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Argentina: La lucha continúa

La libertad de escribir

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TALLERES HLE

Periodismo a distancia a cargo de Hernán López Echagüe
 
para todos los que tengan intención de pulir su escritura
basta con tener acceso a un correo electrónico
corrección personalizada
descuento para estudiantes
 
Taller de crónica periodística a distancia
 
Fecha de inicio: 8 de febrero
 
La intención es acompañar y orientar el proceso de construcción de la crónica periodística a partir de la propia experiencia de Hernán López Echagüe en la escritura de libros como Gajes del oficio, La frontera, La política está en otra parte, Tierramemoria y Crónica del Ocaso. Referirles dificultades y modos, recursos y equívocos, quiebres y alumbramientos. Y también compartir escritos de autores que, a través de artículos o libros, han hecho de la crónica un arte: García Márquez, Germán Castro Caycedo, Germán Pinzón, Rodolfo Walsh, Henri Michaux, Lawrence Millman, Truman Capote, Elena Poniatowska, Günter Wallraff...
A lo largo de dos meses, los participantes dispondrán de ocho jornadas para experimentar las distintas posibilidades que ofrece el género. Hernán López Echagüe enviará una entrega semanal por e-mail, en la cual propondrá lecturas, relatará experiencias y comentará en forma grupal los trabajos recibidos. Los talleristas deberán realizar una crónica por semana, que será leída, comentada y corregida por un asistente personal.
 
Si te interesa la propuesta, tenés que escribir a Laura Giussani:
giussani.laura@gmail.com
 
Las razones de HLE

Siempre he sostenido que el periodismo escrito no es otra cosa que una rama de la literatura. Porque, ¿qué hace uno sino contar una historia? Recuerdo que Manuel Vázquez Montalbán solía decir que el periodista comienza a bordear el abismal universo de lo literario cuando se detiene más de diez segundos para reflexionar acerca de la conveniencia o no del empleo de tal o cuál palabra.
La palabra es su herramienta única e imprescindible. La crónica es el reflejo actual de la historia en su estado más crudo y desembarazado.
Narrar lo que ocurre en nuestras narices movidos por una intención estética. Ser testigos y testimoniantes: cronistas de una época. Sentir la satisfacción de ver como los acontecimientos cobran vida, toman la palabra, hablan por sí mismos. La descripción deviene escenario y la narración se convierte en acción.

Propongo ignorar manuales de estilo, estructuras de índole académica, y aventurarnos en un largo y sinuoso viaje que comporta descubrimiento, originalidad, entrega, incertidumbre. Sumergir al lector en el mismo sitio, en la misma atmósfera que el relator ha vivido. Desarrollar, a partir de un hecho, de la observación detenida, de la recreación de la escena y del momento, un pequeño fragmento de la historia actual en toda su plenitud.
Referirles dificultades y modos, recursos y equívocos, quiebres y alumbramientos. Todo ocurre en el momento más imprevisto. Como debe ser.  

Hernán López Echagüe

Fuente: lafogata.org