El fuego lentamente, desde abajo, muy de abajo, calienta el ennegrecido recipiente.
Sobre troncos tumbados, en silencio, sentados, con las manos estiradas, atraídas por el calor y la magia del fuego; varios adoradores de ese ídolo humeante contemplamos abstraídos.
Rosa revuelve. El vapor escapa de la olla, serpentea y nos inunda.
Elogio el aroma.
Rosa sonríe e instintivamente, como si sintiese vergüenza, tapa su boca con la mano para evitar que se vea lo desdentado de su amplia sonrisa.
Rosa culpable de no tener dientes, de ser mujer, de ser pobre, de ser excluida, de ser segregada. Rosa culpable de ser toba en su tierra, en la puerta del impenetrable chaqueño, se tapa la boca.
Gritos silenciosos estallan en la boca tapada de Rosa.
 
El Acampe

Gritos silenciosos en la oscura noche chaqueña. Sólo el fogón ilumina y mantiene vivas las brasas hasta el amanecer.
El viento se filtra en la noche y con su helada mano acaricia bajo frazadas y mantas. El viento se filtra en la plaza Juan Paredes; se cuela por las improvisadas paredes de nylón negro, de las improvisadas carpas, de este nada improvisado acampe por la dignidad. Tiemblo. No es por el frío.
 
Las carpas se recortan en lo negro de la noche como sombras. Tan diferente de un acampe estudiantil. Tan lejano de ese otro acampe realizado hace no mucho en el Congreso, en el que rivalizaron en ostentación empresarios rurales y partidarios del gobierno.
 
Más de un mes llevan los tobas de la Organización Toba Qompi (OTQ) en esta plaza reclamando la devolución de las tierras usurpadas por el director de Catastro municipal y dirigente de la CTA, Eduardo Riquel. Tierras que el municipio les había otorgado para la construcción de viviendas.
 
Compartimos con ellos. Participamos del Encuentro Intercultural de Organizaciones en Lucha que se realizó en la plaza el 26 y 27 de julio pasados. Estuvimos junto a los jóvenes solidarios del grupo Nalá (sol en toba) casi una semana, casi una semana en el acampe aprendiendo la dignad de la lucha.
 
El ghetto de Castelli

Al padre de Félix lo asesinó un colono cuando él tenía sólo 6 años. No hubo motivos. No hubo investigación. No hubo explicación. No hubo preguntas y sobre todo no hubo respuestas para la prematura orfandad de Félix.
 
Quizás ese fue el motivo por el que Félix se negó a aprender castellano hasta ya entrada la adolescencia. Quizás por eso se convirtió en rebelde antes de saberlo.
 
Tal vez el asesino de su padre haya cortado rutas recientemente y se haya indignado por las retenciones.
 
Da gusto charlar con Félix, compartir el mate, la torta a la parrilla calentita y crocante. Este toba robusto y amable tiene la sabiduría de los que saben escuchar. De los que se toman su tiempo antes de hablar. Él nació en el paraje "Pozo del Toro" a 5 leguas de Castelli. Su palabra da cuenta de siglos de segregación que no termina.
Imposible hablar en pasado. Siglos de impunidad dan cuenta de ello.
 
"La policía nos levanta sin causa" cuenta Ángel López, un muchachito Toba que está terminando la secundaria. Él tuvo más suerte que Solano López, el joven asesinado a golpes por la policía de Miraflores el año pasado. Piensa recibirse de abogado para defender los derechos del aborigen. Ángel es uno de los poquísimos tobas que va terminar la escuela media. Ángel va a la escuela a pesar de los insultos que recibe a diario de muchos docentes y compañeros.
 
Distribuidos en una docena de barrios, verdaderos ghettos en los que la falta de trabajo y de comida, la tuberculosis, el clientelismo político y la marginación hacen estragos, están los que han sido desplazados del monte en el que vivieron durante siglos. Gran mérito del capitalismo que destruyó miles de hectáreas y de vidas en su sed insaciable de "Oro Blanco" (Algodón). Mientras en los barrios no hay red de agua potable (alrededor de 150 canillas públicas proveen de agua a todos los barrios) y casi nula atención médica, sobre todo en la zonas rurales donde todo empeora.
 
En la ciudad de Castelli, sólo en la zona urbana, viven (según datos proporcionados por el intendente Leonardo Yulán) alrededor de seis mil tobas. La cifra crece si se tienen en cuenta los habitantes de los parajes rurales como Pampa Argentina; EL Colchón; Porta Negra; Pozo del Toro y el Zanjón.
 
Discriminados hasta la muerte

"Nosotros estamos discriminados hasta la muerte" afirma Jacinto.
Charlamos mientras pintamos. Pintamos junto a los pibes de Nalá el comedor que la OTQ tiene en el barrio Chacra 108.
"Cuando fallece un indígena, una abuela o un abuelo", prosigue Jacinto, "no existe el coche fúnebre para los tobas. Sólo existe el camión basurero. Ese camión cumple con la tarea de llevar al pobre indio al cementerio. Esto ya se lo planteamos al gobernador." La indignación que anuda la garganta convierte la mano de Jacinto en puño apretado. El pincel se agita y salpica. Nos reímos.
 
Nalá termina el mural en el comedor. La imagen del "Che" junto a un toba y una toba aparecen como un símbolo, como custodios de dignidad en una de las paredes. ¡Qana ánaxachi yaqaga! (fuerza Hermanos) anima y encabeza el mural sobre las paredes. Qana ánaxachi, preside como grito de guerra, cada marcha que OTQ realiza en Castelli, cada acto de los tobas.
 
