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        Argentina: La lucha continúa 
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Qué debemos saber sobre la soja en la alimentación
Jorge Eduardo Rulli 
Grupo de Reflexión Rura 
La soja que se produce en la Argentina y que distribuye el gobierno a los comedores populares es una soja forrajera no apta para el consumo humano, además es transgénica
Salta, 25 de enero de 2008 (Norte del Bermejo).- Sabemos que muchos comedores 
populares están utilizando soja en la preparación de sus comidas, por eso 
pensamos que la información que les daremos a continuación puede resultarles de 
gran utilidad. Estos consejos y recomendaciones resumen la opinión de expertos y 
profesionales de instituciones de todo el país, reunidos por el Consejo Nacional 
de Coordinación de Políticas Sociales en julio del 2002 para analizar el tema de 
la soja en la alimentación, así como las experiencias del GRR (Grupo de 
Reflexión Rural) y diversos núcleos de médicos pediatras y nutricionistas a lo 
largo de estos últimos años. 
Siempre que se la deje en remojo durante un par de días y se la hierva durante 
más de una hora, podría formar parte de la alimentación de todas las personas 
mayores de 5 años en buen estado de salud, o sea que se exceptúan los enfermos, 
los indigentes con defensas bajas, los ancianos y las embarazadas. 
No debe utilizarse en la alimentación de niños y niñas menores de 5 años y 
especialmente en menores de 2 años bajo ningún motivo. Debe saberse que la Soja 
contiene fuertes cantidades de fitroestrógenos o sea hormonas vegetales, que 
pueden producir manifestaciones femeninas en los varones, tales como crecimiento 
de mamas, y anticipar la regla en las niñas. 
Debe saberse que el jugo o bebible de soja (mal llamado "leche de soja") no 
reemplaza de manera alguna a la leche. El poroto de soja no reemplaza a la 
carne. Las proteínas que contiene son de origen vegetal y, por lo tanto, de 
menor calidad que las proteínas animales (leche, carnes y huevo). 
No es un alimento nutricionalmente adecuado para la recuperación de niños, niñas 
o personas adultas desnutridas, todo lo contrario, puede agudizar la 
desnutrición y conducir a situaciones muy graves y muchos consideramos que la 
ingesta de soja en los comedores infantiles está directamente ligada a la 
creciente mortalidad infantil. 
La soja que se produce en la Argentina y que se distribuye en los comedores 
populares es una soja forrajera no apta para el consumo humano, además es 
transgénica, o sea que ha sido manipulada por ingeniería genética, lo cuál 
permite sospechar que puede provocar alergias o tendencias al desarrollo de 
cáncer en aquellas personas que la consuman con cierta intensidad. 
Sería conveniente que la población se sustraiga a la muy fuerte publicidad de 
las empresas multinacionales que aconsejan su ingesta y opten por volver a los 
alimentos sanos, maíz, zapallo, lácteos, legumbres y carnes rojas que 
constituyeron por siempre la alimentación de los argentinos.