Argentina: La lucha contin�a
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Los proxenetas tranquilos, el T�o Sam satisfecho
Argentina Indymedia Genero
El mi�rcoles 9 de abril, el Congreso aprob� la Ley de Trata y Tr�fico de
Personas. La pol�mica ley fue impulsada por el poder ejecutivo, luego que
Estados Unidos (el gendarme del mundo) considerara a la Argentina como "pa�s
en observaci�n", por no contar con una ley federal que reprima esta practica
delictiva. El proyecto fue impulsado por el actual Ministro de Justicia
An�bal Fern�ndez y defendida en el Senado y en el Congreso por la
legisladora oficialista Vilma Ibarra.
El proyecto, ahora ley, fue fuertemente resistido por organizaciones feministas
y sociales que luchan contra este flagelo, por considerar que no sirve para
perseguir a proxenetas y tratantes, y mucho menos para garantizar los derechos
humanos de las v�ctimas. Esto se debe a que la ley hace una diferencia entre
v�ctimas mayores y menores de 18 a�os, debiendo las primeras probar que fueron
enga�adas, violentadas, torturadas y/o abusadas. En este punto, la ley y sus
impulsores caen en dos falacias: la primera, es suponer que puede existir alguna
persona capaz de consentir su propia esclavitud; la segunda, en el caso de la
prostituci�n, es creer que en un pa�s empobrecido (con m�s de la mitad de la
poblaci�n bajo la l�nea de la pobreza), una mujer puede elegir libremente entre
prostituirse o buscar otra forma de sustentar sus necesidades b�sicas.
Sin embargo la ley llega m�s lejos, al modificar el art. 145 del C�digo Penal,
establece una sanci�n para quien "captare, trasportare o trasladare, dentro
del pa�s o desde o hacia el exterior, acogiere o recibiere personas".
Curiosamente, esta ley se "olvida" de aquellos que se benefician o quienes
organizan esta situaci�n. En otras palabras, la ley protege a los organizadores
de la trata de personas, sancionando solo a los que hacen el trabajo sucio. Por
ejemplo, pueden ser sancionados los empleados de los burdeles pero no los due�os
del negocio (ni los pol�ticos que los apoyan, ni la polic�a que se beneficia).
Adem�s, la norma sanciona con una pena de 3 a 6 a�os a quienes realizan trata de
personas mayores, cuando, de no existir la ley se aplicar�a el art. 142 bis del
C�digo Penal que dice que "Se impondr� prisi�n o reclusi�n de cinco (5) a
quince (15) a�os, al que sustrajere, retuviere u ocultare a una persona con el
fin de obligar a la v�ctima o a un tercero, a hacer, no hacer o tolerar algo
contra su voluntad. Si el autor lograre su prop�sito, el m�nimo de la pena se
elevar� a ocho (8) a�os". En otras palabras, la ley de trata reduce la pena
que se aplicaba hasta ahora para los mismos hechos.
Muchas de las mujeres en situaci�n de prostituci�n comenzaron siendo menores de
edad y, por lo general, de forma gradual. Incluso muchas veces inducidas por la
familia. Por lo general, los primeros proxenetas son novios o parientes y
tambi�n sucede que son personas cercanas quienes las entregan a los tratantes.
Si una chica de 16 a�os es entregada por un familiar a una red de prostituci�n y
es rescatada reci�n a los 19 a�os cuando intentaban llevarla a Espa�a, esa joven
es mayor de edad al momento de comprobarse el delito. Entonces la ley, �c�mo
considerar�a esos 3 a�os previos de explotaci�n?
De hecho, es esta realidad de pobreza la que arrastra a miles de personas a
manos de tratantes. Muchas/os acuden al llamado de trabajos que prometen un
mejor futuro, y luego son introducidas en redes mafiosas de explotaci�n sexual o
esclavizadas/os en talleres clandestinos de costura, por ejemplo. Adem�s, esta
demostrado que el accionar de estas redes mafiosas no s�lo no se limita a la
explotaci�n, sino que cuenta con la suficiente impunidad y capacidad operativa
como para adem�s de secuestrar, enga�ar y torturar, da�ar a las familias de sus
victimas.
Esta es una raz�n m�s para argumentar que en el caso de existir un "supuesto"
consentimiento, �ste tiene una alta posibilidad de estar viciado. Pero tampoco
estos argumentos fueron escuchados por los/as "representantes del pueblo",
m�s preocupados por cumplir (con las necesidades del poder ejecutivo y con las
normas internacionales), que en solucionar el problema de fondo. Un fondo en el
que se debate la libertad y hasta la vida de much�simas mujeres y ni�as
secuestradas en burdeles, de inmigrantes con ilusiones y sin papeles, mano de
obra barata para la floreciente industria textil, entre otros/as.
"Los traficantes de personas, due�os y capataces de las redes de prostituci�n,
amos y se�ores en talleres clandestinos de costura o calzado, de quintas u obras
de construcci�n que prostituyen y esclavizan a m�s de medio mill�n de migrantes
en todo el pa�s, pueden dormir en paz. Ya tienen una ley que los ampara, aunque
aparente combatirlos. La ley votada por el Congreso Nacional concebida para
reprimir la trata de personas es una manifestaci�n m�s del
�como si� al que ya
nos tienen acostumbrados.", expresa Gustavo Vera integrante de la Cooperativa La
Alameda. En el caso de que se compruebe que una persona mayor fue enga�ada y
violentada para luego ser esclavizada, las penas son �nfimas, apenas 3 a�os de
prisi�n, lo que hace que sean excarcelables.
Para las organizaciones integrantes de la Campa�a "Ni una mujer m�s victima de
la redes de prostituci�n", la ley establece que existe una "trata
leg�tima: aquella en que estas circunstancias no
puedan ser probadas, lo que convertir� a los tratantes en inocentes empresarios
de la trata de personas, en esclavistas legales, aunque se demuestre que el fin
que persiguen es la explotaci�n de la prostituci�n ajena, del trabajo esclavo o
los dem�s previstos por la ley.
Informes recientes producidos por Naciones Unidas y la Organizaci�n Mundial del
Trabajo, consignan que 4.000.000 de mujeres y ni�os en el mundo son victimas del
"negocio" de trata. Am�rica Latina y el Caribe aportan 1mill�n 300 personas. En
Argentina, una mujer puede ser vendida por 5.000 pesos o 150 pesos y aportan una
ganancia anual de 15 mil d�lares. Queda claro que esta pantomima de ley contra
la trata �que llega 59 a�os tarde porque la Argentina firm� en el a�o 1949 el
Convenio para la represi�n de la trata de personas y de la explotaci�n de la
prostituci�n ajena-, es s�lo un intento de cumplir con los requisitos de
correcci�n pol�tica de la Casa Blanca y no el firme deseo de terminar con esta
cat�strofe humanitaria considerada la esclavitud del siglo XXI.