Jacinto perdió a su padre cuando tenía 3 años. Jacinto perdió a su padre el 12 de octubre de 1973. Un motivo más para repudiar la fecha. El padre de Jacinto murió de tuberculosis, lo mismo que su hermana y un sobrino. A Jacinto le sobran motivos y motivaciones para la lucha.
Jacinto sonríe junto a la imagen del "Che". Él quería tenerlo en el comedor.
 
De Napalpí a OTQ

En 1924 estalló una protesta indígena en los campos algodoneros del centro chaqueño. Los reclamos giraban en torno de mejores condiciones de trabajo, pago en moneda y no en "vales", y la defensa de sus tierras, permanentemente invadidas por "el blanco".
 
El afán por incorporar al Chaco al país y este al sistema capitalista mundial, había animado hacia fines del siglo XIX, al presidente genocida y "conquistador del desierto", Julio A. Roca y a toda la generación del `80 a avanzar militarmente sobre territorio chaqueño. El afán de lucro, el de hacer buenos negocios no respetó el monte y mucho menos sus habitantes.
Los tobas estaban siendo desplazados y avasallados no sin resistencia. El 5 de mayo de 1883, los aborígenes liderados por el Cacique Huaneraxai presentaron batalla en el monte de Napalpí. Fueron derrotados. Los pueblos originarios derrotados fueron confinados poco a poco en reducciones.
Las reducciones fueron una forma de disciplinamiento en la que los españoles (y luego los criollos) agruparon a habitantes nativos del lugar para poder así evangelizarlos y explotarlos en la producción agrícola y manufacturera.
 
La reducción de Napalpí fue en 1924 el epicentro de la primera y única huelga agraria aborigen en el nordeste argentino. La huelga, absolutamente pacífica, fue ahogada en sangre.
El 19 de julio de 1924 por orden del Gobernador Fernando Centeno, el comisario de Resistencia, Saénz Loza comenzó la represión. Sin mediar aviso alguno, dispararon más de 5.000 cartuchos en menos de dos horas. Mataron a todos los que pudieron. Cuando se quedaron sin municiones, a los muertos y a los heridos los degollaron a sablazos. Como trofeos de guerra, les cortaron a machetazos las orejas (siguiendo la costumbre contra los indígenas de la Patagonia), los testículos y penes a los hombres, los pechos a las mujeres. Aún vivos, también a machetazos, "caparon" al líder de la huelga que se había entregado momentos antes prisionero, el Cacique Pedro Maidana. Luego lo "empalaron" conjuntamente con sus dos hijos José y Marcelino, y varios de los otros líderes de la huelga de otras comunidades aborígenes. La persecución continuó durante meses porque había orden de no dejar testigos.
 
La masacre de Napalpí sigue viva en los recuerdos de los tobas a través del relato oral de los ancianos y de su única sobreviviente: la anciana de 107 años, Melitona Enrique.
Gritos silenciosos de dolor estallan en los pechos tobas. Gritos que reclaman justicia y dignidad. Gritos que reniegan del clientelismo y de las dádivas del sistema. La Organización Toba Qompi (OTQ), hace honor y representa con su lucha, la continuidad de la lucha de los pueblos originarios, la de los mártires de Napalpí.
 
OTQ en marcha

La mañana en el acampe se presenta particularmente fría. El sol apenas asomado, horizontal, se refleja en los bordes metálicos del redoblante. Los sonidos pugnan por salir del instrumento.
 
Los chicos de Nalá pensaron un desayuno especial: pochoclo para todos. El maíz pisingallo estalla en la olla sobre el fogón, como el entusiasmo en el campamento.
Banderas se despliegan. Redoblantes, bombos y pitos ensayan su canto de dignidad. Esta semana fueron tres las marchas que OTQ realizó a la fiscalía, a la municipalidad y al juzgado exigiendo la devolución de sus territorios.
 
La Organización Toba Qompi (OTQ) pertenece al Movimiento Argentina Rebelde (MAR). Se formó hace 4 años cuando el pueblo toba comprobó que la única forma de mejorar su situación era la lucha. Cuando le dijeron no a las limosnas y al clientelismo.
Generaron algunos emprendimientos para no depender del estado. Para forjar una economía solidaria, de autosustento. Hoy tienen un microemprendimiento con 3 hornos para hacer ladrillos y un proyecto de comercialización de sus artesanías.
 
"Nosotros reclamamos nuestros derechos porque somos discriminados" sostiene Ana Farías "Soy una mujer luchadora. En enero varias nos sumamos a OTQ. Conocemos su lucha y la organización vale mucho". Ana tiene una hermosa y potente voz. Con su canto de esperanza anima a hermanos y hermanas.
 
Marchamos por las calles de Castelli. Pasamontañas improvisados cubren algunos de los rostros invisibles de los tobas. Conocen la lucha zapatista y saben que se tapan para hacerse visibles ante la sociedad. Transeúntes azorados tal vez se pregunten como es que los porteños participamos del reclamo toba. Cómo es que marchamos junto a ellos.
Los poderosos, escondidos en sus "cuevas" están alerta:
'Alerta, alerta que camina la lucha de los tobas por América Latina" resuena hasta el impenetrable.
¡¡Qana ánaxachi!! Es, sin embargo, la consigna más gritada.
"La lucha de nosotros es durísima. Hay personas que se hacen los luchadores pero a los pocos días se salen del campamento. Nosotros estamos acostumbrados porque hace años que sufrimos" advierte Jacinto. No hay forma de contradecirlo.
 
Frente a la fiscalía, Felix, convertido en orador reclama voltear el monumento de Sarmiento, "de ese asesino de indios", de la plaza principal. Aplaudimos con fervor.
 
La miro a Rosa. Está seria. Busco una mirada cómplice y le digo con una pronunciación toba que juzgo inentendible: ¡Qana ánaxachi!
Rosa adivina mi intención y sonríe.  

Fuente: lafogata.org